Partida Rol por web

Después del enfrentamiento con esa banda de indeseables, y tras las palabras de ese anciano misterioso que dice pertenecer a algo denominado "Dominio", quedaban muchas variables que afrontar. Solo teniaís un estuche con cuatro muescas. Cuatro templos. ¿Qué templos? Ninguno de vosotros había escuchado hablar de algo así. Por tanto, comenzáis a buscar lo primordial, un lugar donde asentaros, preguntar, y haceros con provisiones, fuesen de la forma que fuesen.

Estáis en la aldea de Aznyr. Aznyr es un pequeño asentamiento rural de no más de cien habitantes. Las casas son de madera, con tablones reforzados, pues se sitúa en lo alto de una colina donde se levanta una imponente brisa por las noches. Los campos de cultivo se extienden por el valle, en forma de terrazas, más que probable indicador de la vida económica que llevan los que allí moran. Los pocos humanos que pasean por las calles embarradas con ropa de trabajo os miran curiosos, quizá porque no muchos viajeros acaban allí. Estáis ya dentro del propio núcleo rural, que se dispone en una calle principal que atraviesa el pueblo de norte a sur, quedando las casas de cualquier forma, sin orden ni concierto. Avanzando encontráis un edificio más grande que los demás, con un desgastado letrero que reza: "Posada El Mayor. Se vende comida y otros".

El tiempo es frío, quizá porque os encontráis en el mes de Octubre en una zona de montaña. Ahora mismo, los cuatro miráis hacia el establecimiento, que tiene la puerta entreabierta invitandoos a entrar.

Rachel alude a que tiene frío, y que una buena forma de empezar a buscar es entrar en ese lugar. Quizá un poco de comida caliente e información os ayuden a tomar el nuevo rumbo.

Amaranth entró en la posada con la cabeza alta, aún con optimismo y con las letras sobre una piedra de los deseos en su cabeza. Al entrar sintió el reconfortante calor del fuego de la chimenea en su cuerpo, y con aún más ganas de partir, se acercó a la barra, delante del tabernero.

- ¡Saludos, mi buen mesonero! -exclamó con una sonrisa en el rostro- Póngame una ronda de cerveza de la región, me acompañan estas dos señoritas y este hombre de aquí. -dijo señalando a sus compañeros.

Tal vez un poco de amabilidad haga que este buen mesonero sea de buen hablar.

 Lo siento, Amaranth, tendré que rechazar esa bebida. Yo no bebo. Mientras hablaba trataba de moverme de manera amable. No me gustaba crear disgustos a mis compañeros. Pero no dudaré en aceptar una buena comida. Tabernero, ¿Qué tiene para ofrecer?

Doy un codazo cómplice a Arsem y murmuro:

Las pide en rondas por pura pereza, demasiado sabéis que son para él solo.

cuidando que el propio Amaranth lo oiga. Después suelto una breve risita y me dirijo a Amaranth.

Mi jovial amigo, no olvidéis añadir en vuestra ronda el acostumbrado jarrete de leche con miel para esta, tu sosainas preferida.

Busco un lugar en el que sentarnos los cuatro. Lo más cercano al fuego o recogido en algún rincón sin riesgo de corrientes.

Me río ante la broma de Rachel y le guiño un ojo amistosamente a modo de alabanza por su broma.

-Yo tomaré una copa de vino-digo al tabernero- la cerveza es demasiado amarga para mi paladar.

- ¿Por donde deberíamos proseguir? Sugiero buscar a Salem o averiguar quien es DAB, puesto que Vidalt dijo que el nombre de nuestro contacto estaba en el pergamino.- susurro a mis compañeros

Hemos dado nuestra palabra al anciano, así que debemos cumplirla de la manera más eficaz.

 Por supuesto, lo mejor sería buscarlo, pero tampoco sería mala idea investigar en algún templo cercano. Estoy seguro de que por aquí sabrán decirnos algo, aunque sea una leyenda, o hasta podríamos atraer a más de nuestros atacantes para sonsacarles información. Sería un poco arriesgado, pero creo que vale la pena intentar.

El posadero vuelve y os sirve las bebidas de forma alineadas, a cada cuál la suya, con una sonrisa llena de caries e imperfecciones dentales. Se frota la mano en el delantal mientras, silbando, comienza a atender a un par de humanos que tienen toda la pinta de pertenecer al pueblo. Otro grupo de cuatro os observa desde una mesa situada a la derecha. El ambiente es agradable y distendido, sin ningún tipo de presencia extraña que altere la calma y quietud que se respiran.

Las bebidas se encuentran en su punto, no están demasiado buenas, pero pasan bien por su sabor.

- Bien, gracias, aquí tiene. -dijo Amaranth pagando las bebidas de sus compañeros y la suya propia.

El joven espadachín cogió su bebida e hizo ademán de señalarles a sus compañeros con la mirada la mesa de la derecha, donde había el grupo de cuatro que les observaba. Saboreó lo que pudo de su cerveza, no era demasiado buena, pero sin embargo no había probado muchas que fueran mejores. Sus piezas de oro no se lo permitían. Después, con tono animado, propuso:

- Bien, compañeros, ¿qué os parece si vamos a ésa mesa de ahí? -dijo señalando a la mesa más lejana a la de los cuatro de la derecha- Parece reconfortable.

Y, mientras la madera del establecimiento crujía a cada paso que daban él y sus compañeros, Amaranth les susurró en un inaudito suspiro:

- Así podremos decidir tranquilos nuestro siguiente paso.

Y, una vez estuvieran sentados, comentó la propuesta de Grellyn y Arsem:

- Me gusta la idea de templo. Buscamos un templo, ¿no? Pues tal y como dices, Arsem, un templo sería una decisión acertada.

Si vamos al templo y alertamos a nuestros enemigos... el Sol y la Espada... tal vez recupere lo que tanto ansío...

 -Calmate, Amaranth...-digo una vez sentada a la mesa, bebiendo mi vino a sorbos cortos

-¿Tengo que recordarte que en el pergamino decía que debíamos recordar: "Que son cuatro templos y que se encuentran al oeste de Ainster seguramente. Aun no lo sabemos con certeza."?-

digo modificando el tono de mi voz convirtiéndolo en un susurro solo audible por mis compañeros-

 Suponiendo que ese hombre tenga verdaderamente la edad que dice tener... Si Vidalt tiene verdaderamente más de 300 años supongo que deberiamos hacer caso de sus palabras y buscar a nuestro contacto antes de encaminarnos hacia la desgracia...

El nerviosismo e impaciencia de Amaranth por encaminarse a la aventura me abruman. Temo que seguirle ciegamente nos pueden acarrear problemas. Es la primera vez que lo veo así... y me preocupa.

 Hago mi bebida a un lado y la dejo sobre la mesa.Yo sólo deseaba comer algo...Pues yo no me refería a ese tipo de templos, sino a un altar o algo así. Tiene que haber uno por aquí.

Tomo asiento con un gemido quejumbroso. Al golpear a uno de los bribones me ha debido dar un tirón en la cadera, pues ahora me molesta, o quizá sea el cambio de clima. Tampoco suele hacerme bien el embarcarme en una tarea sin convicción alguna, pero si algo he aprendido es a mantenerme al lado de mis compañeros ya sople el viento a favor o en contra.

Me divierte la forma en que el anciano parece haber colgado una piñata sobre nuestras cabezas y nosotros, como chiquillos, nos esforzamos en tratar de alcanzarla con un simple palitroque...

Me mojo los labios en el preparado que me ha servido el mesero. Es justo lo que necesitaba: dulce y reconfortante. Un pequeño parche para cubrir el desaliento por tan mal comienzo en estas nuevas tierras.

Creo que deberíamos de ser muy cautos. Somos recién llegados y ya han tratado de matarnos. Según la tradición, aún nos falta un ardid de robo y otro de engaño. Vigilemos pues nuestro saco y nuestros pasos, repito, por muy sabio y bienintencionado que parezca nuestro mecenas.

Amaranth observó y escuchó atentamente todas las palabras de sus compañeros, intentando entrever entre ellas algún modo de que estuvieran todos de acuerdo. Sin embargo, fue algo que no supo hacer demasiado bien.

Debemos ir a cuatro templos... La piedra de los deseos... -Amaranth de golpe estuvo tremendamente pensativo, como si soñase despierto- Debo recuperar todo lo que perdí...

Amaranth volvió a dar un trago a su cerveza, y sin mirar a ninguno de sus compañeros en especial, susurró:

- Compañeros... ¿Qué más podemos hacer sinó hacer caso al anciano? Sin duda, poderoso es. -dijo señalando a Arsem, cuyas heridas habían desaparecido- Curó la herida de la pierna de Arsem en unas palabras, e hizo desaparecer los cuerpos de nuestros atacantes en un parpadear de ojos. ¿Por qué debería guiarnos hacia una trampa? Si quisiera hacernos daño, podría haberlo hecho en su momento, estábamos solos allí. Eso hace que me crea que lo que dice es cierto, mas no podemos seguir ningun otro camino, o... ¿Acaso sabes, Rachel, cómo podemos llegar a tu hogar?

Volvió a dar un trago a su cerveza. Poco a poco iba saboreándola.

- Creo que deberíamos ir a un templo del pueblo, y peguntar allí. No sabemos de qué tipo son los templos que deberíamos buscar, y tampoco sabemos dónde están. -hizo una pequeña pausa para beber otro trago- Así que yo propongo ir a algun templo, sin embargo no soy más importante que ninguno de vosotros, y vuestra aceptación es necesaria antes de realizar ningún paso.

Y volvió a dar un trago a la cerveza, mirando a sus compañeros para ver qué respondían.

- Oh, y por cierto, ¡posadero! -llamó el joven espadachín- Traiga pan y queso, comeremos algo. -él no tenía hambre, sin embargo, no le habían servido a Arsem lo que deseaba.

El posadero hace un breve ruido en señal de aprobación, mientras conversa con otro aldeano. Se mete un momento bajo la barra, donde saca algo de pan, queso, y una fuente de patatas, al parecer cocidas hace tiempo, que unta con mantequilla. Se acerca a vosotros con paso lento y coloca las fuente junto a cinco platos. Os mira un momento y sonríe...

Así que viajeros ¿no? Este no es un sitio más que de paso. Supongo que no pretenderán quedarse mucho tiempo por aquí. Suelta con voz alta.

 No, estamos de paso. Nuestro viaje nos lleva directo a... - Dudo unos segundos antes de comentar algo más.¿A dónde nos lleva? Sin decir otra palabra, comienzo mi goloso almuerzo, tomando patatas, queso, pan y todo cuando me llene el buche.

Amaranth, creo que ya has hablado por mí. Opino que debemos seguir.

 Miro algo asqueada el plato de patatas, aunque picoteo un poco de queso.

Continuo bebiendo a sorbos y quedandome absorta en mis pensamientos mientras miro el vino que me queda en la copa.

 -Tal vez un templo sea buena idea, aunque considero que deberiamos buscar en algun lugar más concurrido. ¿Que seguridad tenemos de que nuestro contacto visite el templo de ésta ciudad? Aunque ciertamente es un comienzo y tampoco se me ocurre ningún otro lugar

Dicho esto continuo mirando mi copa pensando en una posible alternativa y me llevo algunos trozos más de queso a la boca.

 Bueno, si no tenemos una mejor idea, ¿qué hacemos perdiendo el tiempo aquí? ¡Vamos allá! Me pongo de pie, siguiente mi espíritu aventurero, y entonces recalco en que no sé dónde queda nuestro destino. Bueno...¿por dónde es?

Observo el arranque de Arsem y la pereza me retumba en los músculos.

Mi primer destino me lleva a descansar en tierra firme y, a poder ser, en una buena cama. Después, ya veremos. Os recuerdo que lo mío no es vocación, sino obligación, y no tengo alma de aventurera incansable.

El posadero, por mera coincidencia o por oreja fina, os habla en voz alta desde la barra. Viajeros...¿pasarán aquí la noche? Si marchan hacia el este, lo mejor es descansar, pues aun quedan tres jornadas a pie hasta llegar a Lorbem. A no ser que vengan ustedes de allí. Sentencia con un ruido estrepitosamente asqueroso de garganta.