Partida Rol por web

Defendiendo nuestra casa

La rutina del trabajo.

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19/04/2020, 12:36
Cronista

Paris 09:28 de 10 de mayo de 1940. Un día nublado, casi sin viento. 16ºC. Frente al laboratorio del matrimonio Curie.

El día anterior había sido malo pero ha dejado de llover. Ayer si fue un día tormentoso, pero en casa del Señor Angron, amigo de la familia y enlace entre el Comité de Adquisiciones del Ejército y la empresa de tu familia, lo habías pasado bien. Era donde os hospedábais siempre al ir a la Ciudad de las Luces. Era una villa de campo, a menos de media hora en coche del centro de la gran urbe. Un sitio magnífico. Las noticias decían que los alemanes estaban enzarzados en combates contra la "Gente del Este". Que se habían tirado hacia la Península Escandinava, y que, estaban cercando a URSS, para atacarle por varios frentes. Uno, el propio Europeo y el otro el Escandinavo. Además, estaban apoyando a los finlandeses en su guerra contra los comunistas, y que era la siguiente fase. El ejército consideraba que la Ofensiva del Sarre había sido todo un éxito, y que podrían sin problemas contra los enemigos teutone. Además, presumían de la invencibilidad de la "Linea Maginot", y que, los aliandos del otro lado del canal habían mandado un cuerpo de ejército expedicionario, por si fuera necesario reforzarles. Los periodistas se burlaban de ambos bandos. Del francés, por no haber continuado con la invasión y finiquitado esta locura, y de los alemanes, por su debilidad e incompetencia de dejar esta franja sin defensa, más que una testimonial representación en la "Línea Sigfrido". Vamos, una "Guerra de broma". Las tiras cómicas, caricaturas y otras mofas estaban proliferando tanto que se respiraba un aire de felicidad comparado sólo con el inicio del fin de la crísis económica de unos años atrás. Sólo había que pasar por delante de cualquier establecimiento, y saber que estaban leyendo el periódico por la forma en la que se reían.

Habías quedado con Jean Frédéric Jolio, en su estudio. El mismo que la famosa química había usado hasta hacía unos pocos años. Además, le habían dado un premio novel a su esposa y él por sus investigaciones. Estaba claro que era el mejor químico de toda Francia. Te entregaría los informes de la pólvora de la munición de vuestra fábrica, para entregarlos en el Ministerio del Ejército. Tenías que ser tu, como representante oficial de la fábrica. Allí te esperaría una comitiva nutrida e intensa, con varios generales y almirantes, a parte de los Alto Comisionado y el propio ministro de Defensa Nacional y Guerra, Dadalier, del gobierno de Paul Reynaud. Venías de un café, de desayunar tranquilamente, entre cafés y risas. El matrimonio Jolio-Curie sabías que ya estaba dentro, trabajando, pero que no te atenderían hasta las 9 y media. ... pasadas. Serían unos grandes profesionales, pero puntuales, no lo habían sido jamás. (Ni nunca lo serían).

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19/04/2020, 20:05
Marianne Segouin

La guerra era algo cercano y a la vez, demasiado extraño para mí, aunque el hecho de que mi padre estuviese haciendo dinero a su costa, cada día me molestaba más. Yo nunca había sido una revolucionaria, ni tampoco había intentado cambiar las cosas, pero sentía que faltaban muchas cosas en mi vida, para empezar, algo que le diese sentido, y estaba segura de que la guerra no sería una de ellas, al menos no en el que esperaban todos.

En aquellos tiempos, había dos clases de personas: las que no se tomaban en serio lo que sucedía y los que echaban de menos que no fuesen a disponer de una oportunidad para matar alemanes. Ya no recordaban la otra guerra, la Gran Guerra. Yo tampoco, la verdad pero mis padres me habían contado suficientes historias como para que no le viese la gracia a otra más.

Jamás se me hubiese ocurrido que pudiera llegar hasta nosotros, que lo mismo que les había sucedido a otros pueblos, como los polacos, fuese únicamente  el aperitivo de lo que estaba por llegar.

Y ese maldito… ¿Hitler?, ese hombrecillo ridículo, que parecía tomarse tan en serio todo lo que le rodeaba. A pesar de no haber podido oír mucho, estaba bastante segura de que no se detendría ante nada. Pero ¿atacar Francia? No, no lo creía realmente.

Lo único importante en aquellos momentos era que la guerra se había transformado en algo muy bueno para nosotros. Nuestra fábrica hacía armas y más armas; munición tras munición. Dinero a cambio de muerte.

Me resultaba de lo más desagradable.

Es solo una fase, me respondió mi madre no hace mucho, cuando se lo comenté. La vida real es más complicada de lo que crees y estas armas evitarán que haya una guerra.

Yo… no lo entendía.

Pero no estaba tampoco en edad de entenderlo. Con casi veintitrés años, era demasiado joven para saber de esas cosas y demasiado mayor para no tomarme mis responsabilidades en serio. Tenía un deber inexcusable para con mi familia, que era casi lo mismo que decir, con la fábrica. Mi familia y la fábrica eran la misma cosa.

Muchas cosas rondaban por mi cabeza, pero la vida continuaba como si nada fuera diferente. No había más prisas, ni menos sonrisas. Era…  un día más.

Cuando entré en el café, lo hice confundida y algo hastiada. Al salir, era una persona completamente diferente. Ahora, no me quedaba más que esperar a que me atendieran Jean y Irene, sabiendo que estaba en representación de algo que no me gustaba, delante de los científicos más famosos de Francia, pero sobre todo, con el nerviosismo que transmitía el saber que lo que me dieran, no era solo para mi padre, sino para todo el país.

A pesar de lo que estuvieran diciendo, se estaban preparando para la guerra.

Notas de juego

Pues no sabía muy bien cómo empezar y lo he hecho así. A ver qué tal va la cosa.

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20/04/2020, 10:33
Jean Frédéric Joliot-Curie

LLega la hora, y directamente entras, como quién acceder a una panadería a por un par de cruasanes. No hay nada de movimiento, y buscas por los despachos, hasta que encuentras el que tendría que ser el del director. Se notan aún en la puerta las letras "arrancadas" de "Marie Curie" en una letra muy estilizada, que hubiera sido de siglos atrás. El nombre actual, el del hombre que buscas, son unos tipos mucho más formales, rectos y simplones.

- La belleza deja paso a la practicidad.

Te decepciona levemente, y tras tocar escuchas el típico: - "Adelante", como si lago hubiera "agarrado" entre los dientes. Nada más abrir encuentras al científico, con un lapicero en la oreja, otro en la mano y un tercero siendo rohido como lo haría con conejo con una zanahoria. - Sobre la mesa Señorita Segouin. Sobre la mesa. Estaba tan concentrado y absorto en lo que estuviera haciendo sobre aquella libreta de almanaque, que seguro ni sabía que hora era.

 

Era tu objetivo, aquella carpetilla. Además sabías que luego, en el ministerio había preparada una recepción, y había rumores de que algunos oficiales te acompañarían a un campo de tiro para que pudieras observar algunas de las prácticas de puntería de las tropas. Tanto los fusiles de tu fábrica como las municiones estaban muy extendidas, sobre todo las municiones. No fabricabais armamento pesado de ningún tipo, ni el arma ni su munición. Todo era cartuchería. Ni si quiera granadas de mano. Vosotros en casa los llamabais "El Taller" donde se montaba los fusiles, que os venían casi todas las piezas ya realizadas, y sólo era una cadena de montaje, y vuestra empresa de verdad, que era "La Fábrica". Era una forma amable de acortar, ya que era una fábrica de balas. Producíais tres calibres. Uno, el típico reglamentario para los fusiles. El más habitual. El segundo era la catuchería para pistola, que no era otro el alemán que se había puesto de moda. 9mm parabellum. El tercero era por encargo, para el reino unido. Era una modificación del vuestro de fusilería, pero adaptado a los requerimientos del Royal Army. La mitad de la cartuchería e pistola eran para exportación, a varios países, algunos de los cuales, como Polonia, ya no existían como tal. El de fusilería para el Royal Army, todo era para ellos. Sabías que después de mandarlo al Reino Unido, parte se enviaba a sus colonias (Por ejemplo, la India) o antiguas colonias (como Australia).

Las pruebas de análisis de pólvora era par el ejército vuestro. Los ingleses hacía las suyas propias, pero, ya estaba homogeneizado. Esto era poco más que una rutina, para … ver como andaba todo y comprobaciones de seguridad.

Notas de juego

Pues no lo veo nada mal.

 

XD.

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20/04/2020, 12:29
Marianne Segouin

Una de las cosas que llevaba peor era la sensación de que yo misma podía hacer bastante más de lo que parecía. Aunque Marie Curie precisamente había servido de ejemplo para las mujeres, demostrando así que el mundo estaba a nuestros pies, yo solo deseaba que no se me tratara con la indiferencia que solían usar en su mayor parte los hombres que en el fondo, continuaban viéndonos como elementos decorativos de una casa.

Claro que tampoco estaba en disposición de luchar por nada más. Estaba segura de que aún podía disfrutar un poco más de la vida antes de comprometerme con algo de verdad. Solo quería un trato lo suficientemente justo como para no sentirme el objeto que la mayoría esperaba ver, porque debajo de aquellos gestos cuidados y elegantes, continuaba existiendo un machista clásico. Era algo que nos habían educado demasiado bien.

Cuando entré en el despacho, Joliot-Curie ni siquiera levantó la cabeza para mirarme. ¿Mala educación? Sin duda. Solo me indicó en donde estaba la carpeta que debía recoger. Pero yo era demasiado traviesa para permitir eso y si con ello me tildaban de maleducada, tampoco me importaba demasiado.

Era un precio pequeño por conseguir empequeñecer a los grandes hombres.

-¿Ha oído que los marcianos han aterrizado en París? Según parece, han destruido la Torre Eiffel y el Louvre. ¿Usted qué opina?

Obviamente, era una forma de llamar su atención como otra cualquiera, intentando transmitirle algo como que estaba muy bien eso de roer lápices, pero que también debía mirar a la gente a los ojos.

A la espera de que así lo hiciese, mantuve una sonrisa autosuficiente.

Además, teniendo en cuenta todo lo que me esperaba para el resto del día, lo último que me apetecía era darme prisa en llevarme aquel informe. Con él debajo del brazo solo me esperaba una reunión, y después, una muestra de cómo se disparaba mejor. Y seguramente, tras disfrutar de todo el ruido, el olor a pólvora y el humo, otra reunión para que todos se diesen palmadas en la espalda.

Así que, al menos podía dedicarme un “buenos días, señorita Segouin”.

Mi padre no solo me obligaba a trabajar, sino que además, lo hacía en aquella máquina de guerra que era nuestra fábrica, con orgullo además, y por supuesto, también me obligaba a formar parte de toda la estructura. Ignoraba si quería que yo siguiese con su legado o simplemente tenerme controlada, pero "dejarme controlar" nunca había sido mi segundo nombre, sino más bien algo como "ponme una mano encima y a lo mejor la pierdes". Sí, definitivamente ese nombre iba más conmigo.

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20/04/2020, 15:22
Jean Frédéric Joliot-Curie

Contestó con un amable: - Si, si. Marcianos en París. Si, por favor deles recuerdos de mi parte. Sin ni si quiera levantar la mirada y disfrutar del "paisaje" viendo una mujer bonita. Conforme cerrabas, empezó a tomar notas y garabatear algo sobre esos papeles que tenía delante, en la mano. Era como si al artista le hubiera soplado algo de su aliento la musa inspiradora.

Cerraste.

Realmente te daba pena aquel matrimonio. Su vida era tanto la investigación que pensabas que jamás tendrían un hijo. No te puedes imaginar como. Además, a la esposa de este, la habían nombrado en un cargo ministerial, para que se encargase de la "Ciencia de Francia", y seguro que con el poco tiempo que le dejaría el trabajo, y el nulo que le permitirá las responsabilidades con la nación ... era imposible que se  .... que se ...

 

Sacudiste la cabeza.

Te dieron pena ambos.

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20/04/2020, 19:28
Marianne Segouin

Bueno, al final estaba meridianamente claro que su atención estaba centrada únicamente en lo que estuviera haciendo en ese momento, y me había reservado solo una minúscula parte de su tiempo... lo cual seguramente merecía todo un agradecimiento para él. Estaba convencida de que en su posición, interrumpir su trabajo debía ser casi una afrenta divina. 

-¡Sí, señor! ¡Les diré que se pasen y le lancen un rayo verde, señor! -le solté, poniéndome firmes y haciendo el saludo militar.

Después, cogí la carpeta, me volví, abrí la puerta... y cerré dando un buen golpe, pensando que a lo mejor así, volvía a la vida, aun cuando supiera ni en que año se encontraba. Las paredes temblaron al hacerlo y no pude evitar sonreír.

¿Habré cerrado bien?, me pregunté.

Eso era lo bueno de ser joven. Que podías hacer cosas que en otros momentos a nadie se le hubiese ocurrido o se hubiera atrevido. Casi podía imaginármelo, dándole un buen mordisco a aquel lápiz y partiéndose una muela.

¡Pobre hombre!

El caso es que tenía lo que necesitaba. Ahora tocaba llevarlo... y esperar. Medio brincando, me dirigí para hacer entrega del informe.

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20/04/2020, 20:10
Jean Frédéric Joliot-Curie

Paris 10:00 de 10 de mayo de 1940. Un día nublado, casi sin viento. 17ºC. A las puertas del Ministerio de Defensa Nacional y Guerra

- ¡Exácto!, luminiscencia verde por luz ultravioleta.

fue lo último que escuchaste antes de salir.

Hubo de ser una gran exclamación, pero ya a cierta distancia, lejos, con las puertas cerradas, lo escuchaste como un extraño susurro.

Tenías dinero de mano, así que tomar un taxi, no fue un problema. En pocos minutos estabas en las puertas del Ministerio de Defensa Naciona y Guerra y 

Este no era el Ministerio en si. Era la Escuela de Guerra, pero, también había oficinas y demás personal especialista, del propio Ministerio y su función reguladora. Además, los químicos militares estudian, y muchos trabajaban aquí. Al llegar al acceso un grupo de la Policia Militar custodia el edificio y su acceso. Parece haber movimiento, y no solo eso. Se escuchan varios camiones y un vehículo blindado militar llegar.

Notas de juego

Parecía que no querías salir, jajajaajaja.

Mira que si te cargas el cristal la puerta de la oficina de Madame Curie .... (La de hoy día es la original, si la hubiera roto ... tendría dudas, y miraría de otro modo el Museo Curie)

AJAJAJAJJAAJAJ

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21/04/2020, 09:24
Marianne Segouin

Con lo que quería en la mano, salí del edificio y busqué un taxi. Aquello de ir de un lado para otro tenía sus ventajas, como por ejemplo, no tener que andar. Aunque no tuviese un chófer, que me llevaran estaba bastante mejor que ir andando. Y así, cuando llegué al Ministerio, tuve la sensación de ser algo más que una simple secretaria. 

Sí, todo el mundo sabía que era la hija de Segouin, pero eso no me daba tanta categoría como la gente pensaba y no precisamente la que a mí me gustaba. 

Cerré la puerta del taxi y subí las escaleras como si supiese a donde iba, pero sobre todo, un poco indiferente con lo que llevaba. Después de todo, ¿qué me importaba a mí la eficiencia de la munición y la marcha de la guerra, cuando mi familia solo estaba interesada en amasar una pequeña fortuna gracias a ello?

Obviamente, desde mi salida del café, las cosas solo podían ponerse más amargas y el trabajo, aunque consistiese únicamente en llevar una carpeta, no lo hacía más fácil.

No me gustaba.

Notas de juego

jajajaja

sí, si yo salgo, pero dejando huella jajajajajajajaja

Déjame que en cuanto empiecen los problemas, no habrá tiempo para bromas :P

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21/04/2020, 09:40
Édouard Daladier

Hay una sala de recepciones enorme. Realmente era la Capilla de San Luis.

Allí habían varios de los magnates que pugnaban por los diferentes contratos de suministros y servicios de toda Francia. Incluso uno suizo y otros dos belgas. A algunos de ellos los conocías. Incluso uno de ellos, uno de los belgas, tenía especialmente relación con tu padre. Era amigo suyo personal, por lo visto, desde la "Gran Guerra. Émile Nagat.

Un teniente te trata como si fueras una asistente: - Señorita, el personal de apoyo tendrá que esperar en la sala contigua. 

En la distancia encontraste un acceso. Lo viste, justo cuando el oficial te hablaba, y era justo el propio Ministro.

Notas de juego

sí, si yo salgo, pero dejando huella jajajajajajajaja

jajajaja, me conformo conque no arrancases la puerta jajajaja

Déjame que en cuanto empiecen los problemas, no habrá tiempo para bromas :P

O sea, ya.

 

 

Joer, entre esta partida, y la conversación de la otra, al final he terminado dentro del la propia página del FN HERSTAL.

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21/04/2020, 11:39
Marianne Segouin

La sensación que me transmitió el lugar cuando llegué, fue que estaba en un palacio. En realidad, toda la ciudad estaba diseñada como si fuese todo un monumento en favor de la monarquía y la manera de vivir de otros tiempos. A pesar de nuestra revolución, en realidad seguía ofreciéndose pleitesía a todo lo que había dejado detrás la aristocracía, con sus "esfinges europeas" en forma de majestuosos palacios que, a pesar de albergar ahora obras de arte o servir para demostrar la belleza de Francia, no hacía más que recordar que idolatrábamos la herencia que habíamos recibido.

Hipocresía tras hipocresía, los magnates hablaban entre ellos, supuse que peleándose por llevarse la mejor parte.

Distinguí a Nagat, pero no tuve ocasión de saludarle porque en ningún momento se volvió a mirarme, y el Teniente, que sí que me estaba prestando atención, tenía muy claro que no podía dejarme pasar.

-Están esperando esto -le dije, mostrándole la carpeta.

Notas de juego

Sí, vaya lo que llevamos jajajajajaja

No he entendido. ¿He visto un acceso para entrar, o al ministro? Da lo mismo porque he hecho otra cosa jajajajaj

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21/04/2020, 12:29
Émile Nagant

El teniente te deja pasar. No pone objeción alguna. Además, ha visto el sello del laboratorio del que lo has traído, y ... el prestigio pesa mucho.

Ya muy envejecido, Émile Nagant te ha visto. Te has acercado a él, dando golpecitos sobre tu pecho con el sobre, como si portases la solución milagrosa a todos los problemas de los allí presentes dentro.

- ¡Hola niña!. Habla susurrando, porque sabe que van a hablar, pero era patente su alegría por verte: - No imaginas lo que está pasando. Y se gira hacia el púlpito, donde el ministro va a hablar de un momento a otro.

Notas de juego

Has visto una extraña entrada, y por ella, ha aparecido el ministro. Es una capilla. ¿No será el paso a la sacristía? XD

Ten en cuenta, que ese ministro no es un don nadie. Hace unas semanas era el presidente.

 

 

... fue que estaba en un palacio.

¡¡¡¡Y tanto que es un palacio!!!! 

Y con solera. Imagina que el propio Napoleón Bonaparte fue cadete en este centro.

Y esos palacios se usan para mil cosas hoy día. Si, algunos son museos, casas de ricachones o nobles, pero en otras se han instalado escuelas (Muchas de ellas militares) centros ministeriales de muchos organismos, y otras oficinas departamentales, para servir al publico o al estado.

 

Hipocresía tras hipocresía,...

En unas cosas ... es innegable. :(
Más en los años que estamos (Juego) pero bueno. Francia es una de las sociedades más abiertas en ese sentido. También tiene arraigadas muy profundo muchas de esas "cosas".

 

 


Hoy no tengo que ir a currar. He hablado con mi jefe, y he hecho varias cosas desde la residencia ... y hoy, si no pasa nada, no voy. Pero tengo que estar con el móvil a mano, por si llama.

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21/04/2020, 13:44
Marianne Segouin

El efecto del sobre era innegable. Por un instante, me sentí poderosa como nadie, consiguiendo acceso a todos los lugares gracias al sello del laboratorio, aunque sabía que no era yo lo que importaba.

A pesar de todo, cuando Emile Nagant me vio, agradecí su alegría, sintiendo que era sincera y que iba mucho más allá de ser solo la portadora de información.

-Hola, señor Nagant -le dije alegremente, aunque en voz baja. Al oír sus palabras y ver cómo se giraba, le imité y guardé silencio, mientras esperaba con el sobre entre las manos, como si fuera la solución a todos los problemas. El ministro iba a hacer su aparición y yo estaba allí para asistir, en primicia, a lo que dijese.

Aunque no sabía si sería mejor saberlo o no, si la ignorancia podía ser mucho más aconsejable que conocer demasiado sobre la realidad. Francia se estaba armando; Europa estaba en guerra. ¿Llegaría hasta nosotros? ¿Sufriríamos sus consecuencias?

Casi tenía miedo de saber la respuesta a aquellas preguntas.

Notas de juego

Bueno, tú tranqui. Escribimos cuando se pueda. Yo ahora sí, pero luego a saber :P

ñañañañaña ya estás criticando, que si palacios que si Napo. Pues para Napoleón, me quedo con este y así me río jajajajajaja, de una serie díver, Jack of All Trades (por lo menos para mí, que me encanta Bruce Campbell XD)

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21/04/2020, 14:15
Édouard Daladier

El ministro venía sin portafolios, papeles ni nada. Con las manos vacías. Parecía abatido y sobre todo, sudaba. Sudaba mucho, y parecía que la corbata le estaba estrangulando. Metió el dedo entre piel y la tela que le oprimía el cuello, y tiró en dos ocasiones. Se aferró al púlpito con las dos manos, con fuerza. Notabas como la madera sufría en la distancia.

- Compatriotas y vecinos, la guerra nos golpéa de nuevo. Esta mañana han entrado paracaidistas y están atacando en este mismo momento los fuertes que protegen los pasos y puentes del rio Mosa. En nuestra tierra, han sido atacadas infraestructuras militares y fábricas de producción armamentística. Esos locos teutones no han perido no tienen el valor de atacar la impenetrable Línea Maginot, pero está claro que resistiremos, ya que no hay pista alguna de sus tanques, ya que parecen estar en la otra punta de Europa. Su voz parecía fatigada, tensa y su estado de nervio parecía estar bajo control.

Parecía. 

- Aún así, hemos tenido ataques en fábricas y poblaciones. Las fuerzas militares están resistiendo, pero, han habido bajas civiles. Necesitamos su total colaboración en estos momentos, ya que la guerra ha llegando a nuestras puertas, y no está tocando a la puerta, quiere derribarla. A partir de este momento, toda la producción de sus industrias será revertida a los almacenes de las Fuerzas Armadas de esta nación. Ya se discutirá con las naciones clientes los pertinentes resarcimientos cuando esta locura termine.

- ¿Preguntas?

Notas de juego

Me está costando encontrar información sobre los heramnos Nagant. Y no se si este o el hermano ya habían fallecido. Permíteme la licencia.

 

No se que serie es esa, pero parece interesante.

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21/04/2020, 17:13
Marianne Segouin

El ministro no tenía muy buen aspecto. Parecía haber descubierto que había sido él quien se había comido el pastel desaparecido mientras caminaba sonámbulo, como quien dice, y ahora no se atrevía a confesarse.

Si debía transmitir tranquilidad, era más que evidente que no lo hacía. Si lo que pretendía era demostrar liderazgo... más nos valía ir buscando a otro.

Quizás la Línea Maginot no era tan inexpugnable como decían.

En cuanto comenzó a hablar, quedó meridianamente claro que que estábamos en guerra, pero también muchas más cosas. No íbamos a poder resistir. Ese era el pensamiento que inundó mi mente, dado que si antes no lo habíamos conseguido, no había motivos para la esperanza ahora que estaban intentándolo en serio. ¿De verdad pensaron que lograríamos frenar a los alemanes? Durante la Gran Guerra, las pérdidas de vidas fueron incalculables y ahora, por fin, había una nueva guerra y esta vez, en nuestras casas.

No confiaba para nada en el optimismo de sus palabras, sino más bien, en el pesimismo de su corbata, que se aferraba a su cuello como si fuese un condenado a muerte.

Miré a Emile, esperando ver su respuesta, aunque mucho me temía que a partir de entonces, todo sería diferente. A partir de entonces, la guerra estaría por todas partes y aquel informe sobre la munición, en realidad, quizás no fuese tan importante después de todo. Ahora la gran pregunta podía ser si habría alguien que las disparase.

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21/04/2020, 21:41
Édouard Daladier

- Bien señores. No se molesten ni en transportarlo. Acudan con sus productos a la unidad militar más cercana y esta ya se encargará del uso o distribución.

Y se despidió con un pragmátivo y breve: - Buenos días.

Sin más, se marchó.

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21/04/2020, 21:42
Émile Nagant

El señor que te conocía, no dudó. Parecías impasible, como si no pasase nada.

- Niña, llama a casa.

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22/04/2020, 09:11
Marianne Segouin

Estábamos en guerra.

Por fin lo que había estado sospechando y temiendo, mientras muchos otros la ansiaban o simplemente ignoraban la posibilidad, había sucedido. Alemania había llevado al continente a una guerra; no había sido la única vez y a la vista estaba, que no iba a ser la última.

Y cada guerra era peor que la anterior.

Durante la Gran Guerra, que yo no recordaba pero que mis padres rememoraban de tanto en cuando, el barro había salpicado a casi toda Francia, aunque no llegase a cubrir el suelo. Ahora, seguramente, el barro terminaría por caernos encima.

Emile me dijo que llamara a casa. Sí, no era una mala idea. Asentí y antes de irme, lo miré.

-¿Quiéres... que le transmita algún mensaje de tu parte a mi padre? -le pregunté, a punto de irme. 

Cuando me despedí de él para acercarme a un teléfono, uno de aquellos que estaban en las mesas del fondo*, pensé que la otra vez, la guerra duró cuatro años. Aquella tenía todo el aspecto de ser incluso más larga.

Cogí el teléfono, le di el número de la fábrica a la operadora y esperé.

-¿Papá? El ministro de defensa acaba de hablar. Los alemanes están atacándonos. Ha dado la orden de llevar las municiones a la base más cercana. Creo que ya no importa el estudio que encargamos.

Notas de juego

*licencia poética y si no, pues lo quitas.

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22/04/2020, 16:46
Émile Nagant

Empezó a marcharse. 

- Dale recuerdos y luego nos veremos, que tengo que ir a casa de tu tio Angrón. No era nada de sangre, pero la verdad, era como de la familia. Émile, así lo entendía, y en tu casa ... también. Para llegar al teléfono hubiste de salir de la sala y buscar en un lugar que había como una fila de ataudes puestos en pie. Mira que eran feos, pero, había que llamar.

Una voz de mujer gimoteaba, pero no daba hablado. Esta claro que tu padre no era.

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22/04/2020, 19:37
Marianne Segouin

Notas de juego

Bueno, pero quién es. jajajajajajaja Si no me dices algo más, no puedo decir nada :P

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27/04/2020, 10:43
Director

Notas de juego

Ya hablamos. 

Era un viejo amigo de tu padre, de la anterior guerra. Ya te puse que lo conocías.