Partida Rol por web

Borzos se rió.

-¿De tí, mierdecilla? No, no me gusta los cosntructos porque cuesta mucho romperlos pero los gatos feos y famélicos no me dan miedo, aunque tengan un sólo ojo.

Toril dejó su intento de protesta en un balbuceo temeroso. ¿Cómo podía esa cosa conocerlo así? Había oído muchas cosas a cerca de seres propios de las profundidades más oscuras, pero no siempre le había dado crédito a lo que había oído, ahora tendría que revisar sus creencias.

¿Aquellas cosas les leían la mente?

—Si, Teno bastante curiosidad, pero por ver como Borzos te saca las entrañas, y no creo que tarde mucho en averiguarlo si no nos dejáis pasar. ¡Abrid las puertas… o despedíos de vuestro ojo! — le contestó amenazante enseñándole un hacha mientras escondía la otra en su espalda.

La criatura esgrimió una extraña mueca notoriamente siniestra, que pretendía ser una sonrisa. Las comisuras de la mandíbula se retraía, y las encías cuya piel se juntaba con el resto del cráneo se retraía.

De su interior salió una extraña carcajada sorda, similar a alguien respirando fuerte, sin emitir ninguna clase de vocal con su voz.

- El borracho quiere sacarme las tripas. ¿Estáis acaso en condiciones de sujetar un arma? - dijo mientras crujía los huesos de su espalda, retorciéndose. - ¿Recordáis las veces que os han señalado con el dedo por vuestro problema con la bebida? No pretendemos mataros…, podéis entrar si queréis, pero nos llevaremos a vuestro compañero muerto si no os importa. - refiriéndose a Adrik – Ah y aseguraos de que nadie se interponga en nuestro camino – concluyó mientras acariciaba al enano convertido en piedra con su afilada garra, y señalaba a continuación la salida. - Es un trato justo.

Desvió la mirada a continuación a Kroggar, tras haber analizado a Toril detenidamente. Su único ojo de color anaranjado, denotaba irritación y multitud de venas hinchadas por su desgastado estado.

- Es un trato justo... – le dijo a su compañero y desvió la mirada analizando al clérigo mirándole alternativamente a los ojos. - Lo que hay al otro lado quizá te ayude a arreglar las cosas con Breda… un nuevo comienzo aquí… ¿no?.

El problema es que aquí nuestro compañero Adrik está bastante vivo, y me temo que va a seguir así— les digo mientras me pongo delante del anciano clérigo y le indicó que ese quede detrás de nosotros— ¿por qué lo queréis a él muerto, y no a nosotros?

Bien podría haber soltado el primer golpe y acabar con esto, pero tenía curiosidad.

Kroggar se había quedado mudo. En otras circunstancias habría sentido temor. Incluso miedo. Incluso habría escuchado lo que decían esas criaturas sobre Breda. Aunque habia sido entrenado a conciencia y había peleado en multitud de ocasiones, el sabor de la muerte y de jugarse el pellejo era algo nuevo para él. Pero la fría furia inicial de la impresión empezó a caldearse en su interior como un volcán. Estaba cabreado desde el día anterior y el cuerpo de piedra de Adrik había sido la gota que colmaba el vaso.

—¡ESTO SE ACABA AQUÍ Y AHORRA VILES CRRIATURRAS!—vociferó el sacerdote enano—¡VAIS A LAMENTARR ESTE DÍA! ¡PORR BARRGENTA Y PORR ADRRIK!

La verdad sea dicha, Borzos iba a pensárselo. A fin de cuentas lo de Adrik ya estaba hecho y, que él supiera, ya estaba muerto y no le iba a importar que se lo llevaran para servir de decoración. Por supuesto, a Borzos no le hacía gracia pero era un hombre práctico y podría llegar a considerarlo pero las palabras de Kroggar lo simplificaron todo.

 Dió un rápido trago a su petaca y, sonriendo, asió el bastón.

-Parece que vas a tener la oportunidad de juzgar si estoy en condiciones de luchar o no, caraojete!

Las criaturas empezaron a bufar al ver la reacción explosiva de Kroggar y las amenazas directas de Borzos, sin apenas tiempo para reaccionar. Se iniciaba un combate, y ambos bandos se preparaban para lo que iba a venir a continuación. Uno de los dos grupos saldría vivo de allí, llevándose consigo el conocimiento de algo oculto, y otros serían liberados de lo que parecía una prisión.

Toril no se había dado cuenta de la trasformación en piedra de Adrik hasta que ya era demasiado tarde, aquellos engendros le habían confundido con sus artimañas mentales.

Ahora sentía un deseo incontrolable de hacérselo pagar.

Como buen explorador leyó la situación en un instante, se repuso de su confusión y ataco sin piedad al ojo asqueroso que tenía frente él con dos hachazos tan rápidos como las palabra de sus compañeros.

Toril profirió dos certeros hachazos a la criatura, produciéndole unos cortes profundos en el cráneo. Intentó con un mal movimiento zafarse del segundo hachazo sin éxito alguno, haciendo que quedara en clara desventaja.

Kroggar quería aplastar a esos asquerosos seres, pero el enano sabía lo suficiente de luchar como para no dejarse llevar por su furia. A fin de cuentas no era como Borzos. El enano comenzó a recitar un salmo calmado que chocaba mucho con la rabia de su rostro.

—Ante un herrmano maldito, te solicitamos auxilio Señorr de las hachas. Bendícenos y guíanos en el combate.

Borzos dió un paso y descargó su bastón con furia sobre el caraojete de la derecha. El enano se acercó tambaleándose a continuación y trató de meterle el dedo en el ojo sin compasión.

-TOMA ESO, CARAOJETE!

Los continuos ataques directamente al ojo por parte de Borzos y Toril hacen que este empiece a cambiar de color paulatinamente de verde a azulado. La criatura grita y se retuerce moviendo la cabeza de un lugar a otro intentando esquivar el acoso permanente al único ojo que puebla su cara.

- ¡Agggh! ¡Malditos! - gruñe mientras intenta cubrirse la cara sin éxito alguno.

Tras el fuerte acoso provocado por el grupo, el nótico cuyo ojo había cambiado de color se dispone a realizar un ataque contra Toril, levantando sus afiladas garras y moviéndolas rápidamente en busca de su presa, de una manera bastante errática. La incapacidad para ver provoca que la criatura golpee el suelo en lugar de a su presa, partiéndose una de las garras y gritando de dolor.

Su compañero, de la misma forma se lanza en este caso hacia Borzos, dando un paso hacia delante arremetiendo con toda la saña posible. Las habilidades de esquiva del bárbaro son asombrosas, y veis como es capaz de desenvolverse perfectamente esquivando el primer zarpazo. Sin embargo, era una finta, y una segunda mano de cuatro dedos, con afiladas garras aparece por la parte de debajo del costado de Borzos desgarrándole la carne en las costilas.

Cegado y confundido, era el momento perfecto para acabar con la criatura sin piedad, en el momento en el que vió su espalda descubierta le asesto dos hachazos mortales de necesidad.

Dado que sus compañeros se estaban encargando de la criatura de ojo verdoso, Kroggar dio una larga (al menos para un enano) zancada para encararse contra el otro monstruo. El enano agarró su hacha con fuerza y le propinó dos potentes golpes.

—¡PORR ADRRIK!—vociferó—¡PORR LOS HIJOS DE MORRADIN!

Borzos se meció una vez más como si estuviera mucho más borracho de lo que en realidad estaba y su primer ataque pareció reafirmarlo, pues caasi le saca un ojo a Toril. El segundo y el tercero, sin embargo, fueros precisos y potentes, golpeando al nótico con violencia.

La ráfaga de golpes del bárbaro y el explorador acabaron con la vida de la primera criatura rápidamente, cayendo al suelo con la boca abierta y su enorme ojo abierto de par en par, como si se hubiera quedado petrificado.

En ese instante la estatua de Adrik empezó a brillar una tenue luz de color anaranjada.

Al ver a su compañero caer en combate, el nótico que quedaba en pié no dudó un instante más y decidió desatar su poder. Miró fijamente a Kroggar quien le había asestado dos fuertes golpes mientras abría más si cabía el enorme ojo del centro de su rostro.

Este empezó a expandir su pupila hasta abarcar la totalidad del globo ocular proyectando sobre Kroggar un extraño cono de color negro.

- ¡Muere! - gritó mientras hacía el esfuerzo.