Partida Rol por web

El rebelde dios se acercó a la elfo para acariciar suavemente su rostro, no con lujuria o algún deseo pecaminoso, era la caricia que le haría un abuelo cariñoso a sus nietos.

Se mantuvo en silencio para concentrarse y buscar la esencia misma de aquel que lo había llamado, estando en ello-.Me han susurrado que un enemigo vendrá desde los cielos… tengo que verificar la veracidad de aquellas palabras… pero aun así, quiero que organices nuestras defensas…-. Sentencia al mismo tiempo que sus incorpóreas alas comienzan a tocar los alrededores de la biblioteca-.Y no te preocupes si llegase ser así… os estaré con ustedes hasta el fin-. Sentencia golpeando su divina lanza en el suelo del lugar, generando una ímpetu llena de coraje y valentía. 

De repente el banquete queda en silencio, te mira sin musitar palabras y el que parece ser el consejero del rey se acerca y se arrodilla ante tí.- Señor... te creíamos muerto... gracias al dios Bromios que estás de nuevo con nosotros.- Era el único que había reaccionado, pues los demás seguían en shock. Hasta el bardo dejó de tocar.

El gremio de exploradores se llenó de miradas atónitas, hasta que finalmente uno de los individuos se dignó a hablar, arrodillándose antes.- Gran diosa Siona, hacía mucho que no recibíamos su visita.- Dijo, mientras inclinaba más aún su cabeza.- Esa decisión parece la más acertada, aunque tenemos miedo de salir a nuevas tierras sin tu protección, guíanos y acompañanos por favor.

- Así será señor... tan solo acompáñanos a esta nueva aventura y danos tu bendición.- Dijo inclinándose ante ti, aunque no parecían muy motivados para escalar la montaña inescalable sin ningún tipo de montura voladora...

- Qué extraño, no han llegado a mis oídos tales palabras, pero estoy a sus órdenes padre.- Dice mientras sale apresuradamente del lugar. Las defensas estarían preparadas en muy poco tiempo, pero Svoboda debía investigar el origen de tales rumores y si eran infundados o no, o estaría una eternidad esperando en la ciudad teniendo más cosas que hacer.

La diosa miro al audaz individuo que se acerco a ella, para su sorpresa era muy apuesto haciendole recordar por alguna razon a su hermano.

“No crei que me necesitaran mi visita hasta este momento.” confeso sin buscar usar una excusa con ellos ya que en no pensaba que debiera hacerlo. Sin embargo las ultimas palabras del bello hombre la dejaron no muy complacida, si bien ella no habia dotado de un coraje casi fanático a sus creaciones como habian hecho sus parientes no se imaginaba que sus creaciones pudieran tener miedos.

Sin embargo en vez de rechazar la invitacion se bajo de la mesa y se acerco al hombre arrodillado. “No tienen nada que temer, yo siempre estaré para protegerlo y si ahora mismo necesitan mi guia entonces la tendran.” Dijo aceptando el pedido de ellos, aunque su mente empezaba a deslizarse en otros lados. “Partiremos cuanto antes.”

Bromios, bajo la forma del Rey muerto da unas palmadas ¡Que siga la musica! ¡Que corra el vino! Alzad vuestras copas para honrar a Bromios ya vuestro Rey. Y aposentandose en uno de los triclinios agarra una copa de la mano de uno de los festejantes y la apura de un trago. ¡Venid festejad con vuestro Rey! y mientras una sonrisa se dibuja en su cara grita ¡Que vengan mis hijos, hijas y esposas! ¡Venid todos consejeros y nobles señores! ¡Brindad por mi salud!

Y mientras tanto con mirada escrutadora observo al consejero y al resto de festejantes.

Un vez que veo a mi bella primogénita salir rauda del lugar, yo hago lo mismo canalizando mi dorado poder para aparecer, en una centésima de segundos después, en el centro de la plaza central de Lastaroth, lugar donde los más apasionados en todas las ciencias tanto científicas como humanistas debaten alegremente sobre diferentes teorías y progresos.

Todos estan acostumbrados a mi presencia, por ende, solo recibo sonrisas, saludos joviales y uno y que otro “Buenas tardes abuelo”.

Concentro mis sentidos para identificar el sector en donde se podria estar hablando sobre teología o algún área parecida y así poder comenzar a aclarar todo esto… 

-Por supuesto que os acompañaré, yo mismo liderare el ejército y la tierra retumbará ante el ataque del mar... -concluyó con poderío a la vez que instaba a los suyos a llamar a las armas.

- Señor Svoboda.- Dice un teólogo que había reunido en el templo a tu culto.- Hay un pequeño problema. Existe un teólogo que intenta difundir infamias sobre usted y venera a un Dios que dice que acabará con el mundo si no lo hacemos... 

- Así se hará.- Dijo el hombre que parecía ser adoctrinado de otro lugar.- Prepararemos para partir, os avisaremos cuando estemos listos.

- Así se hará señor. Necesitamos prepararnos para partir, os avisaremos cuando estemos listos para la contienda.- dijo el hombre, haciendo una gran reverencia.

Cada Dios comenzó a planear acerca de cómo contentar a sus subordinados, pero pasaron varios días y los dioses que estaban en la tierra se dieron cuenta que un mal mayor se cernía sobre ellos... de repente el sol había desaparecido, y los pueblos se inquietaban, pues podría ser el inicio del cataclismo, o cualquier otra amenaza mayor. ¿Sería obra de los otros dioses? ¿Se habría escapado algún ente atrapado en el inframundo? La cosa se volvía preocupante, ya llevaban días sin sol, y la masa comenzaba a agitarse: Había que encontrar la respuesta y actuar a tiempo.

La Diosa asintió dispuesta al viaje y eso se supone que ocurría su tiempo por el momento. Pero entonces algo ocurrió en el cielo.

El sol se apago sin razón alguna para ella, al menos no que pudiera ver o sentir en la tierra. Pasaron los dias para ella o al menos asi le decian sus creaciones que parecian cada dia mas alteradas ante esa falta.

Fue de nuevo al edificio de los exploradores, comentando a algunos de una reunion que haria para calmar sus inquietudes. Cuando vio que el lugar se encontraba bastante lleno empezo a hablar. “Escucho sus inquietudes y miedos, pueblo de la estrella caida. Se que el sol era uno de sus grandes alivios ya que espantaba a esa oscuridad profunda desconocida. Pero no pueden estar de esa manera viviendo la vida nerviosos, deben seguir trabajando y buscando otras guias donde no las haya. Mis estrellas siguen en el cielo y los seguiran guiando siempre que sepan comprenderlas.” Les aseguro aunque prefirio que ellos mismos descubrieran el como.

“Sin embargo esto no es algo que no me llama la atención y ahora mismo partire para averiguar la razon de esta falta de sol. Les prometo que hare todo lo posible para arreglarlo, mientras tanto espero de ustedes que sepan comportarse como corresponde en esta circunstancia.”

Dicho eso salio del local no dando un saludo especial a ninguno, antes de salir volando de la ciudad. Su destino era la ciudad dorada donde se suponia que vivia el dios del sol.

“¡Cuando la libertad es confundida por libertinaje, obligando, amenazando al resto de tus iguales por una razón egoísta y personal es cuando ustedes hijos míos, adictos al conocimiento y a la crítica, deben actuar con la razón y con argumentos sin miedo, ya que saben que ese es el único camino para llegar a nuestra utopía!”

Digo esto mientras levanto la voz con la más extrema audacia, guiado por mi naturaleza libertaria.

“¡Y si llega el momento que se alcen las armas, hijos míos, recordar que estaré con ustedes aun si eso signifique perder mi esencia misma!”

Golpea mi lanza en el suelo invocando una enorme luz dorada cálida pero imponente.

“¡Que vengan las calamidades, que vengan otros dioses, que venga cualquier cosa, nosotros los detendremos a punta de fuego y revolución, nadie nos pondrá cadenas!”

Sentencio manteniendo mi postura combativa, alentando a mis hijos a que no tengan miedo a las nuevas profecías, falsas o no estaremos preparados.

Les ordeno a mis hijos que vigilen al teólogo y si tienen la oportunidad de refutar sus argumentos que lo hagan, dejando en vergüenza su honor y persona…

Días después, el mundo se estremeció generando una nueva incertidumbre sin precedentes… yo estaba allí en el balcón de la biblioteca iluminando la ciudad con mi brillo dorado preparado para todo, no dejaría que la libertad de mis hijos de les fuese arrebatada..

-.Embla ¿está todo preparado?-. Pregunto mientas miro a mis hijos con sumo orgullo y empatía, la misma mirada que haría un maestro al ver como sus discípulos lo superan. 

Caldrum no se alarmó lo más mínimo ante el ocultamiento del astro mayor, es más, lo consideraba una bendición; pues ahora el enemigo lo tendría mucho más difícil para detectarlo, y cuando lo hiciera, ya sería demasiado tarde...

Así pues, le habló a su pueblo considerando aquel suceso como un signo de buena fortuna, por lo que dijo con su voz poderosa:

-¡Veis mis fieles! el mismísimo astro rey se oculta para bendecirnos en nuestra guerra, ahora será más difícil que nos detecten, y cuando lo hagan, ¡será con el filo de nuestras armas en su cuello! JAJAJA -reía estrepitosamente como quien se veía ya victorioso de una campaña aún bastante incierta.

Siona llega a la ciudad dorada de Zaryvia, el dios del sol. Había tenido poco contacto con él, ya que no salía de su ciudadela, y tampoco tenía pinta de querer moverse mucho.

Al llegar al lugar ves a una joven aporreando la puerta de la ciudadela con gran interés, maldiciendo por lo alto.- Maldición, ya te dije que tú no te mereces ese puesto, ¡Dame el poder del sol!.- Decía la joven, que parecía ser una diosa por sus palabras. Era una joven morena, con el pelo rizado y con unas delicadas ropas sostenidas por su hermoso cuerpo, pero debía de tener más genio que el mismo demonio que atasteis al inframundo.

Finalmente había tenido el interés de visitar al dios del sol en parte por el incidente que hasta hace poco había ocurrido. El mínimo contacto entre ellos no había sido solo culpa suyo, Siona tampoco había venido a visitarlo porque no lo había sentido necesario.

Sin embargo esa reflexión quedo olvidad al notar a aquella joven golpeando la puerta y maldiciendo. Por un momento se penso en ignorarla y tratar de buscar otra entrada al salon del dios del sol pero su curiosidad le pudo mas.

“El poder del sol es muy importante porque piensas que tienes derecho a él?” pregunto la pequeña acercandose tranquilamente aunque dejando cierto espacio entre ella por si intentaba pasar su agresión a ella. De paso no la saludo al no sentir mucha necesidad de ello.