Partida Rol por web

- Mierda, joder, mierda, joder - se oye murmurar a Dick mientras carga el arma - El factor sorpresa se ha ido a tomar por culo, así que cargad a vuestras nena que vamos a entrar a saco, je je... al mejor estilo de la policía de Los Ángeles. - Dick se dirige a zona cubierta y espera a tener a tiro a los atacantes para abrir fuego*.

Estas pegado a la pared de la casa, ya has pasado por la zona de accion de las claymore. Podrias ponerte a cubierto tras algun saliente de la fachada, no es gran cosa, pero es lo unico a mano.

Insulta a todos los que están allí simplemente vocalizando, y enseguida pone cuerpo a tierra, intentando cubrirse lo máximo posible. Busca algún refugio como alguna roca en la que tener la suficiente cobertura y visión como para poder sobrevivir al tiroteo que está por desarrollarse en 3, 2, 1...

De rodillas, pegado a la pared, Carver se mueve levemente, lo suficiente como para tener ángulo de disparo, momento en el cual abre fuego con la M-4 en modo automático contra la cristalera.

La idea es destrozarla lo suficiente como para poder arrojar las granadas dentro y matar a esos hijos de puta.

Carver dispara contra los cristales medio cargador en una rafaga larga y a media altura, para acabar con los tres mexicanos que ve dentro en un salon muy decorado. Horrorizado observa que ninguna bala impacta, todas terminan incrustadas en el cristal blindado de casi dos centimetros de espesor.

Bueno-Piensa.- Ellos tampoco pueden dispararme. Se oculta rapidamente en un lateral de la cristalera, mientras escucha con horror al que parece el jefe.-

¡¡Las minas!!, ¡detonar las minas y reventar a esos chanchos!

Justo al acabar esas palabras se desata el infierno.

Los oidos te pitan y el humo no te deja respirar. Toses y escupes sangre. Miras con ojos llenos de lagrimas a tu alrededor. El cuidado jardin  ha desparecido, ahora solo es un solar de humeda tierra removida, con restos de plantas esparcidos. Te levantas apoyado en tu arma y te recuestas contra la pared. De pronto ves movimiento a tu alrededor.

Dick se limpia los ojos con los dedos y sacude la cabeza intentando concentrarse. Se recuesta en la pared y sujeta el arma en silencio, intentando discernir cuántos enemigos están cerca y qué ha sido de los demás.*

—Joder, joder... —digo mientras me levanto apoyándome como puedo en el arma y en la pared. Esto parece el jodido infierno, y apenas puedo respirar.

Tapándome la cara con el antebrazo y entrecerrando los ojos, intento localizar al resto del equipo, para saber si siguen ahí o no— ¿Estáis todos bien? —Es lo único que puedo preguntar entre toses a la humareda, para ver si sigo solo en esto, o el resto a sobrevivido.

Carver se incorpora entre el humo y los escombros con la cabeza dando vueltas, tosiendo y con el sabor de la sangre en la boca. Apoyándose en la pared respira hondo dos veces y el mundo deja de girar. Todo en lo que puede pensar es que aun no está muerto ni herido de gravedad, pero pronto lo estará si no empieza a reaccionar.

A su lado, Fairlane dice algo, pero apenas lo entiende. Los sonidos suenan lejanos y distorsionados. Carver comprende de pronto que sus tímpanos deben de haber reventado. Joder.

Y ahora ¿qué? Necesitan una vía de entrada. El ventanal acristalado ha resistido su ráfaga. Es a prueba de balas. Debería haberlo imaginado.
Necesitará algo más contundente...

El ex-SEAL coge sus dos granadas, quita los seguros y las lanza justo enfrente del cristal blindado que da acceso al interior.
 

Justo cuando comenzais a recuperaros de la explosion de las minas (gracias a Dios que no girasteis ninguna) , y veis que todos estais relativamente intactos, aunque llenos de polvo y con los oidos sangrando, Craver suelta un par de granadas contra la cristalera. Todos salis corriendo hacia la otra esquina....para encontraros de frente con el joven guardia que rodeo la casa. Asustado por la explosion empuña su AK con fuerza y en cuanto os ve comienza a disparar. 

Jovenes asustadizos a mí. Antes de que el muchacho pueda disparar su arma, rápidamente le apunto a bocajarro con la mía, y disparo una ráfaga que hace que sólo pueda mirarse los agujeros sangrantes en su pecho.

Ante el panorama y la cara de pasmado del muchacho sonrío con displicencia. Un pequeño éxito, pero no es nada con el infierno que nos queda por llegar.

Dick ve al muchacho y reacciona rápidamente, tal como aprendió en los barrios más duros de L.A. Sujeta su arma con fuerza y apunta, apretando rápidamente el gatillo.

Fairlane acribilla al joven, haciendole caer como un fardo, pero apenas hay un segundo de respiro. Las granadas explotan en ese instante, al otro lado de la esquina, haciendoos tambalear y dañando un poco mas vuestros oidos castigados. El sonido de cristales revela que ya hay una entrada a la casa y los gritos de dolor que tal vez este despejada.

Carver no se molesta en gritar que entren todos a través del ventanal destrozado. Seguramente no se oiría ni a sí mismo. Lo que hace es hacer un gesto con la mano para que le sigan adentro. Todavía quedan muchos cabrones por matar.

Entonces avanza agachado, pegado a la pared, con el arma apuntando hacia delante, hasta llegar al borde de la cristalera. Al llegar allí echa un rápido vistazo dentro para hacerse idea de la situación.

Asintiendo ante el gesto de Carver, le sigo hasta el otro lado de la cristalera, atento siempre a cualquiera que pueda estar esperándonos...

Dick asiente al ver el gesto de Carver, sujeta fuerte su arma y corre agachado hasta situarse frente a él, en la pared del otro borde de la cristalera. Al ver que Carver echa un vistazo por si quedan más enemigos dentro, sujeta el arma y espera a ver si éste avista a alguien para disparar.

Carver observa que el anterior salon lujoso, ahora es un campo de batalla arrasado. Los sofas estan volcados, y el suelo lleno de sangre. Dos de los tipos estan reventados, sus brazos y piernas en angulos imposibles. El tercero se arrastra lentamente hacia una puerta doble de gruesa madera tallada que debe dar al interior de vivienda.

Carver apunta y le vuela la nuca de un disparo certero esparciendo sus sesos por las baldosas de marmol. El disparo resuena en la habitacion y deja en calma lo que hasta hace unos segundos era el caos. 

—Por fin un momento de calma. Pero no durará mucho —pienso mientras saco rápidamente un cigarrillo y me lo enciendo. Después digo al resto— Deberíamos avanzar, antes de que les de por prepararse más de lo que están.

—Al menos, eso es lo que pienso, vosotros sois los expertos —Termino mientras le doy una calada al pitillo.

Dick se mueve rápidamente y se sitúa en la pared al lado de la puerta a la que intentaba llegar el soldado ya muerto. Pone la mano sobre ésta y mira a sus compañeros, esperando a que se pongan en posición para abrir la puerta.