Partida Rol por web

El enorme enano se vio asaltado por el grupo y no pudo más que reaccionar con una cara de sorpresa ante los tres miembros del pelotón. Los argumentos de Kroggar fueron claros y concisos, transparentes y con honor en la palabra, no pretendía ocultar nada. Al sargento no le quedó más remedio que quedarse mirando con el ceño fruncido el artefacto. Tenía cierto gesto de disgusto pero a la vez de satisfacción.

Era notable que no le gustaba que no siguieran al pie de la letra las órdenes que él les había indicado, pera sea como fuera habían hecho un gran trabajo. Tras unos largos segundos de una pausa silenciosa finalmente se dispuso a hablar.

-Eso son runas de gigantes mezcladas con runas enanas. – dijo conciso y sin tapujos mirando el martillo que Kroggar le estaba enseñando – Son como las de mi hacha. Khazad Felek es una ciudad antigua, a veces se encuentran estas cosas. Si sois tan responsables como para haberos enfrentado a ese brujo del que habláis, os enfrentaréis también ahora a lo que vosotros mismos habéis descubierto. Guardaréis el martillo, y en cuanto tengáis noticias vendréis a verme. ¿Lo habéis entendido? – preguntó con cierto tono de amenaza. - Quiero saber de donde viene y qué puede hacer.Tras esto suspiró, os saludó marcialmente y concluyó con un – Buen trabajo caballeros. Si me permitís, aún tengo trabajo que hacer - dijo señalando con la mirada un grupo de reclutas que estaban sudando la gota gorda con una de las imaginativas torturas de Ivor.

La ciudad de Khazad Felek, pese a ser una avanzada enana y de un tamaño mucho menor que las grandes ciudades del pueblo robusto tiene un montón de lugares en los que perderse entre sus calles.

En el gremio de los artesanos, los herreros, joyeros y carpinteros venden toda clase de utensilios, el lugar está presidido por la forja mayor. Una plaza donde hay forjas de uso común para cualquier miembro del pueblo robusto, donde las estatuas de los mejores artesanos del lugar presiden la escena.

El gran templo al lado de la residencia del Thane. En aquél lugar es donde se rinde culto a la deidad enana Moradin, bien arraigada entre sus costumbres, así como a todo el panteón enano. Al lado se haya la gran biblioteca, donde los eruditos y clérigos trabajan para conservar todo el conocimiento posible.

Tabernas hay muchas y variadas, pero la más conocida es la gran tasca de Klim. Él y su familia fueron de los primeros taberneros del lugar, y poseen dos locales muy bien situados, los cuales incluso reciben ayuda del gobierno local por la labor que realizan para con la milicia.

Khazad Felek es vuestra, ¿cómo queréis empezar vuestra nueva misión?

—Mmm, después de reponernos como es debido y vender o comprar lo que necesitéis, parece que el templo o la biblioteca son el mejor sitio para preguntar por ese martillo, están al lado, así que no perdemos mucho, si tenemos suerte y averiguamos algo ya podremos celebrarlo en la taberna como es debido, antes de un más que merecido descanso.

Yo quiero vender mi vieja cota de escamas. En cuanto a comprar, poco compraremos. Ese avaro no nos ha dado nada de recompensa. 

En cuanto a lo del martillo, estoy de acuerdo, quizas el templo y la biblioteca sean lo mejor pero estamos igual. No tenemos con qué pagar sus servicios.

—Quizás haya algo que podamos hacer por él a cambio de su ayuda. O la intervención de nuestro clérigo sea suficiente, si nos reclaman algún pago supongo que entonces tendremos que buscar algún trabajo menor, si no ahora, en algún momento necesitaremos dinero.

Borzos se limitó a asentir con la cabeza y a esperar la respuesta de Kroggar, que era quien tendría más a decir.

Kroggar frunció el ceño.

—Nosotrros no somos vulgarres aventurrerros. Somos enanos que sirrven a Khazad-Felek, como todos los que viven en esta forrtaleza. Ahorra mismo serrvimos a nuestrro pueblo, si alguien tiene que pagarr algo, que sean nuestrros superriorres. ¡Andando!

Borzos, Kroggar y Toril decidieron de esta manera que la mejor opción era prepararse para lo que pudiera venir a continuación. Habían visto los peligros que acechaban fuera, pero en esta ocasión no les pillarían desprevenidos.

El gremio de artesanos era un lugar bastante peculiar, se encontraba en la segunda planta de la fortaleza, justo debajo del hall principal que daba la bienvenida a los visitantes, haciendo que fuera algo más difícil de acceder en caso de que hubiera alguna clase de ataque. Tiendas de todo tipo, herrerías, carpinterías, joyerías, boticas y demás poblaban la zona.

Los hijos del pueblo robusto trabajaban sin parar, y esto provocaba que aquél sitio tuviera un ambiente recargado y lleno de gente. Os acercasteis a la fragua de TruenoMartillo, una de las herrerías de acceso más común entre los miembros de la milicia. Ya habíais oído hablar de Grondall con anterioridad en los barracones, y sabíais que solía prestarse a temas relacionados con el armamento para los soldados de Khâzad-Felek.

Un enano cuyos rasgos no destacaban demasiado salvo por la cantidad de hollín que le cubría el rostro y las manos debido al trabajo se os quedó mirando durante unos instantes. Llevaba un batín de herrero hasta arriba de herramientas para protegerle del calor y de las chispas que pudieran salir de la fragua.

En la cabeza, una cinta atada con fuerza para evitar que el pelo se le fuera de un lugar a otro. Su barba al igual que su cabello eran largos, y despeinados, poco cuidados, y de un intenso color negro.

- ¿En qué puedo ayudaros?

Borzos se encontraba mucho más cómodo fuera de los barracones, así que sonrió al tipo y puso su cota de escamas sobre el mostrador.

-A las buenas! Me gustaría vender esta armadura! Es de buena calidad y me ha salvado de muchos golpes pero creo que, de momento, prefiero ir a pecho descubierto y confiar en mis reflejos! 

Toril observaba en segundo plano mientras Borzos intentaba vender su armadura. Allí había de todo, pero nada que el pudiera necesitar de momento, su armadura de cuero tachonado aún debería acompañarle en muchas aventuras si los dioses estaban su favor, si no lo estaban, de poco le serviría ninguna armadura.

Solo cuando terminasen preguntaría por los virotes, aunque apenas había gastado un par de ellos en las cuevas.

—¿Hay algún sitio por aquí dónde vendan o fabriquen opciones, amigo herrero? —no estaba pensando en comprar ninguna si no en averiguar algo sobre las que habrían encontrado, si no les iban a servir sería mejor venderlas o incluso deshacerse de ellas si eran peligrosas.

Kroggar se quedó en segundo plano dejando hacer a sus compañeros. Él en principio no tenía intención de negociar nada.

Grondall miró a Borzos con un gesto extraño. Para un herrero que se encargaba de hacer armas y armaduras, de blindar a los soldados el hecho de que alguien quisiera pelear a pecho descubierto era sorprendente y temerario a partes iguales.

-Ehm, claro claro. Tiene algunos arañazos, pero nada que no se pueda solucionar con un poco de cariño. Os doy 300 piezas de oro por ella, por los materiales que tendré que gastar para retaurarla.

Seguidamente mientras mientras daba vueltas a la armadura miró a Toril de reojo.

- De las pociones se suelen encargar los clérigos en el templo. Son ellos los que saben de esas cosas.

—Parece que el templo es nuestra próxima parada, si tenemos suerte sabremos algo más de ese martillo y puede que de las opciones, si no, seguro que Borzos nos invita a una ronda para celebrar la venta de su armadura, nadie quiere que las monedas le pesen demasiado, jeje.

Una vez los tres soldados de Khâzad-Felek habían completado las respectivas transacciones en el gremio de los artesanos se dispusieron a avanzar hasta el templo.

El distrito del templo estaba presidido por un enorme pórtico tallado en piedra donde dos estatuas de un enano y una enana custodiaban la entrada. Eran el símbolo de la creación del pueblo robusto por parte del padre forjador. En raras ocasiones se había hecho antes algo similar, era poco común ver estatuas de enanas dado que por genética, en número, el género femenino era claramente menor comparado con los hombres, y por estadística, el número de veces que se había conmemorado a héroes era superior al número de veces que se había hecho a heroínas. Sin embargo y pese a todo Khâzad-Felek quería diferenciarse en eso.

Tras esto, un enorme pasadizo que diferenciaba tres entradas principales. En frente, al final del mismo la sala de recepción del Thane, el regente bajo la montaña.

A la izquierda el enorme templo, donde desde el exterior se podía distinguir la estatua de Moradin junto con su fragua ardiendo, así como estatuas al resto de miembros del panteón enano.

Por último y no por ello menos importante la entrada a la enorme biblioteca. Los clérigos y eruditos solían frecuentar ambos dos sitios, y en muchas ocasiones su día a día estaba íntimamente relacionado con las dos partes, esta era la razón de que los dos estuvieran frente contra frente. Eficiencia ante todo.

Borzos entró allí como un elefante en una cacharrería, apestando a alcohol. Estampó el martillo sobre la primera mesa que encontró y dijo:

-Ahi va eso! Hemos encontrado este martillo en una cueva llena de kobolds. Lo tenía un hechicero muy chungo! Ivor Barbabronce nos ha encargado que averiguamos de qué se tratan todas esas runas y galimatías mágico que lleva y nos han dicho que vosotros sois los que podeis tener una idea! 

El silencio sepulcral del lugar se vio roto por la espectacular entrada del bárbaro. Varios clérigos de los alrededores y eruditos que rondaban por las inmediaciones levantaron la cabeza para ver qué narices estaba pasando y quién era el que estaba montando tanto escándalo. En estos instantes la atención se centraba total y absolutamente en el grupo.

Uno de entre los clérigos que había en el lugar decidió acercarse, llevaba un gorro en alto, y vestía unos ropajes mejores que los del resto. Por su aspecto podríais llegar a pensar que era alguna clase de cargo intermedio o algo, o al menos el responsable de la zona que estabais interrumpiendo.

El enano anciano se acercó a inspeccionar el martillo sin entablar demasiada conversación con el grupo. Había oído el nombre de Ivor Bardabronce y eso bastaba para saber quienes eran aquellos enanos. Inspeccionó el martillo durante unos segundos largos y concisos, hasta que finalmente alzó la cabeza.

- ¿Dónde lo habéis encontrado? ¿Visteis algún comportamiento extraño, lo usaba aquél hechicero para abrir puertas, pasillos o algo similar?