Partida Rol por web

Tras varios minutos de espera, escucháis voces en la lejanía y divisáis varias figuras moviéndose en el pueblo... a continuación, un grupo de unos diez hombres y mujeres, salen del pueblo por el lado que estáis formando en abanico a la carrera.

Van directos a vosotros...

Rayos, vienen hacía aquí-dijo aganchándose todo lo posible y avisando con la mano a su compañero-agachaos.

No sin esfuerzo, el Caballero pegó su cuerpo a la tierra esperando pasar desapercibido.

- ¿Has visto si llevaban algún arma? ¿Palos o algo...? 

El Caballero meneó la cabeza... igual daba si iban armados o no. Si los descubrían y se les echaba encima el pueblo entero no sobrevivirían. La armadura del caballero estaba hecha una porquería y no aguantaría otra pedrea como la de la Cruz. Así cuidadosamente se afanó en desenvainar la espada y permanecer a la expectativa. Si un maragato aparecía cerca de la pequeña hondonada se lo llevaría por delante.

- Si, volvamos con los demás para seguir con esto - respondí a Teolfo.- a ver si nos damos prisa en salvar al viejo y no se complica mucho la cosa, que no quiero morir apedreado por estos aldeanos locos.

—Sí, mejor vámonos. Una pena lo de ese hombre —comento al ver que no puedo hacer nada por él sin jugarme el pellejo.

El noble se agachó lo mas que pudo tratando de pasar desapercibido...

El grupo de paletos sigue avanzando pero pasa a pocos metros de donde estáis y continúa monte a través dando gritos, cuando pasan levantáis la mirada para comprobar que iban armados con palos, tridentes y horcas.

Miráis hacia delante para comprobar que aparentemente desde donde estáis el pueblo parece despejado. Es ahora o nunca... de Samuel y Yejiel tampoco hay rastro. ¿Se portarán como es debido y os esperarán en la cruz o harán de las suyas? con un tipo tan imprevisible como Samuel y un judío al que apenas conocéis es imposible saberlo.

- No me fío yo nada de esos gañanes. Seguidme, caminad agachados por si acaso y con mucho cuidado.Estoy casi seguro de que en la Cruz no mirarán.

Os hace un gesto y empieza a caminar agachado entre la vegetación abriendo paso. Os conduce por un "camino" paralelo al que usásteis para llegar a la cerca del ganado, ahora váis aún más despacio y tardáis bastante tiempo en llegar a la Cruz de nuevo.

Al llegar a las inmediaciones de la cruz y el monte de piedrecitas ya os levantáis, no hay nadie allí y sólo por la abundante sangre que hay se podría decir que allí hubo una batalla hace muy poco.

- he cumplido con mi parte. Así que si me disculpáis... -el hombre pretendía seguir su camino.

Pero no tenían tiempo para pensar en aquello. En cuanto los del pueblo se marcharon, cautelosamente, Antón se puso de pie y le hizo un gesto al caballero para que lo siguiera.

-Démonos prisa, no me gustaría que esos locos volviera antes de que nos hayamos ido de aquí-le apremió mientras andaba hacía el centro del pueblo.

Aleixo se incorporó y echó a andar tras del vizconde. Portaba la espada en la mano con el filo hacia abajo. Dadas las circunstancias no escatimaría en prudencia y descerrajaría en dos al primer maragato que se interpusiese. Si podía evitar que se diera la alarma aquel rescate in extremis podría tener posibilidades de éxito.

- Vamos... - aseveró el caballero en un susurro. 

Efectivamente ambos hombres fueron dirigiéndose al centro de aquel pueblucho con la esperanza de hallar allí la ermita en la que tenían a los prisioneros... una celda, un pozo... y poder salir de la manera más rápida y limpia posible. Siempre tratando de solaparse con las callejuelas se trataba de avanzar vigilando que no fueran descubiertos por un pueblerino que aún no se hubiese percatado del guirigay que los otros habían montado a las afueras.

- ¡Eh! ¡Quieto parao! - le dije en un tono que no admitía réplica.- Tú te quedas aquí con nosotros hasta que se solucione el entuerto, que si no hubiera sido por ti a lo mejor estábamos ya camino de Santiago... Don Antón y el caballero deben estar al llegar - dije en voz baja, oteando el horizonte a ver si conseguía divisarles.

Contesta de muy mala gana

- ¿ Pero no iban a rescatar a vuestros amigos? ¿qué creéis que rescatarles va a ser cosa de un momento? ¡ no! vuestros amigos estarán vigilados seguro. Ya podemos esperar sentados... ¿ y si no vuelven? ¡eh! yo me voy de aquí cagando leches que decimos en mi pueblo- echa a andar.

Camináis campo a través hasta llegar a los lindes del pueblo, como no hay espacio por estar las casas muy juntas no os queda otra que usar uno de los caminos de entrada al pueblo. A vuestro paso constatáis que muchas de las casas tienen las puertas abiertas, hay un haz de leña tirado en el suelo, en otro punto hay una manta tirada de mala manera. Todo apunta a que la gran mayoría de las gentes han salido corriendo tras el ganado. Parece que el plan ha funcionado y de momento nos os cruzáis con nadie, no queda mucho ya para el anochecer y el sacrificio llegará pronto si no lo impedís.

Dejáis a los lados media docena de míseras chozas y seguís el camino que tuerce a la izquierda, pica hacia arriba, cuando os dáis cuenta de que a no mucha distancia (una centena de varas o algo así) se ve una luz muy brillante.

- ¡Cagon tó! - dije mientras le apuntaba con el arco.- Como des un paso más te ensarto como a un cerdo ¡Juro por Dios que lo haré! Tú nos has metido en esto así que de aquí no te mueves hasta que haya terminado.

Se queda totalmente quieto y véis como su cuerpo empieza a temblar descontroladamente

dice de espaldas:

- ¿ realmente vas a matarme? ¡ serás hideputa! ¿ es que no os he ayudado ya lo suficiente? ¿ qué quieres? ¿ que me maten a mí tambíen esos putos locos?