Partida Rol por web

Al escuchar a la shirren, Alan se alegró de que por lo menos hubiera alguien con sentido común en la nave. Respondió por el comunicador:

-Yo busco contigo. Por mi cuenta no me ha ido muy bien, pero o lo seguimos intentando o nos convertiremos en basura espacial -Aún más, pensó Alan, aunque no lo dijo, porque realmente aquella nave estaba a un paso de ser chatarra. 

Encontró al shirren bajando a la sala de máquinas, y le siguió, con el cuchillo en la mano. El rifle no era buena opción en espacios estrechos, y corría el riesgo de reventar alguna maquinaria por error. 

-He ordenado a la máquina que marque los puntos averiados, a ver si eso nos da alguna pista. 

Ky se reúne por fin con Alan y el humano puede sentir claramente como la confianza de la joven shirren aumenta. El humano le resulta agradable y no parece tener problema en tratar con gente de todo tipo mientras cumplan con sus cometidos. Da la sensación de que no será una mala idea confiar en él.

Por su parte ella puede percibir con fuerza el enfado del mecánico ante el estado de la nave. Ky no tiene mucha mano con la parte técnica, pero sabe pilotar lo suficiente como para ver que lo más cuidado del Tiburón Estelar es su nombre. Es normal que Alan no esté muy contento con todos estos contratiempos, pero con suerte podrán encontrar a los cienos y este sea el último de los problemas antes de iniciar el viaje.

Echa un vistazo a los puntos marcados y asiente al mecánico con la cabeza

- De acuerdo, vamos a buscar a ver si podemos acabar con esto cuanto antes.

Manteniendo su báculo por delante de ella a modo de defensa, se dedica a pasear por la nave rastreando el aire con sus antenas.

Luego de buscar un rato por la nave, Ky logró divisar un bulto escurriéndose entre los tubos y cables de uno de los paneles. La criatura pareció notar que había sido descubierta, ya que salió de su escondite y otra criatura cercana la siguió.

Por si fuera poco con los zombies, ahora parecía haber una especie de limos que amenazaban con comerse el cableado de la nave.
Desde luego, no iban a faltarles las emociones fuertes en este trabajo.

Kelgar dio una vuelta por la nave sin lograr encontrar nada concreto, hasta que oyó como Ky había hallado algo y se dirigió allí a toda prisa.

Ya habían encontrado a los cienos. No eran muchos así que quizás esto sería breve. Temiendo por la seguridad de todos los presentes (ella incluida) Ky decide retirarse un poco de la primera línea del combate.

Los cienos se acercaron al grupo con una clara intención hostil. Uno de ellos formó una especie de tentáculo con el que golpeó a Alan. El golpe lo dejó bastante dolorido, pero no le hizo demasiado daño. 

El otro intentó golpear a Kelgar utilizando el mismo método, pero el guerrero lo esquivó fácilmente.

Al ver el castigo que recibía Alan, el pequeño intentó animarlo.

-¡A él, amigos!

Acto seguido, sacó una clava e intentó golpearlo, pero el cieno hundió su cuerpo en el lugar donde Chiv-chiv iba a golpear y la clava sólo golpeó el aire

-Así que te gusta dar latigazo- dijo el músico intentando flanquear al cieno que atacaba a Kelgar- ¿Qué tal una cucharada de tu propia medicina?

Entonces intentó golpearlo con una de sus colas, pero la criatura modificó su cuerpo de la misma forma que lo había hecho la otra para esquivar el ataque

-Buen intento, amigo -dijo el tecladista ante el fracaso de su compañero- Pero primero tienes que debilitarlo. ¿Qué tal un poco de raciación?

Entonces, su mano comenzó a brillar con un color verde que todos reconocieron, tocó al cieno y, de repente, le crecieron un par de branquias. ¿Un cieno marino?

Starcleaner intentó rodear al cieno que atacó a Alan y atacarlo por sorpresa, pero la criatura esquivó su ataque fácilmente.

Luego de golpear a Alan, el cieno se sintió tentado por una granada que llevaba en el cinturón. Con un rápido movimiento de su pseudópodo, se la quitó, la introdujo en su cuerpo y comenzó a disolverla lentamente hasta que la redujo a un puñado de upbs.

Mientras, el otro cieno consiguió golpear a Kelgar, pero no le hizo mucho daño.

Por fin llegó a donde los malditos cienos, recibiendo el golpe de uno de ellos.
Maldiciendo a las gelatinas vivientes esas, atacó con su espada.

No hay problema. Iremos con ritmo bajo mientras duren las fiestas y luego vemos si lo podemos subir.

En cuanto Alan vio a Ky, elevó una silenciosa plegaria a Weydan agradeciéndole que hubiera juntado sus caminos. Parecía de las pocas personas con sentido común en aquel grupo de músicos descerebrados, y en una misión llena de problemas y contratiempos, era como si el dios de los viajes hubiera puesto a aquel shirren en su camino para ayudarle, un ángel guardián que podía curarle con un toque y atravesar a los enemigos con cualquier cosa y su mente. 

No había tratado mucho con shirren, pero aquella parecía simpática. Resultaba curioso cómo Alan podía ver sus emociones en su cara a pesar de no tener expresividad ni verdaderos músculos faciales: supuso que era a causa de la telepatía, que enviaba sus emociones a su cerebro. Fuese como fuese, sintió que ayudaba al unirse a ella para buscar, y eso le animó. Entre ambos, por fin lograron encontrar a los cienos, aunque eran más y más grandes de lo que Alan esperaba. 

Todos sus compañeros se dispusieron para combatir. Alan recibio un golpe en el costado que hizo saltar alarmas por todo su visor y un dolor agudo, pero nada grave, de momento. Sin embargo, había que acabar rápido con ellos. Se movió hacia el músico que se había quedado solo para cubrirle en caso de necesidad y atacó con su cuchillo, logrando acertar en el centro del cieno y desgarrando parte de su esencia gelatinosa.