Partida Rol por web

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Hecho, te dices. Una visita rápida al almacén de máxima seguridad y después al piso superior pasando por anular o destruir al robot. De hecho te vas relamiendo de camino, Yusuf siempre fue un miserable, que si plazos, que si intereses, que si ese brazo que quieres empeñar no es tuyo, no estará de más compensar años de usura con algunos "extras".

Llegar al almacén con las indicaciones de la alfombra voladora virutal es sencillo y el robot parece aún estar lejos. El problema aparece cuando entiendes que quiere decir MAXIMA SEGURIDAD. Te sorprende, pero está claro en que se gastaba la pasta que te sangraba el relamido fenicio. Aquel lugar tiene de todo: puerta de metal (¿acero?), sistema de identificación de retina y seguramente láseres, sistema de cierre automatizado y a saber cuantas mierdas más.

Es tarde para echarse atrás (o quizás no) ¿Cómo vas a entrar?

Esperabas que la máxima seguridad de la representación virtual no fuese tanta en el mundo real, pero parece que sí. No va a ser nada fácil, claro que nada que valga la pena lo es. Placa Madre ha formado equipo de infiltración contigo en algunos trabajos de Militrex y si le haces una oferta tentadora, podría tratar de hackear la red.

Si decides contactar con Placa Madre para que hackee el acceso, pasa a la página 55.

¿Dónde guardaría Yusuf sus ojos de repuesto? Siempre se quejaba de que los precios iban para arriba y que le cobraban un ojo de la cara, por eso tenía varios ojos clonados. Si encuentras el frasco de ojos podrás abrir esa condenada puerta. Si crees que ese frasco aún andará por aquí. Pasa a la página 314

—Que le den, en realidad solo quiero mi hígado—. Das un par de frustradas patadas a la puerta metálica, por si acaso se abre, pero pasas de esforzarte demasiado; seguro que tus lastimosos intentos de forzar la entrada quedan grabados para gozo y diversión de la comunidad neuropunk. «Y de la policía corporativa», te dices.

Si ves muy chungo acceder y prefieres pájaro en mano que ciento volando, pasa a la página 5. Tarariro te la hinco.

Maldita sea, patear la puerta no ha servido de nada, como de nada va a servir tratar de echar esa puerta abajo por las malas. El tiempo se agota pero por algo todos te dicen que tienes la cabeza muy dura (porque eres un cabezota y por el parche de titanio en la sesera). Decides buscar un ojo que te abra esa puerta (y quizás otras).

Pasas a la página 314.

página 314

Qué búsqueda difícil, dónde podría ser el lugar en el que el joputa ese escondiera sus ojos de repuesto. ¿O se los habría llevado y tú estabas perdiendo el tiempo buscando algo que ni siquiera estaba allí? A tu favor, a cada paso nuevas partes corporales renovaban tus esperanzas. Por qué se llevaría sus ojos si se había dejado implantes capilares en el tocador, una lengua en la cocina y dedos de repuesto en su sala de descanso. Eso por no mencionar lo que había en su mesa de noche, preferirías no haber visto eso, maldito pervertido. ¿Por qué tendría un dormitorio en su lugar de trabajo?

Finalmente la perseverancia dio sus frutos. En el frigobar bajo su escritorio los hallaste.

Con el frasco de ojos fuiste directamente al área restringida. Los láseres rojos escanearon tu frasco y luego se oyó una vez femenina digitalizada.

—Bienvenido nuevente excelentísimo señor Ysuf, amo y señor de todo cuanto lo rodea, filántropo, erudito y atleta al que todos reverencian.

Los brazos robóticos que apuntaban a la puerta bajaron las ametralladoras y cañones láser y pudiste acceder al área restringida. ¿Qué hallarías allí? ¿Armas, vehículos, armas, escudos, armas, exoesqueletos, armas?

Estaba oscuro para afirmar lo qe veías, pero parecían... cinco tanques, y dentro de ellos cuerpos... ¿humanos?... en animación suspendida. ¿Que hacía eso allí? ¿Quién se dejaría a sí mismo en una casa de empeños? No, eso no podía ser, aquí estaba pasando otra cosa. ¿Qué hacer?

Te acercas a los cinco tanques de hidro-liofiliazación ¿Quien será tan atontado como para dejarse a sí mismo como garantía de pago? Los monitores vitales en la base de cada tanque dan lecturas normales y un 90% de carga de datos, sea lo que sea eso.

—Ostiaputa— maldices. En casa uno de los cinco tanques, un clon tuyo, adulto —sin implantes — dormita tan apaciblemente como un bebé 

—Awwww, qué monos.

Si despiertas a uno "A ver que pasa", pasa a la página 68. 

Eres único. Quien quiera que haya hecho esto lo pagará caro. Pero de momento si quieres desconectar los tanques asegurándote de que ningún clon sobrevive, pasa a la página 86.

En el almacén de alta seguridad parece que sólo hay cuerpos en animación suspendida ¿Clones? ¿del ególatra de Yusuf (facilmente, sabes que es un cagueta y que tener órganos de repuesto es una medida prudente en los tiempos que corren) ¿tuyos? sabes que el muy ladino es tu fan, sobre todo cuando hay que meterse (literalmente) en mierda hasta cogote, pero a poco que se parezcan a ti estarían pateándole el trasero o pidiéndole pasta en cuanto despertaran. O podrían ser de cualquier mierda pelado sin nada (más) que perder.

En cualquier caso, nada de esos tubos te va a hacer recuperar tu hiperhígado o eliminar al robosegurata.

Si decides encender la luz y buscar algo más "contundente", pasa a la página 3,

Dicen que la curiosidad mata al gato. Pero yo no soy un gato. Y la oportunidad de cumplir literalmente con el "conócete a tí mismo" no es algo frecuente. Vamos a la página 68 cruzando los dedos.

—"Me hallo levemente aturdido, ¿Será acaso que mis niveles de glucógeno se encuentran ligeramente disminuidos?"

Miras con disgusto a tu clon. Habías perdido cinco minutos críticos rehidratando a este mamón refinado ¿En serio pensaba el hijueputa de Yusuf que tú hablabas como la jodida Wikipedia? No solo te había violado indirectamente, cultivando células de tu cuerpo por quintuplicado, si no que te insultaba con copias retrasadas de tí mismo.  ¡Con lo que hubiese molado que abriese los ojos y hubiese soltado un satisfactorio «Surprise Motherfucker», antes de atacarte.

¡Ah, joder!, caes en la cuenta.  Le debe haber imprimado uno de esos packs Perfect son®, que anunciaban en la holo y que convertían a cualquier hijo díscolo en un jodido niño que limpiaba los platos, estudiaba, decía por favor y gracias y solo se la tocaba para mear.

Sientes lástima por la pobre criatura, tan mayor y sin haber conocido la violencia ni haber paseado por Chinatown. Tan indefensa, tan ignorante.  «Y tan obediente»

¿Qué harás?

Aún estás a tiempo de desconectarlos pasando a la página 86. 

Aquel clonopringado puede ser la forma de dar esquinazo al robosegurata. Bastaría con decirle que se quedara ordenando un poco las cosas por aqui mientras pones pies en polvorosa en busca de tu hígado. Cuando lo alcance (y previsiblemente trocee) el robot, dará por concluida su búsqueda y volverá a su estación de carga para hibernar reponer baterías.

Si quieres sacrificar sin remordimiento al primer clon. Pasa a la página 11.

Un clon tuyo que haga el aseo no parece demasiado útil, al menos no en este lugar, si lo llevaras en tu casa quizá. Pero habiendo cinco, es posible buscar otras neuroprogramaciones más "útiles" para imprimarles en sus recién formadas mentes. Si intentas descargar algunas otras personalidades, pasa a la página 49.

Eres un cabronazo, lo sabes. Y además, tienes prisa. Así que entierras tu empatía junto con el resto de sentimientos inútiles como tu pasión por cocinar cupcakes 

—Eh, pringadillo. Si, tú. Quédate cuidando éste lugar y no salgas de aquí, ¿capichi?​​​​​​

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Si necesitaras un hígado orgánico normal te bastaría con un trozo de aquel clonopringado, pero necesitas tu hepatoimplante de alta gama, así que vas a necesitar al clon entero. Le señalas la importancia de poner en orden todo aquel almacén y al mismo tiempo, dejar, en todo momento, la puerta de seguridad abierta (no vayamos a impedir al robot entrar). Te responde educadamente y se pone a la tarea.

Sin perder tiempo te diriges a la salida de la sala de camino a los pisos superiores. Algo en una esquina te llama la atención y sin dudarlo le echas mano, sin dedicarle ni un último adiós al primer clon. Cuando tienes el pie en el primer escalón oyes un leve zumbido ¿la descompresión característica de un tubo de estasis? ¿de varios tubos?

Nah, imaginaciones mías, no puede ser, te dices y te encaminas hacia las plantas superiores.

Te has desecho (al menos eso crees) de un segurata, pero el edificio está lleno de sorpresas y tal vez debas equiparte mejor. Si antes de ir a por tu hígado prefieres pasar por el almacén de armamento que además está al lado, pasa a la página 252.

Sea lo que sea ese sonido, esperas que solo suponga un problema para tu clon.  En tu mano, una típica batería externa de 200kwh, de esas que se suelen llevar encima por si hay que recargar el Tesla.

—Hmm— durante las Guerras Furry aprendiste a trucar baterías externas para crear arcos voltaicos capaces de desintegrar cualquier cosa.  Muy útil...en cualquier otro momento.

Ahora, lo único importante es llegar al laboratorio, que está cerquita, al volver la esquina.

Esprintas hasta donde está tu hígado, pasa a la pagina 69

¿Un tubobde estasis? Eso podría servir para llegar rápidamente a los pisos superiores. Si decides volver con la caja que cogiste sin abrir para subir por uno de esos tubos, ve a la página 7

Subes las escaleras toqueteando eroticamente la batería. Hora de recuperar lo que es tuyo.

Pasas a la página 69.