Partida Rol por web

El barco se acercó lentamente a la costa mientras sus tripulantes preparaban un bote con los suministros. El capitán supervisaba la carga intentando llevar nota mental de que no se les olvidase nada del pedido que recibieron, pero atraido por vuestra discursión acerca del papel de los sacerdotes de Manarnona se tomó un breve descanso para hacer alguna anotación.

- Oh, No malinterpreteis la situación de los monjes. - interrumpió restandole importancia - No son martires ni locos en busca de un fin contra las huestes de los muertos. Son luchadores conocedores de los peligros de esas tierras y el faro no solo ahuyenta a esas criaturas si no que sin el probablemente las islas perderian uno de sus principales puntos de orientación. Su trabajo es preservar y guiar y partirle el craneo a aquellos que intenten tocarle las narices - rió rememorando alguna anecdota de su pasado - Pronto vereis a que me estoy refiriendo.

cada vez mas cerca se podia apreciar una ciudadela creciente con un torreón central de la que emanaba una luz potente y poco a poco se hacian mas patentes sus defensas exteriores. Muros de roca blanca con intrincados simbolos religiosos tallados en su superficie lo suficientemente grandes como para distinguirse en la lejania contrastaban con el resto de la costa de un enfermizo verde grisaceo.

- Mis muchachos se van a acercar a entregarle a los monjes unos encargos que me hicieron, si alguno siente curiosidad podeis estirar las piernas y ayudarles a llevarlos. De todos modos el Talismán va a permanecer aqui unas cuantas horas mas para concluir algunos preparativos. ¡Shend! - le gritó al timonel. - Avisame cuando se acerquen los invitados. - Concluyó mientras se dirigia de vuelta a su camarote.

Una oportunidad para examinar la ciudad.

Reconozco emocionada. Tras tantos días en el mar la oportunidad de pisar tierra no debe menospreciarse y seguro que los monjes disponen de alguna taberna donde puedan descansar los marineros aburridos de tanto tiempo en la mar.
También se podía visitar los alrededores del faro y hecharle una ojeada a esos símbolos de cerca, aunque quizás los monjes no lo permitan y tenga que aguantarme las ganas.
De cualquier modo sugiero la idea al resto.

- ¿No dejareís que desembarque sola verdad?

Bromeo con una pequeña indirecta mientras me encamino a puerto seguida del cuervo.

Yo os acomapañare mi joven señora- Al tiempo que hace una ligera reverencia.

-También yo os acompañaré, aunque sólo sea por estirar un poco las piernas -dice Kutlay tras el ofrecimiento de Rupher-. Entre unos y otros me habeis hecho coger ganas de ver como trabajan esos monjes

- En algun momento habra que acostumbrar estas piernas a la tierra firme ¿no, camaradas? - voy a agarrar el poco equipaje que tengo para, cuando estemos ya en la costa, reunirme con ellos - ¡Vamos aya! ¡Jaja!- exclamo lleno de vida mientras bajamos del barco.

Os montais en uno de los botes que van rumbo al templo fortaleza mientras el barco queda atrás. Ya próximos a las puertas os cruzais con otro bote ocupado por dos figuras con tunicas blancas y doradas y un par de jovenes que llevan los remos asi como una pequeña carga para el barco.

segundos despues atravesais los arcos de piedra blanca del templo y entrais en el recinto del embarcadero. Una cala con un pequeño puerto de piedra donde varias figuras con corazas y unas imponentes mazas a dos manos os dan la bienvenida haciendo el signo sagrado de Pelor.

- Gracias por sus esfuerzos, que la bendicion de Pelor nuestro Señor esté con vosotros en este viaje y todos aquellos más que realiceis. - Saludó humildemente uno de los imponentes monjes. -  Por favor, si les apetece descansen un poco del duro viaje en nuestro comedor, nosotros nos encargaremos de llevar la mercancia a sus lugares corresponidentes. - continuó una vez las barcas estuvieron aseguradas.

= Muy amable por vuestra parte, tal vez podais contarnos nuevas sobre este lugar  inexplorado por nuestros ojos= respondo a su reverencia de una forma un tanto comica, pero de buena fe para, despues de mis palabras, dirigir una mirada a mis compañeros para saber su opinion

Y que su luz ilumine vuestro camino por oscuro que sea-  Rupher hace una elegante reverencia-Será un honor compartir mesa con algunos de ustedes, al menos para alguno de nosotros.

Al tiempo lanza una mirada a la hechicera.

Persigo con la mirada a los ocupantes del otro bote hasta que me resulta imposible, posiblemente solo sean los sacerdotes del dios del Sol encargados de comprobar que la marcancía del capitán es la adecuada, pero aún así dejo que Roac vuele tras ellos.
Poco después llegamos al puerto y somos recibidos por unos monjes más semejantes a caballeros que a eruditos de biblioteca. Aunque eso convierte en ciertas las historias de los continuos asaltos de muertos vivientes, frente a los que resisten estoicos.
De cualquier modo no puedo evitar volver a sentir curiosidad por el faro e ignorando las palabras de Rupher añado una nueva petición a los paladines.

- ¿Sería posible visitar el faro?

Pregunto con mi tono más sincero, ya que de verdad me intriga su mecanismo y aún asumiendo de partida que el mísmisimo dios tendrá algo que ver, seguro que las runas que lo adornan no son un mero elemento decorativo.

Kutlay subió al bote expectante por tomar tierra firme y observar las costumbres de esos monjes que llevaban tanto tiempo luchando contra los muertos vivientes.

Asintio a los monjes como agradecimiento por ofrecerles el comedor para descansar y siguió a sus compañeros ocultando una mueca de sonrisa ante las palabras de Rupher y el interés de la hechicera por el faro.

- El faro, me temo, queda fuera de la zona visitable mi señora. - se disculpó el monje mientras os acompañaba hacia el interior de la fortaleza - No obstante si deseais saber un poco como está la situación no hay que irse muy lejos. El comedor está cerca de las almenas. Si os apetece daremos un pequeño rodeo y os lo mostraré.

Os guió a traves de escaleras de piedra por las murallas interiores hasta emerger a un pequeño recinto elevado donde una pieza de maquinaria de asedio se encontraba a medio montar. Un par de jovenes acolitos estaban intentando reparar el mecanismo de disparo sin demasiado exito. Mas allá de las almenas se extendia un yermo grisaceo varios kilometros hacia el interior.

- Disculpad el desorden, Aun estamos remodelando algunas zonas tras el último mes oscuro. El asalto fue algo mas virulento aunque gracias a nuestro señor ya conseguimos repelerlos y solo sufrimos alguna que otra escaramuza en los tuneles que aun quedan en pié. Hermano Petrus, por favor podrias traerles a nuestros invitados algo para reponerles de su largo viaje y aliviar su espiritu? - Le indicó al mas joven que absorto en la pieza no se habia percatado de la presencia de su superior.

- Oh, enseguida Hermano Magnus... - saltó dejando caer varias herramientas al suelo. dudó unos segundos si recogerlos o cumplir la orden de su superior y finalmente, pensando que el martillo no iria a ninguna parte y no le importaria esperar, salió a cumplir las ordenes del clerigo.

SOis muy generosos señor con los visitantes. Es de agradecer en estos tiempos oscuros.- Al tiempo Rupher se agacha y recoge las herramientas

- ¿Puedo preguntaros mas acerca de los metodos que tienen para repeler a esos engendros de la oscuridad?- pregunto depues de ver la maquina de asedio en no muy buen estado- Quiero decir, supongo que se necesitara de algun tipo de magia ademas de la fuerza bruta, ¿no? - me explico mientras sigo al monje hasta nuestro destino.

Kutlay seguía al resto agradeciendo a cada paso el poder caminar por tierra firme. Al igual que el resto, sentía curiosidad por los monjes que luchaban contra los muertos, y éste interés creció cuando el monje habló de los túneles.

-Quizá más adelante pregunte a los monjes por esos túneles -pensó Kutlay, pero decidió esperar al haber preguntado Raven antes, no quería que el anfitrión se sintiera abordado por tantas solicitudes y preguntas.

Mientras caminaban, Kutlay con aire ausente miraba alrededor, tratando de hacerse una idea clara de como era la fortaleza por dentro

La negativa a visitar el faro hace que vuelva mi cabeza a Roac, interesándome por lo poco que pueda comunicarme mientras Magnus nos enseña la fortaleza y lo bien que repelen a los esqueletos.
De cualquier modo no me doy por vencida ante ello, seguro que hay algun forma de poder llegar a ver esas runas que custodian los siervos de Pelor. Seguro que forman algún tipo de protección muy resistente y que debe provocar terror a los muertos vivientes pese a que no descansan en su empeño de acabar con el monasterio y sus habitantes.

Quizás lo vean como una provocación

Medito, pero es evidente que no puedo ponerme en el lugar de alguien que ha muerto y no se le permite su justo descanso. Y eso suponiendo que esas criaturas puedan llegar a pensar.

- Estimado invitado, no tenemos mejor escudo que nuestra fé ni mejor arma que nuestros cuerpos - le respondió Magnus a Raven golpeandose la coraza  - Nuestro señor nos proporciona un refugio donde podemos descansar y nuestros hermanos protegen el tesoro que nos da refugio y guia a aquellos que llegan a estas islas. Sin embargo esta tierra está maldita. Algo le impide el descanso a todas esas almas y los empuja en oleadas. Ni siquiera las aguas se libran de esa maldición. - comentó con voz algo apesumbrada. - Es por eso que Manarnona se ha convertido en bastion y parada obligatoria para entrar a las islas. Sin la protección de Nuestro Señor seria frecuente el ataque de barcos fantasma... Pero no quiero alertaros nuestros hermanos ya han ido a renovar la bendición del talismán y podreis navegar sin peligro hasta vuestro destino. Descansad y estirad las piernas si deseais, probablemente el ritual tardará un par de horas más, si me disculpais, debo continuar atendiendo mis deberes. - se disculpó Magnus con una leve inclinacion de cabeza.

Una vez que Magnus se retiró a sus quehaceres, Kutlay no sabía muy bien hacia donde dirigirse. El monje les había ofrecido descansar en el comedor, pero pese a que el viaje había sido largo, no se encontraba cansado, unicamente había necesitado estirar un poco las piernas. Por simple educación para con los hospitalarios monjes, Kutlay esperó a que el hermano Petrus les trajera algo de comer.

-Esperemos que los monjes no tengan problemas en renovar la bendición del talismán -dijo al resto mirando con aire ausente a su alrededor- todavía nos queda una pequeña parte del viaje. Acabamos de llegar y ya me están entrando ganas de salir de estas tierras... malditas, según el hermano Magnus. ¿De verdad creeis posible que un simple faro pueda mantener a raya a esos muertos? Ciertamente no me gustaría encontrarme con uno de esos barcos fantasmas...

- Es que no es "un simple faro"

Le increpo, parecía mentira que no se enterara de las peculiaridades que disponía el faro de Manarnona, así que dispuse a explicárselo mientras volvía Roac.

- El faro tiene grabadas varios tipos de runas, por las que atrevería a poner la mano en el fuego y asegurar que la magia crepita en su interior, pero eso no es todo, te olvidas de la fé de los monjes en que su dios les protege y la fé de éste tipo de personas en realidad puede obrar milagros muy similares a la auténtica magia.

Tenía la sensación de ser una profesora enseñando a un niño como sumar dos y dos.

- Ese es el verdadero poder del faro, una especie de canalizador y amplificador de la magia divina de Pelor que mantiene a raya a todas esas criaturas... me moriría por acercarme y examinarlo.

Acabo mirando la construcción con renovado interés, esperando ver algo que me revele alguno de sus secretos pese a la distancia que nos separa.

- ¿Y que os parece si hacemos una pequeña ''incursion'' al faro?- pregunto subiendo y bajando las cejas- Todavia estaremos aqui hasta dentrode un buen rato.- el tono de voz es como el de alguien que lo deja caer, como si la cosa no fuera con el, pero nada mas lejos de la realidad.- Jejeje...- dejo ver un sonrisa picarona en mi rostro mientras paso mi dedo indice por debajo de la nariz para rascarme.

Por mi encantado compañero, realmente estoy dispuesto a hacer cualquier cosa  que sirva  como pago por este refrigerio ofrecido por nuestros hermanos. Vayamos a las murallas a ver que podemos hacer....

Rupher se levanta y se dirige a la muralla.