Partida Rol por web

Bartimaeus y Ratchet caminaron por la ciénaga durante largos minutos. Lucharon contra varios digimon, lo que le dio a Ratchet la experiencia suficiente para subir a nivel 2. Después de mucho caminar, llegaron al conocido como Desierto de las Edades. La vasta extensión de arena no revelaba nada,salvo dunas aquí y allá. Barti, que había leído bastante sobre el mapeado, sabía que, en algún lugar de ese ardiente desierto había una ciudad. También sabía que había un Dungeon.

La arena cosquilleaba ardiente bajo mis pies, pero no me importaba. Ver la arena hasta donde se perdiese la vista, difuminada por el calor del Sol infatigable me hacía feliz. Era como estar en casa. Canadá era la tierra de la nieve, los hielos y el eterno bosque; Egipto era la tierra del Sol, del Nilo y de las arenas. Era de dos lugares completamente diferente. Me gustaba el frío también, pero el calor de Egipto tenía algo especial. La tierra de su madre. Y si iba a morir, prefería hacerlo aquí.

-¿Vas bien, Ratchet? -reviso un mapa.- Según mis cálculos, debería haber una ciudad o un oasis cercano. Estadística.

Ratchet, toda sudorosa, se sienta bajo un árbol de la ciénaga
-Creo que deberíamos descansar... Aunque sea un juego, tu cerebro terminará por simpatizar el cansancio... Además, yo no puedo más, y este sol es abrasador... Por favor...-

Le acaricio el pelaje. Era extraño que los últimos días de mi vida los fuera a pasar con ella. Suponía que llegaría a viejo, me casaría, tendría hijos y moriría dándole golpes a los jóvenes con mi bastón siendo un viejo cascarrabias. Bueno, nada es perfecto. Pero no estaba mal. Tendríamos que llegar al desierto primero. Pero antes... Habría que encontrar comida. 

-Descansa mientras yo intento pescar algo comestible en esta ciénaga. 

Miré en el agua, esperando el momento oportuno para meter la mano y sacar un pez. Lo había visto mil y una veces en documentales. ¿Podría hacerlo? 

Agarras algo, pero caes al agua, torpemente, pero lo agradeces, así te refrescas un poco. Se te confirma que has conseguido algunos items:

Trucha pequeña x1

Digi-algas x5

Se lo doy a Ratchet para que recupere fuerzas. Me seco el agua de la cara.

-Espero que ahora te sientas mejor... Mmm... Me pregunto para qué servirán las algas... Caminaremos un poco mientras lo comes... Despacio y por la sombra, ¿de acuerdo? Tenemos que llegar pronto...

Agarro a Renamon de la mano y la guío hacia el sur, caminando despacio para que recupere fuerzas.

El desierto se ve entre los árboles. Renamon come la trucha rápido. estaba hambrienta

- Las digi-algas son comestibles, pero solo para los digimon. Son buenas para la deshidratación. Deviste comprarte una Mochila de Explorador en Plug City, para aumentar la capacidad del inventario, además de poder tener una cantimplora- te sonríe agradecida.

-Cuando lleguemos a la próxima ciudad, la compraré. ¿Te sientes mejor, Ratchet?

Corro un poco hacia campo abierto, para ver el extenso mar de arena hasta donde se pierde la vista.

-Pronto estaremos en casa, Ratchet. Siento tener que llevarte a un sitio tan caluroso, pero... Bueno... -esbozo una sonrisa triste.- Me quedan máximo tres días de vida, y quiero pasarlos en un sitio así.

Guardo las digialgas para la travesía en el desierto. Ratchet las necesitaría.

Ratchet, por un momento, se queda pasmada, y percibes una pequeña lágrima surgiendo de sus ojos. Rápidamente se limpia los ojos, asiente, segura y camina junto a tí por el vasto desierto.

-Pronto anochecerá, Ratchet. Aprovecharemos el frescor de la noche para viajar más deprisa. Aunque habrá que tener cuidado con la gente que nos quiera atacar.

Me deslizo arriba y abajo de las dunas de arena, mirando siempre el mapa para no perdernos. 

Caminais por la tibia arena, contemplando el descenso del Sol. El aire es cada vez más agradable, y sospechas que no puede quedaros mucho para llegar. A Ratchet, el aire parece hacerle recuperar fuerzas, pero marcha con la cabeza baja, preocupada.

Miro a Ratchet, que camina cabizbaja.

-¿Qué ocurre, Ratchet? ¿Necesitas más comida?

Antes de que Ratchet te diga nada, te percatas de dos flores púrpuras en la arena, con una separación de 3 metros entre las dos, justo flanqueandoos a Ratchet y a tí. Y, aunque te parece imposible, se mueven. Despacio se van acercando a vosotros. Ratchet te aparta de su trayectoria para quedarse entre ellas

- ¡Cuidado Barti!- la ventana de Enemigo inminente aparece. Las flores salen de la arena y resultan ser una pareja de Aruraumon, con una siniestra y malvada sonrisa en sus verdes rostros.

Me pongo en guardia, alejándome un poco y colocándome tras Ratchet.

-Sois de lo más molesto. ¿No os programaron para ser más inteligentes y manteneros fuera de mi camino?

Una de las plantas estira su brazo y los dedos se extienden (Hiedra nemesis), pero Ratchet salta hacia atrás en el último momento. El otro hace lo mismo y, ágilmente, tambien la esquiva, dando volteretas en el aire, hasta caer justo a tu lado. Te mira, con una sonrisa triunfal y te guiña un ojo.
 

Esbozo una sonrisa maligna.

-Ratchet, vamos a mostrarles lo que es el poder de verdad.

Ratchet salta y, en el aire, cruza los brazos en una X en el pecho. Al separarlos, una oleada de diamantes cae sobre los Aruraumon.

Los aruramon se enfurecen y vuelven a la carga. Sin embargo, la furia permite a Renamon moverse con agilidad y esquivar sin dificultad sus golpes. 

Suelto un grito triunfal. Ratchet y yo nos complementábamos muy bien en el combate. 

Uno d e los Aruraumon ataca a Ratchet y la envuelve con su hiedra, mientras la otra se ríe.