Partida Rol por web

Dean es arrastrado aun con las cadenas hasta la nueva sala, las palabras de su "nuevo padre" aun daban vueltas en su mente y es que aunque costaba de creer en su interior sabia que era cierto y la prueba palpable era que sus funciones vitales se habían detenido.

Pero sobretodo sentía ese ser que se agitaba en su interior, llevaba años cazando como afición y ahora se sentía realmente un cazador y sentía que no solo bosques y montañas eran terrenos de caza, si no que cualquier cosa podía convertirse en su presa.

A pesar de todo no le gustaba como los trataban, la bestia reclamaba la sangre de aquellos que le estaban humillando pero no, sabia que no era la ocasión. Como respuesta ante las palabras del desconocido el muchacho se limito a emitir un gutural gruñido de desconformidad.

Las palabras del hombre procedieron a un gran silencio. La tensión se podía contar con unas tijeras en esa reunión.  El olor o algo activaba la ansiedad y el instinto animal se activo en muchos de ustedes. En ese momento Natalia y Anakin supieron el porque estaban encadenados. La hermosa Natalia se concentro y sentia como el metal se retorcia, parecia como si ese pedazo de metal  fuera de barro, ella sentia que podía moldearlo.  Sus pensamientos estaban llenos de ira, quería literalmente matar a alguién en especial al idiota que le había  hablado de  último.

Anakin se retuerce en su silla. Siente que su cabeza se calienta y por primera vez en su vida, a pesar de ser un hombre calmado siente que su cabeza puede estallar. En ese momento nota algo, su oido escucha todo, es como sí de repente en su ira hubiera captado un sentido que ya tenía. Tenía tanta rabia que se sentia capaz de cualquier cosa.

Fernanda, Dean y Alejandro se encuentras en sus sillas conteniendose, el último pareciera que puede explotar en cualquier momento.

Por un punto ciego le refuerzan las cadenas a Natalia. Mientras se escucha este comentario.

- Che, esta chica resulto fuerte...

- Nada de raro, tiene algo de sangre de brujah, sí no toda... aunque sin el título.

Un hombre conocidos por todos entra al lugar.  Viste una túnica, y la capa con rostros humanos.

El ambiente se torna frio como si de repente la temperatura  fuera bajo cero, lo que a los vampiros no les afecta pero sí pueden sentir el cambio.

El rito ha comenzado, la sangre ha de derramarse, los elegidos deben ser presentado.

Tras el rito de creación tenemos a los pocos que pudieron salir de la tierra, el resto impuros no tuvieron el poder de salir de su tumba, su naturaleza los ha escogido para continuar, estaran preparados para la Yihan cuando su espiritu libre deje totalmente esos cascarones de cuerpo que llaman humanidad.

Este Esbat es importante, es el primero de ustedes y no el último. Los ignoblis rita son sagrados, recuerdenlo. dice con seriedad.

Yo  Augustin Torino, arzobismo de la noble causa presento ante la manada a  Fernanda  Zanetti como Miembro, y parte de la sangre Tzimisce. y la mira.

Yo Garralimpia, presento a mi chiquillo Dean como miembro de esta manada al servicio de la Yihat, y del honor del sabbat y de su sangre gangrel. Dice un hombre de repente a manera de grito.

Yo Mateo Cabrera, Pander orgulloso y lider, presento a Natalia como miembro de esta manada, asegurando que dentro de su sangre hay una lider de alma y ideología que servira al sabbat en su sagrada lucha. Añade.

Yo  Josefina Lamatta, presento al aguerrido Alejandro Hernandez como miembro de esta manada para servir al sabbat y hacer honor a su sangre brujah. Grita la mujer

Yo Emilio Touri, miembro orgulloso de esta manada, presenta con honor a su hijo Anakin, quien su inteligencia lo llevará a grandes batallas, y podra ser miembro orgulloso de su honor lasombra. Dice de manera clara.

Que la sangre nos una, y nos haga uno.

Somos familia, somos manada,

juntos somos de acero.

Dice el hombre sacando una copa enorme rara

Que comience la sagrada Vauderie.

 El hombre saca un cuchillo y se corta la muñeca. Un hilo de sangre  cae en el recipiente.  Tras dejar de su vitae pasa la copa al proximo hombre quien hace lo mismo.

Cada hombre y mujer en la sala, con honor  se cota deposita una buena cantidad de sangre y pasa el líquido a otro miembro.

Dado que estan encadenados y a pesar de algunos del frenesi, no pueden evitar ver como las personas que los cuidan detras de ustedes tienen unas navajas, posiblemente tambien planean que ustedes depositen su sangre en el frasco.

Alejandro comienza a agitarse con fuerza en su sitio en estado de frenesi. Mira con odio a todos los que le rodean mientras forcejea con las cadenas hasta perder el control por completo entre gruñidos y voces que dificilmente puedan asemejarse a palabras. Más adelante se arrepentiria de no haber prestado atención a hecho tan importante para la vida como vampiro.

Agustín estaba diciendo cosas que ella no comprendía: demasiadas palabras nuevas en un momento en el que no podía concentrarse en desentrañarlas. Chiquilla, Esbat, Rito de Creación... Pero con algo sí que se quedó: Tzimisce. La sangre de Tzimisce. ¿Por eso le había dado su sangre? ¿Para que tuviese la sangre del tal Tzimisce?

La sangre volvía a estar presente otra vez. Todos se cortaban y sangraban en una copa. Y parecía que esperaban que ellos hiciesen lo mismo. ¿Sangrar? ¿Cortarse? Fernanda buscó el rostro de Agustín para ver si realmente era aquello lo que quería que hiciese. Le había prometido obediencia a cambio de seguir viviendo, y si iba a tener que sangrar en una copa, lo haría. Sí señor, lo haría. Pero eso no hacía que Fernanda tuviese menos miedo.

Natalia no entendía nada. Nada en absoluto. Ya sus preguntas habían sido contestadas con evasivas, o no habían tenido contestación alguna, y ahora un grupo de hijos de puta seguía diciendo fuera a saber uno quién, con fuese a saber uno qué motivo. ¿Pero qué estaba sucediendo, eso finalmente era la locura? Lo único que le hacía pensar que todo era real, y no una enajenación de sí misma por la tortura, o la desesperación, o el abrazo de la muerte, era que se sabía incapaz de inventar semejante cúmulo de cosas. Los nombres se entremezclaban en volutas sin sentido, los significados se volvían esquivos y escasos. Al final, en realidad, todo había dejado de importar. No importaba qué estaba sucediendo, sino lo que sucedería. Y eso sería la muerte.

Los veía hablando, y a la vez escuchaba otra voz, una voz mucho más persuasiva y agradable, arañando por dentro. Dejaba de ver y veía rojo, de modo intermitente, como a parpadeos de los que ya no tenía. Entonces tiraba de sus cadenas, tiraba con una fuerza extraordinaria, obviamente salida de la adrenalina y del instinto de supervivencia, no había otra explicación. Siseó cuando la ataron más fuerte. Ya se iban a enterar. Hijos de puta, ya se iban a enterar.

¿Arzobispo? ¿Pero qué mierda? ¡Esto de verdad es una secta! De todos los lugares donde podía terminar muriendo, ¿en manos de un grupo de religiosos volados?

Llegó a girar los ojos hacia Mateo. El hijo de puta decía no sabía bien qué de algo de líder e ideología. ¡Ideología y una mierda, que la libertad y no sabía qué otras estupideces! ¡La tenía atada como un perro! Hipócrita, como todos. Un desquiciado. ¿Escapar de los militares para esto? Era una mala broma del destino, un desastre, un frenesí. Y ahora estaban poniendo sangre en una copa. ¿Pero qué era esa mierda? De verdad, no podían estar más locos. Si salían diciendo algo de la sangre de Cristo, las cosas se iban a terminar de ir al carajo. Estaban locos, de verdad. Todo aquello era una locura.

Natalia tiró de sus cadenas una vez más, tratando de soltarse, aunque cada vez que tiraba parecía enredarse más en el metal. No sentía miedo. La ira era tan poderosa que anestesiaba toda sensatez y todo sentimiento.

¿Ideología? Ésta es mi ideología. Los voy a matar a todos. Hijos de puta.

- ¿Me vas a cortar? - dijo, moviendo la cabeza hacia el que estaba atrás suyo - Después de todo, ¿nos van a desangrar como cerdos en un matadero? Están locos.

Me quedé callado. Aunque quisiera destrozar a todos y a cada uno de ellos, no podía evitar esa costumbre tonta de silenciar mis miedos tras la petrificación. Era normal verme tranquilo, pero quien me conocía sabía cuando estaba tranquilo y cuando me atrapaba el miedo.

No respondí a mi nombre, solo agachñe mi cabeza y me quedé sentado, atado, sin escapatoria...

Negar el miedo era una estupidez, todo aquello le parecía extraño y aterrador, pero de algún modo esa cosa que ahora sentía en su interior lo hacia sentirse mas tranquilo, le hacia sentir que si moría al menos seria luchando.

Pero no era momento de pensar en eso, le había prometido a su nuevo padre que aprendería, no comprendía el significado de todo aquello, pero estaba dispuesto a perder un poco de sangre si era el pago por la confianza.

Poco a poco se va pasando copa de sangre, a las personas que están amarradas, a las malas o de manera contundente también les sacan un poco de vitae.

Las reacciones de todos son distintas, unos estas pasmados otros en frenesí. Pero los evento que ocurren a su alrededor no tienen el más mínimo de control.

A pesar de sus múltiples reacciones, entre miedo e ira, a pesar de que unos estaban envueltos en la rabia inhumana, a pesar de los gritos de  Natalia y a pesar de todo, el rito continuaba en pie.

Luego de que todos los del grupo han puesto su gota de sangre, hacen algo mucho más extraño, comienzan a beber de la copa, cada uno bebe de la misma, algunos toman una postura  sagrada mientras beben, y cuando llegan a ustedes prácticamente les obligan a tomar del líquido, pero ha cosa curiosa, el placer que sienten es inigualable, esa sangre es mil veces mejor que la de los pobres desdichados que mataron por primera vez.

Es como un orgasmo maximizado, como la dulce leche de la madre, como miel y sexo....

Las personas que habían entrado en frenesí se tranquilizan, simplemente se controlan. Los que estaban temerosos se relajan.

 Cuando les quitan la copa de sus rostros casi quisieran beber más. Se dan cuenta que para ustedes se les deja el líquido más tiempo.

Pero el placer se repetiría más, pues harán el mismo ritual de pasar la copa y beber dos veces más, en total tres.

Es curioso, de repente se sienten distintos, ya no tienen miedo, se sienten embriagados  y con una sensación extraña de ¿hermandad?

Se tranquilizan y mucho. Los demás se ríen, sienten que parecen complacidos.

Bienvenidos hermanos. Dice el hombre con una sonrisa. Ahora los presentes en esta reunión son su familia, quienes lo hagan serán castigados, pero son libres de hacer lo que gusten, aquí se respeta al hombre por su palabra y su acción,  nuestros líderes son los mas fuertes, los débiles no caben en nuestro grupo y solo hay una regla. Al decir eso resalta. Nunca traicionaran a sus hermanos o al Sabbat, somos familia, hoy, y siempre.

Hace una pausa. Pueden soltarlos.

Les quitan las cadenas, y todos ustedes estan en estupor, ven como personas del grupo se les acercan les da la mano, algunos hasta los abrazan de medio lado,  “bienvenidos”... bienvenidos sean.

Qué comience el banquete de sangre. Grita el hombre.

De repente frente a ustedes se abre una puerta y  un olor a sangre invade sus sentidos. Desde afuera pueden ver unas mesas largas, sobre ellas hombres u  mujeres amarrados, como crucificados.

Curiosamente miran al lado derecho y ven un gran cuadro con esta escena.

Al parecer esto se ha hecho por mucho tiempo.

Inexplicablemente ahora Alejandro era libre y satisfecho por la sangre consumida. Ya no estaba tan furioso como antes e incluso sentia afinidad con los que le rodeaban. Fisicamente no podia encontrarse mejor, pues notaba el fluir de la sangre bombeando a sus musculos. Se sentia fuerte y poderoso y no podia decirse que aquellos que le habian capturado no hubiesen hecho mucho por el. Si se tratase de un secuestro común probablemente pudiese ser su estado mental el resultado del sindrome de estocolmo.

Ya seguía con cierto interés aquella ceremonia. No sabia que más sorpresas esperaban, pero deseaba estar a la altura. Sonriente se abrazo y estrecho la mano de aquellos que se le acercaron. Puede ser que llegase a acostumbrarse a eso del vampirismo y más trás haber paladeado aquel manjar de sangre