Partida Rol por web

Danse de la Mort: La Chiquilla De Mary

Escena I: Sangre Nueva

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12/09/2009, 01:51
Director

Martes 24 de Febrero de 2004. - Louis Armstrong Park, Nueva Orleans.

Abres los ojos y miras a tu alrededor. Tu visión se toma un momento para aclararse, pero puedes oír a la gente y a la música, el sonido del Mardi Gras. Sin embargo, suena distante. No parece que estés en el Barrio Francés.

La noche es fría, y sientes una brisa fluyendo sobre tí desde el norte. Debería enfriarte, pero no tiemblas ni se te pone la piel de gallina. La luz de las farolas parecen distantes y apagadas, y tus prendas se pegan frías y rugosas contra tu piel. Algo es diferente, algo está terriblemente mal, pero no tienes fuerzas ni siquiera para mostrar miedo o indignación. Sin embargo, sí que sientes algo. Sientes hambre.

 

Notas de juego

Ahora puedes describirte un poco y hablar de cómo se siente tu personaje brevemente.

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12/09/2009, 02:35
Romy Stevenson

Era de noche, y la música sonaba lejos, distante, quizás en alguna parte o quizás en mi cabeza. Sentí la hierba bajo la palma de mi mano, húmeda y fría, un tacto casi agradable dado que ni la brisa helada de la noche me hacía estremecerme. Podía escuchar perfectamente mi respiración agitada y constante. Podía ver el cielo.

Pero daba igual.

Todo daba igual porque tenía hambre. No importaba el miedo, ni no recordar cómo había llegado allí. No importaba la hierba, ni la luz de la luna, ni la brisa helada, ni la música de ninguna parte.

Me incorporé con los ojos muy abiertos mirando al frente fijamente, rígida, ansiosa. Tenía hambre.

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12/09/2009, 02:36
Director

Algo en tu interior grita por sustento en un nivel tan bajo que nunca has conocido, y toda la comida que puedas imaginarte no suena del todo apetitosa.

Mientras luchas con esta sensación, escuchas a cuatro personas acercándose. Puedes deducir por sus palabras arrastradas y mascullantes y también por sus pasos imprecisos, que están borrachos. Mientras escuchas, aparecen en tu rango de visión, y al verlos, sientes que tu hambre se intensifica. No puedes entender el por qué, pero en algún lugar de entre ese grupo de personas se encuentra lo que necesitas.

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12/09/2009, 02:45
Romy Stevenson

 

Ladeo la cabeza mirándolos inquisitivamente. ¿Qué tienen? ¿Qué necesito? Son preguntas que, de algún modo me atormentan. Sacudo la cabeza, cierro los ojos fuerte e intento concentrarme en algo, algo que no tenga que ver con el hambre. Pero ellos están ahí, borrachos, les escucho perfectamente, casi puedo… ¿saborearlos? ¡Qué dices, loca!

Vuelvo a sacudir la cabeza y alzo la vista para mirarlos. Son cuatro, y se acercan con pasos inseguros, tambaleantes por el alcohol. ¿Y si me levanto y me voy? ¿Y si me levanto y voy? ¿Y si me levanto y…?

Cierro los puños y me levanto intentando controlarme. Sigo teniendo hambre, me cuesta concentrarme en otra cosa que no sea ellos.

 

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12/09/2009, 02:46
Director

Las cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, son estudiantes universitarios sin lugar a dudas. Ninguno de ellos parece tener más de 21 años, y todos están claramente borrachos, apoyándose el uno en el otro y tropezando a través de la oscuridad. Uno de los hombres tiene una botella en la mano, a la que todavía le quedan unos cuantos tragos. La camisa de una de las mujeres está parcialmente desabotonada, y puedes ver algunos collares de cuentas alrededor de su cuello. Los fiesteros te miran y empiezan a reírse tontamente, como sólo unos amigos borrachos pueden hacer. Mientras les miras, te sorprendes a tí misma dirigiendo tu vista a sus gargantas... y sientes como tus caninos se alargan, creciendo en unos afilados colmillos.

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12/09/2009, 02:58
Romy Stevenson

¿Una piel bonita?

No…

¿Un cuello sensual?

No…

Es algo mucho más que eso, mucho más dulce, mucho más apetecible… mucho más vital, algo me lo dice. Cierro los ojos. Lanzo un sonido exhalando aire que bien podría variar entre jadeo, gemino o suspiro mientras paso la lengua por los incisivos. Curioso…

Se acercan, el hambre crece y parece irrefrenable, avanzo un par de pasos inconscientemente hacia ellos, rígida, con la mirada fija en la garganta del que está más cerca. Ni si quiera se cual de los cuatro es, todo se difumina en mi mente a excepción de su garganta. Y entonces un impulso muy humano me detiene.

¿Qué estás haciendo? ¿Qué haces?

Me paro presa del miedo. ¿Qué estaba a punto de hacer? Miro a las cuatro personas que me miran, se ríen, se burlan. O eso es lo que creo. Van a empezar a lanzar carcajadas. Esto es una locura. Me doy la vuelta y corro en otra dirección.

Pero sigo teniendo hambre.