Partida Rol por web

Niego con la cabeza ante las palabras de mi compañero.

-Suena a película, sí, pero es posible congelar algo y que permanezca sin cambios durante largos periodos de tiempo. Un ejemplo de eso son fósiles que se han encontrado congelados en glaciares de criaturas prehistóricas. Lo que no sé es cómo nos descongelaron... pero a saber si llevamos solo un día despiertos o hemos estado dormidos durante semanas antes de levantarnos. Seguro que con esa cantidad de tiempo, la medicina ha evolucionado muchísimo más, con el ritmo que lleva...ba. Y sobre lo de que estamos en casa, los que mentirían son los alemanes, no los nuestros, y se lo saqué con mis poderes a una enfermera. Y por si sigues dudando, o era una de las mejores actrices que he conocido en mi vida, o me contó toda la verdad sin otra posibilidad. -Me vuelvo a pasar una mano por los ojos. -De todas maneras, supongo que tarde o temprano lo averiguaremos.

Sherpar trago saliva como si fuera cemento.

- Y yo te digo que estos putos alemanes son muy listos, pudieron contarle esa misma trola a la enfermera conociendo tu poder, para que lo descubrieras por ti mismo y nos convencieras al resto.- gruño.

De ninguna manera iba a aceptar que toda su vida se habia perdido, que todos sus sueños y aspiraciones se fueron al garete.

- Deberias ser mas listo, estamos rodeados de nazis que saben que somos ¿Crees que son tan estupidos como para dejar flecos sueltos?

-Pues yo me lo creo- intervine, acercándome a ellos.

Los miré y asentí con la cabeza, reafirmando mis anteriores palabras. Si bien era cierto que haciendo aquello, que el hecho de expresarlo en palabras se me volvía realidad, no tenía más remedio. Creer en quimeras ya no me servía de nada. No tenía 12 años y, aún así, desconocía muchísimas cosas del mundo, por lo que no era inverosímil todo aquello. Improbable, pero no imposible, por lo que estaba convencida de que, efectivamente, ya no estábamos en 1945, así como tampoco estábamos en Europa ni en guerra y que todo ha pasado ya. Nuestro presente murió en el pasado y ahora debíamos vivirlo en el futuro.

-Sé que es difícil de creer y que no tiene ningún sentido, pero es así- me encogí de hombros y suspiré-. Negarse a lo evidente es idiota, así que, lo mejor es aceptarlo cuanto antes. Dolerá igual, pero...-me corté sin saber muy bien cómo continuar, por lo que miré a El Mentalista y le pedí ayuda con la mirada-. Ya sabes, hay que afrontarlo. 

John nego con la cabeza. Empezaba a enfadarse. Los alemanes habian lavado el cerebro de dos de sus compañeros, haciendoles creer sus mentiras insostenibles.

Miro al tipo que estaba en la sala con ellos. Su cara era la de un tipo realmente cabreado. Sus puños se cerraron amenazantes.

- ¿Que les ha hecho?¿Ha que tipo de lavado cerebral les ha sometido?.- pregunto dispuesto a crear una cara nueva para aquel hombre como no le respondiera pronto.

La puerta se abre, para permitir el paso del hombre que estaba en ella desde el principio, y este se sitúa frente a la tela de la pared mientras la puerta se cierra de nuevo tras el.

Mi nombre es Henry Gorman, soy Director General del FBI, y he venido a responder a sus preguntas, y explicarles la situación.

Aquellos que habéis hablado con Andrew, pronto os percatáis que este tipo es muy distinto. Se muestra correcto en las formas, pero no hay cordialidad en su tono. 

Como algunos ya saben, y aunque alguno no lo crea, nos encontramos en febrero del año 2.000. Concretamente es día 10.

El hombre saca un pequeño artilugio de su bolsillo y lo pulsa. Al hacerlo una luz recorre la habitación proyectando un imagen en la tela, de forma parecida al cine de vuestra época. La imagen es un mapa que no os cuesta reconocer, pues es similar al que os mostraron en la tienda antes de la ultima misión...

A continuación os recita las instrucciones de aquella misión, haciendo énfasis a vuestro cometido.

Hace diez meses durante unos trabajos de construcción, un grupo de obreros dieron por casualidad con una instalación secreta, el lugar donde les encontramos. Tras someterlos a diversas pruebas, se estimo que "traerlos de vuelta era viable". Hace seis meses se realizo el procedimiento de descongelación con éxito, y desde entonces han estado sometidos a tratamientos de rehabilitación, mientras se les mantenía en un estado de coma inducido.

Mientras explica unas y otras cosas, numerosas fotos y documentos van mostrandose en la pantalla al ritmo de su pulsador.

Hace tres días se les desconecto la medicación, y se les traslado a esta planta. Deben entender que este montaje fue dispuesto a instancia de varios psicólogos y neurólogos, que temían sus reacciones ante la noticia. 

Por primera vez el hombre muestra cierto humor, como si lo que dice tuviese gracia al menos para el.

Se decidió que crear un entorno familiar evitaría reacciones paranoicas por su parte. Evidentemente fue un error. Y bien, voy a tratar de responder a todas sus preguntas, pero antes de nada deben saber que los otros tres miembros de su escuadrón se encuentran bien. Uno de ellos se unirá a nosotros en seguida. Los otros dos están tardando en despertar algo mas de lo que se esperaba.

Katyusha se quitó las sábanas de encima y se sentó sobre la cama, sintiéndose algo mareada.

—Estoy bien. No he sufrido ningún daño. Quisiera hablar con el Comisario Solovióv, por favor. —le dijo a la enfermera, volviendo a ignorar la pregunta acerca de sus recuerdos. Se sentía bien y no estaba herida. Lo que importaba ahora era que le había fallado al Camarada Stalin. No había estado junto los aliados capitalistas en el momento de la victoria en la batalla. Debía regresar a las filas cuanto antes—. ¿Dónde está mi uniforme? —preguntó, sin poder ocultar un tono de impaciencia.

Naturalmente, eso lo explica todo... estaba un grupo de obreros americanos en alemania, construyendo un chalet para el nieto de Hitler y dijeron "creo que encontramos soldados fosilizados, vamos a descongelarlos a ver si aun funcionan".- dijo Sherpar con tono ironico. No se lo creia. No se lo podia creer pues siquiera plantearse que podria ser real era como asomarse a un abismo insondable, con la misma sensacion de panico y vertigo.

Daba demasiado miedo, no podia afrontar una realidad tan terrible y brutal. Negarla era mucho mas facil, aceptar ser un prisionero nazi en un oscuro experimento mental tenia sentio y paradojicamente le hacia sentir seguro.

- Oiga, no le creo. Puede que convencer a alguno de mis compañeros para que se desmorone moralmente y torturarle sicologicamente pero conmigo no va a funcionarle el truquito... Por cierto, gran acierto lo de pensar que por ponernos una radio con musica iba a dolernos menos la mentira. Se le debio de ocurrir al mas listo de la clase.- se burlo con sarna.

Gorman no sonrie, de hecho no muestra demasiado sus emociones. Sencillamente espera a que Tankman acabe para responder con una sorprendente naturalidad.

Muchas cosas han cambiado. Alemania es el estado numero 51 de Estados Unidos desde 1.969, asi que tecnicamente si, obreros amerricanos en suelo americano encontraron un grupo de heroes congelados, aunque no construian un chalet sino un bloque de edificios. Y por cierto, Hitler fue "ejecutado" en 1.944, creo que sin descendientes.

Hace una pausa mientras guarda el dispositivo de nuevo en su bolsillo.

Respecto a todo este montaje, bueno, no puedo estar mas de acuerdo. Personalmente no creo que haga falta mantener aislado a ninguno de ustedes, ni tampoco a los otros dos... pero los medicos tienen la ultima palabra, claro.

Escucho la discusion, los distintos puntos de vista y las diversas versiones de lo ocurrido y de la situacion actual.
La explicacion de Gorman, artificiosa en exceso, no deja claro el estado en el que estamos.

- De acuerdo, supongamos que es cierto y que estamos en casa y han pasado cincuenta años. Hemos estado congelados y alguien ha estado echando hielo sobre nosotros durante cinco decadas y no hemos envejecido ni cambiado lo mas minimo.

Sonrio y niego con la cabeza, como si le estuviese dando la razon a un chiflado o un borracho.

- Si no somos prisioneros podemos marchar libremente. Hemos estado en una mision durante cincuenta años, creo que nos merecemos un permiso, ¿no? Por no hablar del sueldo que nos debe nuestro amado pais.

Asiento buscando el apoyo de mis compañeros.

- Asi que lo que vamos a hacer es salir de este lugar y marcharnos a casa a ver a nuestras familias. No me importa lo que digan los medicos, si nuestro estado es el mismo que cuando entramos en el bunker todos estamos sanos. Asi que abra las puertas, devuelvanos nuestras pertenencias y dejenos salir de este sitio.

Me cruzo nuevamente de brazos esperando que no den la libertad que nos han negado durante media vida.

- Considerelo un gesto de agradecimiento por nuestro servicio y una muestra de que dice la verdad. De lo contrario seguiré pensando que esto no es mas que una treta nazi. Y creame, no le gustaria vernos enfadados.

Esa es una peticion razonable.

El rostro de Henry muestra satisfaccion ante la intervencion de Enigma. Coje una silla, y se sienta en la mesa.

Le aseguro que no deseo verles a ninguno de ustedes enfadados. añade con una sonrisa Pero como les decia las cosas han cambiado. Hace mas de veinte años que no hay ningun superheroe en Estados Unidos, y eso les convierte en gente muy especial. Por esa razon, el señor Boykin tiene una oferta que hacerles cuando yo termine con ustedes.

La puerta se abre y una mujer vestida con un traje que incluya una falda extremadamente corta para lo que estais acostumbrados, entra con un monton de carpetas. Mientras distribuye las carpetas sobre la mesa, y coloca un boligrafo sobre cada una de ellas, Gorman vuelve a hablar.

Estos formularios son todo lo que les separa de la libertad. Como he dicho, muchas cosas han cambiado, y no vamos a soltar a nueve desconocidos en Nueva York sin mas. Una vez hayan rellenado la documentacion de su carpeta, les escoltaremos hasta la tercera planta del hospital. Alli, les haran una ultima revision, y despues seran libres de partir.

El hombre señala las carpetas, como invitandoos a que comenceis a rellenarlas.

Se les entregaran cinco mil dolares a cada uno, con el agradecimiento de nuestro gobierno por los servicios prestados, y si lo desean pueden permanecer en el hospital durante un par de dias, hasta que decidan a donde ir. Sin embargo deben saber que las cosas no son como antes, cualquier actividad de "justiciero enmascarado" sin autorizacion gubernamental, sera perseguida. Son ciudadanos americanos, y se les aplicaran las mismas leyes que al resto.

Aquel cambio en la situacion tomo a John por sorpresa. No era nada que hubiera imaginado que pasara. Debia, sin duda, ser alguna trampa de esos nazis mentirosos.

- Señorita, creo a perdido el resto de su falda en alguna parte.-  Le indico caballerosamente. Tardo un segundo de mas en darse cuenta que no estaba rota, que era asi de fabrica. Otra maniobra de distraccion para jugar con sus mentes, sin duda, pero unas piernas bonita no le iban a nublar la mente.

Tomo los papeles esperando ver alguna cosa que reafirmara su teoria. *Cinco mil dolares eran una fortuna digna de un rey, demasiado dinero para ser "gratis". Podria comprar un palacio con eso... Era un soborno, querian comprarlos pero algunos de sus compañeros, demasiado credulos, serian convencidos por ese aleman y traicionarian a su pais si no encontraba la forma de hacerles ver la realidad, asi que leyo con atencion cada palabra del formulario.

Me mantuve callada el resto de la conversación. Escuchando. Sin perder detalle. El escepticismo que gobernaba a mis compañeros se asentó en mí durante unos minutos y, me propuse analizar cada palabra de lo que decía aquel hombre. La verdad, me caía mejor el otro tipo antes que éste ya que parecía serio, distante, muy protocolario y no me inspiraba confianza.

Alcé la vista y lo miré a cara mientras hablaba. Era importante lo que decía, pero también lo que callaba o lo que ocultaba. Me fijé si con su lenguaje no verbal estaba ocultando algo, lo que fuera, pero prestaba demasiada atención a lo que decía y me perdía detalles de lo que gesticulaba.

Céntrate en una cosa o en otra, pero no en las dos, pensé, enfadándome conmigo misma.

Me quedé con lo que decía y me crucé de brazos, apoyando el peso de mi cuerpo en una pierna y suspiré, atendiendo a lo que se decía. Y lo que se decía no dejaba de sorprenderme. Nunca me hubiera imaginado que en 50 años el mundo pudiera llegar a cambiar tanto. Aquello era algo totalmente nuevo para todos nosotros y, pese a que estaba totalmente alucinando, intenté centrarme y evaluarlo desde un punto de vista objetivo, tratando de que no me afectase nada con el fin de captarlo mejor.

En cuanto se abrió la puerta, alcé la vista y sonreí. Luego decía mi hermano que estaba loca por querer llevar faldas cortas, pero esa chica se llevaba la palma.

Ya veo cuánto ha cambiado el mundo, pensé, tomando la carpeta de la mesa y jugando con el bolígrafo mientras leía el formulario.

Enarqué una ceja al oír la cantidad de dinero que se nos daba y bufé.

-¿Esa miseria?- pregunté, mirando al hombre-. Señor, puede que hayamos estado, digamos, ausentes durante 50 años, pero no pretenderá que nos creamos que, tras todos estos años, el dólar no se ha devaluado. Seguro que ahora 5.000 dólares no sirve ni para comprarse un coche- escupí con rabia. No había otra cosa que me enfadara más que el hecho de que me tomaran por idiota-. No, en serio, ¿cuánto se nos da?

Tras la recuperación del Mentalista, llego un desfile de imágenes sin sentido.
No encontró lo mas mínimo que fuera real, para poder entender que pasaba.

Alemania, un estado de los Usa…. eso como podía ser.

Luego, hubo un intercambio de palabras. Noto que Enigma fue muy sutil al pedir una prueba de fuego con respecto a su libertad. Salir y ver el mundo con sus propios ojos sería la única cosa que lo convencería de las tonterías que había dicho aquel presunto jefe del FBI.

Tomo la carpeta, y aunque observo con cuidado las piernas y la falda de las asistenta, no lo hizo con lascivia, sino con extrañeza.

Luego tomo los informes y les echo un vistazo. Uso la carpeta como hoja en blanco, y enumero de manera concreta una serie de cosas que quería antes de salir de aquella sala.

Cuando lo hubo escrito, se lo paso al hombre del supuesto FBI.

1. Pruebas del final de la guerra.
2. Pruebas de que habían sido rescatados de una tumba de hielo.
3. Algún lugar donde poder leer que había pasado en los últimos 50 años en el mundo.

Aun no había pasado por el duro proceso de creerse que realmente había dado un salto en el tiempo de 50 años, como le había pasado al Mentalista. Y seguramente, cuando fuera realmente consciente de la realidad se llevaría un batacazo bastante fuerte.

Pero prefería por el momento, ver todo aquello como una charada, una extraña y circense. Y esperar a ver qué pasaba.

Por lo visto, aun había una oferta que escuchar, y tras entregar sus peticiones por escrito, no le quedaba más que hacer, que esperar y rellenar aquellos documentos.

Samuel enarca una ceja y tuerce el gesto. Por supuesto que conocía todos esos nombres. Pero no estaban todos. Faltaban algunos de sus compañeros, como la chica rusa ¿La habrían enviado también a casa?

- No tengo mas alternativas, por lo que veo. - Avanza hasta colocarse frente al hombre, mirándole fijamente a los ojos - No me tome por tonto, soldado. No trate de ser condescendiente. No es necesario. Aunque quisiera, no puedo hacer nada de nada contra usted. O contra el grupo que seguramente estará esperando tras esta puerta por si decido mostrar algo de resistencia. - Niega con la cabeza y relaja un poco la postura, rindiéndose a lo evidente - Lléveme con ellos.

Preocuparse por algo como su identidad secreta ya era absurdo. En el hospital o lo que fuera aquello ya sabían quién era. Ya estaba "dentro del sistema". Quizá no tuvieran su nombre o sus datos, o no fueran capaces de relacionarlo con su familia, pero seguro que tendrían al servicio secreto trabajando en ello y será cuestión de tiempo. Tampoco tardarían demasiado en relacionar al Submarineer con aquel científico loco que robó tiempo atrás un traje de combate secreto del ejército.

Fuera como fuera, lo hubieran atrapado los nazis, estuviera en casa recuperándose de las heridas o hubiera sido capturado por una rama secreta del gobierno que buscara recuperar al Submarineer y al Dr Abrahams, necesitaba mas información y en esa habitación poco quedaba por hacer.

Señorita dijo la enfermera con amabilidad, aunque te parecio apreciar cierta incomodidad en su tono. Hasta que le den el alta no podra ponerse en contacto con nadie. 

Despues se acerco a los pies de la cama, y abrió un Baul metalico que no habias visto aun.

Aqui tiene su ropa. dijo mientras sacaba tu uniforme. ¿Como se siente? si tiene dificultades para recordar puedo llamar al doctor.

Al llegar a la puerta, ves que el soldados se aparta dejándote paso a ti. Tal como suponías, hay otros tres soldados fuera, pero eso no es lo que mas llama tu atencion.

Frente a ti hay un panel pintado de blanco que parece la pared del pasillo de un hospital, pero en realidad solo cumple su función si lo miras desde el interior de la habitación. Mas allá puedes ver que te encuentras en un enorme espacio en el que hay otros nueve contenedores con paneles delante de sus puertas, probablemente como el tuyo. Todos los contenedores confluyen en la zona central. Hay soldados repartidos por la zona, y algunos apostados frente a dos de los contenedores. Aunque el resto estan sin vigilancia.

Sin darte opcion a preguntar te guian rodeando los contenedores hasta una puerta metalica con una curiosa caja pegada al marco. Dentro de la caja hay un teclado que el soldado utiliza para abrir la puerta, pero su mano tapa completamente el panel de forma que no ves que teclea.

Al otro lado de la  puerta la escena es curiosa, cinco hombres y dos mujeres vestidos como tu, miran unas carpetas blancas y hablan con un sexto hombre, este vestido con un traje negro de corte desconocido para ti.

Las carpetas contienen un formulario de una sola hoja, preparado para que rellenéis diversos datos de caracter personal: Nombre, luga de nacimiento, ultima direccion, numero de la seguridad social, etc... nada fuera de lo normal.

Henry se acerca para coger la carpeta que le ofrece el Monje Negro, mientras responde a Finder.

Es la cantidad que se ha determinado, y seguramente podra comprar un coche de segunda mano por menos de la mitad de esa cantidad. 

Mientras responde la puerta se abre para mostrar a un joven de color, bestido con un pijama como el vuestro. Gorman se vuelve hacia el y le saluda.

Bienvenido, sintese si quiere, y en seguida le explicare que ocurre. Luego vuelve a mirar a Finder y continua. Puede que no le parezca una cantidad generosa, pero teniendo en cuenta los costes medicos, me parece bastante apropiada. Ademas, es muy superior al sueldo que se les adeudaba, incluso con los intereses acumulados. Pero si no tienen ingresos propios, quiza les interese la oferta de Boykin.

Despues devuelve la carpeta al Monje Negro.

La tercera peticion es sencilla. Hay una hemeroteca en el pueblo, me asegurare de que le den acceso. Respecto a pruebas, digame, ¿de que clase?

Mientras habla, mete de nuevo la mano en el bolsillo, extrae el pequeño dispositivo, y lo pulsa. La pantalla de la pared, tras el, muestra una sucesion de fotografias de lo que parece una instalación con quince tanques blancos. Las fotos son todas desde cierta distancia, pero la siguiente tanda de diez fotos muestra la parte superior del diez de esos tanques. Cada uno de ellos tiene un pequeño cristal, a traves del cual podéis ver las caras de los presentes, asi como las de los dos que no han aparecido aun.

Intentando aparentar tranquilidad y queriendo hacer parecer que dominaba la situación aunque esta claramente le superaba, Samuel aún tarda unos minutos en moverse y cruzar la puerta abierta. Su mirada reflejaba a partes iguales confusión y determinación y los músculos tensos de cuello revelaban que no estaba cómodo con todo aquello.

Parecía reconocer a casi todos los presentes, por lo que al final decidió avanzar y tomar asiento como le habían sugerido mientras escuchaba la charla de aquel desconocido, sin decir una sola palabra. ¿Remuneración? ¿Peticiones? Aquello distaba enormemente de lo que se esperaba. Al parecer ninguna de las posibilidades que se había planteado estaban teniendo lugar y eso lo había descolocado por completo. Por no hablar de que todo aquel despliegue de medios, desde las habitaciones de hospital hasta esa pantalla se escapaba con mucho de todo lo que él conocía.

Pacientemente se dispuso a esperar la explicación que se le había prometido, sin dejar de estudiar ni un solo segundo a los presentes y a la pantalla, tratando de poner en orden sus pensamientos y ensamblar lo poco que sabía para intentar darle un sentido a situación.

Katyusha, apoyó los pies descalzos sobre el frío suelo y se puso de pie, sintiéndose algo débil. Al escuchar a la enfermera, negarse a su pedido, le dirigió una mirada cargada de desconfianza.

—¿Por qué no poder ver a nadie? —cogió su uniforme de manos de la enfermera y comenzó a vestirse—. Llama al médico, entonces, para que me dé el alta.

Los nazis querian sus datos, su nombre, su direccion...John sonrio cogio el formulario y lo rasgo por la mitad, despues por la mitad de nuevo hasta hacerlo confeti que por educacion no le tiro en la cara a aquel hombre pero que termino en el suelo, delante de sus pies.

- Buen intento de lograr nuestros datos personales y mejor aun la jugarreta de ofrecernos entrar en plantilla, solo que no parecen pensar lo que dicen. Si en este mundo suyo no hay heroes ni los quieren ¿Para que quieren contratarnos?¿Para desatascar sanitarios?.- pregunto John comenzando a enfandarse por tanto juego ridiculo.

Saludo de forma militar a Samuel.- Me alegro de verle, señor.- afirmo el hombre.- Pase, se esta perdiendo algo divertido. Los nazis nos han capturado y  tratan de hacernos creer que llevamos 52 años congelados, que estamos en el mundo del futuro y que Berlin es un estado americano.- dijo. Nego con la cabeza y esbozo una sonrisa.- Es algun tipo de juego mental, no deje que le convenzan.