Partida Rol por web

Señora, ¿donde y como encontrasteis a esa muchacha? Contadmelo con detalle.-le preguntó sin andarse por las ramas mientras observaba el vestido. Aquella puñalada debió de ser fatal pensó tratando de encajar las piezas en su cabeza.

Escucháis que dice Antón desde la choza, hablando en voz lo suficientemente fuerte como para que lo oigáis.

- Como digáis, mi señor - contesté apesadumbrado, bajando la cabeza.

Enseguida llegé junto a Roderigo, estaba visto que no me iba a librar de tan ingrata tarea... Pero seguía pensando que Don Antón no debía entrar allí solo.

Se encoge de hombros y contesta en voz baja, como evitando ser oída por el resto

- Es tal y como os he contado Señor, mi hijo descubrió una partida de hombres armados, después vio a la chica, su caballo la condujo cerca de aquí, mi hijo condujo el caballo hasta aquí. La mujer tenía el vientre atravesado por un virote - señala el vestido - aunque parezca que la herida se debe a un puñal o espada, fue un virote. Intenté salvarla, hice todo lo que pude pero murió. La enterramos ahí fuera y vendimos su caballo -vuelve a señalar el vestido -como podéis observar, la mujer era de noble cuna. Eso es innegable.

Vi como Roderigo clavaba el cuchillo en la tierra, desde luego si pensaba desenterrar así a la muchacha podíamos estar allí hasta el día siguiente...

- Anda... déjame a mi - dije sacando la pala con la que había enterrado a Ernesto.- Nada nos salvará de la condenación eterna pero por lo menos acabaremos antes... profanar tumbas, lo que me faltaba...

Y entre bufidos y respingos comencé a cavar, prestando mínima atención a lo que Don Antón estaba hablando dentro de la choza de aquella mujer.

De eso no me cabe duda-le respondió el noble- Hemos tenido un percance con tu hijo, mujer. Por poco no he acabado yo atravesado por uno de sus virotes, ¿que te hace pensar que no fue tu hijo el que la disparó y luego la trajo aqui?-le inistió en la pregunta que había formulado antes uno de sus compañeros.

- Tus sospechas son lógicas, pero de haber sido así no te habría contado todo esto. Además, si os habéis fijado, lo de mi hijo son trampas, no tiene ni idea de manejar una ballesta. Es demasiado... complicada para él. Y por si esto no es convincente, los virotes de mi hijo son toscos y poco elaborados, el que mató a esta chica llevaba un bonito emplumado púrpura .

Rebusca en un estante y saca el fragmento posterior de un virote, emplumado en un púrpura intenso

- el de mi hijo verás que es pluma natural, no está tintada- en verdad , la mujer decía lo cierto , todavía recordabas el irote que mató a tu caballo - toma, quédatelo, quizás te sirva para reconocer al asesino de doncellas.

El Caballero llevaba un rato algo harto de las excusas y estupideces de los lacayos de Don Antón. ¿Negociar con ellos sobre cuánto dinero debía pagarles por una tarea? Habráse visto. Completamente inconcebible... De cualquier modo al final acabaron por acceder y mientras Roderigo y Samuel cavaban Antón entraba en casa de la bruja ramera a parlamentar.

- Tú... - dijo Aleixo refiriéndose a Hernan, de quién no se acordaba del nombre. - ... quédate en el quicio de la puerta arma en mano y si escuchas algo raro entras y le rajas el cuello a la zorra de satanás. ¿Me oyes?

Sabía que la mujer le habría oído desde dentro de su casa pero así llevaría más cuidado. No podía fiarse de una mujer que se atrevía a insinuarse como una perra en celo a un miembro del clero como lo era él comparándolo con el caballo. Desgraciada...

- Y vosotros... - gritó con voz tosca a los que cavaban - ... menos queja y más pala. A la pobre desgraciada que esté aquí abajo la ha enterrado una bruja sin mediar oración ni exequias. Eso por no decir que esta tierra no es camposanto ni está bendecida ni nada... así que esto de profanación no tiene nada. No hace falta que medie por el perdón de Dios porque Nuestro Señor no tiene nada que perdonaros. Al menos por esto... 

Mientras ayudaba a Samuel, que era en realidad el que llevaba todo el peso del "cavamiento" masculló- oh gracias noble caballero, ahora me siento mucho más seguro - haciendo gala de una ironía más afilada si cabe que su terciario y miró a Samuel a ver si le reía la gracia.

Antón miró la flecha con detenimiento. No le sonaba haber visto a nadie que usara ese tipo de flechas... ¿o si? Asintió con la cabeza y miró fijamente a la mujer.

Una última cosa, ¿os dijo algo antes de morir?-le preguntó algo inquieto. Quería salir de allí ya, quería verle el rostro a la mujer que estaba allí enterrada y confirmar sus sospechas pero sobretodo quería volver a la ciudad.

- La muchacha llegó inconsciente... siento no ser de más ayuda. Era preciosa- dice con verdadera pena.

Antón asintio una vez mas pensativo.

-¿No había nadie mas con ella? Alguien noble no suele viajar solo, lo normal es que lleve a algunos vasallos. Quizás tu hijo vio a alguien mas-miró al muchacho de soslayo- ¿no podéis vos intentar preguntarle?, quizás el os lo diga...-le insistió a la mujer, al fin y al cabo con aquellos gruñidos el conde no le entendería ni una palabra.

Hernán estaba asombrado por la macabra escena a la que estaba asisitiendo. Él estaba acostumbrado a cierto tipo de actos, pero no a ver a Santiaguistas y cristianos desenterrar cadáveres ni encerrarse en casas con brujas. Un poco dubitativo se dispuso a obedecer la órden del de Santiago. Entonces se sonrió.

-Tengo muy mal oído -Se dijo-. Quizá en mi empeño confunda simples diálogos con "ruidos raros".

Suspira

- No, ya os digo Señor que la mujer se internó en el bosque sola. Al menos es lo que creemos, no tenemos pruebas de que hubiese nadie más, al menos en el bosque. Sólo la partida de hombres armados que vio mi hijo después, ¿fueron ellos los que atacaron a la mujer? no lo sabemos.

Hablame de esos hombres-la respondió mientras observaba como curaba a su hijo- ¿como eran? ¿Llevaban algun emblema?

Me rei un poco con lo que había dicho Roderigo, pero traté de que el caballero no se diera cuenta, era mejor que no se enfandara. Seguí cavando un rato hasta que me cansé.

- Toma, Roderigo - le tendí la pala.- Sigue tu un rato, anda.

Mientras descansaba le presté atención a la choza, no fuera a ser que tuviera yo razón y luego hubiera que lamentarse.

- Según mi hijo no llevaban ninguno. Simplemente eran una partida de hombres armados, puede que fueran mercenarios. Esos son los que no llevan emblema ¿verdad? según tengo entendido, las mesnadas suelen lucir el emblema de su señor.

Satisfecho por la reacción de Samuel se encoge de hombros, bastante poco había cavado, bienvenido fuera... así que tomó la pala y siguió cavando.

Me cago en la leche... -pensaba yo- ni el vuelo de las avutardas dejaba yo menos lúcido que su cuello, ¿habrase visto? -esto último se preguntó mirando la pala una de las veces enterrada en el suelo, cada vez más profundo.

Antón se quedó pensativo. Mercenarios, una bruja, un caballo no tan hechizado, conjuros judíos, una mujer devuelta a la vida... 

-Gracias por vuestra ayuda señora y lamento el percance con vuestro hijo, comprended que fuimos atacados y no sabíamos que se trataba de un niño-dijo tratando de disculpar el comportamiento de sus compañeros y en parte el suyo propio- saldré para ver el cuerpo de esta muchacha y confirmar si mis temores son ciertos y después os dejaremos tranquilos.