Partida Rol por web

Tras haber vuelto de realizar mis propias pesquisas y traer las armas de mi comisaría me dedico a revisar la resistencia de las maderas que bloquean las ventanas. Al poco de terminar la ronda llegan el resto de los exploradores con malas noticias. No hace falta ni que abran la boca, sus caras lo dicen todo.

Los ánimos por parte de los demás no están mucho mejor y quizás solo Denspec piense que aquí podremos aguantar una noche más al horror que nos espera. - Antes éramos muchos más y apenas pudimos defendernos... en cuanto consigan abrir una brecha, todo se acabará.

Cambio el gesto, endurezco mi expresión y me recrimino por mis propios pensamientos derrotistas. Tiene que haber algo que podamos hacer, que no sea esperar.

Y sé lo que hay que hacer. - echo una mirada de soslayo al salvaje antes de coger los dos revólveres del rancho y entregárselos a Live - Coge uno para ti y el otro es para una de tus chicas, la que tenga algo de idea... podéis pedir a Marcus que os enseñe lo básico para disparar y recargar. - Saco una caja de munición y se la entrego - No es mucho así que no las desperdiciéis. -Le hago un gesto a Marcus para que se encargue.

Luego vuelvo la vista a los demás - Creo que lo mejor es bloquear por completo las ventanas y la puerta de la bóveda principal. Es demasiado grande y no somos suficientes, nos será difícil defender todas las posiciones y una vez entren... bueno, todos habéis visto que son rápidos y fieros. Tendrán ventaja sin duda.

Lo que yo creo que es mejor defendible es la sacristía y la torre del campanario. Podemos apostarnos allí para una mejor defensa.* 

Live siente la mirada desolada de Sofí y decide regalarle una sonrisa todo lo tranquilizadora que es capaz. No quiere desmoralizar a la muchacha, pero sabe que es muy probable que no sobrevivan al siguiente asalto.
En el fondo el indio tiene razón -piensa-. Deberíamos yr al foco del mal y no perder el tiempo escondiéndonos como conejillos asustadizos -Inmediatamente, se reprende por semejante forma de pensar. La parroquia es el único lugar que les ofrece una oportunidad-. Sí. Pero, ¿por cuánto tiempo?
No pueden permanecer escondidos para siempre y es prácticamente imposible que alguien venga a rescatarlos.
La aparición del sherif llena de esperanza, por un breve instante, el corazón de la madame. Pero, rápidamente, la ilusión de seguridad se desvanece al ver su tétrica expresión.
Al menos, sus palabras sirven para ponerla de nuevo manos a la obra…
Sofí -dice-. ¿Cómo te encuentras? ¿Lista para disparar?
No tiene muy seguro que ella sea la mejor de las opciones, pero parece la más serena, y eso ya es mucho.
No te preocupes, Hugh -suspira-. Lo haremos bien -En un vano intento de reconfortar a James, Live lo toma del hombro, acariciándolo con delicadeza. Sabe que el momento es especialmente duro para él, pero lo necesitan.
Empezaré a organizar el bloqueo -Palmea su brazo con camaradería y parte en busca de Desmond y Susan para comenzar a organizar la tarea.

Mientras el resto termina decides que ya es momento de subir al campanario. Las estrechas escaleras de madera son fragiles y piensas que, llegado el momento, no seria dificil tirarlas abajo con un poco de esfuerzo para sobrevivir... pero por cuanto tiempo?

Cuando llegas a ,lo mas alto y sales puedes ver como el sol comienza a descender por el horizonte... no os queda mucho de luz y no hay ni rastro de nada a la redonda. Quiza seria buena idea prender algunas antorchas en las cercanias para ver lo que quiera que se acerque a atacaros... si es que lo hacen.

Tienes una perspectiva inmensa de los alrededores, del pueblo y de la llanura... incluso alcanzas a ver el rancho...

Cuando Live entrega a Sofí el revolver me quedo mas tranquila pero no tengo muy buen presentimiento de todo esto. Es verdad que este es un lugar seguro, al menos de momento, y que somos muchos para defenderlo... pero la oscuridad... y esos dementes...

Ayudo a los demas a terminar los arreglos de la iglesia esperando a ver que mas puedo hacer por ayudar. Solo espero que llegue la ayuda antes de que acabemos... como los demas...

Todas las cosas se han ido organizando con celeridad mientras pasan las horas. Lo rescatado del pueblo se amontona en la sala intermedia de la iglesia, a buen recaudo y dispuesto para su uso en caso de necesidad, mientras aun en la estancia de rezos se discute sobre la mejor manera de aprovechar esta defensiva posicion.

Es facil perder la nocion del tiempo cuando acucia de tal forma... pronto oscurecera y apenas podreis ver mas que en el interior del edificio... como saber cuando se acercaran a por vosotros?

Mientras tomais posiciones sentis que el frio os atenaza y embarga vuestras almas y apenas podeis dejar de pensar en todos aquellos que han muerto o desaparecido... cual sera su Destino? que habran hecho esos salvajes con ellos?

Sea como fuere ahora teneis que pensar en sobrevivir... mañana sera otro dia y no es seguro que podais contemplarlo. El sol empieza a descender por el horizonte y el sielncio y la quietud exterior no parecen presagiar nada bueno pero al menos os queda la esperanza de que, quiza, haya sido suficiente para esos endemoniados y no vuelvan a por vosotros... por que deberian hacerlo?

Aun no entendeis muchas cosas pero viendo como el indio se prepara para la batalla comprendeis que esta noche no sera tranquila.

Los de abajo subidme algo de beber y comer  no pretendereis que me tire  toda la noche    sin meterme algo calentito en la tripa.Me   apretujo en al manta  buscando una buena  posición  pero  no demasiado cómoda para no dormirme.Si añadis un poco de café  no me vendría  nada mal

Parece que ya poco más queda por hacer que esperar a la contienda. Ojalá esas bestias decidan no venir esta noche. Quizá decidan ir en busca de otra localización con más almas que arrasar en un sólo ataque. No consigo autoconvencerme con mis razonamientos. Vendrán y tratarán de acabar con nosotros. Pero sigo pensando en formas de protección y propongo mis ocurrencias, a pesar de que quizá sea una idea descabellada. Tras haber recibido la bendición del predicador, agarro unos cubos de agua y los deposito a los piés de Denspec. - Padre, bendiga el agua y después derramémosla alrededor de la iglesia. Tal vez les cueste cierta labor el cruzar el perímetro y sean más faciles de alcanzar con los rifles. No tenemos mucho que perder. Si fuera necesario puede bendecir el abrevadero e iremos cogiendo el agua de allí para usarla -

Noto las miradas de los presentes. Probablemente sea mucho más creyente que la mayoría de ellos, pero aún así deberían apoyar todas las propuestas que sirvan a nuestra causa. Aunque parezcan supersticiosas. Al fin y al cabo, no es "algo" terrenal lo que pretende descuartizarnos dentro de alguna hora.

Denspec ha permanecido durante las últimas horas leyendo la Biblia a los pies del altar, sumido en sus pensamientos. A pocos centímetros de él, un par de viejos revólveres permanecen enterrados bajo el altar para siempre, perdidos en el tiempo y en el olvido. Juró no volver a empuñar un arma de fuego, y así lo hará. La fe será su escudo y la palabra de Dios, la espada que en estas horas tristes ha de prevalecer sobre el extraño mal que se cierne sobre los habitantes de Dead Town.

Cuando el mejicano se dirige a él, en un principio le mira sin comprender. De repente, como un muro que se resquebraja, los músculos de su cara se relajan y varias arrugas nacen a la vez que el predicador sonríe como si acabase de ver salir el sol por el horizonte. -Me temo que no funciona así Antonio. Denspec se levanta y le pone una mano en el hombro, para tranquilizarle, a la vez que sonríe enigmáticamente. -Pero este es suelo consagrado.

-De todas formas, aún hay algo que puedo hacer. El párroco se acerca a la pila bautismal y murmura varias palabras ininteligibles, a la vez que mantiene las palmas de ambas manos unidas, con la cruz de plomo pendiendo sobre ellas.

Coge un frasquito de cristal de su chaqueta y recoge parte del agua de la pila. Se acerca al altar y se dirige a los presentes.

-Son horas tristes, son momentos dolorosos. Parece que la oscuridad y el frío engullirán nuestros corazones, y que jamás volveremos a ver la luz del día. -Permanece en silencio durante unos momentos.

-No os mentiré. Esas criaturas quieren devorar nuestras almas, engullir nuestro espíritu, y en el camino acabarán con nuestros cuerpos terrenales. -De nuevo una pausa.

-¡¡Pero estamos en la casa de Dios!! ¡Aquí y ahora prevaleceremos! ¡Alabado sea el Señor y su Reino! -Otra pausa.

-Si le miráis a los ojos al miedo y conserváis vuestra fe, salvaréis vuestra alma, y quizás vuestro cuerpo. Sed siervos del Señor, no temáis de su luz purificadora, no dudéis de su palabra ni de su justa ira.

-Os lo dice quien se hundió en el pecado, quien avergonzó al Señor y el más indigno de sus siervos. Y aún así, el Señor me perdonó. ¡¡Me perdonó y me llamó para cuidar de su rebaño!! Ganaos su perdón y viviréis como hombres buenos el resto de vuestros días. Las últimas palabras resuenan por las paredes de la parroquia construida por el mismo Denspec.

-Recibid ahora la bendición del Señor. Se acerca a los presentes y les rocía parte del agua bendita del frasco, a la vez que les hace la señal de la cruz.

Live recibe conmovida las gotas de agua vendita. La joven no tiene confianza en el Señor. Nunca lo ha sentido a su lado… Pero, ahora, las palabras del predicador han llenado su corazón de fuerza y su espíritu de valor. Necesita creer: Necesita creer que pueden lograrlo. Si no, ¿de qué serviría luchar?
Sus pulmones se llenan de aire, y su pecho de esperanza. Nada puede detenerla:
Susan -exclama-, sube al señor Philips café y algo de comida. Necesitará fuerzas para disparar con pericia.
Desmond, cuando termines de rematar el bloqueo de las ventanas, ayuda a los tiradores a preparar sus armas -dice-. Aunque no seas muy buen tirador eres fuerte y necesario. Puedes encárgate de que nadie se quede sin munición.
Durante unos minutos se detiene en sus órdenes y medita:
Sería bueno que pudieses conseguir un hacha -señala-. Esos indios se nos acercaran menos si no tiene piernas con las que moverse.
No te arriesgues, pero si llegan al interior… No se me ocurre mejor forma de detenerlos -Total, para lo que hacen las balas…

Asiento ante las palabras del Predicador y rezo en voz baja los instantes que dura su sermon antes de que la Señorita Boree se acerque a mi y me pida ayuda.

- No se preocupe Señorita, todo estara bien... saldremos de esta, yo me encargare de protegerla y que asi sea.

Me pongo manos a la obra pero antes de cerrar del todo la puerta principal cojo algo para encender un fuego y preparo algo de madera y tela para crear unas hogueras en el exterior de la iglesia y asi poder ver a los que se acerquen en caso de que la noche lo engulla todo.

Espero que, con la luz de fuera y la que nosotros mantendremos dentro, podamos aguantar hasta ver el nuevo dia...

Espero un rato entre rezos y suplicas y, tras escuchar a Live, decido distraerme con ello haciendola caso. Con cuidado cojo algo de comida seca, pan y un cafe que logre rescatar... quiza el ultimo, despues tendremos que tirar del whisky...

Subo las escaleras de madera sintiendo como crujen bajo mis pies y me abrigo un poco mas con la manta para evitar el frio del anochecer. Cuando llego al campanario veo dispuesto a aquel hombre de gesto severo, tez curtida y experiencia denotada... "el sureño". No tengo idea de como se llama, no me importa. Solo se que va a defendernos.

Me acerco hasta el y me siento a su lado, juntando mi manta con la suya y sintiendo su calor reconfortante y su arma dispuesta.

- Aqui esta.. algo de comer y calentarse...

Es extraño pero quiza sea el miedo, la seguridad de sus años o sus ojos frios y firmes lo que me reconforta y me hace sentir mucho mejor.

- ¿Cree que lograremos ver un nuevo dia? - inconscientemente me aferro a su brazo y mis ojos le suplican a los suyos algo mas de fe.

 La joven que me sube el café es bonita y seguramente lo fue mucho mas   antes  pero la suya es una  belleza  ajada  por el humo del saloon y la vida nocturna.Gracias   -digo cogiendo el paquete.Luego me lanza la pregunta.¿Cree que lograremos ver un nuevo dia? -Cuantas veces  la he  podido escuchar durante la guerra.Daba lo mismo ;muchachos todavía imberbes, hombres curtidos , todos    te hacían la  misma pregunta   esperando  oir una respuesta reconfortante  que les  asegurar que iban a volver  a  ver  a sus madres  de pelo cano o a sus familias.Todos  están criando malvas en campos de batalla olvidados y  las madres  siguen esperandoles  en sus porches  sin perder la esperanza  de verles aparecer  a  lo lejos.Clavo la  mirada en sus ojos  llorosos   y  fuerzo una sonrisa   tranquilizador.Por  supuesto  muchacha, mañana estarás otra vez   desplumando vaqueros  y  rompiendo corazones.Ahora vete  para abajo que  estoy de   guardia y me estas  distrayendo.Giro  la cabeza  para  no ver  su cara   y  clavo la  mirada en el horizonte.Guardare otra bala   muchacha, no nos pillaran vivos si puedo evitarlo

Agradezco en silencio las palabras del párroco, mucho más entusiasta que cualquiera de nosotros, quizás porque la Biblia es ahora un recurso mucho más importante para nosotros y nuestras almas que semanas antes.

De debajo de un fardo de ropa extraigo varias cosas* - Esto lo encontré durante mi propia exploración. Quizás podamos usar el sebo para embadurnar el piso junto con agua y así sea resbaladizo, podría darnos un tiempo valiosísimo en caso de que consigan entrar.

Como ya dije antes, lo mejor es usar los bancos para fortificar la habitación del campanario y la sacristía y dejar la sala central como área de disparo en el momento que consigan entrar. Las velas podemos disponerlas en los rincones oscuros para tener mejor tiro. Las lámparas de aceite, bien por si acaso para incendiar el edificio si no vemos otra salida o para alumbrarnos si debemos escapar.

Antonio, el blanco con quien fue en busca de caballos, se ofreció a enseñarle a disparar un arma de fuego. Sopesó su tomahaw, pensando en que tenía suficiente para abatir a cuanto enemigo tuviera a mano. Pero también era cierto que sabía el poder de esas extrañas armas, mataban a distancia, como los arcos, más efectivos que estos. Tras pensarlo unos segundo, asintió con la cabeza, quien sabe si de algo le serviría. Además, le gustaba aprender.

- De acuerdo...compadre. Creo que puedo aprender rápido.

No hubo más conversación, ni tampoco caballos encontraron. Luego, en la iglesia, ayudó lo que pudo, se quedó con Antonio atendiendo a sus lecciones de tiro y probando él mismo. Mas tarde, se sentó, nervioso. Se fue hacia los ventanales; subió al campanario y bajó. Miró a los demás, se leía el temor en sus pálidas caras, pero también la determinación. Incluso las mujeres estaban dispuestas a luchar. Le habían dicho una vez que las mujeres blancas eran débiles, y ahora comprobaba que no era cierta esa afirmación. 

Deseaba que pasara esa noche cuanto antes, que todos pudieran ver un nuevo amanecer. Pensó que iban a sufrir mucho para lograrlo, y que no todos verían a la sonriente aurora. Demostraría que era un guerrero. A pesar de su miedo y desazón.

Live escucha la sugerencia de Hugh con atención. No sabe si el hacer que los monstruos resvalen y caigan les servirá de mucho. Pero tampoco parecen servir el plomo, ni nada de lo que hayan provado antes.
El fuego... El agua bendita...
Si tubiésemos más sebo podríamos usarlo para hacer una barrera de fuego -dice insegura-. Pero a esso bichos nada los detiene... Seguramente el fuego se volvería contra nosotros.

Intervengo ante las palabras de la madame. - Señora, desde luego que no será buena idea manejar fuego cuando estamos sellados a cal y canto aquí dentro. Se me eriza la barba de pensar en la muerte agónica que sufriríamos -

El salvaje parece querer acogerse a la propuesta que le hice en nuestro regreso. Cojo uno de los rifles. Le muestro cómo introducir la munición y dejar el arma preparada. Después, cómo debe apoyar la culata en el hombro para no perderla durante el disparo. También los conceptos básicos para apuntar y adelantarse al movimiento de la presa. - Toma, practica un par de tiros. Aunque no andamos sobrados de munición. Tendrás oportunidad de poner a prueba tu puntería dentro de poco. Te aconsejo que trates de abatir los objetivos que te parezcan más sencillos... Como el Señor Philips, por ejemplo. No... Es una broma... No dispares al señor Philips -

Me retiro dejando al indio familiarizarse con el trozo de madera y metal maldiciendo a las bestias. Son como una jauría. Nada sabemos de esas cosas. Se comportarán como una manada? Si acabásemos con el líder de la manada se retirarían hasta que un nuevo líder tomara el control? De ser así, esta noche sobreviviríamos y aprovecharíamos el caos surgido entre ellos para acudir a la cueva y terminar con el mal que los invoca. Debo centrarme en la titánica labor que tenemos ya encima y dejar de fantasear. - De verdad no queda nada de aguardiente o whiskey? Padre, seguro que nos ha bendecido o estamos ya en el infierno? -

Los minutos se suceden atropelladamente mientras os preparais para lo que pueda venir. Cuando el sol termina por ocultarse y la oscuridad envuelve los alrededores de la iglesia sentis como el frio atenaza vuestras carnes. Es una sensacion extraña.

En el exterior parece como si los muertos se revolvieran en sus tumbas, sin embargo, ni el mas leve de los sonidos parece filtrarse al interior. Ni un ave, ni una alimaña... nada. Solo el silencio y la quietud de quienes esperan que la muerte se presente para llevarlos consigo.

La guardia del sureño, alla en lo alto del campanario, parece igualmente poco fructifera. No hay luna visible lo que hace que su vision este sumamente limitada. Aun asi nada parece moverse en las cercanias.

La tension entre los presentes parece patente, no por ellos, sino por lo que pueda llegar de improviso...

...Finalmente todo se rompe en mil pedazos cuando Philips vislumbra una figura que avanza, sola, hacia la iglesia. En su mano escrime una antorcha que consigue que sea visible claramente. Es el Señor O`Conner, dueño del rancho mas al norte.

Tras llegar a una veintena de metros de la entrada de la iglesia se detiene siniestramente. Es un objetivo claro y facil para el sureño y el lo sabe.