Partida Rol por web

- Neegor... - Repitió el nombre de aquel malvado enano. - Neegor... mal. Neegor... ¿Peligro? ¿Peligroso?

Esperaba que con aquellas sencillas palabras hubiera bastado para que el caballero y también Roy supieran que no era buena idea juntarse con aquel ser. Desde luego ella, ahora que lo había perdido de vista, no deseaba tener que volver a estar en su presencia. No al menos en esas circunstancias, pues si llegaba el momento en que pudiera degollarle sin demasiados problemas, no esquivaría la oportunidad. 

- Subir... rápido... - Dijo entonces la mujer.

Se encaramó de nuevo sobre la mesa y repitió el proceso que le había llevado al techo la primera vez. Saltó, se agarró a las vigas y entonces subió hasta el tejado. Acto seguido sacó de su mochila una cuerda y la ató a la propia viga para que Iirag y Koinzell pudieran subir por ella sin demasiados problemas. A Roy no le haría falta.

 - Tú primero... - Le ofreció con gusto la cuerda a Iirag. - A no ser que tengas otra idea mejor. - Le dejó opción a réplica.

De todos los presentes, era de Iirag en quien más confiaba aquel hombre. No es que desconfiara de Nigrith o de Roy, no le habían dado motivos para ello, pero con Iirag había compartido muchas más andaduras y sabía que era un hombre cabal que normalmente decidía con astucia el curso a seguir.

Aún con todo, su cabeza seguía siendo un hervidero de ideas totalmente descabelladas. Tenía bastante claro que el que estaba detrás de todo no era otro que el mismo Ulbert Von Karps. Miriel era una bruja sádica y macabra, pero no la veía capaz de haber organizado todo aquello. Podía ser que Miriel fuera una mujer traicionera, manipuladora y una asesina cruel y despiadada que no conocía los remordimientos, pero no era una estratega, eso no...

Todos aquellos pensamientos pasaban por la atribulad cabeza del caballero a la espera de una respuesta por parte de Iirag, su mente estaba cada vez más destruida y no estaba claro cuanto más tiempo aguantaría sin sucumbir finamente a la más pura de las locuras. Quizás el tiempo suficiente para que el grupo lograra escapar, si lo lograba, o quizás no aguantase tanto.

Estaba claro que no podia valerse de unos comentarios no solo escuetos sino ademas fragmentados para hacer una estrategia, necesitaba ver al enemigo. Agarro la cuerda y subio al techo. Esperaba poder ver al enemigo. Parecia una idea alocada, pero dependiendo de su numero casi les convendria quedarse en aquella casa y esperar que aquellos monstruos de los que hablaba Nigrith y los engendros y fantasmas de aquel pueblo abandonado se matasen entre ellos.
Aunque si se unian podria ser su fin.

Subio sin mucho esfuerzo a pesar de los rasguños que adornaban su piel y oteo, tratando de hacerse una idea general de a que se enfrentaban. Su mente no podia evitar volver a la voragine. Era imposible que nos encontrasen con tal ventaja... ¿sera esto parte de la prueba del Mago Rojo? ¿sera una especie de lucha de gladiadores ocurrida en el mundo de los sueños ? si mi padre me viera, me estoy volviendo loco

Iirag escaló ayudado por la cuerda que Nigrith había descolgado. No le costó demasiado conseguirlo y para cuándo por fin estuvo arriba pudo contemplar con sus propios ojos lo que había descrita extraño mujer oscura.

Para ese momento Roy ya se encontraba también en el tejado de aquella construcción y Koinzell se peleaba por escalar a lo alto de la misma. Lo cierto era que al caballero le estaba costando bastante más que al resto llegar arriba. Mucho tenía que ver su pesada armadura.

Desde su posición elevada Iirag fue testigo, al igual que Roy de que para nada estaban solos. Aquel ser esquelético recubierto de vísceras se mantenía de por e inmóvil frente al edificio.

Desde todos los puntos de la aldea empezaban a llegar más de aquellos no muertos que parecían haber sido convocados por el ser que les vigilaba inmóvil.

Y también estaba Neegor, junto a Borg y Mork-dar. Por supuesto, también estaba con ellos el desagradable alguacil, quién marchaba en la retaguardia. Ninguno de ellos parecía ser consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Incluso, desde allí arriba pudieron observar que algunos de los no muertos parecían estar rodeando al grupo de Neegor.

Lo que estaba claro era que debían tomar una decisión cuanto antes, pues cuanto más tardasen en salir de allí, más complicado parecía que les resultaría.

El joven vovit giro trescientos sesenta grados desde el techo, y rápidamente, tomo una decisión. Señaló al muro que corría cerca del techo.

— Hay que irse de aqui cuanto antes... Saltemos al muro y desde alli hacia fuera de la fortaleza.

No estaba seguro del plan, pero era la unica opcion viable en ese caso, huir, para pelear otro dia.

Una vez arriba, Roy echó un vistazo a los monstruos que se agolpaban abajo, intentando ver  si había alguna manera de vencerlos.
 

Si, con esos numeros casí que sería mejor huir, saltemos a la muralla, yo puedo ir al otro lado a intentar atar una cuerda.

- Creo que... - Dijo de improviso aquel hombre y entonces se soltó.

El caballero no tuvo las fuerzas necesarias para acabar de escalar aquella cuerda y finalmente flaqueó cuando ya estaba muy cerca del tejado. Koinzell cayó desde bien alto y golpeó aparatosamente contra el suelo de la vivienda entre estruendo metálica.

De nuevo en el interior y sin haber logrado escalar, permaneció unos instantes en el suelo dolorido. Acto seguido se volteó y con algunas dificultades dada su pesada armadura, logró ponerse en pie. Había sido una vergüenza para su hombría, pero era un hombre cabezota y no iba a cesar en su empeño.

- ¡Estoy bien! - Dijo el golpeado caballero. - Me quitaré la armadura y volveré a intentarlo...

Y fue precisamente en ese instante cuando la puerta de la vivienda donde ahora se encontraba en solitario el dolorido caballero Koinzell, se abrió de par en por. Uno de aquellos monstruos acababa de acceder a su interior y era evidente que no sería el último. Koinzell estaba en verdaderos apuros en ese momento, pero el resto no estaba mucho mejor.

Debían decidir entre saltar al siguiente edificio y acercarse un poco más a la muralla o bien volver abajo y tratar de ayudar al caballero Koinzell. Dejad allí a aquel hombre sería abandonarlo a una muerte casi segura, pues en los alrededores casa vez se acumulaban más y más de aquellos la monstruos y el ser cadavérico de vísceras que parecería controlarlos, seguía inmóvil frente al edificio edificio. Por no decir que Neegor y los suyos se acercaban a la zona.

Si estaban con los no-muertos, la batalla estaba definitivamente pérdida para Koinzell, si estaban allí de casualidad y los seres de ultratumba también arremetían contra ellos, tendría una oportunidad.

Debían decidir que hacer.

- ¡Nuasa! - Dijo la mujer oscura recuperando su idioma natal.

Cogió a Iirag de la mano, le miró a los ojos y le hizo un gesto en dirección al edificio contiguo. Ella había tomado una decisión y no era la de ayudar al caballero.

- No poder ayudar... - Dijo decidida y entonces saltó.

Sin embargo, su salto, al no poder coger ningún tipo de carrerilla, no tuvo el impulso necesario y acabó precipitándose al vacío. Cayó en el callejón plagado de muertos vivientes. Lo iba a tener muy difícil para salir de allí con vida.

Confiando en que el fisico de Iirag le permitiera saltar por sus medios, Roy desplegó las alas y maniobró para poder pasar por encima de Nigrith e intentar subirla de nuevo al tejado.

¡Mano!

Si Nigrith con su agilidad no había podido llegar al otro tejado, el no iba ni a intentarlo. Miró a los lados y tomó su decisión. Le gritó a Roy mientras echaba a volar, elevó la voz para que Nigrith los escuchara.

—Trataré de salvar a Koinzell, rescata a Nigrith y vuelve a por nosotros si puedes.

Entonces se giró hacia el interior del edificio agarró la cuerda y gritó.

—Lunatico, no vas a morir aquí, agárrate a la cuerda y te subo.

Si no lo conseguía, al menos estaría en el tejado hasta que llegará Roy. Iirag agarrado a una mano a la cuerda, agarro la que llevaba colgando de su petate, podria serles util.

Tras las caídas los monstruosos no muertos se movilizaron muy rápido. Prácticamente todos ellos corrieron hacia el lugar donde Nigirth había caído. La rodearon y aunque Roy trató de darle la mano, no logró hacer que subiera en el aire lo suficiente como para poder ponerla a salvo. La mujer asustada desenvainó sus armas lista para el combate. Un combate que no podía ganar, no al menos en solitario. Su vida pendía de un hilo y ese hilo eran Roy e Iirag, pues el caballero Koinzell ya tenía suficiente con lo suyo.

Pues aunque en mucho menor número, algunos no muertos también entraron en el interior de la antigua vivienda encantada por el espíritu de aquella niña que había hecho aparición en escena justo antes de que aquella horda de malsanas criaturas apareciera y que había desaparecido tan rápido como había había llegado. Koinzell ya había combatido contra bestias semejantes, aunque en esos momentos no lo recordaba, su mente seguía del todo afectada por las lagunas de memoria que venía padeciendo saben los dioses cuanto tiempo atrás.

Mientras todo eso sucedía, Iirag fue testigo de como el grupo de Neegor se acercaba a la calle principal donde se encontraba la puerta de entrada a la casa donde ahora se encontraba. Desde el tejado tenía una vista privilegiada, pues era el único que podía verlo todo, aunque lo que también era cierto es que poco o nada podía hacer por Nigrith, Koinzell o por si mismo, si no abandonaba aquel tejado más pronto que tarde.

Y Roy... Roy sobrevolaba sobre la cabeza de Nigrith. Alguna de aquellas bestias cuyo cerebro tan solo se guiaba por el olor a sangre fresca y a carne que devorar, vio al semidragón volando por sobre sus cabezas y trataron de agarrarle lanzando sus garras hacia él. Sin embargo no llegaron a alcanzarle y se centraron sobre Nigrith. De todos era el que lo tenía más fácil para salir de allí, pero... ¿Iba a dejar a todos aquellos perfectos desconocidos a merced de los no-muertos?

Koinzell agarró su espada bastarda con ambas manos. El escudo permanecía a su espalda. Quería quitarse cuanto antes de encima a aquellas bestias purulentas de encima. La cosa se estaba poniendo fea de verdad y sabía que sus compañeros estaban realmente en peligro, más incluso que él mismo, aunque eso podía cambiar en cualquier momento si empezaban a entrar más de aquellos seres o lo hacía el tal Neegor.

Cuando uno de aquello seres estuvo lo suficientemente cerca, Koinzell descargó un duro golpe contra su cabeza. El impacto cercenó por la mitad el cuello del mosntruo. Su cadáver medio descompuesto se derrumbó contra el suelo. Un segundo ataque golpeó con dureza contra el otro de los seres que acababa de adentrarse en la vivienda. Se incrustó en el pecho de la misma, pero aun con el horrible tajo que acababa de abrir en su torso, siguió en pie babeante y con intenciones asesinas.

- ¡Muere bestia infernal! - Alzó la voz con fuerza. - ¡Regresa al abismo del que nunca deberías haber salido!

Roy no pudo ayudar a Nigrith, no tuvo la fuerza suficiente para sacarla de allí y ahora no podía. Estaba rodeada de monstruos come carne. Sin embargo, no iba a quedarse de manos cruzadas.

Aprovechando su posición elevada, agarró su guja y atacó contra uno de aquellos seres clavandola en su cabeza y atravesando su cráneo.

- ¡Muere bestia inmunda! - Gritó lleno de rabia.

Uno de los seres avanzó hacia Roy. Por suerte o por desgracia, Nigrith estaba rodeada por demasiados monstruos, pero eso impedía que más de ellos se lanzarán sobre ella. Por eso fue Roy quién sufrió el ataque de aquella bestia hambrienta. Sin embargo, todos sus esfuerzos por alcanzarle en suspendido en el aire como estaba el semidragon, fueron infructuosos.

Borg, al ver a aquella abominación no se lo pensó demasiado. Miró a Neegor y agarrando con firmeza su hacha de guerra, entonces cargó con todo contra aquella masa viscosa de entrañas y hueso. No espero a que el enano oscuro le diera el visto bueno para cargar, simplemente cargó contra aquella abominación. Sin embargo, mientras realizaba su carrera tropezó y el ataque falló de forma humillante para el enano que ahora estaba a merced de aquella cosa y sus acólitos.