Partida Rol por web

Todo aquello que había pasado se resumía en una sola cosa. Testosterona, testosterona e intentar estar por encima de otra persona cuando no es su lugar, eso es lo que ha ocurrido. Orionus había presionado demasiado, y ahora habían perdido su apoyo como había destacado Homron, el cual estaba más que cabreado y con toda la razón. 

Isolda aún no entendía el proceder de ese grupo y de otros, en su orden solo se obedecía y se oraba, en el único momento en el que se mostraban sentimientos era en la lucha contra los brujos, momento en el que el fervor y devoción superaba a la inmensa mayoría de sus hermanas. Por esto continuó el viaje en silencio, hasta que Homron se dirigió a ella.

Asintió ante las órdenes de seguir detrás del viejo arbitres para continuar hacia la cúspide, buscando a la Familia Wolfe.

Al llegar allí no pudo evitar sorprenderse y quedarse bastante sorprendida. Un gruñido surgió de su garganta mientras mostraba los dientes en una amenaza velada a alguien invisible y, en ese momento, desenfundaba su revolver lista para destruír lo que hubiera, aunque no parecía haber nadie vivo salvo ellos. En ese momento, Chrom informó de que el señor estaba vivo.

Escuchó lo que decían y se quedó junto al arbitres- Si les vamos a seguir, tenemos que hacerlo ya. Cada segundo es importante -y era cierto. Si querían iniciar una persecución debían de hacerlo en ese instante- ¿Os imagináis el caos que habrá si a la rebelión de las bandas incluimos la ausencia de Gobierno? Tenemos que movernos, y rápido, así que curémosle o llevarlo a un lugar seguro y dejarlo.

El tecnosacerdote Arcturus se había inclinado también sobre el cuerpo de Wolfe cuando Urtzi indicó que aún estaba vivo. Era difícil distinguir algo, puesto que el costado sobre el que descansaba estaba completamente cubierto con la sangre que había formado un charco en el suelo, sin embargo Arcturus pudo indicar a Gianna que su spray no era necesario. No había heridas reales más allá de un golpe en la cabeza que le había hecho desmayarse.

Cuando el Arbites se preparó para inyectarle un estimulante no se opuso, pero hacía anotaciones como un narrador. - Dosis regular de estimulante. Sobre un sujeto inconsciente, ligeramente inefectivo. Se prevee una reanimación de entre un minuto como máximo y pocos segundos como mínimo. Posibles efectos secundarios: desorientación, migrañas y presión sanguínea irregular. Riesgo de debilitamiento del corazón en sujetos de avanzada edad. - esa última frase la dijo mirando directamente al Arbites, aunque, como siempre, su tono de voz y su rostro no cambiaron lo más mínimo.

Pasaron unos segundos desde que le inyectaran el estimulante hasta que Magnus Wolfe diera señales de movimiento. Comenzó agitándose en sueños, hasta que finalmente abrió los ojos respirando muy aceleradamente, al ritmo de alguien que acaba de terminar una larga carrera. Aunque no parecía tener fuerzas para levantarse del suelo, apenas se incorporó lo que pudo. Como había predicho Arcturus, miraba hacia vuestras caras como si estuviera confuso.

- ¿Quién? ¿Cómo? - finalmente miró directamente a Urtzi, a quien indudáblemente reconoció, abriendo mucho los ojos de sorpresa

- ¡Usted! -

Oriuonus poco pudo ayudar en el auxilio del señor Wolfe por eso, esa responsabilidad se la deja a sus compañeros. Continuo atento, de que nadie viniera sin que ellos se dieran cuenta.

Se movió un par de metros en las diferentes direcciones y volvía de nuevo al grupo así, haciendo patrulla en todas las direcciones que tenían acceso desde la ubicación del cadáver y el herido señor Wolfe.

Urtzi no se opuso al gesto del arbites al apartarlo para inyectarle algo al noble. Tampoco es que hubiese podido aunque se lo hubiese propuesto, pero realmente el adepto no podía hacer gran cosa por el señor Wolfe y el señor Homron parecía muy seguro de lo que hacía. Y así fue finalmente.

Magnus Wolfe despertó en el rango de tiempo determinado por el tecnosacerdote también siguiendo el cuadro de efectos secundarios señalados. -¡Señor Wolfe! Tranquilo, tranquilo.- Le dijo tratando de calmar al agitado noble. -Está a salvo.-  Añadió casi al instante dejando, ahora sí, una breve pausa para que esas palabras calasen en su mente y le permitiesen asimilar la situación con más calma. -Hemos podido llegar a tiempo. Ahora necesitamos ponerlo en un lugar a cubierto pero es imprescindible que nos cuente lo que ha ocurrido.- Continuó hablando dejando que el afectado se tomase su tiempo para restablecer el ritmo de su respiración. Aquella situación no era del todo desconocida para el adepto pues el mismo se había encontrado en una circunstancia similar de shock cuando aquel hereje le dio con un chorro de ácido. También sufrió algo parecido un poco antes de ese momento, cuando no pudo controlarse completamente y falló su primer disparo en misión. Ocurrió algo parecido en el tenso altercado con el Capitán McOwen aunque aquella vez tuvo más tino con su respuesta fisiológica. Se podría decir que Urtzi estaba acostumbrado a sufrir repentinos cambios de ritmo cardíaco, por ello era el que mejor podía asistir al señor Wolfe mientras éste se reponía de su forzado despertar.

Poco habia que pudiese hacer, por lo que mientras unos patrullaban y otros trataban de ayudar al señor Wolfe, me dediqué a tratar de detectar mas señales de vida en la zona. Con suerte, podriamos encontrar algún otro superviviente, o podriamos prepararnos para una emboscada si habia alguna.

Me concentré unos instantes en mi mente, y la abrí muy ligeramente a las energias de la disformidad, expandiendo mi mente y dandome nuevos sentidos, con los que detectaba la chispa de vida de todos los allí reunidos, incluida la debil de Wolfe, y la extraña chispa de Arcturus.

Me concentré unos instantes mas para detectar mas señales de vida hasta el alcance de mi mente.

Al principio sólamente detectas a todos vosotros alrededor, pero en seguida te das cuenta de que hay otra forma de vida en algún lugar de la planta superior.

Parece una forma de vida un poco más debil y pequeña que vosotros.

Tras concentrarme detecté una pequeña chispa vital...

- Detecto alguien en la planta de arriba... Parece debil, o pequeño. ... - Decia al grupo mientras alzaba la vista buscando como si pudiese ver a través del techo. - Podríamos ir a ver. Tal vez sea un superviviente, o esté herido. - Dije empuñando fuerte el arma.

Me acerco a Wolfe y llamo su atencion con un fuerte carraspeo- Disculpa la falta de ceremonia pero no hay tiempo que perder ¿Sabes quienes eran tus atacantes o por donde se han ido?- Por un momento he estado a punto de decir "os", pero no creo que el servidor que le acompañaba pueda ser calificado de persona. Esas cosas realmente me ponen los pelos de punta.

- Detecto alguien en la planta de arriba... Parece debil, o pequeño. ... - Decia al grupo mientras alzaba la vista buscando como si pudiese ver a través del techo. - Podríamos ir a ver. Tal vez sea un superviviente, o esté herido. -Dije empuñando fuerte el arma.

¿Solo uno?- Estoy extrañada, realmente seria nuestro dia de suerte si solo hubiese un ser dentro del edificio.- ¿Puedes detectar servidores o solo funciona con personas?

- No es que detecte personas... si no mas bien la chispa vital que emiten. - Le dije a Gianna volviendome hacia ella. - Y los servidores están vivos, aunque les quede muy poco de humanos. Podria darte detalles y hasta una conferencia de varias horas pero en resumen... Si está vivo y lo bastante cerca puedo detectarlo.

-Mejor que no use esa brujería en exceso -casi escupió esas palabras la sororita, pues parecía que se olvidaban de su presencia y usaban esos poderes peligrosos como si fuera lo más normal- A lo mejor podrías preguntar al Señor Wolfe si hay alguien más arriba, o si lo había en el momento del ataque, puede que nos facilite las cosas.

Isolda se mantenía atenta a las circustancias y con el revolver desenfundado, esperando tener que usarlo en cualquier momento.

Gianna - Disculpa la falta de ceremonia pero no hay tiempo que perder ¿Sabes quienes eran tus atacantes o por donde se han ido? -

Magnus Wolfe seguía mirando hacia vosotros como desorientado, pero sacó fuerzas para hablar.

- Mi hijo... apareció como loco, con el control de los servidores. Balbuceó que se había acabado el tiempo, que era su destino, que evitaría algo terrible para todos, y para su linaje... -

Se quedó callado, respirando, y aún mirando a su alrededor

- Mi nieta - comenzó con una voz débil, pero después gritó - Mi Nieta, ¡¡Atrella!! - comenzó a agitarse, intentando incorporarse, pero no era capaz.

Nieta, ¡¡Atrella!! - comenzó a agitarse, intentando incorporarse, pero no era capaz.

 Si, recuerdo que vi a una niña pequeña jugando por la zona antes de que entrasemos en la mansion para entrevistarnos con Magnus, debe ser ella. -Esa debe ser la fuerza pequeña que has detectado- Le digo a Taikel.

A saber lo que planea el tarado ese ¿Sacrificarla? ¿Matarla a secas? ¿Algo peor? Si es la nieta de Magnus es la hija de Ignatius, a no ser que haya mas parentela de la que no he oido hablar. En cualquier caso es su familia ¿Que clase de persona le haria algo a su hija o su sobrina? Porque esa chorrada de que va a evitarle algo terrible a su linaje no me lo trago, ese imbecil esta loco. No hay mas que ver lo que le ha hecho a su propio padre.

Me dirijo al resto- Sea lo que sea lo que planea Ignatius esta relacionado con la niña, si la tenemos bajo nuestra custodia le impediremos sus planes. Creo que sera mejor moverse rapido y ponerla a salvo.

- Señor, nos ocuparemos de su nieta - dijo el arbites secamente nada más escuchar que había una niña en peligro.

El psíquico ya les había dicho dónde estaba y ahora quizás el tiempo fuera la clave. Si hubiera depositado más confianza en la habilidades disformes, le había extrañado que Taikel no sintiera enemigo alguno o más formas de vida, servidores incluso; pero el viejo no confiaba más que en lo que sus años de trabajo en el arbites le habían enseñado. Sabía lo que era que sus enemigos se escondieran y que tendieran emboscadas. Sólo eso sabía y sería suficiente.

- Vamos arriba a por la niña - dijo volviéndose hacia el equipo de acólitos - vamos por Atrella - repitió esta vez dirigiéndose hacia Magnus con intención de tranquilizar al noble.

El arbites dudó por segundo si debía destacar un centinela y dejarlo con el Lord, era posible que Ignatius decidiera rematar su trabajo, pero no quería perder a ninguno de sus efectivos si se encontraba con Ignatius y con una pléyade de servidores. Además lo más probable es que el corrupto creyera que Magnus estaba muerto o lo habría rematado ya. No obstante, el arbites no dejaría ningún cabo suelto.

- Señor ¿estaís armado?

El arbites suponía que el señor Wolfe estaría desarmado, pero con los nobles y su exhorbitantemente caras extravagancias nunca se sabía, el viejo había llegado a ver anillos-láser, bastones-estilete e incluso monóculos artillados. Pensaba entregar al noble una de las pistolas láser que llevaba, la que funcionaba - a fin de cuentas es vuestra Lord Wolfe - pensó el viejo, que la había recogido de la guarida del tecnoadepto oscuro y éste las recibía robadas de los almacenes Wolfe.

Le dejaría más tarde uno de los cargadores cuando estuvieran a punto de irse. Nunca se sabía quien te va acabar disparando por la espalda y con uno sólo sería suficiente para defenderse y ellos oirían el crujido del láser* y sabrían que había problemas. El viejo aún tenía clavada la sospecha de la duda sobre la implicación de Magnus en la trama, aunque encontrarle medio inconsciente pareciera apuntarle como víctima y no como un cerebro criminal. Aunque el arbites, desconfiado, como acostumbraba pensó - Siempre y cuando no se tratara de un golpe de mano dentro de la organización.

Isolda alzó la vista hacia el techo, como si pudiera ver a esa niña siendo sacrificada en uno de esos ritos herejes para los infames seres de la disformidad- Movámonos, ya -dijo sin más, esperando que ese grupo se pusiera en marcha- no podemos seguir mirando las musarañas cuando hay que capturar a un hereje capaz de masacrar a su propia familia. Ya no se necesitan pruebas. Acabemos con esto.

Y era verdad, el mismo señor Wolfe acababa de acusar de herejía y traición a su hijo ante una Sororita, y ésta cumpliría con su sagrado deber o moriría en el intento.

- Mi nieta - comenzó con una voz débil, pero después gritó - Mi Nieta, ¡¡Atrella!!

Si, la "señal" que detectaba podria coincidir con la de una persona joven o una niña. 

- Solo siento una "señal". - informé al arbites. - Nadie mas vivo allá arriba. Eso no quita que pueda haber automatas vigilando, torretas, o algo así. La única manera que conozco en que un ser vivo pueda burlar esta habilidad es implantandose un bloqueador psíquico. Y eso tan solo suelen hacerlo gente que espera enfrentarse a un psíquico. - Le expliqué. Intuia que no confiaba demasiado en mis habilidades. Suponia que cuando estas crecieran y fuesen mas útiles para el grupo, confiaria mas.

De todos modos empuñé mi arma y comprobando por enésima vez el cargador listo, me dispuse a seguir al Arbites en la formación que empezaba a ser habitual.

Urtzi no podía ocultar su sorpresa al escuchar lo que les reveló el noble. "¡¿Una niña?!" Pensó horrorizado por las posibilidades de lo que podría ocurrir a la nieta del señor Wolfe si no lograban detener al demente de su hijo. Una cosa era tratar de asimilar el hecho de arrebatar la vida de alguien que atenta contra la tuya, pero el adepto no estaba seguro de que su mente pudiese soportar la pérdida de una vida inocente por verse envuelta en un conflicto del que no forma parte. -¡Tenemos que poner a salvo a esa niña, Hieronymus!- Su estado no le permitió ver su falta hasta unos segundos después. -Quiero decir... señor Homron. Ella no tiene culpa de la locura del señor Ignace.- Le instó una vez más ahora sí con el debido comportamiento educado que se esperaba de un adepto del Administratum. 

La situación general se estaba volviendo demasiado tensa para lo que Urtzi podía soportar así que se centró en hacer lo que estaba en su mano por ayudar. -Deje que le ayude a incorporarse, señor Wolfe. Tampoco podemos permitir que usted muera.- Le dijo al noble tratando de parecer todo lo calmado y seguro que fuera posible, lo cual era bastante difícil después del breve arrebato y del ligero temblor que invadía su cuerpo. Pero debían actuar rápidamente para detener de una vez por todas la locura que se había apoderado de esta casa. 

Heinrich asiente ante las palabras de sus compañeros.

-Vamonos, quiza la pequeña corra peligro o quiza este en shock. 

Mira el heroico esfuerzo de Urtzi y esboza media sonrisa.

-Parece que tenemos una nueva mascota.