Partida Rol por web

- Mi nombre es Ichii Sanite "Caballo-Veloz", hijo de Oso Sabio y Luna Quebrada del pueblo Arauka de las montañas. Estos demonios yo ver y surgir como noche hace varias lunas cuando yo descubrir cueva oculta. De alli nacer maldad que convertir indios y muertos en demonios. De alli surgir sombra que susurra. Deber acabar con el.

Se arranca las ropas del hombre blanco para dejar ver su verdadero atuendo y esgrime su tomahawk con fuerza señalando al norte.

- Deber partir alli para fin maldad.

Me acerco al salvaje con cara de pocos amigos y manoseo la empuñadura del revólver. Si sabías lo que iba a pasar tenías que haber venido a avisarnos antes de que sucediera. Muchos podían haberse salvado... 

Escupo a un lado, asqueado. La cueva... ¿será de la que me advirtió el viejo?

¿Dónde está ese lugar? Si quieres ir allí es porque hay una forma de acabar con esta pesadilla. Necesito respuestas. - Le miro con dureza, aun sin coger el arma pero dispuesto a ello si es necesario.

Desmond paro en seco y se giro hacia el indio que ahora se encontraba encarado con el sheriff Hugh.

- Espera, ¿me estas diciendo que esta mierda que pasa ha surgido de una cueva? ¿como puede ser eso?

Me acerco a la conversacion e intento obtener respuestas antes de seguir buscando nada.

Quizás podríamos hacer estas preguntas en un lugar más seguro -propone Live, pues parece sentirse nerviosa al verse quieta después de tanta acción. Es como si esperase un ataque de un momento a otro. No entiende cómo los demás pueden quedarse parados tal y como ahora está.
Dios sabe -dice, intentando evitar la mirada del sheriff- que mi fe no es fuerte. Con las cosas que he visto en este mundo, me cuesta pensar que una fuerza superior nos ampara. Pero creo en Denspec y ahora también en Ichii...
Vallamos a la parroquia -¡Je!, creo que será la primera vez que la pise-. Allí podremos pensar mejor qué es lo que debemos hacer.

Oir hablar de la cueva me saca de la fantasia que estaba teniendo, soñando despierto con encontrar una buena botella de whisky en el destrozado saloon.
Ey,ey...si ese indio, cuando habla de una cueva, se refiere a la mina, podeis estar bien seguros de que este viejo borracho no se acercará a ella..- apunto con el dedo a algunos de mis compañeros- y vosotros tampoco deberíais hacerlo, si quereis seguir de una pieza, maldición.

Los blancos hablaban mucho, rápido, demasiado, entre ellos, y al joven arauka se le escapaba buena parte de lo que decían. Sin embargo, entendió parte de la conversación, y además, no era necesario ser muy listo para imaginar que estarían debatiendo qué hacer, qué sucedió y porqué. Quiénes eran aquellos indios demonios que atacaron. Se mantuvo algo aparte,  intimidado, pensando si no debaría salir corriendo y huír de la ciudad pues se temía lo peor, que pagaran en él la rabia e ira acumulada por los nefastos acontecimientos ocurridos.

Se mantuvo firme y aguardó. Una de las mujeres salió en su defensa, él lo agradeció con un asentimiento de cabeza. Luego, cuando el hombre de la estrella le preguntó se decidió a decir lo que vio aquella noche. No tenía claro si realmente había pasado así, pero creía que sus ojos no le engañaron. Se guardó mencionar que quizá, y aquí se crispó, esta maldiciónla había liberado él sin querer, sin sospechar ni siquiera imaginar de modo alguno que hubiera sucedido esto. ¿Cómo iba a saberlo? Su curiosidad fue su peor enemigo.

Temía a estos blancos, y estaba medio seguro que lo colgarían. Pero corría sangre de muchos guerreros en sus venas, así que adelantó un paso:

- No saber como acabar con maldición. Tampoco conocer donde estar ahora, si en cueva o lejos. Tal vez el día no bueno para espíritu malvado, dormir noche allí. No mina, no mina. Otro lugar, más lejos. Ichii tener miedo de esto, no ser natural. Abominación, hermanos indios ya no ser indios, sus almas no descansar hasta que sombra que repta sea encerrado. Pero Ichii ser guerrero y luchar como guerrero.

Levantó su hacha de guerra, mientras suis ojos mostraban furia y deseo de luchar. Empezaba a comprender lo que, en realidad, sabía desde un principio y se negaba a reconocer a sí mismo.

A punto de partir con la emeretriz hacia el pony express, el indio aporta una información que seguro cambiará el rumbo de nuestras vidas. - Qué carajo está diciendo el salvaje? - Palabras vagas, misticismo, lo que menos necesita una mente azotada por las terribles horas que ha tenido que sufrir. Con ello, crea de nuevo la inquietud en la débil organización que empeza a fraguarse en el grupo de supervivientes. - Las cuevas no son lugar para un paseo. Están llenas de agujeros, serpientes y demás alimañas. Si el problema es la cueva, propongo volar la entrada con abundante dinamita y listo. Pero lo haremos a plena luz del día -

Las inocentes palabras del mexicano probablemente sean más emitidas por el miedo que por la razón. Aunque con la voladura se atrapase al mal que lo habita, la manada de bestias sigue libre y "reclutando" más víctimas a su macabra causa. Quién sabe si encerrando el mal en la cueva los indios pierdan su maldición. Quizá sea la solución facil que una mente agotada desea creer como cierta.

La duda se derrama como el agua que desborda un vaso entre los supervivientes, incluyendo al propio predicador. Pero después de masticar las palabras del indio y de escuchar los otros comentarios, interviene.

-Hermanos. Veo las dudas en vuesto gesto y el miedo en vuestras palabras. Y nadie os culpa, después de todo lo que ha pasado.- La voz se le quiebra al recordar imágenes muy recientes. Se coloca el sombrero negro y continua-Pero, ¿es que vamos a permitir que esas criaturas sigan devorando a nuestros hermanos? ¿Vamos a vivir con miedo a la oscuridad una noche más? ¿Dejaremos que esa...esa criatura, siga alimentando su ejército tenebroso?

Hace una pausa. -Aquí y ahora, yo digo no. Si vencemos al miedo y conservamos la fe, prevaleceremos.

-De acuerdo, guardemos algunas provisiones, tapiemos algunas ventanas y atranquemos puertas. Preparemos un refugio para los heridos o un lugar al que volver si esto aún no ha acabado. Pero vayamos a por esa criatura infernal. Cada minuto que pasa sobre la faz de la tierra, es una ofensa para el Señor y para los hombres de bien.

Perdone predicador, corríjame si me equivoco pero apenas hemos sobrevivido a un grupo reducido de esas cosas y ahora vamos a meternos en la boca del lobo. Lanza una bocanada de humo y sigue .No sabemos cuantos hay, nuestras armas no parecen ser demasiado efectivas y tendríamos que ir andando hasta allí con el riesgo de que nos ataquen por el camino.Bueno , eso sin mencionar que tendríamos que dejar solas a las mujeres y a los heridos Mira al indio y le pregunta. Cuantas horas a pie serian?

Tras las palabras del señor Philips, intervengo antes de saber la distancia que nos separa de la supuesta cueva, donde el mal descansa hasta que la noche lo domina todo. - Quizá aún tengamos una oportunidad, pues no es raro que las bestias hayan salido desbocadas ante el ataque y regresen a la luz del día para ser alimentadas. Si eso ocurriese, tendríamos monturas para ir a la cueva y regresar en el mismo día -

Entonces, me acuerdo del niño que intentó sustraerme el saquito de dinero de mi bolsillo cuando dejaba mi caballo al cuidado de su padre en los establos. Seguramente hayan sucumbido ambos ante la "peste". Creo que estos pensamientos junto a las palabras del Predicador, capaces de reunir rebaños y mover montañas con su fe, me permiten tomar la decisión que quizá horas más tarde pueda arrepentirme o lamentarme.

- No perdamos tiempo, que el salvaje nos muestre la ubicación del lugar maldito y organicemos una última cacería en Dead Town -

Si las indicaciones del indio son correctas y se encuentra en territorio Arakua el viaje, a caballo desde DeadTown hasta las cuevas cercanas a la mina (o similar) no deberia llevaros mas de medio dia. A pie es otro cantar dado que vuestro movimiento se encuentra muy limitado... llevando buena marcha llegariais alli despues de todo un dia de viaje, algo que parece del todo imposible si esos endemoniados salen con la oscuridad.

Tambien los que os habeis mantenido en la lucha junto al Predicador recordais como sus palabras y su "fe" fue capaz de mantener a los indios poseidos alejados de el y del carromato donde se encontraba aunque es algo bastante increible quiza esa defensa sea suficiente para ahuyentarlos llegado el momento.

Los pueblerinos permanecen callados alrededor del grupo, con mirada taciturna y semblante sombrio.

Aun teneis tiempo de debatir los hechos y pensar en que hacer aunque las palabras del sheriff tambien os proporcionan algo de fe dado que, si el ejercito fue avisado hace un par de dias quiza pudiese llegar a tiempo de socorreros... si estais dispuestos a esperar, claro...

No creo que la idea del predicador sea una pérdida de tiempo -responde Live tras y largo rato de silencio-. Antes de ir aninguna parte hay que conseguir munición, agua y alimentos. Hay que conseguir explosibos, si es así como mejor podemos acuar -mira al indio llena de dudas. Las fuerzas sobrenaturales son algo completamente ajeno a la madame-. Pero, sobre todo, tenemos que dejar a los heridos y a los cobardes en un lugar seguro.

Confundir prudencia con cobardía es de tontos y no me parecéis nada tonta así que achacare vuestras palabras al nerviosismo del momento.Responde clavando la mirada en la Madame.Si ese no es el motivo y tenéis algo que compartir somos todo oídos.A eso y al maravilloso plan de cruzar terreno descubierto sin monturas y cargados con material.Cuando lleguéis a la cueva agotados por el calor , el peso y la caminata seguro que estaréis en disposición de luchar , o no?. Pero eso lo averiguaremos mas tarde los heridos y los cobardes cuando vayamos a enterrar lo que hayan dejado esos demonios y los coyotes de vuestros cadáveres.

-Sin monturas sería una locura. Mira con dureza a Philips, clavándole sus ojos de azul puro. -Busquemos caballos y preparemos el refugio. En la parroquia estaremos a salvo. De las dudas y de las sombras por igual.

Parece a punto de volverse para buscar víveres y útiles para las próximas horas.-Creo que debemos llegar hasta esa cueva con la luz del sol. Si no, la oscuridad será demasiado grande como para aventurarse por el desierto.

Desde luego conmigo no conteis para ir a buscar esa dichosa cueva. Yo me quedo aqui, escondido como una rata si hace falta, hasta que llegue ayuda o podamos irnos...bastantes criaturas del averno he visto ya.

Se quedó un poco apartado de los demás. Era evidente que discutían acerca de los próximos pasos a seguir. Entendió la palabra caballos  y ejército, y que necesitaban comida y bebida.

Ichii meneó la cabeza, pensativo y abatido. Dudaba que pudieran aguantar una noche más, aunque fuese dentro de ese edificio grande con bancos donde el llamado predicador, hombre-espíritu, hablaba y el resto asentía. Se adelantó unos pasos hacia los otros:

-Ya decir, Ichii guerrero. Buscar caballos, agua, comida. Si no encontrar ir a pie, los guerreros vuestros, conmigo. Llegar antes de noche, si salir ya. Yo Arauca, guerrero, no quedar esperando demonios, yo iré a por demonios. Matar demonios, proteger mujeres. Yo marchar, ¿quién venir?

Ichii creía que hacía lo mejor. Tenía que luchar, acabar con todos los maldecidos. Era un indio, y esta gente no le haría ningún caso, así que quizá tuviese que marchar solo. Eso le aterraba, pero no por ello dejaría de ir a la cueva. Si lo hacía solo, dejaría pistas para que pudieran seguirlas.

Y si llegaba cerca de la noche…su juventud no tenía idea de lo que haría. Tal vez, si estaba solo, lo mejor sería entonces avisar a su pueblo. Confiaba en que no hubiesen sido atacados, su tribu se encontraba a varios días de allí.