Partida Rol por web

A Megushka le había quedado muy claro que su tarea era limpiar la habitación, y a ello se disponía. Lo del pasillo era cosa de Marco, cada uno tenía sus funciones en aquel hostal y Marco le había dejado claro que pasaba del compañerismo.

Con las manos enguantadas se disponia a entrar de nuevo a la habitación sangrienta, pero antes de lograr alcanzarla alguien se le abalanzó asiéndola con fuerza. Era uno de los clientes, uno asquerosamente repulsivo, incluso más de lo normal. Megushka trataba de zafarse de su presa, pero a duras penas lograba evitar que le hundiese los dientes en su cuerpo.

Amir parecía tener hambre, pues ahora se abalanzó sobre él tratando de hincar el diente a su cara. Marco no se sorprendió demasiado. Visto lo visto, entraba dentro de las posibilidades.

El italiano trató de zafarse de aquel hombre. Con todas sus fuerzas trató de reducir a Amir. Tenía ciertas nociones de aikido. Fue dos meses a clases, así que intentó reducirlo tirándolo al suelo. Retorcerle el brazo e inmovilizarle era ahora su prioridad.

- ¡Tufito, ayúdeme! - Le pidió desesperadamente al amarillo. Siendo japonés sabría artes marciales.

Con los ojos como "miniplatos" Tekito observaba asustado la horripilante escena. Primero Amir, quien se había abalanzado sobre Marco, y ahora Megushka, quien estaba siendo atacada por un desconocido de una habitación. La rubia o el italiano, la borde o su reciente amigo, la buenorra o el espaguetti. Difícil decisión, aunque aún quedaba la opción de salir corriendo de allí. No, no podía, no cuando parecía estar haciendo extrañas amistades y aquello parecía requerir la intervención de un semi-héroe.

Con decisión y sin importarle nada más que salvar a aquella gente, cogió impulso para darle una fuerte patada con la puntera de sus zapatos en las costillas a Amir. Acto seguido, se abalanzó corriendo sobre el hombre de dedos rechonchos que asediaba a Megushka, empujándolo con todas sus fuerzas para tirarle al suelo. - ¡Ahhhhhhhh! . No podía faltar el típico chillido tras un ataque.

Tekito, en un alarde de heroismo sacado de cualquier manga que se preciara, incluso con los fundidos a contrapicado, enganchó una patada sobre Amir que ya hubiesen deseado Oliver o Benji. De hecho, se escuchó el crujido de la rotura, casi como si fueran las costuras de un pantalón. 

Que también, porque el oriental no llevaba ropa como para hacer esas piruetas y se le habían reventado unos puntos del lateral, nada demasiado horrible, solo que se podía ver algo mas de su agriada y lechosa piel. 

Con la ayuda de Marco se lo quitaron de encima, cayendo el malaventurado maleante al suelo. Se intentó levantar de inmediato, y ni había chistado ante el dolor. 

La borracha corrió a encerrarse todos en la habitación 13, que era de donde había salido la mujer. Volvíais a estar solos los...cuatro.  Si, porque el nuevo amigo de Megushka le ponía mucho ímpetu al asunto por mucho que ella, como que no. Tekito se había confundido con Neo, que podía estar en varios sitios a la vez ¿O era el agente Smith? y había calculado mal los tiempos. 

Ella se revolvió, pero el era mas fuerte, mas grande, siete veces mas rabioso que ella y un cabrón por lo que acabó mordiendo un trozo de cabeza, y entre forcejeos se llevó con él un buen matojo de pelo con...un poco de cuero cabelludo. Megushka acababa de ganar una cana del tamaño de una pelota de golf del lateral izquierdo. 

- ¡Cazzo! - Gritó Marco. Algo así como el clásico "joder" español.

Acababan de arrancarle un trozo de cabeza a la rusa. Bueno, tan solo era un poco de cuero cabelludo, pero seguía siendo impactante. Marco había oído hablar de la droga caníbal. Se extraía de los ambientadores. Eso había escuchado. Sin duda esos dos estaban hasta el cuello de fragancia a lavanda.

Y la cuestión que ahora se le planteaba era... ¿Qué cojones se suponía que tenía que hacer? Lo más lógico era salir por patas y no regresar nunca a esa birria de hotel de locos. Pero tenía que pagar las facturas a final de mes y eso... Eso era insalvable.

Por ello Marco abrió la puerta de una habitación cercana y trató de agarrar por la espalda al agresor de Megushka. Su intención era la de lanzarle al interior de la habitación y cerrar con llave. Aunque eso posiblemente iba a resultar una tarea imposible...

Sintió el mordisco, un dolor ardiente se instaló allí donde le había herido aquel hombre. Megushka no comprendió lo que acababa de pasarle hasta que no vio la piel sanguinolenta y el penacho de preciosos cabellos colgando de la boca de su agresor.

-чертов ублюдок!- gritó poniéndose roja incluso por la rabia. ¿Cómo iba a encontrar ahora un marido rico? ¡Iba a tener suerte de encontrar un esposo! Había pasado de diosa a monstruo en un segundo, y todo por culpa de aquel maldito hotel, de aquel trabajo, del jefe de mierda que la había hecho volver a pesar de haber terminado su turno. Ella no debería haber estado ahí, eso tenía que haberlo hecho la limpiadora de los fines de semana. Ella debería haber estado tomando un baño espumoso y aromático, y después haber salido a bailar. ¡Mira lo que le había pasado por ser tan buena persona!

Quería romperlo todo, quería quemar el hotel con todos los locos dentro, sobretodo aquel cliente gordo y el jefe. Quería hacerle pagar a aquel bastardo lo que le había hecho.

Entonces Marco acudió en su ayuda, al menos lo intentó, y Megushka estaba decidida a vengarse, una rusa nunca perdona. De tener ocasión utilizaría sus armas de mujer fatal, sacándose uno de sus zapatos para golpear tan fuerte como fuese posible la cabeza de aquel caníbal psicópata. Con suerte le haría algún agujero en su cabeza de bola.

Tekito se quedó estático, como si le hubiesen desenchufado por completo. Marco, con un plan maestro, sin fisuras, tiró de la puerta mas cercana, la de la 12, y...se quedó ahí, porque todas las puertas tenían llave por algo y el no tenía la llave de esa habitación obviamente. 

Amir se levantó y placó a Tekito, tirándolo al suelo con tan mala suerte que se llevó por delante a Megushka que apenas había logrado golpear al orondo hombre en la cabeza. 

Cuando pudieron mirar, se encontraron con el tacón clavado en el craneo, al menos dos centímetros. Vamos que se sostenía por si solo, como el tipo. El tipo ahora se movía hacia lo que era aquella orgía de zombiemordisqueando el antebrazo de Tekito+chino salvándose de milagro por la ropa gruesa, por ahora+rubia medio calva que jamás encontraría marido y tendría que tirar de pelucas el resto de su vida.  

- Ahhhh, ¡Cablón! - chilló Tekito horrorizado mientras Amir le mordisqueaba el brazo. Se arrastró hacia atrás y con su pierna derecha le asestó un patadón en la cabeza a éste, deseando por todos sus antepasados que del mismo golpe muriese en el acto como mínimo, obviamente, el tema de la salvación de aquel alma vampiresca ni se le había pasado por la cabeza - ¡Muele hijo puta! - dijo de forma heroica reboleado por el suelo. Miró hacia los otros dos - Lápido necesitamo una habitasión vacía - su cerebro procesaba más información por segundos, información inútil, pero era información.

- ¡La llave, Marco, la puta llave! - Se dijo a si mismo una vez su magnífico plan me dejó como un idiota integral.

Marco se dio media vuelta y contempló los acontecimientos que se estaban desarrollando en ese pasillo. Se había desatado el caos en un momento. Ese era un muy mal día, desde luego que lo era.

- ¡Ya está bien! - Gritó Marco.

Nadie le hizo demasiado caso y entonces decidió saltar sobre Amir, tratando de golpearle con fuerza. Marco se dio impulso hacia arriba y luego trató de caer sobre Amir golpeándole con su codo contra sus costillas al más puro estilo pressing catch. Pero al caer lo único que golpeó fue el duro suelo y acto seguido empezó a rodar sobre si mismo, visiblemente dolorido.

Amir, recibió una patada en la cara que le hundió todo el hueso y por debajo el lóbulo frontal. Todo muy desagradable, con un montón de cositas rojas apareciendo de su frente y tal, como si le hubiesen clavado diez mil partes de un pequeño espejo. Desagradable era decir poco la verdad pero se seguía moviendo tras quedarse bizco un par de segundos. 

Lo malo, es que se habían olvidado del que tenía el zapato en la cabeza y ya si, mordisqueaba la preciosa pantorrilla de una limpiadora al borde de un ataque de nervios. Tantos nervios, que solo podía gritar y chillar sin hacer nada. Las manchas de sangre las iba a sacar su чертова мать.

Marco solo lloriqueaba de dolor, pensando que se olvidaba de las pajas o de dar la mano al menos unas semanas. 

Gritaba de espanto, aquel maldito cabronazo  se la quería comer viva ¡¡Viva!! 

-Сукин сын. Die!- Gritaba de vez en cuando como si no supiese decir otra cosa. Golpeaba con puñetazos y patadas como podía a aquel gordo asqueroso. Algunos hombres le habían dicho que ella era un bombón, o que estaba para comérsela, pero jamás habría imaginado que se la querrían comer de verdad.

Trató de sacarse a aquel tipo de encima, para después salir corriendo y meterse en la primera habitación que pudiese y no fuese de aquel pirado ni de la borracha ni nada así. No sabía si estaría ocupada  o no, pero era un riesgo que tal vez debería correr.

Dolorido como estaba, Marco trató de ponerse en pie. Se había roto el codo por lo menos y ahora estaría una temporada de baja. Eso sí su jefe se lo permitía, porque visto lo visto, casi era más seguro que acabase trabajando con un brazo escayolado que cualquier otra cosa.

Cuando fue consciente de la situación, se percató de que el nombre del que brotaba un zapato de tacón de su cabeza, no había entendido el mensaje y seguía insistiendo en devorar viva a la rusa y eso... Eso no lo iba a permitir.

- ¡No en mi turno! - Dijo entonces evidentemente enfadado y poniéndose en pie.

Entonces agarró un extintor que colgaba de la pared. Se fijó que la última revisión había caducado en octubre del año anterior, ante todo era un profesional, y trató de golpear a aquel caníbal con el extintor en la cabeza.

No obstante, ese no era el día de suerte de Marco. Nada más alzar el exterior para coger impulso, sus manos sudorosas y llenas de sangre, fallaron. El extintor se le escurrió de las manos y cayó hacia el suelo. Marco instintivamente interpuso el pie entre el extintor y el suelo, para que no se rompiera y...

- ¡Aaaaah! - Gritó dolorido. - ¡Porca miseria! - Empezó a blasfemar en su idioma nativo.

- ¡Hostia puta la lubia! ¡Cuidao! - dijo Tekito levantándose de un salto, antes de que pudiese ejecutar ningún acto heroico, Marco se le adelantó y, cogiendo un extintor, se reventó el pié. La cara de Tekito era un poema, hizo una mueca que bien podría haberse interpretado como media sonrisa y, recogiendo el extintor del pié del italiano, trató de lanzarlo con todas sus fuerzas en dirección a la cabeza ensangrentada de Amir. Vaya pifiada cuando, tratando de coger impulso con el extintor, se lo estampó en los mismísimos cataplines.

- ¡AHHH!¡Putoxtintóoo! - chilló con lágrimas saliéndole de los ojos. El dolor que sentía era indescriptible, se sujetó sus partes como si con ese gesto pudiese evitar lo que ya había ocurrido.

La rubia salió por patas, aunque cometió el mismo error que Marco antes, intentar entrar en puertas cerradas con llave. Pero bueno, al menos se libró. 

El que no se libró fue Tekito, que no solo cayó al suelo, si no que encima el amante bandido de Megushka había decidido que ese olorcillo a sufrimiento era de lo mas delicioso y se lanzó como lo que era, a darle un morreo así, con dientes en toda la jeta. 

Marco fue enganchado por Amir, que lo intentaba arrastrar hacia donde el estaba, hasta que se puso medio encima. 

Y algo hizo Click. Megushka empezaba a ver a los dos vivos, como algo apetitoso, y que debían de ser suyos como hombres que eran. No iba a dejar ni que Amir ni que el otro les mordisquearan ni un poquito. Eran virgenes de infección y ella sería la encargada de romper eso. Claro está, que desde fuera, no se le notaba nada raro a ella, no como a los otros dos. 

Estaba forcejeando con una de las puertas. La muy cabrona no se quería abrir. Pero de pronto paró en seco. Miró a los dos hombres que iban a ser comidos por los otros dos hombres. En el suelo estaba aquel extintor con el que se habían autogolpeado.

Черт, но как они богаты.

Agarró el extintor decidida a rebentarles la cabeza a los dos agresores. Debía eliminarlos, pues un deseo intensamente sexual, o algo parecido, se había apoderado de ella y quería a Marco y a Tekito para ser parte de su harén. Porque aceptar que quería cenárselos era demasiado como para querer reconocerlo de primeras.

Dada la suerte que estaba teniendo y visto que aquella gente no atendía a razones, ni a golpes, más que nada porque todos se los estaba llevando él, lo más lógico que podía hacer Marco en ese momento era usar las piernas.

- ¡Corred insensatos! - Les advirtió al japonés y a la limpiadora antes de salir por patas.

No sé lo pensó mucho, después de revolcarse dolorido por el suelo tras haberse golpeado con el extintor, salió corriendo poniendo los pies en polvorosa. Eso sí que se le daba bien. No es que fuera un atleta, pero cuando se trataba de correr, pocos le alcanzaban.

No iba a sentir remordimientos por dejar atrás a la rusa y al chino. Había tratado de ayudarles y además Megushka se la había jugado antes encerrádole en la habitación sangrienta y el amarillo... Bueno Tronquito no había sido muy amable, ni muy paciente...

Al observar cómo Marco huía dejándole con el gordaco encima, Tekito gritó - ¡Ayudaaaa!¡Polfavó ayudéme! - cualquiera diría que estaba casi al borde del llanto. Quiso escabullirse de las redes de aquel acosador reptando por el suelo, pero dado que Tekito pesaba una quinta parte de lo que pesaba aquel engendro, quedó atrapado.

Comenzó a llorar y a chillar - ¡No quielo molí aquí!¡Ayuda polfavó! - luego de eso, comenzó a sollozar intentando que no le mordiesen.

En su huida escuchó como Truñito pedía ayuda. Ni entraba en sus planes detenerse a ayudar al amarillo, pero le dio bastante lástima la forma en que sollozaba.

Entonces, sin detener su carrera, se agachó para tirar de él agarrándole de una pierna. Si tirando de él y gracias a la fuerza de la inercia de su carrera, lograba liberarle bien y sino... Seguiría huyendo. A él no le iban a morder. ¡No señor!

Megushka cogió el extintor, pero se le escapó de entre las manos con el impulso y le cayó en la nariz, rompiéndose esta, y empezando a manar sangre como si fuera un cerdo en mitad de la matanza del pueblo. La cuestión, es que no gritó, ni se achantó. Volvió a cogerlo del suelo y como una autómata o el mismo Jonas Wicke le asestó un golpe a Amir que acabó en el suelo, boca arriba. 

Marco había ignorado a Tekito, el cual se intentaba defender con uñas y dientes, al estil jackiechanero cutre. Parecía que si, que lo iba a lograr hasta que recibió una señora mordida en todos sus cataplines. Si, justo ahí. Solo podía chillar y llorar como un loco cuando Marco le agarró de la mano y lo arrastró por el suelo medio metro, con el otro enganchado aun a sus partes mas nobles.