Partida Rol por web

La mujer se retiro sollozando y suplicando que la dejaran vivir, ni mas ni menos, era una mujer hogarena, tranquilay religiosa. Pero hacia mucho tiempo que habia dejado la senda de Sigmar, para volverse una mujer hogarena para atraer la mas baja ralea a su hogar, tranquila porque controlaba aquel lugar mucho mas de lo que parecia y religiosa porque habia conseguido contactar con dioses que con la sola mension de su nombre volverian las luces de las velas azules y la leche se pondria mala.

Cuando Kurdrim empujo a Adalberto a un lado, entro con el arma por delante, la mujer apenas se habia retirado, pudo ver su deforme cuerpo, sus piel parecida a escamas en un costal, y una cara que desprendia pobredumbre por todos lados, aunque intentaba sonreir todo lo que podia. Lejos de la realidad aquella mujer aun tramaba algo. Kurdrim no se dejo amilanar, y con un gesto mortifero ataco a la criatura. El golpe hizo que todo su infecto cuerpo se bamboleara de manera extrana, y aunque sangro como todo hijo de vecido, su repertorio no cambio lo mas minimo -Hombres fuertes y capaces, claro venid con migo os llenare de joyas, y todas las chicas guapas como yo os querran para ellas solas, pero porfavor acercaros- dijo con una mirada de loca en la cara, acercandose para rozar a Kurdrim. En ese momento el fuerte enano sintio un dolor ajeno a su propio ser, un dolor que probenia del alma, del fondo de su cabeza como una migrana que te consume por dentro, y aunque estaba enfadado con Adalberto tuvo que sentir pena por el, revalorizando la rabia que tenia por dentro para que aquello no volviera a ocurrir. Otto vio aquel extrano ataque y vio como su companero sudaba de improviso, estaban los dos cara a cara con aquel engendro y parecia que los golpes no le afectaban, y aquel olor extrano en aquella locura les venia en contra.

Hans y Gerard se entretuvieron en animal a Adalberto en seguir con ellos, aunque magullado de alguna manera el Estaliano parecia bastante entero, aunque el mismo sabia que habia estado muy cerca de cagarse encima. Quizas ahora lo que mas le apetecia era devolverle el golpe a aquella bruja.

Desde abajo seguian subiendo y haciendose hueco los soldados, Herik y Leonard que ya casi no cabian en la escalera y menos entrar en el pasillo superior. En el momento que Leonard vio a Kurdrim entrar de cabeza en la habitacion, tuvo que pensar que si el enano no podia con aquello no tenia claro que nadie mas pudiera, a menos que jugaran bien sus cartas.

La bestia-mujer era todo lo horrible que se podía esperar, e incluso algo más, haciendo que Borki aquejara su aspecto con unas sonoras arcadas que me hicieron darle solo un golpe de refilón a la criatura, que pese a la herida apenas mostró signo alguno de dolor y me dedicó una de sus dolorosas caricias que me recorrió el cuerpo entero haciendo que un atisbo de duda se instalara por un momento en mi mente... que rápidamente fue substituido por una ola de rabia en estado puro cuando Borki, ya recuperado, se situó a mi lado esgrimiendo su propia hacha mientras me azuzaba

¿¡Eso es lo mejor que sabes hacer!? Mejor déjate matar entonces, porque no este combate de esta guisa no tiene futuro alguno a tu favor

¡Argh!¡Vas a pagar todos tus crímenes, y los de aquellos que has embaucado, bajo el filo de Hiendecráneos!

Le escocía la zona en la que esa mujer le había tocado.

Maldita furcia... Espero que no tuviera ladillas...

Esperaba que sus compañeros no se dieran cuenta de que llevaba los pantalones algo "húmedos" por la emoción de ver tal bellezón de golpe. Y es que no era para menos. Esas escamas hubieran vuelto loco a cualquier ser marino.

Pero no estaban en el mar, y había que actuar y rápido.

- ¡Quitaos! -mientras se sacudía a sus compañeros de encima, guardaba su espada y estoque en mano se metía hacia la sala. Esto lo arreglo yo cagando leches.

Pero en ese momento algo le arrolló por la espalda, tirándolo casi al suelo. 

Ese enano...

Y es que, ahora que tenía "la situación bajo control" venían a quitarle el mérito. ¡Que desconsiderados! Para nada pensaba quedarse ahí quieto, pero también era cierto que el topetazo que le había dado el enano no lo hubiera aguantado cualquier ser... Aún le daba vueltas la cabeza por todo lo que había pasado en tan poco tiempo...

¡Maldita sea, apartaos y dejadme ángulos de disparo! - dijo Leonard mientras intentaba sortear a sus compañeros y demás gente que saturaban el pasillo, para intentar colarse en algún espacio de la habitación y así poder disparar sus flechas.

Con Kudrin ya en combate cuerpo a cuerpo contra el engendro tratar de dispararle no era una buena idea. Podría causar más mal que bien. Desenfundé la espada a la vez que guardaba mi ballesta y me dispuse a atacar al engendro cuerpo a cuerpo.

Aunque no era un gran espadachín lancé un buen golpe contra el brazo izquierdo de la mujer

Entro en la habitación esperando poder encontrar un resquicio para atacar al engendro , me muevo a un lado y al otro hasta que me doy por vencido con un resoplido lleno de decepción Acabad con ella sin dejar que recurra a la magia....Me aparto de la puerta para dejar pasar a los demás dispuesto a cargar contra la mujer a la menor ocasión .

Y si había demasiado gente para avanzar, lo mismo ocurría para disparar. Con Kurdrim y Otto peleando cuerpo a cuerpo contra ese engendro, no lograba encontrar un hueco donde poder dispararle sin arriesgar a dañar a sus compañeros...
 

Tras comprobar que su compañero se encuentra bien, avanza presto hacia la habitación, en auxilio del resto del grupo. -¡Vamos!.- Dijo alzando sus armas. -Hay que purgar la herejía de este infecto lugar. ¡Acabemos con ese monstruo! 

Con un ligero y rápido movimiento, alcanzó la estancia donde ya Kurdrim y Otto se encontraban enfrentados cara a cara contra la abominación.

-¡Vos! Deleznable ser que habéis osado contradecir los designios de la fe de Sigmar Heldenhammer. Prestaos a padecer bajo el filo del acero de sus siervos, que con infinita devoción siguen su senda. ¡MORID ENGENDROOO! 

Y saltando con felino movimiento, consigue situarse en el lateral de su enemigo. Logrando asestarle con su espada, un gran tajo en su deforme y horrible brazo derecho.

La habitacion se lleno de publico, que poco falto para empezar a vitorear para que aquello fuera un coliseo macabro, un coliseo de una locura de pesadilla, algo que un ser "normal" no aguantaria sin convertirse en una bestia. La mujer seguia con una cara de suplica realmente triste, pero esto no menguo para nada la justa ira que llovia sobre ella a base de golpes que terminaron quebrando su cuerpo y su espiritu.

Con una cara de suplica, y a la vez de gratitud en cierta manera la mujer inco la rodilla y todos pudieron ver como una volutas de humo salian de su boca, antes de caer definitivamente en el suelo y comenzar a sangrar un icor verdoso oscuro, que apestaba a mil demonios. Respirasteis tranquilos, pero Kurdrim, Otto, Hans y Gerard sintieron un dolor nuevamente, algunos y conocido otros. Aquel dolor atravesaba el alma, y a todos le pico la garganta como cuando respiras pimienta y toses. La poca luz que habia se marchito y se apago derrepente, dejando toda la estancia solo con el ruido de los hombres que alli habian, y algunas pocas sombras de los que taponaban la puerta.

Los dos soldados y Herik aguardaban en la escalera noticias, con las armas preparadas. Herik dijo casi en un susurro -que a sido eso- y siseo para escuchar mas atentamente.

La nube brotó del cadáver del engendro. Se llevó la mano al pecho, donde acaba el pescuezo. Le ardía y aquello no era buena señal. No sabía exactamente de lo que se trataba, pero para nada debía ser bueno. Carraspeó ligeramente, no quería mostrar debilidad ante sus hermanos.

Acto seguido limpia la podredumbre de su espada con los restos de tela del engendro. Cuando se detiene, creyendo haber oído algo aunque lo descarta al pensar que se tratará de sus propios compañeros, o de Herik y sus hombres.

Luego se toma unos segundos en los que pregunta a sus compañeros -¿Estáis bien?.- Para acto seguido comenzar a rebuscar en la estancia elementos de corrupción (Piedra Bruja) y objetos que puedan ser de valor.

Otto se unió a la refriega, seguido por Gerard, dedicandole entre los tres una cuantiosa lluvia de golpes a la mujer-engendro que poco pudo hacer para evitar o resistir

Tienen agallas estos humanos, al fin y al cabo...- musitó Borki

Si, no ha estado mal del todo- contesté dando la impresión que felicitaba, a mi manera, a los dos que había a mi lado así como al resto que aguardaban tanda para propinar su ataque

La criatura mutada había caído al fin bajo el aluvión de golpes que le propinamos entre los que allí nos habíamos congregado, como una turba enfurecida, haciendo que casi sintiera un atisbo de pena por ella... mas al ver, y sobretodo aquejar, el nocivo y dañino hedor que exhaló en su último aliento cualquier duda se esfumó ipsofacto

-¡Serás...coj coj.. asquero...coj coj... sa, maldita bestia!- bramé cabreado, entre toses, propinándole una fuerte patada a modo de despedida.

Me giré hacia Otto, por ser con el que más empatía sentía, dandole un manotazo en el hombro

Lo has hecho bien, pero aun falta un último esfuerzo... -añadí antes de imitar a Gerard y limpiar los restos de sangre en las cortinas o alfombras más próximas. Decían que la sangre de alguien tocado por el Caos era portadora de mutaciones, no tenía intención de arriesgarme.

Me palpé entonces el lugar en donde me había tocado el ser, notando un leve bulto amoratado fruto de su contacto... por fortuna había sido un leve roce, no quería pensar que habría pasado si me hubiera aferrado en un abrazo

Miré a los soldados que subían y asentí; al menos habían mostrado cierta predisposición, pero entonces recordé quien más nos acompañaba y tras colgarme a Hiendecráneos a la espalda, bajé en busca del noble

Tu mujer a muerto, así como el idiota que la protegía para Grugni sabe que oscuros placeres. No han tenido una muerte rápida ni piadosa; la tuya no será muy diferente si no sigues colaborando... tienes mucho que expiar - añadí cogiéndolo de la solapa de la camisola y arrastrándolo prácticamente hasta dejarlo a escasos centímetros de mi rostro - Quiero que sepas que por idiotas como tu perdí no solo a mi hermano, sinó a muchos buenos amigos en la guerra contra las hordas del Caos, así que o nos ayudas a acabar con el cónclave de esta noche o te juro por mis ancestros que tus gritos desvelaran a los mismisimos dioses de sus sueñós

Kudrim, cuando acabes con esas preguntas pregúntale también por el tipo que escapó.-le digo al enano- Y por los miembros del otro grupo de cazadores de brujas.

El resto registrar la casa. Hay que encontrar la piedra bruja y largarnos de aquí lo antes posible.

Con mis hombres revolviendo la casa les hablé a los soldados y al comerciante y sus hombres. - Ya habéis visto con vuestros propios ojos con lo que nos enfrentamos aquí. Con brujas y asquerosos mutantes. No podemos ser blandos porque el destino de este pueblo pende en estos momentos de un hilo muy fino. Necesitamos que alguien de confianza nos cure las heridas causadas por esos engendros y que alguien vaya al mercado a comprarnos flechas y virotes. - Esperé a que alguien se ofreciera pues para nosotros había dejado de ser seguro caminar por las calles.

Uno de los soldados mira a Otto aun palido por entre ver a la bruja muerta con el arma en la mano y la boca seca, y comenta:

-Hay una senora que cura las heridas, tienes ciertas hiervas que funcionan si me dejan ir a verla puedo traerla o ir directamente a su casa no es lejos de aqui, de paso puedo traer mas armamento, aqui en el pueblo hace tiempo que apenas tenemos municion para el pequeno cuartel que tenemos- dice intentando ser marcial y eficaz.

Limpió unas gotas de sudor con la manga de la túnica y doy por terminado el ritual con un suspiro de alivio.Ya podéis quemar esta carcasa vacía , el alma ha partido había Morr y espero que pueda descansar en paz .Vuelvo a resoplar y reprimo un gesto de dolor .Si me traéis el otro cuerpo también lo purificare y así podemos. Quemar este lugar .Mientras yo me dedico a eso y vosotros registráis este lugar pueden traer a la curandera y los suministros .

Joder... Menuda sensación, necesito a una curandera pero ya...

-Cojamos todo lo de valor, y marchémonos de aquí. El noble puede ayudarnos de manera "voluntaria" a coger todo lo que pudiera ser de valor de la casa. Que seguro que no es poco. No creo que nadie se oponga a la Inquisición. El efecto sorpresa se ha disipado. Ahora vamos con todo.

Dicho esto el estaliano hizo lo que mejor se le daba: Saquear. Buscó buscó y rebuscó. Y escuchó algo...

- Al loro, que oigo algo y puede que esto no se haya acabado.

-Traela mientras registramos la casa.- Le digo al soldado que se ha ofrecido a traer a la curandera. Curandera que espero sinceramente no sea la misma que nos timo con la poción curativa.- Y compra los virotes.

Yo tambien he oido algo, Adalberto.- Le dije en un tono más bajo mientras sacaba nuevamente la ballesta de repetición.

Al final la acción había terminado, y no había necesitado gastar más flechas. Dentro de su fondo creía sentir algo de pena, pero estaba demasiado aplastado ese sentimiento por los de asco, rabia y muchos más. Asintió ante las palabras de Hans. - Este nido de corrupción debe ser reducido hasta que no queden ni las cenizas.

Entonces algo llamó la atención de Leo - No sois los únicos - respondió Leonard haciendo un gesto de atención con la mano.

Tras peinar el lugar, apareció el objetivo. La caja de seguridad donde, en teoría, debía hallarse la piedra bruja. 

Observa la cerradura un instante y, sin molestarse tan siquiera un segundo en preguntar por la llave, saca su juego de ganzuas. -Esto va a ser pan comido. Quien compró esto como caja de seguridad  no esperaba encontrarse con Gerard Baermann.- Dice mientras, con un gesto rápido de muñeca, gira el cilindro de la cerradura haciendo sonar un "CLACK" que restalla en la habitación. -Et voilà!.- Exclama mientras abre la caja para ver...

Todos escuchan desde el piso superio como la puerta de la calle esta abierta, y se escucha el sonido de la calle, caballos pasando, y gente charlando parece una animada tarde fruto de la soldada que por ahi deambula. Uno de los soldados decide volver a cerrarla disimuladamente mientras echa un rapido vistazo hacia afuera. Uno de los companeros a ido a buscar a la curandera, para decirle que se prepare y que no salga de su casa. El resto del grupo sigue en la casa, los soldados, Herik y sus guarda espaldas, tienen unas caras largas de circunstancias, aquello iba bien pero no esperaban encontrar tal nido de corrupcion en este pueblo tan tranquilo.

Ya todos arriba, inclusive el cabizbajo noble comienza el registro de la casa. La casa no es muy grande, pero tiene habitaciones amplias y pasillos estrechos lo que os hace preguntaros como diablos entraron determinados muebles(aun no existe Ikea y menos mal por todos esos maridos... maldita vida real!!)

Un minucioso registro, y ahi estaban portando objetos de valor de un lado a otro, monedas de oro y armas fue lo mas a tener en cuenta, nunca se sabia pero comprar el silencio de alguien siempre era mas facil cuando le untas las manos de oro, al mas pintado. Todos en la biblioteca y mirando a Otto para ver su postura sobre el siguiente movimiento, Gerard inquieto y aburrido hizo varios gestos soltando derrepente -Et voilà!.- en ese momento Adalberto se fue bien lejos, mientras un brillo verdoso iluminaba la cara de Gerard dandole un aspecto siniestro por un momento. La caja contenia un buen volumen de piedras(80 de carga, solo la piedra, con la caja pesa mas) y daba a entender que el hobby del noble habia sido coleccionarla porque no era facil conseguirla y menos en esa cantidad. Gerard sintio un leve cosquilleo en los dedos en las encias y a casi todos comenzo a picarle la garganta paulatinamente, por lo que sabiamente volvio a cerrar la puerta, aunque no hecho el cerrojo nuevamente.

Mirando a Otto quedaron todos, aunque ya se oian ideas del estilo : - Este nido de corrupción debe ser reducido hasta que no queden ni las cenizas.- o -...también lo purificare y así podemos quemar este luga...- asi que, de fuego iba el asunto, pero Otto tenia la ultima palabra.

Echa el cerrojo a esa caja otra vez.- le dije a Gerard en cuanto vi el brillo verdoso salir de la caja fuerte. - No podemos dejar toda esa cantidad de piedra bruja aquí, al alcance de cualquiera. No nos queda más remedio que rezar a Sigmar para que sus gruesas paredes metálicas nos protejan de su maléfico influjo.- Esperaba que si el noble no había mutado estando expuesto mucho más tiempo tampoco lo haríamos nosotros por hacerlo unos minutos.

Cargad todo lo que consideréis de valor en la carreta, la guardaremos de momento en el establo. Pasaremos por la curandera y el mercado antes de ir al bosque a charlar entretenidamente con los hombres bestia.

¡Señores! Tenemos un ritual que interrumpir y el tiempo se nos está echando encima.- las órdenes ya estaban dadas! sólo faltaba que se cumplieran.- Pero antes, nos encargaremos de que el fuego purifique este nido de inmundicia.