Partida Rol por web

- Tranquila hermana, el rastro no está aqui - susurró el arbites a la hermana, pues bien sabía él el origen de aquel incendio - quizás no se haya enfriado tanto - añadió, si bien con escasa confianza.

- Agentes India y Hotel, son los especialista en rastros, guíenos* - dijo el agente en voz más alta. Esperaba que Heinrich e Isolda pudieran mostrarles el agujero por el que salió el supervisor.

Una vez que los guardias se alejaron, el arbites extrajo el subfusil que le había entregado limpio el tecnoadepto y le colocó un cargador nuevo de munición sólida normal. Tiró un par de veces de la palanca de armado para comprobar que se movía con libertad y soltó un gruñido cuando aún goteó algo de asqueroso líquido articular blanquecino del servidor.

Hecho esto comprobó el silenciador y el selector personalizado de munición y demás piezas del Agripina III y acarició la gastada culata. El rifle automático le había respondido bien hasta ahora y no iba a dejar de utilizarlo tan pronto, al menos no hasta encontrar un armero en condiciones pudiera arreglar los subfusiles que Arcturus no había podido arreglar.

Urtzi se llevó el antebrazo para cubrir su nariz y boca a la vez que contenía una arcada al ver y, sobre todo, oler el amasijo de carne y metal que formaban lo que hace unas horas eran servidores. Notó como la bilis se abría paso por su tracto digestivo a pesar de sus esfuerzos para dejarle un sabor amargo en la boca. -Por la gracia del Omnissiah...- Murmuró con la manga de su túnica todavía cubriendo sus vías respiratorias. No podía imaginarse lo encarnizado que tuvo que ser el combate para llegar hasta ese extremo de violencia. Si ver a la Hermana Isolda con un miembro amputado había conmocionado al adepto, aquella desagradable visión estaba poniendo a prueba su fuerza de voluntad.

"Eres un acólito de la Inquisición... Eres el instrumento del Emperador para llegar allí donde otros no pueden..." Repitió mentalmente. Aquel mantra le había ayudado en más de una ocasión en que se encontraba en una situación que lo ponía a prueba. Y algo en su mente le decidió dejar aquel recurso a mano porque llegó a la conclusión de que pronto lo necesitaría otra vez... Tan solo esperaba que funcionase igual que lo estaba haciendo ahora. -Señor Homron.- Dijo ya repuesto y retirando su antebrazo del rostro para hablar con claridad. -Deberíamos darnos prisa por avanzar. No creo que tarden mucho en darse cuenta de su error... Concretamente el tiempo que les lleve presentarse al equipo de investigación original.- Comentó en voz baja por precaución. -Quizás podamos entrar en el conducto del que nos habló antes de nada y luego buscar el rastro. Para no estar a la vista si los guardias vuelven a aparecer, quiero decir.- Propuso con cierto nerviosismo en la voz. Ahora mismo se encontraban en una situación a contrarreloj y, a pesar de la emoción, aquello le provocaba cierta ansiedad.

Después de que el guardia volviera a su puesto el grupo pudo moverse con libertad. Con Heinrich a la cabeza guiándoles por el camino llegaron a la pared que ocultaba el estrecho recodo que habían seguido los servidores cargados con el arcón.

Al final del mismo había una pequeña plaza, con un gran agujero en el centro, tan profundo que no se ve el fondo, y adornado con elementos mecánicos y un pequeño dispositivo que podía parecer un cogitador. Allí fue donde Isolda presenció a los servidores llamar a una plataforma, situar el arcón que contenía las armas sobre ella y enviarla de nuevo hacia el fondo, y por donde el supervisor fue arrojado durante su combate.

Alrededor había un gran charco de sangre, prueba del lugar donde antesyacía Isolda al borde de la muerte, y los cuerpos inmóviles de los otros dos servidores de combate, decapitados y con ambos brazos amputados, tal y como el grupo los abandonó...

Urtzi caminaba todavía tenso pero firme ante las pequeña masacre que sus compañeros acólitos habían causado con los servidores de aquel almacén. De vez en cuando notaba un reflujo ácido que subía por su esófago, pero hacía lo posible por ignorar el desagradable efecto de la respuesta de sus sistema digestivo al estrés emocional al que estaba sometido. Una mirada fugaz fue del enorme charco de sangre hacia Isolda para luego perderse en un lugar indeterminado de la estancia. Por el relato que les habían contado, ahí es donde la Hermana de Batalla debió ser abatida.

Pero enseguida se centró en su tarea y decidió tomar la iniciativa para demostrar que todavía era un miembro válido del grupo. -Con su permiso, tecnosacerdote.- Dijo con una ligera inclinación. Toda su vida había trabajado al servicio de magos de Marte y sentía un respeto inculcado hacia todos los miembros del Mechanicus. 

Así que el adepto se adelantó para alcanzar el panel de control de la plataforma. Reconoció enseguida el modelo del panel. Este tipo de tecnología era algo genérico en instalaciones imperiales, incluso en lugares menos prósperos o bulliciosos que una ciudad colmena. La tecnología a la que tenía acceso la humanidad no era más que sistemas recuperados y fácilmente replicables al igual que compatibles con un amplio espectro de dispositivos. Tan solo las élites o los mismos Magos, así como las legiones astartes y el Astra Militarum, disponían de tecnología realmente avanzada. Aunque Urtzi sabía que, pese a su singularidad, no eran ni la sombra de lo que el Imperio pudo alcanzar... De modo que aquel simple aparato no opuso mucha resistencia a la manipulación del adepto a la hora de llamar a la plataforma por la que debían seguir el rastro. -Creo que ya está.- Dijo sonriente y visiblemente más relajado. Haber podido evadirse brevemente con el sencillo manejo del panel de control le sirvió para disipar algunos temores incipientes que seguramente no tardarían en volver.

Esperé impaciente, tratando de dar un aspecto mas duro de lo que era mientras la plataforma venia. De vez en cuando echaba una mirada al lugar donde habia intentado sanar a la Hermana de batalla, con escaso exito. Si bien no habia podido hacer mucho, habia evitado que muriera desangrada. 

Isolda guió al grupo al lugar donde había desaparecido el supervisor, y ese lugar le causó un estremecimiento, pues podía ver el lugar en el que casi muere de no ser por los demás- Primero bajaron los servidores con la carga -explicó- luego, al verme, uno de los servidores protegió al supervisor, pero en cuanto abatí al otro servidor, el que lo protegía lo lanzó por el agujero. Si cayó en la plataforma o se mató, lo desconozco.

Cuando vio a Chrom manipular el cogitador, no pudo evitar tensarse. ¿Era el control de la plataforma? ¿Subiría o habría alterado a alguien de abajo?- Espero que no hayamos alertado a alguien que pueda estar abajo al activarla de buenas a primeras -comentó la sororita a sus compañeros.

Tras activar el cogitador un lejano zumbido comenzó a sonar desde las profundidades del foso, y por momentos parecía cobrar más fuerza. Finalmente, tras varios minutos, y cuando pensábais que el ruido comenzaba a sonar en mitad de la silenciosa noche con la fuerza de mil demonios, el ruido prácticamente cesó, y en unos instantes, con lentitud, comenzó a asomar la plataforma.

Sobre ella se encontraban el arcón y el supervisor, o al menos su cadaver, con el cráneo abierto y varios huesos rotos al caer, provocando que el arcón y la plataforma estuvieran ahora cubiertos de sangre coagulada.

Esperaba que no fuese muy dificil encontrar al supervisor, pero no me esperaba ver aparecer su cadaver en la plataforma junto al arcón que suponiamos, se habia llevado. 

- Eso ha sido suerte. - Comenté. Tanto buena para ahorrarnos una fatigosa tarea de buscar, como mala para él caer de ese modo. Por lo menos no habria sufrido mucho. O si, quien sabia. No tenia muy claro que hacer, por lo que decidí seguir aparentando ser un aguerrido guardia personal escolta de ese extraño grupo de gente. - Parece que lo mató. - Le comenté a la Hermana. 

¿Suerte? -Contengo un bufido, en al medida de lo posible prefiero no cabrear a un psiquico.- Si no encontramos informacion abajo, estamos en un callejon sin salida.-Me incluyo por pura cortesia ya que dudo que yo vaya a encontrar gran cosa. Probablemente el viejo, mas habituado a estas cosas, sepa que es lo que hay que buscar. De momento parece competente, aunque tampoco tengo muy claro hasta que punto su trabajo era realizar investigaciones y no limitarse a ejecutar delincuentes. Yo por mi parte, antes de entrar en la guardia, me cuidaba mucho de estar mas tiempo del imprescindible cerca de cualquiera con licencia para pegarme un tiro sin tener que responder muchas preguntas, asi que poco se del trabajo real de un arbitres.
Je... Tiene gracia que ahora trabaje para la inquisicion, donde ahora lucho codo con codo con un arbitres, una hermana... E incluso un asesino o un psiquico. Todos ellos (salvo Urtzi y el otro guardia, Heinrich) personas a las que antes de entrar aqui habria evitado. Desde luego, la vida que me ha dado el emperador, tiene algunos giros realmente extraños.

Apago el cigarro y me lo guardo para mas adelante. Aqui el trabajo ya estaba hecho asi que suponia que no habria pelea. Mas abajo creo que nadie tiene ni idea de lo que hay, por lo que no quiero que la brasa del cigarro delate mi posicion. Prefiero que sea otro el que atraiga los disparos si puede ser.

Orionus escucho como relataba la refriega entre los servidores, supervisor e Isolda. Cuando termino comento Orionus en el grupo y vio el cadáver del supervisor "Isolda dices que uno de los servidores protegió al supervisor, pero en cuanto fue abatido al otro servidor, el que lo protegía lo lanzó por el agujero" "esa reacción me hace sospechar que los servidores estaban programados por el supervisor o el cerebro de la organización para asesinar al supervisor aunque también pueda sonar un suicidio por un segundo para tapar pistas en la investigación cuando fuera descubierto el tráfico de armas".

En el momento que no hubiera nadie cerca de los cuerpos de seguridad dijo "puede sonar macabro pero esa cabeza puede contener información muy valiosa para la misión". Orionus puso su mano encima de la empuñadura de su espada mientras mantenía una posición pensativa. "compañeros comprobar que no hay cámaras de seguridad".

A pesar de haber presenciado ya escenas particularmente truculentas, Urtzi no pudo evitar llevarse una mano a la boca en un gesto afligido por la visión del particularmente sangriento resultado de la caída del supervisor por aquel conducto. De nuevo un reflujo ácido subía por su esófago amenazando con traer consigo el resto del contenido de su estómago pero, una vez más, el adepto luchó contra la repuesta biológica de su aparato digestivo.

Pronto se recompuso para responder a las conclusiones de Orionus. -Desde luego es una teoría interesante y bastante plausible, señor Boulder.- Coincide con el asesino hablándole de modo educado. -Aunque no sé cómo pretende extraer la información de la cabeza de un cadáver... A no ser que tenga alguna clase de implante corticoidal o sea un autómata...- Añade mientras se acerca un poco rodeando el cuerpo para tener una mejor perspectiva del cráneo. -Creo que lo más prudente será bajar e investigar ahí tanto el contenido de la caja como el cuerpo del supervisor y las pistas que puedan haber ahí abajo.- Dijo finalmente sin lanzarse a comprobar si el supervisor realmente disponía de una clase de implante tan prohibitiva... No pudo evitar relacionar la idea de los servidores de la residencia de los Wolfe al pensar en esa clase de tecnología en un supervisor de almacén.

Ante la teoria de Boulder, Heinrich niega con la cabeza, si el superior del supervisor no quisiera que se le siguiera la pista, el servidor no le hubiera tirado a una plataforma oculta, le hubiera ejecutado en el callejon de manera que no hubiera pistas que descubrieran la plataforma y el nivel oculto a la que esta llevaba. Evidentemente el servidor le habia lanzado en un torpe intento de salvarle del peligro. La lobotomizada mente del cyborg cumplia ordenes simples y no tenia en consideracion las posibles repercusiones sobre la seguridad de lanzar un cuerpo humano por un hueco a un par de metros de altura.

-Veamos a donde nos lleva esta plataforma...el supervisor estaba transportando armas, y si el no era el maximo responsable del negocio, el que lo sea echara este envio en falta y probablemente envie a alguien a buscarlo...o venga en persona.

Dice Heinrich, mas acostumbrado a ver cadaveres que la mayoria de sus compañeros. Se acerca al cadaver y lo examina, intentando encontrar algo que sea relevante, alguna marca, identificacion o quiza una nota que ponga "Hola, soy el hijo del mandamas y estoy traficando con armas"

Orionus se acerco a la plataforma y examino la cabeza del supervisor.

¿Y no puede el -digo señalando al psiquico- meterse en su cabeza o algo? 

El asesino parecía tener una inusitada parsimonia a pesar de estar en una situación nada estable. Habían accedido hasta ese lugar por puro azar y era cuestión de tiempo que los verdaderos investigadores llegasen hasta el lugar del conflicto. -Insisto en que deberíamos bajar antes de que llegue la patrulla destinada al reconocimiento de esta zona.- Dijo tratando de ocultar cierta ansiedad. Cada segundo que pasaban allí aumentaba las posibilidades de iniciar un enfrentamiento con las fuerzas locales. Y todavía no tenían sus acreditaciones.

Urtzi caminó hasta colocarse sobre la plataforma junto al panel de control que la haría descender nuevamente. -Después podremos barajar las diferentes posibilidades para obtener la información necesaria. Ahora deberíamos asegurar lo que ya tenemos y no arriesgarnos a ser descubiertos.- Respondió a la idea de Gianna. Sin duda era otra posibilidad perfectamente plausible. Pero el adepto sabía que se necesitaba una clase de aptitudes psíquicas muy concretas para realizar ese tipo de tarea. Aunque bien era cierto que el psíquico autorizado del grupo todavía no se había manifestado al respecto. Sin más demora, accedió al menú de funciones para hacer descender la plataforma en cuanto todos se hubiesen subido a ella.

Miré extrañado a la guardia. 

- Ningun Evo, por poderoso que sea, es capaz de meterse en la mente de un cuerpo sin vida... Simplemente no tiene mente. - Le respondí algo confuso. Seria interesante revivir su cerebro y comprovar si algun telepata pudiera penetrar... pero probablemente se volveria mas loco de lo que ya está. 

El Archivista tenia algo de razón en que deberiamos de salir pronto de ahi, por lo que me subí a la plataforma junto a él. 

Me encojo de hombros. Yo de esos temas no tengo ni idea y, en realidad, tampoco quiero tenerla. Es algo que me pone los pelos de punta, aunque siempre es bueno saber que si me vuelo la cabeza no podra leerme la mente.- Urtzi tiene razon, sera mejor que nos demos vidilla.