Partida Rol por web

Cuando los Caxtiltlacah asolaban el Poniente

I. Partiendo de Darién

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22/11/2012, 11:32
José/ Haine Yahí

- ¡ ME NIEGO A BEBERME MIS MEADOS ! ¡ TAMAÑA GUARRERÍA NO ES DIGNA DE UN HOMBRE COMO YO...! -pero entonces pareció darse cuenta de dónde estaba y en qué circunstancias. Se paso la mano derecha por la frente y por la boca en un gesto de desesperación y se arrancó un trozo de la camisa para hacerse un pañuelo con el que cubrirse la cabeza. Una vez la tuvo cubierta y a resguardo de los ahora tan perjudiciales rayos del sol, se sintió desanimado, desesperanzado... iban a morir todos, estaban lejísimos de tierra firme y no había más barcos en los alrededores. No, este era su final.

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22/11/2012, 13:13
Juan de Valdivia

Así... así lo haremos, Orazio -respondió Valdivia mientras miraba con poca decisión-. Joao tiene razón, y Guerrero también, no podemos... arriesgarnos a nada.

Y fue en éstas que los días pasaron... muchos días... Y además, el Astro Rey era enemigo más implacable casi que el hambre o la sed y os martirizaba el "cogote" con su solera implacable. Días, días, días... Bebéis de vuetros propios orines, y aunque no es de la cosas más reticentes a la que habéis estado expuestos (alguno de aquellos marinos del batel comió alguna vez una rata para calmar el rugido estomacal), os causa mucho estrago. Con el paso de los días, transformadas ya en semanas, algunos compañeros mueren... bastantes; poco a poco y casi cada dos o tres días... Hasta el punto de preguntaros quién será el siguiente: eso si que era una horrible maldición.

No obstante, y aunque os cueste comprenderlo, coméis su carne... ¡devoráis los cadáveres! Guerrero fue el primero que lo hizo, únicamente con los muertos que habían perecido por hambre y sed únicamente, y no por enfermedad (los menos). Y no tuvísteis otra cosa que hacer que lo mismo, probar bocado a los músculos de un compañero al que hacía días le habíais contado acerca de vuestra mujer, hijos y aventuras...

Además, bebíais de su sangre. El padre Aguilar se negó a ello, conformándose con los orines, pues decía que no podía ser eso más que un sacrilegio y que prefería estar en la gracia de Dios antes que blasfemar tan horriblemente, que ni los "moros", ni judíos ni los "primitivos indios" hacían eso...

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22/11/2012, 13:23
Director

 

Una de las noches, cuando todo el mundo dormía, te despertastes. Tus ojos se posaron en las estrellas vagamente, y te costaba abrilos. Entonces las estrellas parecieron como enrojecer y moverse como una severa ola, y contemplaste la aparicion de una figura que era absolutamente hermosa y delicada:

¡NO TEMAS! -oíste el resonar de una voz en tu cabeza- ¡MUY PRONTO BEBERÁS COMO EL AGUA DE CANAÁN! ¡Y TU ESTÓMAGO SE SACIARÁ SIN QUEMOR POR DENTRO NINGUNO! ¡ALLÍ, EN LA TIERRA, SE FORJARÁ UN GUERRERO, CAPAZ DE ANIQUILAR A CUALQUIER BESTIA! ¡MÁS ALLÁ, MUCHO MÁS ALLÁ!

En breves desapareció, sin que te dieras cuenta. Te frotastes los ojos y miraste al resto: seguían durmiendo. Acto seguido, pese a la enorme impresión, te quedaste absolutamente dormido.

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22/11/2012, 13:54
Director

¿Una semana? ¿Dos? ¿Un mes? No sabíais a ciencia cierta cuantas veces se había puesto el sol y cuantas veces había vuelto a aparecer, pues estábais concentrados en no perder la consciencia, y cuando la manteníais despierta ésta parecía reconcomerse por los actos de pervivencia tan caníbales... ¿Acaso eran los "indios" los primitivos y descivilizados?

Por suerte, ningún oleaje importante eran tan severo como para azotar hostilmente el batel, que bien aguantaba tanto tiempo varado, y una de las mañanas, una de tantas y tan similares, vísteis un pequeño punto en la lejanía. La corriente parecía arrastraros naturalmente hacia allí. Al cabo de unas horas el punto se transformaba en silueta, y lográsteis ver que aquello era tierra... ¡TIERRA! ¡PARECÍA COMO IMPOSIBLE!

Un desfallecido Valdivia ordenaba como podía tomar el par de remos que aún quedaba y dirigirse hacia allí. Tanto tiempo remásteis que se volvió a hacer de noche, pero al amanecer, cuando el sol se levantó para mostraros dónde estábais, el batel... ¡TOCÓ TIERRA!

Era una bahía de hermosa arena blanca, a lo que le seguía una frondosa selva. Tan sólo ocho personas llegásteis con vida. Estábais agotados.

Notas de juego

Supongo que os habéis restado los puntos de Vida del daño aquel del naufragio.

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22/11/2012, 22:10
Rui Feijoo Pedrafita

No supe como lo hice, quizá fueran mi falta de escrúpulos o que necesito bien poco para mantener un hálito de vida, pero lo logré. Comí carne de cadáveres, al principio con remilgos pero al final con el ansia del no morir allí, lejos de mi tierra. Bebí orín y sangre, bien había oído yo en mi niñez, las historias de marineros que murieron por beber agua del mar. Una muerte bien horrible y desagradable.

Por ello me adapte como pude y haciendo los menos esfuerzos posibles y encomendándome a San Martiño fueron pasando los días y yo iba pasándolos con ellos. Aún así pronto llegamos al límite, hombres recios iban cayendo y la tierra no se avistaba.

Cuando se avistó tierra no tuve fuerzas ni de alegrarme, tan solo cogí los remos de plomo y bogué y bogué toda la noche. Cuando atracamos me arrastre a tierra y de rodillas recé a San Martiño largo rato, en mi fuero interno yo sabía que no me abandonaría.

 

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23/11/2012, 21:55
José/ Haine Yahí

Cuatro días estuvo José negándose a comerse al primero de los compañeros que fue transformado en vianda... cuatro largos días - después de todos los que llevaban ya sin probar bocado- hasta que consumido, con las costillas fuera del cuerpo y con fiebre, pidió perdón a su Dios y comió.

Fue un simple mordisco al principio, pero tantos días sin comer con el sol golpeándole a diario, la locura que inspira el mar y la sensación de vacío... hicieron que el hombre comiera con avidez tras aquel primer bocado. No sabía qué parte comía - ni quería saberlo - pues siempre que se ponían a trocear a alguno, José cerraba los ojos y no los abría hasta que todo acababa. Muchos días  incluso  (sobre todo al principio) comía con los ojos cerrados.

Es increíble la fuerza de conservación de los hombres, pues si por sus mentes fueran, ninguno habría comido jamás... José sabía que Yavhé no le perdonaría jamás, pero no le importaba...

Dormía plácidamente (con más fuerzas que nunca) cuando escuchó el grito - más bien la voz altisonante, pues no había fuerzas para fiestas - abrió los ojos con fuerza y se levantó y se puso a gritar como un loco. Al principio no estaba seguro de si estaba muerto o estaba soñando y tuvo que pellizcarse varias veces para asegurarse de que aquella hermosa tierra no era un sueño. Habían llegado al Paraíso...

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25/11/2012, 21:42
Joao Aveiro

Todo estaba perdido, los días pasaban y las oraciones que el fraile Guillermo comandaba con ayuda de los marinos no parecía hacer efecto :

- El señor nos abandonó a nuestra suerte. - se había podido escuchar decir a algún marino entre dientes.

A lo largo de los días o semanas que duró su deriva el joven Joao había ingeniado un filtro con restos de tela y algas que habían encontrado flotando, todo para filtrar lo máximo posible los orines de los marineros previa su ingesta.

- Descansen en paz. -  Al séptimo día tras el naufragio ya habían perecido dos marineros debido a las heridas del naufragio, y el resto de la tripulación encabezados por el osado marinero Gonzalo habían sucumbido a la locura provocada por el hambre y discutían a gritos sobre devorar los cadáveres de sus compañeros caídos.

- Qué ironía que me lo devuelvas para tener que sacrificarlo señor - dijo en voz alta Joao mientras le partía el cuello de un golpe seco a su perro y lo arrojaba a los marineros para que saciaran su hambre en un intento porque no mancillaran los cadáveres de sus compañeros.

Pero los días pasaron y la comida que el can proporcionó a la tripulación no fue suficiente para alejar la tentación que seguro el oscuro había plantado en los corazones de los marinos, así fué como finalmente los cadáveres de los caídos fueron mancillados, devorados y vaciados salvajemente. Todos los tripulantes perpetraron el pecado evitando mirarse a la cara, horas más tarde llegaban los vómitos y las fiebres. - Hago todo lo que puedo señor. - le decía Joao al Capitán Valdivia entre lágrimas mientras se santiguaba y pensaba que irónicamente se iban a convertir en una de esas historias de cantina que hablaban de navíos desaparecidos a manos de violentos tifones tropicales.

Y fué entonces cuando perdió la cuenta de los días y las noches, finalmente el médico portugués se había abandonado al inevitable destino que les tenía preparado este inóspito mar, ya apenas se movía y permanecía tapado por un trozo de vela que días atrás habían recogido del mar, había dejado de comer y beber, notaba como su tripa se había inflado y no dejaba de tiritar...

Y entonces le sobresaltó el grito de un marinero, a duras penas pudo destaparse para reconocer de nuevo las caras de sus compañeros que extrañamente reflejaban alegría mientras remaban con renovadas energías. - Oh Dios mío - espetó Joao al ver el lejano pedazo de tierra al que parecían dirigirse...

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26/11/2012, 10:47
Orazio Escolano

El dolor de un hambre atroz, ese había sido sido un sufrimiento ya de por si atormentado, como si un mastín se abriese paso a bocados para salir de su interior a través de del estomago. Lo acontecido en los días posteriores había resultado todo un suplicio denigrante y terrible. Al principio se había negado a tal afrenta, mas no le había quedado otra solución que comer la carne de los difuntos. Aun así había resistido el ansía tanto como le había sido posible, consumiendo lo mínimo e indispensable como para poder sobrevivir acuclillado en su rincón de la pequeña barcaza. Comparado con aquello, la indignidad de beber sus propios orines había sido un placer realizado de buena gana.

Todos los días y sus noches rezaba al Señor, en busca de su perdón y su bendición, y fue en la oscuridad de una de esas noches cuando el ángel se apareció ante él. Era tal su belleza, y la bondad de sus palabras, que lágrimas de alegría le habían recorrido el rostro con agradecimiento hasta que derrotado por el cansancio se había quedado dormido. Al día siguiente no le había quedado mas que preguntarse si aquello había sido real. ¿Una visión producida por una mente atormentada por la sed, el calor y la hambruna? ¿O tal vez se trataba realmente de una aparición? ¿Una señal del perdón iluminador de Dios? ¿Era acaso todo aquello una prueba del altísimo?¿Un éxodo echo a su medida y la de los marinos supervivientes?

Silencioso como siempre, Orazio no dijo nada de lo que había visto descendiendo de las estrellas. Le habría gustado compartir con los demás la esperanza que la aparición le había dado, mas como era habitual en el no encontraba las palabras adecuadas para expresarse ante sus compañeros. Aun así saltaba a ojos vista, que la atormentada actitud de Orazio había desaparecido, tomándose aquella situación con el convencimiento que se trataba de una prueba, dio lo mejor de él en pro de no defraudar de nuevo a Dios. Había sido señalado y bendecido, sería el guerrero como le habían encomendado y la fe sería su espada.

Días mas tarde al ver tierra a lo lejos remó junto a los demás con ímpetu y el gozo en el corazón hasta que arribaron a tocar tierra.

Le habría gustado poder decir que al descender de la barca se había arrodillado y besado el suelo con dignidad como todo buen cristiano, pero no había sido así. Su cuerpo estaba tan entumecido y torturado, el dolor y sufrimiento era tal, que simplemente sus piernas habían cedido bajo su peso cayendo hacia delante como si restase muerto. Intentando recuperarse de su vacua existencia se giró sobre si con gran esfuerzo quedando boca arriba respirando entrecortadamente.

- Gracias señor.- Exclamó con voz ronca y débil hacía los cielos.-Esta vez no te defraudare...-

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26/11/2012, 17:04
Director

Y fue en estas que tocásteis tierra, y casi de la poca fuerza de vuestras piernas (huesudas todas ellas), vuestros pies sintieron el calor de la blanca orilla de la playa, del Paraíso... ¡Aquello era el Cielo!

El sol radiante de la mañana y mediodía pronto se hizo presente, y estuvísteis esas pocas horas tan sólo tendidos sobre la arena, descansando, durmiendo o dando gracias de la proeza que Dios os había hecho obrar al salver vuestras vidas. Ocho supervivientes: vosotros cuatro, Guerrero, Aguilar y el Capitán Valdivia y otro soldado más.

Ya comenzaba la tarde y pronto comenzásteis a buscar por la maleza contigua a la playa algún rastro de cuenca, río o arroyo del que beber, así como cualquier fruto o carne que aquella selva (que intuíais que era profunda y despiadada) podría ofreceros. El batel quedó en la orilla, y Guerrero y el otro soldado tomaron los remos como bastón. Una vez dentro de la selva, Valdivia, que era el único que conservaba la espada desde el naufragio (entonces la tenía bien atada a su cinturón, el cual no estaba ya sino roído), cortaba a diestro y sinistro la maleza mientras iba en cabeza de una improvisada exploración al interior... ¡había un pequeño río!

Sin embargo, ante de que pudiérais daros cuenta, notásteis como la maleza a vuestro alrededor se movía, y muchas figuras y siluetas en constante movimiento parecían correr alrededor de vosotros, protegidas por el anonimato de la selva. Pronto, cuando sentísteis que estábais en un peligro casi igual que el de alta mar y sin velas (y ellos supieron que estábais en su "tela de araña"), salidó de detrás de una zona de matorrales alargados el grupo de indios, y os rodearon en un santiamén. Enfrente de Valdivia, entonces (el cual iba en cabeza), se acercó un nativo, ¡menudo "indio"!, que parecía, a los ojos de alguno de vosotros, un bufón de corte mal versado, y con malas vestiduras de divertimento.

Su aspecto era realmente temeroso; sin embargo, Valdivia tocó el mango de su espada, como advertido y preparado. Entonces, el grupo, que ya os rodeaba (e iba pintado y ataviado como al parecer el cacique enfrentado a vuestro capitán), comenzó a gritar como de forma pírrica, arénguica, haciendo sonidos guturales poco esperanzadores para vosotros. Valdivia tragaba saliva.

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27/11/2012, 12:11
José/ Haine Yahí

José durmió durante varias horas sobre la blanca arena, el calor que refractaba sobre ella era una bendición, el sol ahora de manera agradable, golpeaba y bronceaba cada pulgada de piel del Alquimista que quedaba al descubierto.

Así pues, cuando el hambre y la sed eran peores - pero más llevaderas todo sea dicho - José no tuvo reparos en acompañar al resto al interior de la selva en busca de algo con lo que llenar las tripas.

Se prometió a sí mismo mientras caminaba que no volvería a acercarse al mar en su vida, salvo lógicamente en el viaje de vuelta a su casa, pensaba quedarse por siempre en la Península...

En éstas que iba cerrando el grupo mirado de lado a lado en busca de alguna fruta cuando se toparon con el río, en el momento en el que abría la boca para gritar de júbilo aparecieron en tropel los salvajes... realmente daban miedo y José no fue capaz de moverse, claro que tampoco tenía medio alguno con el que defenderse. Esos salvajes podían hacer cualquier cosa a un grupo de ocho hombres medio muertos, entonces pensó que quizás era mejor el infierno azul que el infierno verde.

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27/11/2012, 22:43
Joao Aveiro

Joao había conseguido arrastrarse hasta la playa antes de caer desmayado por el esfuero. Horas más tarde había despertado desorientado - Oh señor, por fin me acogiste en tu seno. - había dicho tras admirar el lugar donde se hallaban.

Tras horas explorando la playa, el grupo parecía haber coseguido recuperar la moral - De-debemos hidratarnos - dijo el médico mientras señalaba los cocos que había en el suelo debajo de las palmeras del linde de la selva. No había muchos e iban a necesitar un sitio a cubierto para cobijarse de las tormentas tropicales así que deberían internarse en la Selva.

Y así lo hicieron con el Capitán Valdivia a la cabeza, tras toda la tarde abriendo camino a través de la densa vegetación, habían conseguido recolectar frutos y bayas para alimentarse durante un par de días hasta que el movimiento en la maleza les sobresaltó, con toda probabilidad se trataría de algún animal de grandes dimensiones y debían andarse con cautela para no verse atacados por algún animal salvaje.

Fué entonces cuando aquellos infieles saltaron de la maleza y les rodearon raudos como felinos, su aspecto era salvaje y rudimentario aunque el fuego en sus ojos y gestos transmitían una amenaza real. Joao se quedó de piedra al verlos saltar de la oscuridad y se parapetó detrás del resto de los marineros esperando el movimiento del Capitán Valdivia.

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28/11/2012, 19:17
Rui Feijoo Pedrafita

Tras la oración a San Martiño llego la hora de atender a las necesidades más perentorias del cuerpo, y tras descansar y sentir la vida fluir por mis venas, nos aventuramos a explorar tierra adentro. Primero deberíamos procurarnos agua dulce y más tarde la preciada comida.

Es durante la búsqueda del agua cuando sufrimos la emboscada de los seres infames, aparentemente humanos pero ataviados con ropajes simiescos. No obstante pude observar que algún tipo de contacto con los cristianos habían tenido puesto que reconocieron raudos el movimiento que Valdivia dirigió a su espada.

Habiendo notado esto último discurro rápido una forma de librarme de la muerte, si los indígenas han sentido aceros castellanos es posible que también conocieran nuestra santa cruz. Así que, sin otra arma con la que defenderme, coloco mis brazos formando la cruz, Dios Cristo me perdone. Y se lo muestro a los salvajes en forma de escudo de fe.

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28/11/2012, 23:35
Director

Fue en estas que los "indígenas" sintieron amenazadora la presencia de los castellanos en aquella selva, y sus gestos de tensión y el hablar entre ellos como a voces lo decía todo. Valdivia tomó esto por una ofensa y temiendo por su vida y la de sus hombres sacó su espada curvada en un alarde de rapidez, y tras elevarlo en un rápido movimiento de muñeca el filo se dirigió hacia uno de aquellos que tenía frente a él.

Tirad Iniciativa: 1d10 + AGI

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29/11/2012, 00:04
Joao Aveiro
Sólo para el director
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Notas de juego

Ahí lo tienes ;)

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29/11/2012, 08:57
Orazio Escolano
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29/11/2012, 12:06
José/ Haine Yahí

José echó mano a su cadera, donde normalmente llevaba su cuchillo, pero entonces se percató de que no tenía absolutamente nada con lo que defenderse. Y sintió miedo, mucho miedo...más les valía haber muerto de hambre que no a manos de unos salvajes.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa 17

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29/11/2012, 12:45
Director

Notas de juego

Nota: no conserváis armas o equipo, pero si las ropas o proteccione que llevárais, eso último si.

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29/11/2012, 16:15
Rui Feijoo Pedrafita

Con los brazos en cruz, en un vano intento por asustar a los salvajes con la sagrada señal me preparo para lo que pueda pasar, combate o huir por piernas.

- Tiradas (1)
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29/11/2012, 21:21
Director

Iniciativas:

  • Valdivia: detonante
  • Gonzalo Guerrero: 30
  • Rui: 26
  • N1: 23
  • N3: 23
  • Orazio: 22
  • Joao: 21
  • N4: 19
  • José: 17
  • N2: 17

El resto está mirando en círculo.

- Tiradas (2)
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29/11/2012, 21:31
Juan de Valdivia

¡Bellaco! -gritó mientras la hoja de su espada volaba describiendo una parábola en el aire- ¡¡Que la infortunia no me ha dejado vivir en la mar para morir aquí!! ¡¡Por el Emperador!! ¡¡ZASSS!!

Un doble movimiento, primero cortando en horizontal el vientre del primero que tenía frente a sí para luego encoger su codo y brazo, darle carrera, y envalentonado dirigirlo hacia delante hasta atravesarle el estómago, siendo el detonante de una jauría de gritos generales... Fue en éstas que el nativo abrió las cuencas de sus ojos y se llevó las manos a la herida, mientras parte de los indígenas se lanzaban contra vosotros, al igual que Guerrero, el otro soldado y todos vosotros.