Partida Rol por web

_No aprendes más. Esto no nos llevará nada de tiempo y no me iré dejando a ese agente vivo. ¿Gordito consiguieron todo lo que necesitamos?

El Mustang frena haciendo crujir la gravilla de la pista de tierra. Deimos se apresura...

-Demasiado peligroso, -trato de argumentar. -Mejor sería actuar con... ¡Eh! Pero... ¡Eh! ¡Espera!

No me da tiempo a decirle nada más. Sale corriendo, alejándose del coche. Sin perder un momento agarro el P90, lo amartillo, y salgo del coche. Dejo las dos puertas abiertas y el asiento del copiloto corrido hacia adelante para facilitar la entrada de todos, y pongo las largas a máxima intensidad. Luego me cubro detrás de la puerta del conductor, haciendo asomar el cañón del subfusil entre la hoja de la puerta y la carrocería.

-¡Por aquí! -Grito, y disparo una ráfaga al aire para que les resulte más facil situar el coche. -¡Ya tenemos lo que habíamos venido a buscar!

De repente con un sigilo que resulta imposible de asimilar ,el agente se encuentra automáticamente justo detrás de Loco
.Antes de que el pobre chaval pueda hacer nada el puño del agente le machaca las costillas.Salomón se resiente del golpe aunque permanece de pié y encara a su rival.
- Así que este es vuestro jueguecito de humanos,a ver quien tiene más que el otro... básico como todo lo humano...- El agente le propina un segundo puñetazo en la cara que le obliga a hincar una rodilla en el suelo.

Orden definitivo:

1-Agente (posteado)
2-Pixel
3- Loco
4- Stein
5-Deimos

Al principio no distingo la siluetas que se mueven entre la arboleda brumosa, solo a Deimos yendo al rescate. De pronto, una figura grande y antinatural, como un hombre de acero con la aguilidad de un felino, hace arrodillarse a quien deduzco es uno de mis compañeros. -¡Mierda!

El mustang con el motor encendido ronronea a mi lado. Por un momento se me pasa por la cabeza la idea de ponerme al volante y atropellar a ese montón de sofware malnacido, pero probablemente el agente pueda convertir a nuestro coche en un montón de hierro arrugado. El mustang es lo único que corre más que el agente, no puedo arriesgarlo, ¡lo necesitamos para uír!

Impotente y con el ceño fruncido, lanzo ráfagas largas furiosas por encima de las siluetas, disparando a las copas de los árboles, para no alcanzar a mis compañeros y confiando en distraer la atención de esa máquina de frío y calculado pensamiento. Las líneas brillantes de las trazadoras surcan al bosque a cuatro o cinco metros de altura, y los impactos de la munición tiran al suelo ramajes y hojas pulverizadas.

Debo reconocer que el agente me ha sorprendido. Hasta hace unos instantes parecía acabado y ahora nuevamente se mueve veloz y golpea con una fuerza bestial. En el fondo esto es mejor, lo disfrutaré más que si hubiera tenido que fusilarlo estando él tirado en el suelo.

Levanto la cabeza para mirar a los ojos al agente que logró hacerme caer. Solo veo sus lentes. Le sonrío, que sepa que estoy disfrutando esto.

_Baah, cállate. Solo dices que este jueguecito de humanos es básico porque este jueguecito... ¡YO LO GANO, TU PIERDES!

Al finalizar mi frase largo una nueva ráfaga de balas. A esta distancia es imposible que falle, espero poder darle más de un balazo para terminar aquí el combate y poder irnos.

La carrera de Deimos se detuvo abruptamente ante la sorpresiva aparición del agente. Con gesto aturdido observo con gesto desencajado la figura trajeada y el rostro oculto tras las oscuras gafas. Incluso en la oscuridad de la arboleda reconocía ese rostro...

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Wyatt Yenkins levantó la mirada confundido a tiempo de ver como el aterrorizado rostro de Cassandra se contorsionaba con un grito mudo e inconmensurable.

En unas pocas milésimas de segundo ante el ya no se encontraba su querida esposa, si no un hombre trajeado y con gafas de sol que le miró fríamente y sin mediar palabra sacó una gran pistola plateada.

Totalmente aterrorizado por aquella imposible situación, hizo caso del mensaje del móvil y simplemente comenzó a correr mientras las balas zumbaban a su alrededor.

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Aquel día descubrió la mentira que había estado viviendo, y el encargado de eliminarle había sido aquel mismo agente de nombre desconocido. Él había sido el encargado de arrebatárselo todo, incluida su familia.

   - Maldito hijo de perra...- Gruñó Deimos con la voz arrastrada.

Apretando la mandíbula tembló con ira desmedida.

Stein mira al loco y luego reacciona mira al agente y luego el mismo sonrie, lo mira y sabe que algo va hacer.

- Siempre me dijieron que los agentes son fuertes, es verdad y eso es la mejor parte, ahora DEJA A MI COMPAÑERO EN PAZ IDIOTA....!!!!.

Las tremendas ráfagas impactan en el agente que se agita hasta salir finalmente despedido contra el tronco de un árbol.En el impacto de repente el cuerpo que cae al suelo ya no es el el agente trajeado y con gafas de sol sino el de la hermosa chica rubia.

La chica yace en el suelo desmayada y malherida...

_Adiós cariño. Debo admitir que nuestra primera cita ha sido intensa pero creo que no estoy listo para una relación más formal.

El loco salió corriendo hacia el auto y de pasada dio unas amistosas palmadas en la espalda a Stein; entre ambos habian conseguido acabar con un agente en su primera visita a Matrix. Eran duros, era cierto, pero no eran invencibles.

_Ey tú, deja ya de disparar a los pobres pajaritos que lo único que haces es llamar la atención -gritó a Pixel-. Gordito, llama a tu novia para que nos consiga una salida si ya tenemos lo que buscábamos.

Dejo de disparar y relajo la mueca de mi cara. Los casquillos tintinean sobre el montón que se ha formado junto a mis zapatos y el viento se lleva las hojas convertidas en jirones. El cuerpo del agente sufre una interferencia y se transforma en una mujer amarilla.

-¡Oh, dios mio! -Exclamo sinceramente sorprendido, -hemos disparado a una... chica.

_Vamos muchachos, nada de lamentos. No es una chica, es un programa. Además recuerden una de nuestras primeras lecciones: en la Matrix todos son nuestros enemigos.

- ¿Que te esperabas?- Preguntó Deimos llegando al lado de Pixel.- Es lo que hacen siempre... ocultarse tras un huésped infectándolo y luego huir antes de que este muera.- Prosiguió mal humorado.- Asumelo, cada vez que hagas caer a uno de ellos, tan solo conseguirás matar a una persona inocente.- Finalizó con sombría amargura.

La verdad es que había esperado poder luchar con ese agente. De echo llevaba esperando aquel momento desde que despertó al mundo real, pero al final la oportunidad se le había escapado en frente de sus narices. No importaba, no seria la ultima vez que sus caminos se cruzasen, tarde o temprano tendría su oportunidad de vengarse del sistema.

   - Vámonos de aquí.- Se limitó a decir secamente.

Ignorando las puyas de Salomón se dirigió hacia el Mustang tenían muy poco tiempo antes de que el agente volviese y no pensaba perderlo discutiendo inútilmente.

Sacando el móvil llamó a Liu.

   - Operador, necesitamos una salida.-