Partida Rol por web

Me acerco hacia allí con aire decidido, como si supiera hacia dónde voy.

-Buenos días, soy el Alférez Gruber. Necesito a alguien que vaya a buscar mi motocicleta. Estoy seguro de que en el compartimento de carga cabrá sin ningún problema.

El sobrecargo era un Brigada de los "Navales". Te mira incrédulo. Luego sigue con la capacitación y estibado de la carga. - Mi oficial (era la manera habitual de hablar de los de armada) depende de lo grande de su moto, pero nadie conducirá un vehículo de un particular. Tengo todo el personal ocupado, pero no puedo ordenar eso.

-Bah, no importa. Olvídelo. Tampoco le tenía tanto cariño.

Mejor será que llame a mi hermano a ver si me la puede traer. Y si no, que la fuera a buscar y se la quedase como recuerdo.

La capitán ha terminado el último acarreo y está atenta a tu conversación.

Te llama y te hace llegar hasta ella, que está junto al coche. - Tome las llaves alférez y apárquelo en el reservado para los Jefes de Compañía. Luego añadió: - Y con las llaves ...mmmmh .... entréguelas en el cuerpo de guardia.

El aparcamiento no estaba lejos de donde tu moto estaba, y montado en esta podrías entregar las llaves y luego venir hasta aquí. Te lo tomaste como una orden sin más, y fuiste tan humilde que ni si quiera te percataste que era una oportunidad, sino que viste que tenías la oportunidad de hacer una "triquiñuela" que te podía beneficiar en el momento y la oportunidad. No te diste cuenta que con una orden te esta haciendo un favor.

Hago lo que me dice mi capitán y dejo la moto donde me indicó. Después de dejar la llaves, regreso al muelle. Miro el reloj, impaciente por que llegue el momento de la partida.

El sobrecargo te mira como planeas sobre la hierba con tu gravi-moto. Esta es bastante más grande de lo que él esperaba.

Al mirar tu pulsera, ves que queda poco tiempo y además Wayanina aún le queda otro viaje más. Parece que no va a llegar a tiempo.

Encaras la rampa para subir, y el hombre te mira raro. Tan raro que parece casi enfadado. - Meta ese trasto allí. Es un espacio que hay entre varias cajas de repuestos y lo habían dejado libre para llegar a unos controles que había en el mamparo. - Tú y tú. Señala a dos astech muy jovencitos. - Anclar ese vehículo.

Cuando lo aparcas, no puedes abrir. No queda espacio. Das un poco a tras y tras apagarlo, lo tienes que empujar, cosa que cuesta, pero con la ayuda de los dos chicos, lo consigues. Vienen con unas cadenas para anclarlo a los topes de cubierta.

Wayanina no llega.

Tienes el equipaje en un pasillo. Tanto los petates, mochilas como el baúl. Lo tendrías que acercar a un camarote, y por lo visto lo compartes con la compañera ausente.

Hago un gesto con la mano llamando a uno de los Astechs que anden por allí.

-¿Sabe algo de la oficial Wayanina? Tendría que haber estado aquí ya. Y otra cosa, ¿dónde están nuestras cabinas?

Cubierta 01, camarote 12B.

Sabes que es la cama de arriba. No conoces la "cosa" mucho que se diga, pero son todas más o menos parecidas. Lo bueno es que la capitán tiene la 11C de la misma cubierta. Tiene que quedar junto a la tuya, por lo que has escuchado, pero lo raro es la "C". Si como mucho hay dos camas (A y B) eso de que sea una "C" te parece raro.

Para tus preguntas no tienes respuesta alguna.

-Gracias -murmuro antes de ir a buscar mis cosas y llevarlas hasta la cabina. Después de dejarlo todo allí, regreso a ver si puedo ver a la capitana o a mi compañera. Su ausencia empieza a ser preocupante.

Cuando terminas los "transportes" ves que algunas cosas de Wayanina están en tu mismo camarote. Compartíais viaje.

Por la megafonía, en tu último movimiento de trastos, suena las alarmas de seguridad. La nave va a despegar y el protocolo es que mientras esté el proceso, tienes que estar en tu cama, tumbado, con los atalajes de seguridad. Tu compañera no había llegado. Sabías que era imposble que hubiera podido tomar la nave.

- ¿Qué le habrá sucedido?

Cuando pudiste ponerte en pie podías notar los efectos del CERO-G, pero por suerte las botas de seguridad tenían los anclajes magnéticos. No todo lo de la compañera estaba allí.

Asegurado con las botas, salgo al pasillo de la nave y lo recorro buscando a cualquiera, desde algún tripulante hasta mi capitana. Lo de Wayanina no era normal. Algo tenía que haberle ocurrido.

No tardas en encontrar la capitán. Sale breves momentos detrás de ti al mismo pasillo.

Antes de cerrar miraste y viste que las cosas de tu compañera estaban allí. Era tu "compi" de camarote, así que sin estar ella, harías este viaje solo. Estarías más "ancho", pero también te preocuparía su ausencia.

- Mechwarrior Gruber. Te interpela tu oficial al mando. - ¿Sabemos algo de su "compañera"?

-Capitana, no he tenido noticias. Estoy bastante preocupado puesto que ya hemos despegado y no se ha presentado al camarote. Algunas de sus cosas están allí, pero ni rastro de ella. Iba a buscar a alguien del personal de vuelo que pudiera ayudarme, señor.

Hizo un gesto para que la siguieras. No eras ducho en las naves, pero no era la primera vez que pisabas una. Parecía que se dirigía hacia el puente o algo así. Nada más llegar, antes de que le preguntasen, el comandante de vuelo, un capitán que se parecía a ella, por vestir el mismo tipo de mono, le dio una nota que no tardó en pasarte a ti tras poner cara de asombro.

DE: Control Táctico Tharkad (Control de Vuelo Militar y Tránsito Aéreo).
PARA: Yarbarca

REFERENCIA: SU 15224 171730Z JUN 3025.

Referente a su solicitud por pasajero Alferez Wayanina, ha sido encontrado muerta en su alojamiento de alumno y sus pertenencias desperdigadas.

-¿Pero cómo es posible? -tengo en mis manos el comunicado pero no me lo creo, no puedo creérmelo- ¿Asesinada dentro de la base? No puede ser ¡No puede ser! Wayanina era una soldado muy competente en la lucha, no me creo que fuera asesinada de manera tan vulgar. Aquí hay algo que no nos están contando, capitán ¿Podría estar toda la operación en peligro? ¿Y si era eso lo que buscaban? 

Te echó una mirada que si las miradas mataran ... no habría espacio suficiente en el universo para deparramtar todos tus átomos. Con esto callaste en automático y te quitó de las manos el documento. - Silencio hasta la llegada. Se guardó en uno de los bolsillos superiores de su mono de vuelo el papelito y se marchó. Justo antes de salir del puente dio dos palmaditas en las espalda a los dos del puente. Al piloto y al navegante. Este último era el que había hecho de especialista de comunicaciones. Ambos asintieron y siguieron con su trabajo. Estaban acoplándose a la nave de salto y en breve se produciría el reinicio y cálculo, así que en menos de una hora tendrían el primer salto de este viaje.

De pronto lo comprendo todo y cierro la boca al quedar clara mi torpeza. Sin embargo, me empiezo a enfadar por haberme hecho quedar como un idiota al no compartir la información conmigo. Regreso a mi camarote malhumorado para prepararme para el primer salto espacial.

Estás en ese camarote compartido, enfurruñado, tirado en la litera de arriba, con tus trastos medio tirados y los de Wayania metidos de aquella manera en su cama, como si fuera una estantería. Te estás reconcomiendo por tu falta de discreción y el encontronazo con la capitán. No te lo podías creer, pero tu compañera de curso había muerto. Ahora eras el único con los conocimientos de la misión que puede ser que organizaseis. Otra cosa es que se llevara a hacer, pero, si era un plan aprobado por el alto mando y por los Super-Ordenadores de esos jerifantes, igual, te tenían en buenas miras y tu carrera podría tener ... "más puertas abiertas". Lo malo, es que ahora, lo tenías que hacer tú todo.

Tocó el sobrecargo en la puerta y te sacó de tu ensimismamiento. Buenas tardes MW, le traigo una nota de trabajo.

En cuanto la tomaste cerró y se largó. Esta tenía un sello de lacre rojo. (De los antiguos, de esos que eran con cera, sello y calor).

Recojo la nota que me tiende y le doy las gracias. Luego, con furia, rompo el lacre con brusquedad para leer su contenido.

No te habías fijado en el lacre y para cuando ya lo has abierto es algo tarde. Más que abrirlo lo has destruido. Sabes el color, un azul profundo, casi acerado, y poco más.

Una miríada de letras, números y garabatos están escritos, línea a línea, sin espacios, como si a alguien se le hubiera quedado un dedo pegado en una tecla. Un galimatías sin sentido.

Está codificado.