Partida Rol por web

Cronicas de un Nuevo Amanecer +18

Intro - Sharra

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29/03/2024, 06:22
Narrador

[Pasado]

El Águila se movió por las blancas planicies, elevando sus alas, recorriendo los límpidos cielos, buscando corrientes elevadas. Ignoro presas cuando se acerco a la enorme montaña, pues esa no era su misión, su objetivo era otro absolutamente completo. Sobrevoló un enorme agujero, oscuro, fétido, como una grieta supurante en la blanca nieve, para subir y elevarse. Cruzando ese abismo supurante, en fracción de segundos, bajo para ahora ir rasante, sobre la blanca extensión de pura nieve. Ahora, sus ojos podían ver el cielo, que se había despejado de nubes, para mostrar colores de una aurora boreal amarilla, y una enorme montaña, que se elevaba solitaria, como una daga en medio de la niebla.

Como respondiendo al llamado del águila o la cercanía de la misma, de la punta de la montaña, salió un brillante rayo de luz, que alcanzo y atravesó los cielos. El Águila entonces se lanzo hacia arriba, retrocediendo las alas, y se elevo hasta el origen de aquel rayo de luz.

Antes de acercarse, noto las estructuras, y ruinas, y en medio de ellas una figura con una pesada capa emplumada. El Águila piso al lado de las ruinas en lo alto de la delgada montaña, y se transformo de inmediato en una figura humana, envuelta en una raída túnica, con una hoz de hueso. La figura encapuchada le entrego algo que llevaba entre los brazos, y cayó al suelo, sin fuerzas ya.

La andrajosa figura no hizo el menor esfuerzo por ayudar, en cambio observo que era aquello que habia llamado su atención desde tan lejos. El rayo se habia debilitado ahora, y apenas unos haces se iban diluyendo en el cielo, donde segundos antes era un persistente rayo. Era una niña, apenas un bebe, envuelta en mantas abrigadas.  Por un segundo, pensó en sacrificarla con la hoz de hueso que llevaba consigo, levantando el brazo a punto de ejecutar el golpe y regalar su sangre por los sueños. Sin embargo, algo, en ese bebe, que la observaba sin miedo a través de las telas que la cubrían, la hizo dudar.

Tienes el poder de los antiguos contigo, criatura.  Te llamare Astra, pues vienes de las estrellas. - 

Se transformo de nuevo y con sus garras empezo a surcar los cielos, de vuelta a la aldea.

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03/04/2024, 06:22
Director

Hasta la edad de doce años, la vida de Asha, como la llamaban el pueblo del Venado Blanco, había sido tranquila, todos la tomaban como la aprendiza de Tasha, la Guardiana del lugar. Con ella había pasado su infancia, aprendiendo de hierbas, y animales, de curaciones, y de secretos.
En las largas caminatas por las infinidades blancas de la tundra,

Tasha era incansable, recorría todo el territorio asistiendo a los pobladores y fauna de diversas formas. Ora cuidando de unos huevos de serpiente ártica, ora acabando con el sufrimiento de un alce y sacrificando a sus crías ella misma, para evitar el sufrimiento, muchas veces era amable, y otras era la manifestación de la misma muerte.

También se ocupaba de los pobladores, aquellos que vivían en el poblado y los moradores de las cercanías, algunos a días de distancia. Era la matrona, ocupándose de los nacimientos, de ayudar al ir al más allá a los ancianos y los heridos, a los enemigos del clan no tenia misericordia, o piedad, y evitaba que otras entidades se acercaran a la zona.

Viajando con ella, Asha conoció los diversos lugares en aquel mar de blancas planicies, conociendo al pueblo de los saqueadores, en puerto-drakkar, las planicies de las rocas ovaladas, donde se encontraban los moradores del cielo, el largo viaje hacia la llaga, ese pozo lleno de negrura y oscuridad, y al este, a los más alejados pastores de rebaños de cabras, ovejas, y otros animales.

A los quince años se suponía que debía de realizar la prueba, Tasha la había elegido como su sucesora, pero debía probarse en la cueva de los antiguos sabios. Solo que una semana antes del momento de la prueba, Tasha se fue a realizar su recorrida, mientras Asha se preparaba para la prueba, meditando y revisando, y nunca regreso. Asha espero y espero, pero no regreso. El momento de la prueba llego, y Asha se presento, pero los sabios le informaron que no podía realizar la prueba, puesto que el precio no había sido pagado. Ella sabía que si había sido pagado, pero sin la guardiana, no había mucho que pudiera reclamar. Cuando volvió, el pueblo del venado blanco la trato casi como una paria, pues, para ellos había fallado la prueba. Quienes antes la trataban con un respeto casi reverencial, ahora la miraban de costado. Quienes antes le regalaban la comida con una reverencia, ahora venían a recordarle deudas que no sabía que tenía. Toda la veneración con la que la habían tratado se había esfumado, de la noche a la mañana. Todo porque Njar, el mensajero no había entregado su dote a los sabios.

Había caído en desgracia.

Se le dieron opciones, para mantenerse en el pueblo y no tener que exiliarse, lo que hubiera significado su muerte.

Una de las opciones era Casarse, con uno de los tantos pretendientes que desde un par de años, notaban sus curvas, pero se mantenían alejados por la Guardiana, ellos y sus comentarios, pero no sus miradas. Tasha les hubiera envenenado las aguas y hubieran tenido que estar cerca de las letrinas comunales por días.

Otra era endeudarse, pero esa opción era peligrosa, pues si fallaba la prueba, seria vendida como esclava a las planicies, con tal de recuperar la deuda.
 

La tercera de las opciones que fue la que finalmente tomo, era una intermedia. Se vendería como sierva, no como esclava, de tal forma que trabajaría para alguien que comprara su servicio. Serian tareas domesticas, hacer compras, cocinar, limpiar, cosas que podía hacer durante un tiempo, para adquirir dinero para pagar la deuda, y también para comprar de nuevo la dote requerida para los Sabios y tener la oportunidad de convertirse en lo que toda su vida estaba destinada a ser.

En la subasta, entonces, mientras primero se compraban los esclavos puestos a la venta, capturados en las regiones del sur, y aledaños, Asha debió de subirse a una tarima, vestida de forma humilde, con un cartel que prometía servir durante un año completo como sierva a cambio de una deuda.
Fueron varios los jóvenes que se agolparon, pero no era una deuda fácil de comprar, como para gastársela en un capricho de tenerla cocinando. Durante unos minutos, algunos cazadores jóvenes incluso se atrevieron a sugerir que se mostrase más, pero pronto fueron frenados cuando un hombre mayor, Rojar, que había sido cazador en el pasado, y ahora estaba en el molino del pueblo, se presento y compro la deuda de Asha. Ahora tenía que trabajar con él.

 

Se mudo a su casa, una casa alejada al molino, donde siempre se escuchaba el traquetear del mismo, los primeros días, temerosa de que el anciano señor Rojar, intentara meterse en su cama, pero no fue así. Imposibilitada de dormir, por el ruido y el temor, los días fueron pasando. No tuvo tiempo de descansar. Tenía que levantarse temprano, ir a hacer compras, lavar la ropa, coser la ropa, cocinar, ir a hacer mandados, recoger cosas del herrero, hablar con las entregas. Saber leer le sirvió cuando el señor le consultaba por las cuentas, con un Abaco, al tiempo que caminar, no tenía otra cosa que servir. Llegaba a la casa agotada, y al otro día empezar de nuevo. Rojar le pagaba una vez por semana, una moneda de bronce, que no tenía por qué hacerlo, ya que ella estaba pagando sus deudas anteriores, pero el anciano insistió en recompensarla.

Su mundo que antes era caminar semanas por la tundra, acompañando en libertad a Tasha, ahora se había reducido a los límites del pueblo, de donde no tenía permitido salir. Ahora su vida estaba limitada al mercado, donde los mercaderes y cazadores ocasionalmente la rozaban o decían cosas cuando iba de compras, al herrero, donde debía transportar cosas que agotaban sus brazos, al herbolario, y a llevarle bolsas de harina al Jefe. Para ir al Gran Salón, la cabaña del Rey, debía pasar por la cabaña cerrada de Tasha, donde había vivido toda su vida y en la que no había podido ingresar desde la noche de la prueba. Así transcurrió el primer año, y Rojar le ofreció renovar el contrato, lo que ella con gusto acepto. El traqueteo del molino ahora era necesario para dormir bien, y sabía que el anciano no la molestaría. Acepto y renovó ese año, y el siguiente también, ya que podía ya ahorrar lo suficiente como para pagar de nuevo la dote que le permitiría hacer la prueba a los sabios. De Njar, el mensajero, no se lo vio más desde ese día. Ya faltaba poco para su mayoría de edad, solo quince días. En esos tres años, se había convertido ya en mujer, su cuerpo era el más voluptuoso de la aldea, y había tenido que gastar parte de su dinero ahorrado en ropa nueva. Eran varios los que le ofrecían a diario casarse, Guerreros, Cazadores y Pastores, todos buen partido. Sin embargo, incluso si alguno le gustaba, no podía permitírselo. Se lo debía a Tasha y a ella misma. Debía hacer la prueba.

 

Ya no faltaba nada. Esa misma noche, encontró al Cazador y Mercader, y su protector, Rojar, muerto en su cama.

Ese día no hizo nada, no sabía que podía hacer. Su situación volvía a ser precaria, su destino, había vuelto a pasar de seguro a incierto. Se quedo encerrada en su habitación, sola.

Al final de ese día, llego un mercader especializado en esclavos. Gogoro. El mismo en el cual se había subido a su tarima hacia casi tres años. – Bien chiquilla. Ha sido un día largo. El bueno de Rojar no podrá disfrutar más de tus atenciones. El contrato indica que me perteneces a mi, al no haber cumplido un año de servicios completos. Si bien te habría dado un buen uso a ti y tus correspondientes curvas, has tenido suerte. – Ella no era especialista en la ley, pero estaba confiada de que no era exacto como el decía, hasta el momento - Rochan, el sobrino de Rojar ha reclamado exitosamente la herencia. Le perteneces a el, hasta que acabe el contrato esclava. No hagas que quiera devolverte, o empezaremos de nuevo. Ve y presentate –

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04/04/2024, 22:07
Asha

Faltaba tan poco, ya casi podía sentir la libertad en la punta de los dedos, pero el destino parecía reírse de ella. El infortunio la acompañaba, agazapado entre los arbustos, al acecho, como un depredador que espera al último momento para atacar. Asha suspiró. La luz del amanecer se filtraba a través de las pequeñas ventanas de la cabaña, creando sombras dispares sobre los tablones de las paredes. Ella permanecía en silencio, con la mirada perdida en el vacío. Rojar estaba muerto. Muerto. Su deuda aún no estaba pagada, sus ahorros no eran suficientes para su dote. Una lágrima se deslizó por su mejilla hasta morir en la almohada, y luego otra, y otra. No solía llorar, no se permitía llorar, pero en ese momento, la incertidumbre y la impotencia la asfixiaban. 

El ruido de las primeras actividades matutinas del pueblo se hizo cada vez más constante, recordándole que la vida continuaba, indiferente a su sufrimiento. No se levantó en todo el día, no comió nada. Simplemente se quedó allí, acostada, aceptando que había vuelto a caer y que tendría que volver a levantarse. En algún momento se durmió, aunque no soñó nada. Para cuando atardecía, su determinación se había reforzado de nuevo. La memoria de Tasha, la promesa de un destino mayor, era todo cuanto tenía y se aferraría a él con uñas y dientes.

La aparición de Gorogo, anunciando la llegada del sobrino de Rojar hizo que su cabeza comenzase a maquinar. Si tenía suerte, aquel hombre sería como su tío, si no, tendría que aprender a sortear el camino. Con la barbilla en alto, como alguien que se saber digno de respeto, aún estando en la más baja de las posiciones, hizo lo que el esclavista le pidió. Dirigiéndose hacia el hogar, que nadie había encendido aquel día, se presentó ante su nuevo benefactor.

Señor - dijo con un tono que tenía más que ensayado mientras agachaba momentáneamente la mirada al suelo, mostrando sumisión - Lamento su pérdida - los ojos de Asha se cruzaron con los de Rochan en ese momento, y lo escrutaron tanto como le fue posible antes de volver a retirarse. Era el momento de observar y callar. 

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07/04/2024, 06:13
Rochan

El ambiente había cambiado, algo en el mismo, daba otra sensación. Apenas se presento en la habitación principal del cuarto donde muchas veces en los últimos tres años había compartido con Rojar, bordando, chistes, alguna bebida en una fecha especial, ahora ya no brindaba calor de hogar. Esa era la sensación que imprimía todo aquello. La estufa de hierro, la chimenea, la mesa, las sillas, pieles, las ajaduras en las maderas, eran lo mismo, pero algo había cambiado y todo tenía que ver con quien se sentaba en la silla del señor.

El “hombre” era un joven, no demasiado mas grande que ella, tal vez uno o dos años más. Su cuerpo era musculoso, como la mayoría de los barbaros de Venado Blanco, y algo en su aroma, aunque se había limpiado de forma correspondiente, tenía olor a curtidor, a pieles, y el tratamiento que se hacía de ellas para que pudieran ser utilizadas. El mismo Rochan, se parecía a Rojar, pero a la vez, era muy diferente. La tranquilidad del tío no se reflejaba en el severo rostro, si no algo oscuro, ladino. Cuando la vio, se sorprendió por un segundo, demostrando que bajo su fachada indiferente, no había quedado indiferente ante las curvas que ocultaba el vestido de Asha. Era musculoso, y ella pudo notar que donde había dejado, tenía dos hachas de mano, cerca de la mesa. Sus ojos estaban pintados con Khol, de forma que parecía alguien oscuro y su pelo rubio ceniza, estaba trenzado hacia atrás.

Ignoro las palabras de recepción que ella le realizo, para quedarse mirándola. Luego se puso de pie, y camino alrededor de ella, levantándole un brazo, y luego elevando su mentón. Estaba inspeccionándola.

Tú eres Asha. La sierva de mi tío. Si, se me ha explicado la situación. Veras, a diferencia de mi tío, soy un hombre simple, me gusta que se me obedezca. Si no lo haces te castigare. Según yo entiendo la situación, tienes dos opciones, o te devuelvo con Gogoro, y deberás servir otro año para pagar la deuda total, o cumples tu contrato conmigo. Como muestra de generosidad, mis pedidos serán obedecidos sin cuestionamientos. Nada de esa basura de “soy una sierva, no una esclava“.  Acompáñame.-

Se puso de pie, y camino hasta un cuarto, donde había una cruz, como aquellas donde se estiraban los cueros al máximo para que después pudiera aprovecharse la piel. En lugar de ello, habían adaptado esta misma para poner cuerdas en los extremos. Y en una mesa cercana, había un látigo de cuero bien aceitado entre otros utensilios. – Ahí será donde te castigare si no cumples.-  Dijo, y tiro una correa a sus pies.- Elije, un año de sierva o quince días como mi esclava. -

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08/04/2024, 00:01
Asha

Un escalofrío recorrió la espalda de Asha cuando vio el látigo. Rochar no solo era peligroso, sino que parecía no tener ningún escrúpulo. No sabía cuales serían sus peticiones, pero sabía que traspasarían cualquier límite que hasta ese momento había tenido la suerte de sortear. 

- Es la ley del más fuerte - las palabras de Tasha reberberaron en su interior, como un eco de su sabiduría - Pero el zorro siempre será más listo que el jaguar

El sonido de la correa al caer cerca de sus pies hizo que levantara la cabeza y lo mirase directamente a los ojos. No pasaría otro año en la servidumbre, no cuando podía reclamar su lugar mucho antes y dejar toda aquella vida atrás.

-Quice días. Solo quince días. Cumpliré con mi contrato - dijo con entereza, aún cuando su alma temblaba. Agachándose, se arrodilló en el suelo y cogió lo que le había arrojado, sin embargo, no se levantó - Decidme qué queréis que haga. 

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11/04/2024, 03:24
Director

La decisión tomada cambiaria el curso de su vida para siempre. Es por ello que elegir ponerse el collar de esclava era una decisión arriesgada, pero también la de mayores recompensas que podía tener. La prueba estaba a un tiro de roca de distancia.

Ante su decisión, Rochan sonrió y se limpio algo de la comida grasosa que estaba saboreando, con el dorso de la mano. Dejo en la cazuela el resto, mientras se ponía de pie, apenas más alto que la mujer. Ansioso, retiro el cabello de ella, y le cerró el collar de bronce alrededor del cuello, escuchándose un “click” proveniente de la nuca de Asha.

Una de las primeras lecciones que has de aprender, es el precio del fracaso. Si fallas, lo que va a ocurrirte ahora, lo sentirás multiplicado por mucho. -

Uso el látigo de cuero con ella. Lo hizo sobre sus nalgas, cubiertas por el vestido. Y pudo notar que no usaba toda su fuerza, aun así, el ramalazo de dolor fue potente, y la hizo saltar en su sitio.

Solo fue una muestra. No intentes engañarme, estafarme, cumple mis órdenes, y nos llevaremos bien. -  empezó a irse, satisfecho de verla dolorida, como si extrajera placer de su dolor. -  Ahora iras a la Casa del Herrero, te brindara una lista de cosas que necesita, y volveras conmigo. Trae también la comida de esta noche, donde cocinaras la cena. Ve.-

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12/04/2024, 00:55
Asha

Cuando el collar se cerró, Asha pudo sentir el sonido de una grieta resquebrajando la poca dignidad que le quedaba. Si como sirvienta era tratada con poca consideración, como esclava no era nada, era menos que nada. Permaneció con la barbilla levantada, ergida en toda su altura, mientras Rochan la coronaba como a un perro. Su mirada no se desvió del infinito, no lo miró en ningún momento porque, si lo hubiera hecho, si hubiera visto la arrogancia de su rostro, quizás le hubiera mordido.

Una de las primeras lecciones que has de aprender, es el precio del fracaso. Si fallas, lo que va a ocurrirte ahora, lo sentirás multiplicado por mucho. 

 El aliento del sobrino de Rojar le acarició el cuello instantes antes de que la obligara a colocar las manos sobre la cruz y a separar las piernas. Rochar cogió el látigo, tomándose su tiempo en prepararse hasta que finalmente lo hizo chistar. Un sonido seco cortó el silencio y una descarga de dolor se extendió por el cuerpo de Asha, obligándola a sacudirse. No gritó, sin embargo no pudo contener un quejido ahogado. Permaneció quieta, esperando un segundo latigazo, pero no llegó. En su lugar, el bárbaro la agarró del pelo forzándola a mirar hacia arriba.

Solo fue una muestra. No intentes engañarme, estafarme, cumple mis órdenes, y nos llevaremos bien. 

Entonces la soltó, y se alejó, con un brillo de superioridad en los ojos. Asha agachó la cabeza ante sus órdenes, recordándose que solo serían quince días. 

Sí, señor - mumuró antes de retirarse para hacer lo que le había pedido.

 

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12/04/2024, 06:33
Director

Cuando soltó su cabello, pudo aflojar las correas a las que se había sostenido voluntariamente, el curtidor se había alejado al cuarto principal a beber en la mesa. El dolor provenía a ramalazos de sus nalgas, pero iba aflojando, dejando la fina línea de la correa con un ardor como si aun le aplicaran un hierro caliente muy delgado allí. Sin dudas, le costaría sentarse.

Cuando se recupero del dolor, Asha noto que le costaba caminar, pero que no era nada que no pudiera solucionar con sus conocimientos. Utilizando sus conocimientos en sanación y herbolaria, Podría hacer fácilmente un ungüento con los materiales que tenia, y mezclándolo con algo de nieve, que siempre había en abundancia allí, podía aligerar el dolor hasta convertirlo en algo casi inexistente. Rochan la ignoro cuando salió renqueante de la habitación, sin perderse un segundo de visualizar sus curvas a través del traslucido vestido y ni tampoco su sufrimiento. Le había dado una orden, y debía cumplirla, luego fingió ignorarla.

Tras aplicarse o no el ungüento, se preparo para salir a la intemperie del pueblo, buscando un buen par de botas, y un abrigo de pieles de diversos animales cosidas entre si, que la abrigaría en el extremadamente helado exterior.

Abrió la pesada y algo destartalada puerta de la cabaña, y debió cerrarla también, sintiendo como mil agujas de frio se clavaban en su piel en cada lugar de su cuerpo donde el helado viendo encontraba un hueco en su abrigo, como si una helada mano se metiera y dejara esa zona helada, robándole al calor que había atesorado conservar. Dentro de la cabaña estaba tibio o fresco, fuera de ella era el helor extremo.

Afortunadamente a pesar de las nevadas, habían conseguido rocas saladas, que impedían que la nieve se asentara demasiado en ellos, por lo que los caminos en el pueblo estaban bien delimitados. Camino hasta el centro del pueblo, siendo observada mientras se apretujaba en las pieles, mientras los que estaban afuera tenían partes de su cuerpo al aire libre, en particular los hombres. Solo ella no se adaptaba al frio exterior.

Una sensación de calor le llego como una cálida brisa, eso y el ruido de metal contra metal, le indicaron que estaba cerca de la herrería de Kaldor, el herrero. Sin embargo, cuando caminaba hacia allí, noto algo particular. La cabaña de Tasha, donde había vivido toda su vida estaba allí, la madera negra con runas talladas para su protección, seguía intacta como el día que había desaparecido. Sin embargo, Asha noto como una sombra se alojaba debajo de su techo, en el exterior, como intentando no llamar la atención. Nadie nunca se acercaba a la cabaña si podía evitarlo, eso lo sabía, por lo que hacerlo de forma tan subterfugia indicaba una necesidad de disimulo.

¿Debia dirigir sus pasos a lo del Herrero y su calida forja, o intentar acercarse a la cabaña de su niñez y descubrir que estaba pasando allí?

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15/04/2024, 02:36
Asha

Asha sintió un tirón en su corazón al ver la cabaña donde había crecido, donde había aprendido tantas cosas bajo la tutela de Tasha. La presencia de alguien allí, de manera tan furtiva, avivó una llama de curiosidad que no pudo ignorar. Pese al dolor que aún martilleaba en su cuerpo y el frío que mordía cada centímetro de su piel expuesta, decidió que necesitaba saber quién estaba allí y por qué. Con paso cauteloso pero decidido, se desvió de la ruta hacia la herrería y se acercó a la cabaña. El sonido de sus propios pasos parecía ensordecedor en el silencio helado, y se esforzó por moverse con la mayor discreción posible. Cada paso la acercaba más a la sombra. A medida que se aproximaba, su mente giraba. ¿Podría ser alguien que conociera, alguien de su pasado, o un extraño con intenciones desconocidas? La incertidumbre pesaba en su estómago, pero la necesidad de respuestas la impulsaba hacia adelante. Justo antes de llegar a la entrada de la cabaña, se detuvo y observó detenidamente, buscando cualquier señal. Respiró hondo, reuniendo el coraje que necesitaba para enfrentar lo desconocido, y se preparó para cualquier eventualidad.

- ¿Quién está ahí? - preguntó con voz firme, aunque baja, intentando no alertar a nadie más que pudiera estar cerca. Aguardó, el corazón latiendo con fuerza contra su pecho, lista para enfrentar lo que o quien fuera que la sombra ocultara.

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24/04/2024, 02:35
Director

La cabaña de extraña madera era muy familiar, con sus extrañas runas, y su durísima madera de tejo color negro. Las runas no se podían notar con la vista, aunque si al tacto. Ella se acerco a la misma, mientras recuerdos de su infancia salían de cada parte de esa cabaña, y eso era solo el exterior, el interior guardaba muchas cosas más.

Iba a preguntar algo mas, iba a preguntar quien estaba allí, cuando un trueno sonó sin que ella viera alguna nube en el cielo despejado.  Antes de que repreguntara, noto un paso y repiqueteo. Era alguien que usaba bastón para ayudarse a caminar. Solo una persona usaba un bastón en que pueblo, donde la cultura del débil requiere morir, y eso incluía a los ancianos.

Eso fue advertencia suficiente. Quien estaba allí, era el Shaman Ezra. Unos sonidos empezaron a escucharse, susurrados, pero aun asi, audibles.

¡Hâla! Inmûka! Rorio!

Asha conocía bien esas palabras, eran algunas que había escuchado de boca de Tasha. Servían para romper encantamientos, o abrir puertas, pero a juzgar por el tono de frustración no lograba acceder a la misma. Escucho unos pasos, dirigirse hacia donde estaba la puerta de entrada a la cabaña, pero al mismo tiempo, algo, o alguien, le dirigió un siseo cerca de donde estaba.

Ssssshhhhhhh- de inmediato, se escucho la voz del anciano Shaman preguntar - ¿Quien anda ahí?-

Notas de juego

Si te vas de inmediato te puedes ir sin tirada.

Si te quedas, vas a necesitar un chequeo de D20 segun lo que quieras hacer. Pero pueden existir consecuencias si fallas. Por supuesto, el que no arriesga no gana. 

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30/04/2024, 22:18
Asha

La pregunta del Shaman hizo que las pulsaciones de Asha se aceleraran. Se suponía que ella no debería de estar allí, pero él tampoco ¿Por qué estaba intentando romper el hechizo de protección de Tasha? ¿Qué podía haber dentro de la cabaña que fuera de su interés? Las pisadas sobre la nieve cada vez eran más próximas, el tiempo de reacción que la peliblanca tenía era limitado, demasiado limitado. Si se marchaba en ese mismo instante, si volvía sobre sus pasos, seguramente no fuera descubierta, y todo se quedaría en nada pero, por algún motivo no quería marcharse. Agachando el rostro en una posición de sumisión que tenía más que ensayada, trató de forzar alguna lágrima, recurriendo a la saliva cuando notó que no sería capaz con aquel frío. Los lagrimales de sus ojos estaban brillantes y se había frotado los párpados con ahínco, para enrojecerlos. En ese momento el Shaman apareció a su izquierda y ella levantó la cabeza, rehuyendo un cruce de miradas.

- Por favor, sé que no puedo estar aquí, pero necesitaba un momento a solas, en mi... mi hogar - no sabía si la treta funcionaría, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Tenía motivos que argumentar; la muerte de Rojar, su degradación a la esclavitud o que echaba de menos a Tasha. Aún así, la compasión no eran el plato principal en aquellas tierras, y ella misma era bastante consciente de ello - No pretendía molestar a nadie. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Vaya tiradas de mierda :D

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09/05/2024, 06:35
Director

La nieve seguía ingresando en cada pequeño rescoldo que la túnica de piel no cubría o descubría literalmente. Se acerco a ver qué ocurría, protegida, bajo el influjo del engaño que intentaba realizar. Fue el Shaman el que la encontró primero a ella, la mirada del enjuto y pequeño hombrecillo cambio de ligera sorpresa, a una disimulada lujuria.

Alguien mas estaba allí, pero los ojos de Asha no habían logrado localizar a nadie, excepto por algo. El Aroma. Un ligero perfume provenía de su espalda, de donde ahora venia el viento. Era el único rastro del mismo, de no ser por ello, hubiera creído que el Shaman estaba solo.

Este era más pequeño que ella, sin musculatura, cubierto por una extraña piel de lobo gris muy gastada, que era a la vez yelmo y capa, se acerco y la tomo por el mentón, levantándolo. El collar de esclava era visible ahora, en su cuello, por lo que cualquier forma de discusión, se terminaría rápido.  - Vaya, miren a quien tenemos aqui.-

Los dioses deben haberme escuchado. Muéstrame las manos.-  Ella no estaba en posición de discutir, de modo que el anciano paso una de sus muy largas unas, arañándole la palma, cuando esta la mostro.

Ignorandola y dándole la espalda, uso la sangre de Asha en sus manos para embadurnar unas zonas determinadas de la cabaña de Tasha, al tiempo que preguntaba.- Te dare una sola oportunidad, mi preciosa lombriz. ¿Que estas haciendo aquí?- La puerta de la cabaña se abrio.

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14/05/2024, 01:51
Asha

Un quejido contenido fue todo lo que se escuchó cuando el Shaman la arañó. La incredulidad se había dibujado en el semblante de la chica al comtemplar como utilizaba su sangre sobre la cabaña de Tasha y la puerta de esta se abría. No podía ser y sin embargo, lo estaba viendo con sus propios ojos. Un fuego comenzó a extenderse en su interior, una sensación cálida, de añoranza, que rapidamente se tornó en territoriedad. Aquel había sido su hogar y la mujer que la había criado se había asegurado de que nadie, excepto ella, tuviera acceso. 

No lo dejes entrar. Que no entre - una vocecilla resonaba cada vez más fuerte en su interior. - Ya se lo dije, necesitaba un momento a solas - en un movimiento calculado, fingió llevarse la mano hacia el collar y cambiar de idea antes de rozarlo. Sus brazos terminaron cayendo lacios a ambos lados de su cuerpo al tiempo que agachaba la mirada y ladeaba la cabeza. Era la viva imagen de la desesperación, inocente e ingenua. No sabía si realmente sería capaz de engañarlo, pero no se iba a contradecir ahora. - Este es-era mi hogar... - Con aquel gesto, no solo había interpretado su mejor baza, sino que había aprovechado para mirar en derredor. La sensación de que había alguien más a su espalda la perturbaba e intentó evaluar la situación, hacer tiempo -  ...y no parece que usted sea bienvenido en su interior - las palabras salieron tan afiladas como un cuchillo, pero con un tono desenfadado, cordial. Asha tragó saliva tras decir aquello, sabía que dado su actual estatus estaba jugando con fuego, pero no pudo evitarlo - ¿Qué hace aquí?

- Tiradas (3)

Notas de juego

Te dejo una tirada de perspicacia, para ver qué detecto con la respuesta del Shaman, y otra de percepción, para los alrededores. 

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23/05/2024, 19:45
Director

Ella se había criado bajo la dura crianza de Tasha, más dura aun que la del inhóspito territorio, no era raro que la dejara sin comer si fallaba una respuesta, o incluso que la dejara en un cuarto donde no estaban los leños. Tasha se había asegurado que conociera el precio del fracaso y la adversidad.

Por ello, sin miedo se encaro contra el Chaman, el protector sagrado de la tribu, notando el desprecio y la lujuria en sus ojos. Ella, sin embargo, fue demasiado profundo, el hombrecillo, mas bajo que ella, le acaricio el rostro, al tiempo que asentía. Su percepción le indicaba que varios objetos estaban allí, en la cabaña, y el vistazo de un antiguo libro, que habia visto varias veces, en su estancia allí, pero que no habia podido tocar nunca, debido a una barrera mágica. Tambien sintió, no con sus ojos, si no con su intuición, que algo se ponía a sus espaldas.

Un fuerte golpe, afilado, le quito la posibilidad de respirar, llenando primero de sangre sus pulmones, luego su boca, y finalmente, con una tos, sus labios. Cayo al suelo, ya que las rodillas la abandonaron, y luego sintió el frio de la nieve en su rostro, pero ya no importaba.

El hombrecillo paso por encima de ella.

Finalmente los secretos que Tasha me oculto toda una vida, al alcance de mi mano, y su ultimo retoño me regalo el acceso al poder. Ven, Talon, ven.-

Una sombra se deslizo, humana, pero extremadamente sutil, por encima de Asha, y esa fue su ultima percepción.

 -=-

Elije, un año de sierva o quince días como mi esclava. -

Indico Rochan, dándole una oportunidad, con Lujuria en sus ojos. ¿Que habia pasado allí? Habia muerto, segundos atras y ahora estaba en la cabaña, con Rochan ofreciendole que oportunidad queria tomar en vida.