Partida Rol por web

Defendiendo nuestra casa

La rutina del trabajo.

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04/05/2020, 20:10
Marianne Segouin

Me molestaba seguir encerrada, pero bien pensado, al menos estaba segura allí dentro. Lo que hubiese ocurrido, yo no podría ya hacer nada para evitarlo por lo que empecé a comer y procuré alejarme de ello, como lo haría de algo que me disgustase o temiese.

La guerra. Estábamos en guerra. Ni yo misma me lo creía al nombrar aquella palabra tan terrible. Sabía de familias que se habían visto destruidas por la Gran Guerra, hijos y padres muertos en las batallas, o con sus vidas arruinadas para siempre. ¿Nos sucedería lo mismo a nosotros? Me pregunté cómo sería un soldado nazi. ¿Tendría mujer, madre, hermanos y hermanas como nosotros? Supuse que no sería más cruel que cualquiera, ni tendría menos miedo que otros, aunque... quizás estuviera equivocada.

Cuando terminé de comer, aparté la bandeja y miré por la ventana. Todo parecía igual... pero había cambiado. ¿Cuándo empezaría a notarse?

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05/05/2020, 00:56
Ammelie Larios

Ya aburrida, te recostaste, y sin darte cuenta, empezaste a amodorrarte.

No sabías cuanto había pasado, pero ya estaba atardeciendo. Te podías imaginar que la medicina había hecho de las suyas, pero te encontrabas mucho mejor. Lo que te despertó fue a el ruido de la ventana, que estaba siendo cerrada por la misteriosa monja. Aún así ... te sonaba. Ya de daba vergüenza preguntarle quién era, en el sentido de recordar quién era ... de niña. Pero algo tenía que se te hacía familiar.

 

- Marí, despierta, el tren nos saldrá en tres horas. Y agitó dos cartones marrones, con los rebordes biselados y las esquinas redondeadas también. Sabías perfectamente lo que eran. Los billetes para ir a casa. - Vamos dormilona. Ni los españoes se tiran siestas como tú. Venga, arriba, que ya son las siente. Estaba contenta. Risueña, como parecía que solía ser con sus pacientes. Miraste. La bandeja de la comida no estaba. En su lugar había un baso de leche, que humeaba y una especie de bizcocho esponjoso. Debería de tener algo de naranja por el color, y olía de maravilla. Ella, tenía otro en el alfeizar interior de la ventana, que tomó en su mano izquierda. En la derecha tenía un trozo similar de lo mismo.

Animó: - Venga, a merendar. Tras mojarlo en la leche añadió. - Que tras esto tendrás el alta y nos vamos.

París 19:00 de 10 de mayo de 1940. Un día nublado, casi sin viento. 15ºC. Hôtel de Dieu. Atardeciendo (Para empezar a anochecer)

Tenías algo de hambre, así que ... no le pusiste demasiadas pegas a la sorpresa vespertina.

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05/05/2020, 21:43
Marianne Segouin

Debía estar más cansada de lo que yo misma sospechaba, porque no solo me quedé dormida, sino que además, ni siquiera tenía claro en dónde me encontraba. Solo después de unos segundos, logré recordad lo que me había ocurrido y en dónde estaba, y también a aquella monja agradable pero terca.

Me froté los ojos y lancé un enorme bostezo, mientras me sentaba como si estuviese postrada en aquella cama cuyo colchón no era precisamente blando, aunque fue entonces cuando me di cuenta. 

Sí que debía estar cansada para no reparar en él.

Vi que tenía dos billetes preparados y también algo que tomar antes de marcharnos. La verdad es que tenía hambre, mucha hambre, así que cogí el bizcocho y le di un mordisco, contenta al ver los billetes. Pero en ese momento, recordé lo que habíamos hablado, así que no perdí tiempo en decírselo.

-Voy, voy. Pero... antes, dijiste que me lo contarías. Yo he cumplido mi parte así que ahora, cumple tu promesa. Explícame que ha sucedido -le dije, tragándome el trozo y cogiendo el vaso, pero sin llegar a beber el contenido. Estaba preparada para lo que fuera, pero necesitaba saberlo. Ya estaba bien de tanto postergarlo todo.

Así que esperé, sin apartar la vista de ella. Esperé... y esperé.

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12/05/2020, 12:16
Ammelie Larios

París 19:02 de 10 de mayo de 1940. Un día nublado, casi sin viento. 15ºC. Hôtel de Dieu. Atardeciendo (Para empezar a anochecer).

 

Inspiró profundo. Tan profundo, que si seguía mucho más, se inflaría como un globo y temáis que saliera volado. Por suerte, no iría muy lejos, en ese caso, al estar la puerta y la ventana cerrada.

- Escupe monja. Ya no te escapas. Pensaste, mientras masticabas el aceitoso y dulce bizcocho.

Dejó su merienda en el mismo lugar del que la había tomado. Se sentó, con ambas manos el el borde interno del alfeizar, con riesgo a mandar el baso a ... freir monas, y juntó las manos, como si fuera a rezar. Su alegría momentánea, se desvaneció, transformándose en una sombría mueca. Un halo oscuro la rodeaba, pero, sobre su piel, un brillo dorado parecía mantener separado de su cuerpo aquella sombra funesta.

Mirando al cielo, con las palmas de mas manos juntas asintió: - Aviones alemanes han bombardeado nuestro pueblo. No quedan más que ruinas, y nada de aquello es más que un recuerdo. Tu fábrica era el objetivo. No sonaba acusadora, o por lo menos, ella no te consideraba culpable, pero tú, a ti misma ... era otra cosa. Para ella ese "TU" no era un detalle acusador, sino de posesión. Ahora eras la dueña. Si, tú. - Tanto tu casa como la mía han desaparecido. El Taller y las oficinas son escombros, y aún están buscando si alguien ha sobrevivido. Tomó aire, y aún mirando a lo alto, intentó continuar. - Sólo los que los que estaban en "la fábrica" siguen vivos. Eran tres de los que se encargaban de la reposición, la esposa de uno de ellos, que estaba limpiando, mi tía, que estaba limpiando también, y el capataz de la nave. Bajó la mirada. Se clavó en ti...su  voz amenazaba con romperse en cualquier momento, paro la "terca" se resistía, y por lo que parece, sólo por el cumplir con su parte de la promesa: - Por lo visto y lo que dicen, que pintar el tejado, como si fuera tierra, ha hecho que la nave esa se salvase. Recordabas que hacía años, tu padre, había hecho que se pintase todo el edificio, sobre todo el tejado, del mismo color que los taludes de tierra que protegían el resto, por si el trato con pólvora y munición daba un accidente. - Parecía que ni la iglesia había aguantado. Gente de varios pueblos cercanos ha ido a ayudar, y también parecen que la gente de las granjas de alrededor se ha salvado. Intentaba mantenerse, pero, bajó las manos y la mirada, se agarró a la piedra sombre la que sentaba, y sus ojos que clavaron en una infortunada baldosa. - Incluso han encontrado tu yegua y están usándola para el desescombro. 

A unas docenas de metros de la fábrica estaban unos corrales, que se usaban para varios animales y unos carros, que eran usados para transportar cosas. como municiones terminadas y cosas así, hasta los vagones que se llevaban vuestros productos "de viaje". Pera ti, solía ser algo melancólico, ya que cuando se marchaba en el tren, era para no regresar, pero, para tu padre era, como vender en el mercado los pimientos y zanahorias de las granjas vecinas. Decía que era lo mismo, pero que en lugar de una bolsa y a casa, era en un vagón y a un almacén, hasta que fuera consumido. Eso lo solía decir mordiendo una carlota, desde la escalera metálica exterior de las oficinas, que estaba a dos plantas de altura, desde donde se podía ver la estación en la distancia. (menos de un kilómetros)

 

Esa imagen, con tú ... unos 8 años, vosotros, en la escalera, viendo como el humo de la locomotora se alejaba, ya el convoy ferroviario oculto de la vista por las copas de los árboles se empezaba a desvanecer. Se transformaba de una vívida y sentimental emoción a un recuerdo que parecía estar desapareciendo como el azúcar que sobre la espuma del café se va hundiendo y desvaneciendo entre los años y el tiempo.

Notas de juego

Regresando.

 

No estoy bien del todo, pero ya estoy por aquí. Sigo blandico ... pero bueno. Ya no es lo mismo que estas 2 semanas atrás.

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13/05/2020, 11:03
Marianne Segouin

Mucho me temía que la respuesta que me diese no me gustaba, pero ya había decidido que necesitaba la verdad porque en una guerra, no se podía disimular la realidad, y por lo que veía, iba a ser duro, así que apreté la mandíbula y me obligué a mantener la mirada fija en la monja, sin poder tragarme el trozo de bizcocho a la espera de que me respondiera.

Y entonces empezó a hablar.

Yo sabía, nada más empezar, que todo lo que conocía había terminado para mí. Mi casa... y mi familia; la de aquella chica también, al igual que todos los demás, gente que veíamos todos los días. Pero lo peor fue sentir su ira, contenida, pero ira al fin y al cabo, como si yo o mi familia fuésemos los responsables. Era lógico que fuesen en busca de la fábrica, pero no que me hiciese sentir como si fuese una asesina.

Las lágrimas no me salían. De repente, me sentí completamente vacía, como si me hubiesen arrancado todas las emociones de golpe; bueno, no todas, porque noté como un odio inmenso por los alemanes se abría hueco en mi interior. Pero antes de desaparecer todo lo demás, me levanté, fui hasta ella y la abracé. Mis brazos se aferraron a ella con fuerza, como si la identificara como el último reducto de un pasado que ya jamás regresaría.

Yo nunca sería la misma; ni ella tampoco.

-Me gustaría ser cómo tú. Creer en Dios y dejar que él me reconfortase; tú lo tienes a él. Yo... lo he perdido todo. Lamento mucho... el daño que mi familia te ha causado.... y te aseguro que lo pagarán. Ya me encargaré yo de que lo hagan. Quizás a ti no te importe o no puedas permitirte el lujo de disfrutar de ello... pero yo sí que lo haré.

La solté, besé su rostro con suavidad y después, me dirigí hacia la puerta.

-Me voy a casa, a lo que quede de ella.

Notas de juego

No te preocupes que ya sabes que no tengo prisa. Cuando te apetezca escribes y si no, pues espero lo que necesites ;)

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13/05/2020, 19:55
Ammelie Larios

Cuando vio que te escapabas soltó un - XHEEEEE, ¿Ande vas? Habló como si fuera un pastor de las cercanías de tu pueblo. Te giraste hacia ella y agitó lo billetes otra vez. - Termínate eso, y nos vamos juntas. Cambió el tono, como si fuera una amiguita del cole. - Vamos Marí, que Dios promulga el poner la otra mejilla, pero también promulga el sacrificio, incluso la guerra, por el bien común. Puso un gesto picarón y de complicidad. - Yo he jurado servir y cumplir el quinto mandamiento, pero eso no quita que no pueda cumplir tampoco el primero a mi manera. Te pareció sospechoso ese gesto en una monja. Cuando estudiabas, hubieras dicho que una compañera había "cazado" un ligue, y llegado a sus últimas consecuencias, pero, en una monja, eso no podía ser, así que ... : - ¿Que tramaba Ammelie? ¿Qué tendrá en mente esta monja loka?

Notas de juego

Lo pongo con K por el punto de rebeldía.

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15/05/2020, 21:54
Marianne Segouin

Asentí como una niña recién reprendida por su madre, pero no de mala manera, sino como si no se hubiese dado cuenta de ello. Ambas compartíamos cosas, pero ni yo me sentía con ganas de hacerlo demasiado ni ella parecía ajustarse a lo que yo necesitaba. En cualquier caso, estaba allí; y yo también.

-Está bien. Me tomaré todo como una buena chica y nos iremos. Pero ya. Cumple tus mandamientos, pero yo ahora mismo solo tengo dos. Ver mi pueblo... y vengarme. Si quieres ayudarme, serás bienvenida y si no... será mejor que no te interpongas. No tengo tiempo que perder.

Volví a la cama, cogí la comida y empecé a devorarla a toda velocidad. Cuanto antes lo acabara, antes saldría de allí.

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16/05/2020, 13:29
Ammelie Larios

Amelie sonrió.

- Por mucho que corras, el tren saldrá a la misma hora. No lo tenías claro, pero empezaste a pensar que, aunque si intención fuese que te tomases las cosas con más tranquilidad, para ti, se estaba burlando. Aún así, el tableteo de sus dedos, contra la ropa que "ocultaban" los "cartones" te hizo resignarse. - Ya tenemos billetes. No hay problema. Cuando terminaste, ella estaba apurando la leche. Había tenido más tiempo que tú, ya que, realmente, ella, no había tenido los parones que tus "prisas" te provocaron. Cuando te pusiste en pie, para "escapa" de allí, ella se agachó, y sacó una pequeña maleta de madera de debajo de la cama, se puso un chal en cima, y tras ponerse la capucha te comentó:

- Vamos, tenemos que recoger una cosa para el camino. Sus ánimos habían regresado, y aunque no los compartieras de igual modo, te gustaba ver sus muestras alegría. Te reconfortaba, aunque por dentro ardieras por "la sed".

Sed de venganza.

Notas de juego

Tenemos que averiguar si se sirve en copa o jarra, porque he escuchado más de una vez que la venganza es: "un plato dulce que se sirve frío".

Ya tengo dudas si eso se ... como toma eso. (come, bebe, esnifa ...)

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16/05/2020, 21:17
Marianne Segouin

Mi nerviosismo solo era comparable a las ansias que tenía por salir de allí. Estar encerrada era duro, pero sobre todo, era complicado, teniendo tanto que ver y tantos planes que montar, sobre todo cuando toda mi vida acababa de desaparecer. Su insistencia por acompañarme, en aquellos momentos no era suficiente para tranquilizarme; quizás más adelante sí que lo hiciera, pero entonces solo era como una especie de ancla que limitaba mis movimientos.

El tren podía salir a la misma hora, pero yo no y deseaba sentir lo que se respiraba en las calles, el miedo o el odio, la tristeza o la rabia.

Apuré la comida y me dispuse para seguirla sin decir mucho más. Estaba casi segura de que cuanto menos lo hiciese y me dejase llevar, antes conseguiría mi propósito.

Fue entonces cuando mi mente aprendió que en la guerra, la paciencia era del mismo valor que cualquier otra estrategia; a veces había que replegarse; otras, esperar para atacar.

Y yo estaba en guerra. Francia también, pero para mí, mi patria no significaba tanto como mi venganza. Yo era mi propio país y solo quería disponer de las armas para lanzarme contra los que me habían robado lo que más quería.

Notas de juego

'revenge is a dish best served cold' is a translation of the line "La vengeance est un plat qui se mange froide" from Pierre Choderlos de Laclos's epistolary novel Les Liaisons Dangereuses, 1782.

Vamos, es un plato. Lo de sed de venganza no sé de dónde vendrá :P 

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18/05/2020, 11:37
Ammelie Larios

Nada más salir al pasillo, siguiendo a aquella monja loca, te diste cuenta que no era el hospital en si, sino el propio alojamiento del convento. Era su propio cuarto. No te pilló de sorpresa del todo, pero, como monja, que dispusiera de una habitación particular, te hizo que pensar. Os cruzasteis con algunas otras monjas, que la saludaban con respeto y como si ella fuera un oficial, y las demás, soldados.

Al llegar a una puerta pesada, y muy, muy antigua te comentó: - Dame un segundo. Con alegría y la humildad que la caracterizaba. Te recordó cuando las amiguitas, llegaban a casa, para pedir permiso para ir a alguna parte que estaba ... algo restringida. Tú ... no solías pedir permiso. Ya cuando llegabas, informabas: "he estado en la alberca del Tio Androix, nadando con las amigas. ... " o cualquier cosas así. Además, eso lo hacías ante tu padre, ya que ante otros, aunque no fueran de la familia, te reñían. (Ya sabes que tanto el servicio como el resto de trabajadores ... era como una familia) Tu padre, se limitaba a seguir, sin mirarte, con lo que hacía, y preguntar si había ido todo bien, si alguien se había hecho daño o si había sido divertido.

París 19:08 de 10 de mayo de 1940. Un día nublado, casi sin viento. 15ºC. Hôtel de Dieu. Atardeciendo (Para empezar a anochecer). Ante la puerta de la Hermana Superiora.

Priermo unos pasos, y luego, como un ruido de una madera. No fue un golpe, pero no sabías que era. - Si, hermana, estamos listas para partir. Con su permiso, regresaré en cuanto termine en el pueblo.

Una voz que no conocías le contestó: - Se que la caridad le impulsa a ello y ha de ser la Fe la que guie nuestro pasos y el Espíritu Santo quién nos indique. Confio en su criterio y en su buen hacer. Que la paz sea contigo hija.

- Y con vos Hermana Superiora. La voz de Ammelie sonaba muy parecida a como lo hacían la de las otras chicas con las que te cruzaste, cuando la saludaban a ella. Se repitió el ruido de madera, y los pasos que se aproximaban a la puerta. Esta, permanecía entornada, no cerrada del todo, y podías escuchar la conversación perfectamente, incluso con el ruido de los pasos de la gente que cruzaba por allí, que te ignoraban de una forma vigilante.

La otra voz, que sonaba a sabia, de una señora de cierta edad, añadió: - He mandado que os preparen unas cosillas para el viaje. Los pasos se "congelaron" y Ammelie respondió como conteniendo la alegría: - Gracias Hermana Superiora. Seguro que podremos salvar muchas vidas gracias a ello y la gente lo agradecerá a Dios.

Amelí salió de allí tirando de dos carritos. Eran como los bahules de los dormitorios, pero estos tenía un mango en un lateral y unas rudas en el otro, que si tirabas e él, podría parecerse mucho a un "Carrito de la Compra". Te pasó uno de ellos, como pidiendo tu colaboración para transportarlo, y te confesó: - En ese no hay nada que se rompa, pero en este si. Y salísteis del Hôtel de Dieu.

Notas de juego

Vale, pues meteremos la venganza .... en la cantimplora, para que cerrando bien el tapón, no se escape.

 

XD

 

 

Cerramos escena. Te abro enseguida la siguiente.

Estaba intentando poner una imagen de un bahul, con ruedas, como si fuera un carro de la compra, pero no me he hcho con ninguno.