Partida Rol por web

Al final vencí la inquebrantable fe que tenían los soldados en su líder. No me hubiera importado darles muerte. ¿Su delito? Ser tan tontos como para no ver la podredumbre que tenían debajo de sus narices. Pero en ese momento los necesitaba, con vida y ayudándonos. Porque, para acabar con un aquelarre lleno de mutantes y hombres bestia era necesario contar con muchos hombres y aquellos soldados aún podían demostrar que podían ser útiles al imperio.

Decís que no sabíais nada. Que no tenéis nada que ver.- me dirigí a los soldados.- Creedme cuando os digo que os creo.- puse mi mano sobre mi pecho para dar más fuerza a mis palabras.- Pero cuando se trata de mutantes no saber nada no es suficiente. Colaborar con sus planes, aunque sea sin saber nada, es motivo más que suficiente para acabar tus días encima de una pila de leña....

No obstante sois soldados, hombres de honor que servían a un señor equivocado. Por eso, la inquisición está dispuesta a olvidar vuestros crímenes y daros la oportunidad de redimiros. -La cara de los soldados reflejaba la voluntad de hacer lo que fuera con tal de que no los condenaran.-Acabáis de entrar al servicio de la inquisición, únicamente obedeceréis mis órdenes o las de mis hombres, pues para vosotros, sus palabras son iguales que las mías.

Soltarles, y devolverles sus armas, les harán falta en lo que queda de día.- Les digo a mis hombres mientras me acercó a Adalberto.- Devuélveles también su oro.- No quería que aquellos hombres pensasen que los miembros de la inquisición éramos unos vulgares ladronzuelos.

Vos tenéis una misión que cumplir.- Le digo al sacerdote justo después.- Cuando nos marchemos debéis abrir las puertas de la iglesia. Si alguien viene preguntando por nosotros o por el noble le contaréis que, por lo poco que lograste escuchar, intentamos secuestrar al noble para pedir un rescate, que la resistencia de los soldados del pueblo fue tan grande, que tuvimos que salir huyendo como alma que lleva el diablo y que el noble y sus soldados salieron tras nosotros para darnos caza. Le diréis después, que lo último que oíste de nuestras bocas entre gritos de retirada fue algo sobre que nuestro barco estaba amarrado en Bissendorf, que teníamos que llegar a él para huir si queríamos conservar la vida- Esperaba que los posibles refuerzos mordieran el anzuelo y salieran del pueblo en dirección a Bissendorf en ayuda de su líder.

Señora.- Le digo agachándome a su lado y con un tono casi paternal.- Hágase un favor y hágaselo al imperio. Vuelva a su casa, cierre puertas y ventanas y no salga hasta mañana. Si alguien le pregunta cuente la misma historia que el sacerdote. ¿De acuerdo?

Kudrim, ata a esta rata.- Digo señalando al noble.- Aún tiene mucho que contar, y puede sernos útil. Vigílalo y no dejes que vuelva a intentar suicidarse o escapar.

Coged velas, antorchas o cualquier cosa que pueda alumbrar, nos volvemos a las alcantarillas.

Los soldados, nuevamente armados y con la moral restablecida, asintieron con la cabeza. Indirectamente debian sus vidas a aquel hombre, y llegarian hasta donde tuvieran que llegar para demostrarlo y quitar cualquier sombra de duda.

Bajaron hacia las alcantarillas nuevamente, y serpentearon por donde el noble les indicaba, el entramado no parecia muy complicado y aparte de la presencia de alguna alimana, no parecio que nada enturviara la tranquilidad de aquel lugar.

Cuando llegaron a la casa del noble por el sub-terraneo este indico a Otto que tomara un manojo de llaves de su pecho, eran 4 llaves gordas, que tenia amarrada con una cordel.

Las alcantarillas estaban igual de sucias, resbaladizas y oscuras que la anterior vez que habíamos entrado. Leonard habría el grupo, con su arco siempre a punto para ensartar a cualquiera que se interpusiera en nuestro camino. Le seguíamos Kudrim que sujetaba con tanta fuerza la cuerda que ataba al noble que le impedía el más mínimo movimiento y yo. Detrás nuestro, caminaban los hombres del comerciante y los soldados, y el grupo lo cerraban Adalberto, Hans y Gerard, no fuera que alguno de nuestros nuevos “aliados” quisiera reconsiderar su desinteresada ayuda a la inquisición.

Llegamos a la zona donde yacía muerto el cabo, con sus cuatro brazos a la vista, un ejemplo de lo que los poderes ruinosos podían hacer en el cuerpo de un hombre.- En este despojo es en lo que vuestro líder y su mujer convirtieron a vuestro cabo.- les dije para que los soldados lo miraran y despejar las posibles dudas que pudieran tener sobre lo que les había dicho en la iglesia.

Guíanos hasta tu casa.- Fue lo único que le dije. Al principio dudo, llevarlo era traicionar a su mujer a quien aún amaba y por quien lo había sacrificado todo. Pero las suaves manos de Kudrim le quitaron las dudas. Todos en aquella sala pudimos oír el inconfundible sonido que hacen los huesos de los dedos al romperse, y después un nuevo aullido de dolor saliendo de la garganta del hombre. Cuando se recuperó se mostró infinitamente más colaborativo.

La zona de alcantarillado en la que entramos era mucho más repulsiva, el agua estaba estancada y se había podrido, el nauseabundo olor se pegaba en el fondo el paladar y no había forma de quitárselo de encima.Temí que estando tan cerca de un lugar donde se almacenaba piedra bruja “algo” hubiera mutado y establecido en aquella agua estancada su lugar de residencia, pero por suerte para nosotros no fue así. Llegamos a una puerta de madera reforzada con bordes metálicos. El noble se detuvo y con la cabeza baja y un hilo de voz dijo.- Aquí es.

Silencio.-Susurré llevándome un dedo a los labios. Saqué una llave de mi bolsillo, la introduje en la cerradura y girándola abrí aquella puerta. Con un poco de suerte, el engendro en el que se había convertido la mujer del alcalde estaría allí sola.

No tuvo que dispararle una tercera flecha, la cual seguramente hubiera sido mortal. Aunque no tuvo que guardar muy lejos su arco y sus flechas, ya que cuando finalmente se pusieron en marcha para abandonar la iglesia, le tocó ir por delante a la comitiva a través de la alcantarilla. No pudo quitarse del todo de la cabeza la idea de skavens, sobretodo cuando llegaron a una segunda sección mucho más putrefacta y maldita.

Pero nada emergió, nada apareció para probar su fe. Asintió ante la petición de silencio de Otto, y se puso en la mejor posición posible en ese vertedero de disformidad para apuntar lo que pudiera salir, o ponerse a tiro, cuando abrieran la puerta.

No sabemos lo que hay en la casa ,cuantos serán ni si nos están esperando pero deberíamos prepararnos para lo peor.Vamos a suponer que saben que vamos y que nos esperen creo que nuestro amigo debéis ser el primero en entrar por la puerta . Digo a Adalberto mientras caminamos hacia la casa .Puede que a alguno le parezca cruel pero creo que será una buena forma de que empiece a pagar por sus pecados y además en el peor de los casos nos ahorramos un juicio . .Aprieto el paso y alcanzo a Otto para comentarle mis pensamientos .Creo que nuestro "amigo" debería ser el primero en pasar por la puerta por sí acaso nos esperan . En hablamos llegamos a la puerta y Otto se dispone a abrirla .

Finalmente los soldados entraron en razón y accedieron a colaborar con a cusa mientras dejaba tras nuestros pasos una barricada más que eficiente para cubrirnos los pasos... aunque después de las palabras de Otto resoplé con una mirada aira y los labios fruncidos; ya estaba a punto de replicar cuando las órdenes empezaron a manar de boca del cazador de brujas como si fuera un auténtico sigmarita.

Al fin el chico toma el control. Ya era hora... casi pensé que te había salvado la vida un novato -dijo Borki a mi oído haciéndome dar un manotazo al aire, como espantando una mosca molesta, en un vano intento de deshacerme de sus palabras

Eso es hecho- dije mostrando una amplia y sincera sonrisa al dirigirme hacia el noble- Tu y yo nos vamos a hacer muy buenos amigos...- le dije al tiempo que le ataba los brazos con fuerza -¿VERDAD?- añadí dando un fuerte tirón final que provocó un gruñido en el tipo - Andando y sin tonterías o te sacaré las tripas por la boca a puñetazos

El grupo al completo bajamos a las asquerosas profundidades, dejando atrás el cadáver del mutado oficial, llegando al momento en que el noble decidió que por el momento había colaborado suficiente con nosotros

-¿Qué?¿Tienes amnesia? Espera que te refresco la memoria...

Sin más preámbulos estrujé entre mis guantes los dedos del noble rompiendo tres o cuatro en el proceso, haciendo que el noble aullara de dolor antes de proceder a colaborar nuevamente

-Eso ya está mejor, ¿ves que fácil?- le dije dándole un par de palmaditas en la espalda, como si realmente estuviera agradecido

Llegamos finalmente hasta la entrada de la morada del noble, cuyo acceso estaba envuelto de podedumbre, provocando que más de uno sospechara y no sin motivos de que podría haber algún ser mutado en las cercanías

Que entre él, yo le sigo de cerca... y si intenta algo... le volveré a refrescar la memoria, pero esta vez con un poco más de empeño- propuse mientras sacaba el hacha y me la colocaba al hombro, dedicándole una nueva e intimidatoria sonrisa que dejaba claro que no me iba a andar con chiquitas

Hay que evaluar las posibilidades, solía decir Von Newman. Si había alguien esperando tras la puerta el noble serviría como escudo humano cubriendo nuestra entrada, por otro lado, un solo grito de aquella rata y alertaría a toda la casa. 

Claro, que también podía chillar desde atrás y sería exactamente igual aunque sin servirnos de escudo.

Vale.- les digo a Hans y Kudrim- Leonard y Adalberto justo después. Si hay alguien esperando lo quiero muerto, eso nos proporcionará a los demás tiempo para entrar.

Confiaba en que entre la pistola y el arco podrían acabar con cualquier resistencia que hubiese en la entrada.

Las palabras de Otto le habían emocionado hasta a el, hasta el punto que casi sentía el calor de Sigmar en su pecho. Pero fue en ese momento, cuando el jefecillo rompió el hechizo de sus palabras, y dijo lo peor que se le podía decir a un estaliano:

Devuelve-esas-monedas.

Cualquier insulto podía hacer menos daño que eso, ¿Porque tenía que pedirle eso?

Lentamente y agarrando una espada del suelo, se la tendió a uno de los soldados junto con las monedas y le dijo:

- Ya habéis recuperado vuestro oro y vuestras armas, ahora recuperar vuestra dignidad y luchad por el bando adecuado. Tenéis una oportunidad inmejorable, no la caguéis.

Dicho esto y forzando una sonrisa fría causada por la pérdida de esas preciadas coronas, se dirigieron hacia la casa por las cloacas. Una vez allí "el jefecillo" dió la orden de entrar, y como no, "Cagafuego" era siempre la reina de la fiesta en este tipo de acciones.

Se asomó el estaliano a ver si veía algo. Era de esperar que hubiera alguien, los que no eran esperados eran ellos...

Bajo la orden de Otto, Gerard cerraba la comitiva que avanzaba por la alcantarilla en dirección al acceso subterraneo que daba a la casa del noble hereje.

Con frecuencia miraba hacia atrás, como si tuviese el mal presentimiento de que fuesen a ser delatados por algunos de los que en el templo quedaron.

Sin embargo, se fiaba tan poco de ellos como de los hombres de reciente adición a su grupo. Afortunadamente, Otto les había dicho a los soldados que atendiesen a sus ordenes tanto como si fuesen las suyas propias, y eso le tranquilizaba ligeramente. Tras ese discurso, parecía que se los había ganado.

Al llegar a la puerta, sus compañeros entran. Y el, se espera lo peor...  

Despues del paseo por la alcantarilla, Otto abrio la cerradura de la puerta, esta llevaba a su vey a una puerta sin pomo ni cerradura, el noble que iba el primero seguido por el aliento de Kurdrim empujo la puertecilla y se agacho.

Todos pudieron ver, toneles y barricas de posiblemente, buen vino, conac y algun licor de elaboracion casera. Kurdrim no tuvo que agacharse, pero todos los demas si para poder pasar.

Aquella habitacion era estrecha y humeda, ascendia una escalera de caracol a un balcon algo por encima del grupo, Leonard se adelanto rapidamente a mirar con su arco preparado bajo la supervision de Kurdrim y del resto que iba pasando. Adalberlo lo siguio y los dos empujaron una puerta para ver una escalera, esta vez mucho mas cuidada de buena piedra, que ascendia a la casa en si. Por encima de ellos solo escucharon el crepitar de alguna lampara de aceite, y parecia que no habia nadie en la casa. Algunos tapices adornaban esta escalera, pero nada se movia.

El noble, mal herido y hundido en cuerpo y alma, miraba su casa desde la perspectiva de un prisionero al que le quedaban las horas contadas. Aun asi dijo -arriba solo deberia estar mi mujer, si no tiene compania- dijo mientras buscaba sus pies -y el ama de llaves claro- aunque por las horas quien sabe.

Una vez todos dentro, vieron que el espacio que habia era muy insuficiente para los 5 soldados, Herik y sus hombres mas el grupo de inquisidores, prisionero incluido. Ademas la humedad de aquel lugar se te pegaba al paladar y era un asco.

Llegamos al interior de la morada del noble a través de un pasaje que daba a las bodegas del traidor... varios toneles de licores y vinos, que endulzaban el ambiente y componían un ambiente peculiar nos recibieron mientras el cautivo nos daba nuevos datos

-Habría que acabar con la bestia mutante mientras no tiene más ayuda que el posible amante... y a ese depravado habría que intentar mantenerlo con vida para sonsacarle información- propuse a media voz mientras lanzaba miradas a la parte superior, asqueándome con la mera suposición de que alguien era capaz de retozar junto a un ser de esa índole - Habrá que ser rápidos y precisos,  y para eso un grupo pequeño sería lo ideal - dije conocedor de las luches de túneles donde los míos podían contener a una marea de goblins con solo la mitad de efectivos - El resto debería cubrir los otros accesos de la casa y vigilar a este desecho...

Mientras se posicionaban y comentaban que hacer, Otto le empezo a dar vueltas y a trazar un plan mentar, cuando unos ruidos de tablones viejos comenzaron a moverse por encima de ellos. Esta senal inequivoca de que habia alguien caminando, los dejo a todos mudos y con el corazon en un puno, incluso al noble que aunque miro no se atrevio a decir, ni esta boca es mia.

Callé de golpe al escuchar el revelador sonido de los tablones crujiendo cuándo alguien, o algo, empezó a deambular por el piso superior. Miré al resto y me llevé el índice a los labios indicando silencio, señalando hacia arriba mientras miraba a Otto, Adalberto y Gerard.

Si alguien tenía que sorprender al causante del sonido desde luego no sería un enano enfundado en una gruesa armadura tintineante... los humanos eran más diestros acechando en silencio y no sería tan estúpido como para pensar en que podía igualarlos en ese sentido, no al menos con un suelo de madera... si fuera de piedra la cosa cambiaría

Agarré la cuerda del noble y le di un tirón leve para llamar su atención, clavando en él mi mirada mientras le enseñaba de cerca el hacha como advertencia... -No muevas ni un músculo y no hagas el menor ruido -le susurré pegándome a él como si fuera su sombra

¡Joder que es eso! 

Menudo susto que se acababa de llevar. La madera era vieja y había humedad por todos lados, pero siempre era mejor que respirar mierda pura que corría por la alcantarilla...

Escuchado el crujir de la madera, señalo a Kurdrim, instándole a seguirle a cierta distancia, porque probablemente el al ser menos ágil haría mas ruido, pero el sí que podría acercarse haciendo menos ruido al ser mas liviano y no llevar una pesada armadura.

Había que avanzar sin hacer ruido o se arriesgaban a acabar con el factor sorpresa que tantos buenos resultados les había dado.

Observo como el estaliano me señala para que le siga mientras el intenta tomar por sorpresa al "merodeador". Asiento con el ceño fruncido... al final seria cierto lo de "ten cerca a tus amigos y aun mas cerca q tus enemigos". Solo esperaba que no le diera por emplear elarma de fuego o ya daria igual que entrara dando saltos y gritando a viva voz.
Le puse la cuerda del cautivo al compañero mas cercano (a uno de mis compañeros, ni a un guardia ni a uno de los seguidores del comerciante) antes de prepararme
Me colgue el escudo a la espalda, el hacha de mano en el cinto y enarbole mi nueva adquisicion a la cual habia bautizado como Hiendecraneos... Una enorme hacha de dos manos con doble hoja.
Si teniamos que atacar por sorpresa sin duda ella seria mi mejor aliada

Aunque  el arte de moverse en silencio nunca ha formado parte de las enseñanzas del templo  voy sin armadura y siempre se me ha dado razonablemente bien.Susurro antes de avanzar tras el estaliano y el enano  con el arma y el escudo preparado..El problema de moverse en un lugar desconocido es que hay que hacerlo con cuidado y menos mal que  algunas  luces   bailoteaban en lo alto de la escalera.Al menos  podremos ver  con que os enfrentamos

El nuevo arma de Kudrim asustaba más que el mismo, pensë al ver su enorme hacha a dos manos.

Cualquiera que nos encontremos arriba debe ser tratado como si fuese hostil.- cualquiera que visitase la casa regularmente podría haber desarrollado alguna mutación, así que primero golpear y después preguntar que arrepentirse por no haberlo hecho.

Si empieza el combate os quiero la mitad arriba guardando las puertas y la otra mitad aquí bajo.- susurré a los nuevos. Como bien había dicho el enano, aquello era una misión de sigilo, pero si salía mal no quería que nadie pudiese abandonar aquella casa para poner sobre aviso a los hombres bestia.

Se había sentido como si no pintase nada allí, empezaba a incomodarle que no se contase con él nunca. Y llevaba tiempo siendo así.-De modo que intentan avanzar a hurtadillas a ver de que se trata y Adalberto prefiere llevarse a Kurdrim, un cencerro andante, antes que a mí.-

Gerard era plenamente consciente de que sus habilidades de combate jamás llegarían a estar a la altura de las del enano. Pero se sabía poseedor de otras cualidades que creía mejores para situaciones como esta y, sin embargo, allí se quedaba mientras sus compañeros ascendían intentando ser sigilosos.

Cuando de repente ve a Hans sumarse a los avanzados. Acto seguido, se les une en el ascenso sin pensarselo dos veces. Haciendo uso de los ágiles movimientos que le caracterizan a él y a su pequeño cuerpo, enarbola su espada y el escudo lo mantiene a la espalda para que no le limite en sus capacidades de moverse.

Leonard se quedó clavado como un árbol de Bretonia cuando escuchó el ruido en la planta de arriba. Con el arco y la flecha preparada, esperó instrucciones para cuando avanzar, mientras cubría la retaguardia de los que avanzaban a hurtadillas hacia probablemente un mutante...

Y alli iban los valientes, Adalberto encabezando el grupo, pegado a el Kurdrim y a su vez el sacerdote, que sin querer estaba rezando una plegaria silenciosa mientras movian los labios sin hacer ruido.

Todo empezo bien, se podia escuchar algo moverse por encima de ellos y las luces superiores les dejarian ver alguna sombra al menos, pero a todos se les pusieron los pelos de punta cuando Kurdrim rozo la armadura con una zona de pared de madera, y resono como si hubieran roto 20 vasos de cristal, todos se pararon por instinto y desde arriba una sobra se movio por delante de la escalera y miro hacia ella sin ningun interes.

Miro sin demasiado interes, y paso de largo entrando por una puerta lateral que habia al lado de la escalera, abriendola y cerrandola tras de el. Con mucha suerte y sin querer habian visto pasar a un hombre, parecia normal bestido de calle y con una expresion seca en la cara. Se movia como en su propia casa.

Con los pelos de punta, y dudando si sacar a "cagafuegos" Adalberto ascendio los ultimos peldanos inspeccionando todo, Kurdrim y su nuevo hacha a dos manos llegaron pegados a el, sin molestarse ya demasiado que algo o alguien les descubriera. Hans aviso a los de abajo de que tenian via libre.

Desde la escalera, se veia la puerta de la calle al final de un pequeno y estrecho pasillo, con dos puertas a la derecha y una a la izquierda. Una de las puertas de la derecha es donde habia entrado aquel hombre.

En la casa no se escuchaba nada, aunque aquellas gruesas paredes de piedra y madera, poco dejarian sentir. Todas las ventanas estaban cerradas, y en la casa no habia una luz mas grande que la de una vela, dando un aspecto siniestro y mortecino a cada rincon del lugar. La casa aun asi estaba bastante limpia, sin polvo que se acumulara y sin nada tirado. Estaba gustosamente decorada, y alguien habia invertido mucho tiempo y coronas en dejarla perfectamente.