Partida Rol por web

Estamos en un Caluroso mes de agosto de 1989.   Nos encontramos en América, un país que comenzaba a tener avances tecnológicos e informaticos

 importantes.

Pero nosotros nos vamos a centrar en un punto de la ciudad.

Nuestras cámaras enfocan ahora  un museo El Muse COWEL, este se encuentra detrás de la avenida Lincoln, un edificio viejo de tres plantas dedicado a objetos curiosos y a las antiguas tribus indias, casi esterminados en tiempo record por los Yankis.

Es de noche, las cámaras enfocan a un vigilante haciendo la ronda, es tan alto como obeso, está sudando y le cuesta respirar tras subir las escaleras hasta el segundo piso.

Escucha algo, nuestra cámaras hacen un zoom ampliando el lugar. Las luces parpadean y se apagan en el mismo instante que el vigilante pega un grito aterrador.

(...)

( A la mañana siguiente)

Nuestros personajes hacen su rutina en la nueva empresa.

¿Que estáis haciendo, antes que suene el Teléfono?

Tomás como todas la mañanas toma un café en su escritorio mientras busca un artículo o noticia llamativa sobre algún suceso extraordinario y de ahí sacar algún trabajo para la compañía.

Me despierto en la cama, con algo de resaca, y miro a mi alrededor. No estoy en mi piso, sino en una pequeña habitación que hay en el edificio donde tenemos nuestro negocio. Aquí paso algunas noches si no me da por irme a mi casa. Una joven duerme a mi lado. La estancia huele a sexo mezclado con sudor y alcohol. Toda la ropa está desparramada por los alrededores, tirada por el suelo, armario, lámpara... Me levanto sin hacer mucho ruido y voy al pequeño cuarto de baño que hay a un lado. Depsués de mear y de lavarme la cara, empiezo a recoger mi ropa y vestirme, aunque me cuesta bastante. La joven emite un quejido y se da la vuelta en la cama para abrazarme, pero yo ya no estoy ahí, por lo que abre los ojos y me busca con la mirada. No recuerdo quién es, ni dónde la conocí, ni cómo llegamos aquí, ni siquiera su nombre...

-"Buenos días... como te llames. Espero que no te importe, pero tengo trabajo, debo de irme. En cuanto te despereces, vístete y sal por la puerta de atrás, la que hay al final del pasillo. Ha sido maravilloso conocerte y nunca lo olvidaré, pero ahora tengo trabajo... ¡Ha sido fascinante, sí! Ya te llamaré, chao."

Dicho aquello, con todo el amor que pude meterle, salí de la habitación y me dirigí al centro de operaciones.

Harold se levanto temprano en su lujoso apartamento cercano a la empresa. A penas había podido dormir esa noche, pesadillas en las que se reían de ellos, y les tomaban el pelo. No les había ido del todo mal hasta la fecha, pero en muchos ambientes lo de trabajar como "caza fantasmas" no era tomado en serio. Se levanto antes de que amaneciese, se ducho y tras desayunar, bajo al portal, donde saludo al viejo portero, y ya en la calle compro un par de periódicos. Luego cruzo y en un instante estaba en la empresa. Era muy pronto, así que encendió las luces, y se dirigió a su despacho, donde se preparó otro café y se puso a hojear las noticias.

Al poco rato llegó Tomás, y se puso a buscar alguna noticia que les fuera de utilidad, algún contrato. Así que Harold se levanto y fue hasta su escritorio para hablar un rato.-¡Buenos días Tomás! A ver si encontramos algún caso que merezca la pena. Llevamos una mala racha en la que solo nos han salido casos  menores, así no vamos a llegar muy lejos. Necesitamos un golpe de suerte.-Un rato más tarde llegó Peter, con el aspecto de haber pasado un fin de semana por todo lo alto. Le ofrecí café que acababa de hacer, y le dije:-Hola Peter, espero que se te pase pronto el dolor de cabeza. Aquí estamos a la búsqueda de un buen caso, que nos aporte dinero y fama, a ver si terminamos de despegar de una vez, y comienzan a tomarnos en serio.-Y me dispuse a terminar mi tercer café de la mañana, charlando con mis compañeros.

Al entrar en la oficina vi a Tomás y a Harold tomando café. Gustoso le cogí la taza que me ofrecía y me puse al lado de Tomás, despanzurrándome en la silla. Miré por la mesa por si mi compañero tenía alguna tostada o algún donuts, para arrebatárselo, pero no vi nada, así que suspiré.

-"Buenos días chicos. ¿De qué dolor de cabeza hablas, Harold? Estoy fresco como una lechuga." Dije sonriendo y pasándome la mano por los pelos despeinados, echándolos hacia atrás. "Tampoco nos va tan mal, ¿no? ¿Qué lees Tomás?"

( Por la mañana, en la empresa)

Nuestra cámara  capta el momento y la escena en la que están Peter, Harold y tomas.

Un camión pasa cerca, el reflejo del sol en sus cristales Se filtran unos breves segundos tras vuestras ventanas del viejo edificio.

Unas sombras deformes aparecen unos instantes causadas por ese reflejo. En el momento justo que se lee una noticia curiosa en el período.

<<<. SUCESO EN EL MUSEO COWEL   >>>

"Un vigilante del museo ha sido golpeado en esta madruga por unos bándalos que entraron en el museo con la intención de hacer gamberradas..."

En ese momento suena el TLF de la empresa.

hacia tiempo que ese " dulce " sonido no irrumpía en vuestras vidas.

Cuando estábamos hablando comienzó  a sonar el teléfono. Así que Harold lo cogió para ver quien podía  ser, tal vez un cliente:-¡Buenos días! ¿Quién es y en que podemos ayudarle?-Y espero con cierta ansiedad a ver de que se podía tratar.

Consultó su podómetro con curiosidad - 6726 mts, 26min 37 seg, 13.76 km/h -  Bien! su objetivo de bajar esos 4800 gramos de sobra ya empezaba a dar sus frutos cuando divisó el neón un poco mas adelante en la acera - Paranormal Company - anunciaba con latidos violeta su famoso logotipo con letras egipcias simulando un jeroglífico, fue idea suya ya que opinaba que el misterio y la curiosidad inherente atraerían mas clientes.

Giró a la derecha y sin dejar de correr entró en tromba por el pasillo en dirección a la oficina donde suponía que sus perezosos compañeros estarían disfrutando del café matinal cuando oyó sonar el teléfono y se abalanzó a la puerta con la intención de ser la primera en cogerlo.

Abrió la puerta justo en el momento que oía a Harold  -¡Buenos días! ¿Quién es y en que podemos ayudarle? 

Se frenó en secó tropezando con la silla de Tomás, una batería de gotas de sudor salió disparada de su cara dispersándose por la sala golpeando a Tomás, Peter y Harold de forma indiscriminada.

-Hola...chicos, hay...faena?- dijo jadeando ansiosamente mientras recuperaba el aliento y el equilibrio y se secaba la cara con la parte superior de la sudadera.

Arturo se despierta con un libro entre manos, activa un boton bajo su mesa de luz para que las persianas se abran lentamente, su pareja le habia dejado un nota en la mesa de centro, una sonrisa cruza su cara, con una taza de café y aun sin ropa le da una mirada a la ciudad antes de irse a su trabajo.

Las mañanas en el laboratorio de la empresa siempre son interesantes, con su mono  y gafas de proteccion se encuentra tratando de separar las sustancias de un tipo de fantasmas de rango menor. cunado el proceso esta apunto de finalizar, y va minuciosamente trasladando el vial, un sonido leve molesta en su cabeza, olvidó las orejeras. Derrama accidentalmente gran parte de la sustancia en el lavabo. Ordena rapidamente, y se dirije afuera donde sus colegas.

Con el mono a medio quitar, una voz bastante exitada,  pero torpemente susurrante.

Quien es Harold?, qué ha sucedido ahora, mas fantasmas?, más fantasmas cierto?

Aquel sonido telefónico interrumpe la lectura de Tomás —¿un trabajo? —piensa, luego dice:— Ya era hora — y vuelve a meter los ojos en el periódico. 

En un momento todo cambió. Tras la repentina llamada, hicieron acto de presencia el resto del grupo: Arturo y Sacha. Cada vez que los miraba veía a una futura pareja. Sonreí para mi y miré a Arturo.

-"Buenos días compañero. ¿Ya estabas liado en el laboratorio?" Le dije.

Volviendo mi mirada a Sacha, la única mujer del grupo, la hice una reverencia.

-"Buenos días mi preciada compañera. Estás tan bella como siempre." La dije mientras miraba de reojo a Arturo y le guiñaba un ojo.

Los dos hacían muy buena pareja juntos, siempre se lo decía a ambos, pero al parecer no se atrevían a dar el paso.

( Tras descolgar, una respiración forzada se escucha tras el teléfono la cámara enfoca el momento que Harold coge el TLF )

<<< Una voz con una R pronunciada suena tras el teléfono. >>

~ Soy Rachis diRector del museo COWEL. ,-- se escucha ruido de manejos de papeles -- No sé si han visto el peRiódico está mañana, -- Pausa larga-- es poR lo sucedido con nuestRo vigilante-- parece que duda unos segundos-- PodRian VeniR al museo, y les explico mejoR en peRsona, tal vez tenga un tRabajo para ustedes.

<< Se hace el silencio, espera vuestra respuesta, se le escucha respirar>>

Tras escuchar las palabras del director del museo COWEL, Harold no duda en contestarle. -¡Buenos días señor Rachis! Mi nombre es Harold, y efectivamente acababa de leer en el periódico el suceso en su museo. En un rato iremos al museo para hablar con usted y que nos cuente los detalles del trabajo.-Bueno parecía que podían estar frente a un caso, a ver los detalles, pero esto al menos les sacaría del aburrimiento de estas últimas semanas de inactividad, y les aportaría algo de dinero.-Tenemos que ir al museo COWEL, es posible que tengamos un trabajo, relacionado con los extraños sucesos de esta noche, no creo que el vigilante fuera atacado por un grupo de vándalos. Recojamos nuestras cosas y pongámonos en marcha. Todos al coche en 5 minutos.-Y fue a por su libreta e instrumentos de trabajo. Tal vez había cambiado su suerte y pon fin habían logrado romper la mala racha.

Arturo entró justo después de ella a tiempo para oir a Harold dando instrucciones para un posible trabajo en el museo Cowel, así que se fue a su taquilla a coger sus cosas, luego se duchó y puso ropa seca y tras coger sus instrumentos de trabajo (péndulo de radiestesia, tarot de venecia, grabadora, multisensor, etc) se lo puso todo a la espalda en su mochila y se encaminó al garaje donde tenían su furgona.

Llegó cuando ya estaba el motor en marcha y a punto de salir.

Ya sé chicos, pero no creo que quisierais a una hiena olorosa aquí dentro con vosotros - dijo a modo de disculpa.

Parecía que la llamada era para darnos trabajo, viendo la cara de contento de Harold. ¡Hasta se le empañaron las gafas de la emoción! Después lo confirmó, chillándonos que nos diéramos prisa en tener todo listo. Salimos todos corriendo a la sala donde estaban los trajes especiales y las trampas cazafantasmas. Había que ir preparados para lo que surgiera. También había cepos tridimensionales, cajas receptoras de plasma fantasmal, aperitivos para entidades paranormales, ¡teníamos de todo! Yo me puse el traje encima de mi ropa y enganché mi trabuco acabadetodo de plasmapaleoespacial. Una vez estuvimos todos listos, salimos corriendo hacia el coche, que en vez de un coche parecía una tanqueta de todo lo que llevaba. Yo era el que conducía, así que arranqué e iba a acelerar al máximo cuando vi por el espejo retrovisor que éramos cuatro en el coche. ¡Faltaba Sacha! Frené de golpe y esperé a que viniera. Mis compañeros gruñían, pero a mi me hacía bastante gracia.

El tráfico era atroz a esa hora de la mañana, al llegar a la vía principal la cosa no mejoro.

La cámara enfoca como los ciclistas adelantan a los coches.

Y como un niño señala vuestro coche mientras toma su helado y la madre le riñe .

Por fin se llega al edificio del museo. Un edificio viejo de tres plantas.

Está la puerta principal y al lado la de los despachos.

 Está la puerta entre abierta y se  sube unas escaleras muy inclinadas y unos escalones altos.

Al final hay una puerta de cristal donde pone Rachis diRector.

Un trabajo era lo que se necesitaba para espantar el estrés, luego de la llamada nos preparamos y nos pusimos en marcha. Tomás cargó su libreta de apuntes siempre era bueno tomar notas para el diario de los casos, tenía pensado escribir un libro que le sirviera a la compañía para ganar notoriedad más allá de casos locales.

Entra con decisión al despacho del director y le saluda.-Buenos días señor Rachi, en que podemos ayudarte?-. Y espera tranquilo las explicaciones del director.

Cuando estuvimos todos en el coche, arranqué y fuimos al museo. El olor a champú y a perfume se hacía de notar en el interior del vehículo. Miré por el retrovisor a mis compañeros de atrás, concretamente a Sacha y a Arturo. Quería ver la cara de los dos al estar tan pegados, jejejeje. Al cabo de tres horas llegamos al museo, ¡maldito tráfico de la mañana! Salimos y entramos con todo el equipo a cuestas. Nos dirigimos directamente a los despachos, siguiendo las indicaciones. Harold iba el primero, parecía que le habían metido un chute de adrenalina. Cuando llegamos al despacho del director, el joven impulsivo ni siquiera llamó a la puerta y entró en tromba. Yo entré detrás y golpeé con fuerza el marco, aunque estaba claro que el director ya se habría dado cuenta de nuestra llegada.

-"Pom, pom, pom. ¿Se puede?" Dije alegremente.