Partida Rol por web

Las palabras de Tad me hicieron enrojecer porque la verdad me había sentido halagada con lo que acababa de decir. Ahora, tenía la cara del mismo color que el pelo y eso que no era fácil conseguir que yo terminara de aquella manera. De alguna manera me hizo sentir bien el que pensara que iba a estar protegido a mi lado.

- Puedes quedarte a mi lado cuant... - No terminé la frase porque Adelise se acercó a mí y bueno, Tad parecía incómodo, yo me incomodé porque no sabía cómo tenía que parecer una "dama" y no la tipa con espada que era... Para cuando la mujer llegó a mi lado yo suspiré y atendí a sus palabras.

- Estate tranquila. No te va a pasar nada, pero si sucediera, prometo no dejar que te conviertas en uno de esos monstruos.

Fui durante todo el pasillo con la cabeza en todo menos en aquella misión. ¿Por qué me había puesto así de roja? La verdad es que debía decir que cuando mi prometido sonreía era un hombre muy atractivo, pero... yo no quería casarme y lo iba a hacer por obligación ¿no? Ya no estaba demasiado segura de ello, pero vamos, con el viajecito que nos estábamos dando era imposible conocer a nadie, tanto fantasma, zombi y vampiro.

Al levantar la vista, cuando mis compañeros se detuvieron sin haber encontrado nada, me fijé en el estado de Dante y me acerqué a él.

- Espera. - Le dije para que se estuviera quieto.

Coloqué mi mano en su hombro y después comencé a rezar para sanar sus heridas. Necesitábamos estar lo más enteros posible para hacer frente a los vampiros.

Asentí agradecida a las palabras de Elisabeth. No pensaba morir allí, pero lo preferiría mil veces antes de convertitrme en un no muerto y hacer daño a los inocentes. Avancé, dejándole espacio a la clériga, y situándome en la vanguardia del grupo.

Era raro, no había huellas, ni pisadas. Una fina capa de polvo lo cubría todo, lo que normalmente, incluso a ojo no entrenado, bastaba para encontrar pistas, pero no en este caso. Sólo nuestras propias huellas dejaban marcas.

-Esto... es muy extraño- comenté, arrugando el ceño -. ¿Acaso los vampiros vuelan o levitan?- mi conocimiento de esas criaturas era demasiado simple y basado en las historias de pueblerinos y las leyendas de algunos textos de fantasía o terror. Me detuve, girándome para mirar a mis compañeros -De todas formas, seguimos con el plan, ¿no? Buscar un sótano o un lugar donde no llegue la luz del sol.

Sonreí complacida ante la respuesta de Sir Dante, podría mantenerle a salvo al tiempo que gozaba un poco más de su tiempo. Por suerte, Sir Elisabeth se tomó su tiempo para curar mejor a mi prometido, lo que me hizo suspirar aliviada.

La inspección del castillo resultó infructuoso, ninguna puerta, ninguna escalera que pudiera llevar a una cripta. Resultaba sospechoso, ya que en alguna parte debía esconderse la vampiresa. Comencé a pensar, observando el único camino que parecía haber sido utilizado.

- ¿Y si hubiera alguna puerta oculta? - pregunté pensativa.

Miré la dirección y el final del camino, los calabozos. No había nada más abajo que los calabozos, y no estaba segura de que mi suposición fuera acertada, pero valía la pena intentarlo. Comencé a caminar de vuelta a los calabozos arrastrando tras de mi a Sir Dante con la mente centrada en un pensamiento. Al llegar a la celda en la que había estado el barón, saqué mi varita y apunté al lugar con la esperanza de encontrar alguna puerta oculta.

Habiamos estado bsucando pero no habia siquiera huellas. Eso era muy extraño, y Doug no habia captado el rastro de nada. Empezaba a mosquearme. Hasta que Katarin sugirió lo de las puertas ocultas. " Pues claro! Si tuviese que dormir de dia oculto del sol no lo haria donde fuese facil de acceder. "

- Tienes razon, Lady L'Brianne. - Asi que me puse a buscar puertas ocultas pegado a las paredes de donde estuviesemos. 

Las cosas entre Elisabeth y yo no iban mal. Hasta podíamos ahora hablar sin discutir. Ayudaba que ella fuera una elegida de los dioses y tuviera la cabeza bien puesta sobre sus hombros. Es decir, había escuchado a otros clérigos y era absolutamente insoportables además de estúpidos. Elisabeth no era ninguna de las dos cosas, por más que fuera todo lo contrario a la mujer que había pensado ideal para mí.

Pero ahora estábamos en plena caza de vampiros... no había ni huellas ni nada similar.

—Busquemos puertas secretas hasta que casi caiga el sol... luego será mejor que volvamos a proteger a la gente del pueblo... 

A Tad no se le ocurría otra cosa. Malditos Vampiros... 

Revisásteis de nuevo el edificio, tratando de encontrar aquél escondite. Mas el único secreto del lugar que hallásteis ya era conocido y era el túnel para abandonar o entrar en el castillo.

Las horas habían pasado y ahora quedarían un par tan sólo para el anochecer. Os encontrábais cansados y frustrados, pues las pesquisas no parecían llevar a ningún lugar.

Quizá preferiríais que algo sucediera que os apartara de la incertidumbre, pero todo seguía en calma en el castillo. La vampiresa, dondequiera que estuviese, parecía estar ganando la partida y pronto llegaría la oscuridad que podría ampararla.

Ya frustrado le di una patada a una silla que habia por ahi. No habiamos encontrado nada de nada. - Tal vez ni siquiera "duerma" en el castillo... - Si vivia alli era imposible que no hubiera nada que no pudiesemos encontrar. - Porque la hemos visto bajo el sol, si no podria llegar a pensar que Elona nos ha tomado el pelo y ella y su padre son los vampiros... - Lo habia dicho como una burrada pero empezaba a tomar sentido en mi mente. - Nadie normal sobreviviria al desangramiento de arrancarle los brazos... La reaccion de la chica no fue normal... La fantasma decia que era una impostora... - Estaba frustrado y divagando. - Y ademas, al llegar queria que nos olvidasemos del asunto... - Levanté la cabeza y miré al resto. - Que pensais de todo esto? Que me estoy volviendo loco?

—La fantasma entró por la chimenea, el mismo lugar por el que entramos nosotros. ¿Quizá el vampiro esté en uno de los edificios aledaños al castillo o en uno de las casas del pueblo abandonado?

Ahora que lo pensaba, no tenía por qué estar en el propio castillo, y eso mismo le había dicho a los demás caballeros.

—Aquí no está o no podemos encontrarlo. Registremos el patio y el resto de edificios y luego si podemos, tratemos de encontrar algún rastro en el pueblo. 

Malditos vampiros. Había pensado que cazarlos sería mejor que estar con Elisabeth, pero hablando un poco con ella había decidido que tomar alguna cerveza en una posada acompañado de su prometida no sería tan malo. Siempre que el caballo estuviera bien atado en los establos o aún mejor, convertido en chuletas. 

Era un poco frustrante estar buscando para no encontrar nada, sobretodo, cuando veíamos que las horas de luz se nos agotaban y pronto sería de noche, por lo que los vampiros serían más fuertes.

- No me gusta como se está poniendo esto...

El primero en decir algo fue Phillip pero no estaba demasiado segura de su teoría. De todas maneras, viendo como se estaban desarrollando los acontecimientos tampoco podía descartarla, sobretodo, cuando estábamos tratando con cosas como fantasmas, vampiros y zombis.

- Puede ser cualquier cosa, incluso la más descabellada que se nos ocurra.

Tad fue el siguiente en hablar y asentí.

- Creo que será lo mejor porque aquí dentro está claro que no hay demasiado. - Comencé a caminar hacia el exterior. - Tenemos que darnos prisa, como mucho quedan un par de horas de luz.

Ya no sabía qué hacer, ni qué pensar. Sentía los pies arder dentro de las botas de tantas vueltas que habíams dado dentro del castillo y comenzaba a estar tan cansada como frustrada ante nuestra situación, por lo que comprendí perfectamente cómo se sentía mi prometido.

Entonces escuché a Elisabeth y a Tad y asentí con la cabeza.

-Salgamos entonces, pues no quiero estar aquí dentro cuando se ponga el sol y, tal como decís, quizá encontramos alguna pista fuera del castillo.

El caballero asintió agradecido a la sanación que le otorgó Elisabeth, la magia curativa hizo que recuperara el color de las mejillas y el malestar fuera desterrado de su cuerpo. 

Gracias, lady Woodgate. dijo mientras se afanaba a buscar junto a los demás cualquier pista que pudiera llevarles a la guarida del vampiro, pero todos los intentos fueron infructuosos y el sol tenía la intención de desaparecer a no mucho tardar. Atado a su prometida, Dante intentó colaborar, pero se mantuvo principalmente alerta para que el grupo no se viera sorprendido.

Una trama demasiado elaborada para que padre e hija fueran vampiros. expresó ante la sugerencia de Phillipe, echó una mirada hacia Elisabeth. Si su magia ha podido sanar mis heridas, no veo porque no ha podido usarse para mantener al padre de lady Elona vivo.

Resolviendo que no parecía haber nada más de interés en el castillo, Dante asintió a las propuestas.

Mejor apurar las opciones que tenemos mientras tengamos luz.. dijo lentamente, miró de reojo a su prometida mostrando una inevitable sonrisa para ella. ¿Será mejor dividirnos para abarcar más terreno? propuso el caballero.

Tras el fracaso del calabozo, negué con la cabeza algo desanimada y excusé las explicaciones de mis compañeros. Todas ellas eran posibles y buenas ideas para empezar. La vampiresa podía estar en cualquier lado, por lo que cualquier lado era bueno para empezar.

Me resultaba frustrante toda aquella búsqueda infructuosa, quedaban pocas horas de luz, por lo que debíamos darnos prisa.

- Estoy de acuerdo, debemos buscar en otros lugares y rápido, sino se nos echará la noche encima. La opción de separarnos es arriesgada, pero podremos abarcar mayor espacio - dije dándole mi apoyo a Dante - podríamos usar luces o pequeños trucos para llamarnos entre nosotros si encontráramos algo o tuviéramos problemas.s

El grupo se vió obligado a salir al exterior. El patio era amplio y había un gran número de edificios, todos de aspecto similares. Un muro separaba la parte Oeste, pues era la dedicada a los nobles que habían regentado el lugar. Todo el patio era de tierra y en el crecían ahora todo tipo de hierbas, ya que no había nadie que las hubiera podido controlar.

No hubo que esperar demasiado para ver algo fuera de lo común. Allí fuera, en el patio que había justo frente al torreón ((15 en el mapa)) había un carruaje negro y dos esqueletos de caballo estaban colocados para que tiraran de él. Los caballos permanecían inmóviles y no parecían reaccionar ante vuestra presencia.

El carruaje tenía un diseño oscuro y excesivamente ornamentado.

Doug, el perro, parecía inquieto ante la presencia de esos animales muertos y se acercó, ladrándoles, pero sin conseguir que movieran un solo hueso.

—Reventemos esos caballos muertos vivientes, no quiero que el vampiro use eso... —dijo Tad— Y luego podemos mirar a ver esa torre y el resto de edificios. Apuesto a que están en alguno.

Teníamos poco tiempo para encontrar al vampiro y habíamos estado mirando en el sitio inadecuado.  

Aquel castillo pareciera necesitar un día entero para recorrerlo. Al salir al patio, vimos aquel extraño carruaje con las cadavéricas monturas y sentí un escalofrío recorrer mi columna.

Entonces, Tad habló y asentí -Primero,  quiero ver que hay dentro del carruaje- dije, muy seria -. Desatemos las sujecciones de los... equinos, y abramos la puerta del vehículo, antes de entrar de nuevo en el castillo.

Miré al resto del grupo y avancé hacia el carruaje, decidida a echar un vistazo. Si era el medio de transporte de aquel demonio chupasangre, quería sabotearlo... aunque fuera mediante la fuerza bruta.

El exterior era más grande de lo que habíais creído inicialmente. El castillo era bastante amplio y con varias construcciones. La presencia del carromato indicaba que había alguna criatura maléfica, cerca.

Los caballos se mantenían firmes. Sabíais que los equinos dormían de pie y estas esqueléticas caricaturas parecían hacer lo propio.

Lady Adeline pudo soltar a los caballos. Abriendo la puerta sólo se contemplaba un espacio vacío. Un habitáculo con asientos cubiertos de cuero negro, además de velas en las paredes internas del carromato, que ahora permanecían apagadas.

Junto a su prometida, que lo mantenía atado en corto, Dante exploró el patio dando con el carruaje y el abanico de opciones que se presentaban. Asintió a la propuesta de Tad de destruir aquellas pantomimas de caballo, además de cuidar las espaldas de Adeline en el proceso. Una vez despejado el patio, miró a distintos lugares que tenían como opción.

Queda poca luz.. si queremos averiguar algo más nos tendremos que apurar el día. dijo mirando al resto de sus compañeros, tomando con firmeza la mano de Katarin. Si esa criatura nos sorprende durante la noche.. negó con la cabeza mirando a los ojos, con preocupación, de su prometida. Vayamos donde sugiere Tad.. es una buena elección como cualquier otra.

Al salir al exterior y ponernos a observar cómo era aquel lugar fruncí el ceño, por lo que volvía a tener la apariencia de la Elisabeth a la que no la gusta demasiado hacer amigos, aunque claro, en esta ocasión lo que no me gustaba mucho era tener tantos lugares que revisar en tan poco tiempo.

- !Por todos los dioses, esto es como buscar una aguja en un pajar¡

Quise consolarme pensando en que podía ser mucho peor si en vez de vampiros, estuviéramos buscando algún objeto, pero de todas maneras, aquello iba a ser complicado.

La idea de Tad no pareció estupenda, al menos, a Dante y a mí, que comenzamos a destrozar aquellos caballos. Esperaba que los vampiros no tuvieran ningún tipo de magia que hiciera que se volviera a montar como si fuera un puzle.

- Creo que con eso será suficiente. - Dije cuando el que había "apaleado" estaba lo suficientemente destrozado, aunque me aparté un poco, como temiendo que en cualquier momento volviera a rehacerse. Aquello no me gustaba un pelo.

Asentí cuando parecieron ponerse de acuerdo en por dónde proseguir echando un vistazo y les seguí con la espada en las manos. Estaba claro que no me fiaba ni de mi propia sombra en aquel lugar.

—Sí, y a diferencia de un pajar, no podemos prenderle fuego, con lo que ahorraríamos de tiempo. Pero es de piedra —dijo Tad sabiendo que tendrían que darse prisa para encontrar al vampiro mientras era de día.

Esperó a que destruyeran los caballos esqueleto y luego señaló al siguiente edificio que registrar. Irían primero a los más grandes. Los vampiros eran egocéntricos, ¿no? y así intentarían dar caza al monstruo. 

No vi nada extraordinario en el carruaje mientras mis compañeros destrozaban los cadávericos equinos.

-Usará este carruaje como vía de escape- dije, alzando la vista hacia el torreón -. ¿Podríamos manipularlo? No quiero que una vampira furiosa escape y siempre el terror a su antojo.

A decir verdad, lo que menos me simpatizaba era entrar en aquel lugar, con tan poca luz que quedaba. En cualquier momento, el Sol se pondría y el cazador se convertiría en presa de las criaturas de la oscuridad.

-Iré en vanguardia- sentencié, muy seria, a pesar de mis temores, antes de encaminarme hacia el torreón.