Partida Rol por web

-Relájate, Goody. Das la impresión de que se te ha metido la bala en el culo y te pica. -Sonreía con la boca, seriedad en su mirada de hielo.- La susceptibilidad crea úlceras. Josh no fallará. Ni yo. -Miró a Goody, al indio y al predicador- Confío en vuestras habilidades, por supuesto.

No iba a jugarse el pellejo con unos cualquieras. A esta gente le precedía su fama.

Escuchando a todos, y asintiendo o negando lentamente de vez en cuando, el shoshoni no intervenía mucho. Sin embargo, no pudo evitar levantar la ceja al ver como se dirigía a él el francotirador, como si no entendiese o algo. Con todo, no parecía haber malas intenciones y aunque las hubiese, tampoco habría importado. 

—Esto no ejercito— respondió Cosecha roja a Goody cuando habló de que en su unidad nadie dejaba entrar a nadie. Y era verdad, no eran más que una panda de desgraciados. Ni siquiera parecían tenerse mucho aprecio, más allá de Vásques y Faraday, que probablemente fuesen juntos a "bañarse al río". Aun con todo, no estaba acostumbrado a mentir y no sería ahora cuando empezase. —Pero si abandonas a un herido, su espíritu perseguirte más allá de las Tierras del Coyote. No me pasará a mí.

Cosecha Roja inclinó la cabeza a Vásques en señal de asentimiento. Puede que no confiasen por completo los unos en los otros, pero estaba claro que confiaban en sus habilidades.

Goodnight sonrió desdeñoso mientras se ponía otro vaso de bourbon y le dijo a Vasquez - Me relajaré cuando estemos nadando en oro, mientras me conformaré con mantenernos vivos y que el golpe no se vaya a la mierda. - Asintió, a todos les precedía cierta fama, en mayor o menor medida eran los cabrones más duros que había podido reunir en tan corto tiempo, y sin ser asesinos despiadados no vacilaban en quitar una vida, confiables, o al menos todo lo confiable que podían ser.

El indio empezó a hablarles de espíritus y de coyotes y Goody bebió de un trago su whisky. Le importaba una mierda en que creyera, en los espíritus, en el conejo de pascua o lo que fuera, pero quería que lo tuviera claro, él y todos, aquello no era un paseo por el bosque, había riesgo, pero no se dejaba nadie atrás, nadie que pudiera hablar y que pusiera sus nombres en carteles donde se ofrecieran recompensas desorbitadas.

- Por nuestro señor Dios, por los espíritus o por el conejo de pascua, no se deja a nadie atrás vivo, y si alguno queda herido y no se puede rescatar espero que vosotros mismos me matéis. - Sonrió mientras se ajustaba el sombrero y les dijo - Caballeros, nos vamos a hacer ricos, cada uno hará su parte y repartiremos el botín, y después cada uno por su lado, solo hay que seguir el plan y ajustarlo a lo que vaya saliendo y en caso de dudas disparar primero y preguntar después.

La llegada al pueblo de dos jinetes que venían levantando una buena polvareda a toda prisa interrumpía vuestra conversación, se habían detenido justo delante de la oficina del Sheriff... ¡mal asunto! 

Por sus ropas, algunos detalles de sus sillas y su forma de montar solo podían ser dos tipos de hombres: ganaderos o cuatreros y sospechabais que más bien debía ser lo primero si se acercaban con tantas ganas a un representante de la Ley.

La cosa se había puesto tensa por un instante, cosa normal por otro lado. Todos tenían un caracter fuerte y no se dejaban mangonear así como así, y mucho menos cuando sabían que no tenían razón. No iban a admitirlo.
Así que Josh se acercó a una ventan y encedió un cigarro.

-Vaya vaya vaya. Parece que hay visitas en el pueblo, más concretamente para ver al sheriff. Alguien debería acercarse a enterarse de lo que sucede ¿no creéis?-

Tras decir aquello se fijó en que la mayoría le estaban mirando. Escupió un trozo de cigarro que tenía muy mordido y se encogió de hombros.

-Vaaaaale. Ya iré yo.-

Me dio la impresión de que Goody estaba nervioso. Más de lo normal. Una cosa es querer tenerlo todo controlado, y otra estar paranoico por ajustar hasta el último detalle. Además, insistía mucho en eso de matar al que no pudiera seguir. Miré a sus ojos directamente a ver si encontraba la verdad tras ellos. Parecía que buscaba una excusa para cargarse a cualquiera que se le hubiese roto una uña.

Claro, que lo mismo yo también andaba algo intranquilo. Me tomé otro chupito y recordé el olor de los muslos de Claudia, el bourbon derramado entre ellos y la noche pasada. Me sacó de mi ensimismamiento el aviso de Josh.

"Joder", maldije. Demasiadas casualidades.

—Con suerte son forajidos y nos adelantan el trabajo llevándose algún balazo —musitó por lo bajo al escuchar el ruido de los cascos—. Pero no creo que caiga esa breva.

Pegó un manotazo a la mesa levantando un estruendo en el Salón y se asomó por las puertas, mirando en dirección a la oficina del sheriff a ver qué pasaba.

Los ruidos de cascos de caballo antes de un golpe siempre solían anunciar lo mismo, complicaciones. Faraday se ofreció a echar un vistazo y eso le ahorró la tarea de ir a mirar. Con una sonrisa cínica le dijo - Tal vez ellos si que quieran jugar una partidita contigo, y con lo que saques de desplumarlos puedes pagar una ronda. No te entretengas mucho, no queremos que el sheriff se fije mucho en ti o sospechará

La mirada de Vasquez parecía intentar traspasarle, como si intentara ver si iba de farol o no. Le sonrió con una mezcla de seguridad y cinismo y simplemente se tocó el sombrero. Que mirara lo que quisiera, había lo que había, y si el golpe se daba bien todos estarían podridos en dinero.

Horne salió a la puerta pero Goody se quedó sentado. Si oía disparos saldría y repartiría plomo pero saliendo todos a la vez lo único que iban a hacer es llamar la atención.

El indio no hizo ningún gesto que indicase que fuese a salir. Claramente eran ganaderos y, por decirlo suavemente, no tenía buenas relaciones con ellos. Por norma general, le acusaban de robar el ganado, algo a todas luces falso, puesto que los animales no pertenecían a nadie, y si les dejaban una noche pastando a sus anchas, no era de ladrón matar un par y comerlos en familia. Era de cazador. Levantando las cejas, miró con curiosidad. No había "cazado nada" en las últimas semanas, y no se le ocurría de que podían ir a quejarse al sheriff.

Los dos jinetes, que ahora quizá también podíais estar seguros de que eran bastante "jóvenes" quizá no llegando a los treinta pues ninguno peinaba canas, entraron finalmente en la oficina del sheriff tal y como se esperaba después de que se hubieran detenido justamente allí. 

Entraron con prisas y formas algo toscas, estaba claro que fuera lo que fuera que debía ocurrir era urgente y por lo que decía vuestro soplo venían justo en dirección contraria a la que esperabais a la diligencia que os iba a hacer ricos ese mismo día con un poco de suerte.

Faraday vio como Horne salía detrás suyo y no hizo comentario alguno, simplemente siguió andando hasta llegar a la oficina del sheriff. Si los tipos estaban muy alterados lo mismo tendrían un tono subido y se podrían enterar de algo.
Al llegar prendió una cerilla contra el poste del porche y volvió a encender su cigarro, el cual se había apagado, para después agitarla y tirarla al suelo. No tenía dinero para cigarros de buena calidad, pero tampoco le importaba. Aquella marca le servía.

Era un tipo sencidllo. Whisky, tabaco y una buena mano. No pedía nada más a la vida. Salvo dinero para poder tener todo aquello claro.

Horne por su parte se quedó en el umbral mirando cómo Faraday se aproximaba a cotillear. Él quería estar al tanto de lo que sucedía pero que dos se aproximaran no era moco de pavo, otro tema es que sólo lo hiciera uno, tal vez fruto del aburrimiento y del afán de tener nuevas. Terminó por cruzar y apoyó sus anchos hombros en el muro que tenía a un lado y apoyó sus manos en el cinto, para tener parte del recorrido hecho.

Entonces empezó a silbar una melodía que se le había pegado la noche anterior.

Al fijarme mejor me di cuenta de que los dos tipos con prisas venían en sentido contrario a la diligencia. Eso era buena señal, pensé. Nada que ver con nuestro asunto. Aunque sí podía complicarlo, estaba claro que algo había sucedido más allá. ¿Qué diablos había en aquella dirección? ¿Algún rancho? Lo mismo se trataba de un tiroteo por asunto de tierras y ganado. Alguien que dijo esto, yo entendí lo otro, los ánimos se caldearon y...O un ataque. Tal vez la suerte estaba de cara y el sheriff tenía que dividir a su gente.

-En fin, ya nos enteraremos -dije en voz alta.-Miré a Goody, con una sonrisa neutra- Tranquilo. Bebe un trago. Coge a una puta. Queda tiempo hasta la tarde.

Cosecha Roja miraba con curiosidad a la oficina del sheriff. Aquellos vaqueros parecían casi de su edad, quizás algo mayores y por algún motivo habían parecido llamar la atención del amigo de Vásques... ¿Cómo era...? Josh. En cualquier caso, pronto perdió el interés en aquella nueva situación. Era el pan de cada día y, mientras no tuviese que ver con él, todo bien. Ellos ya tenían una misión y debían cumplirla, pues ya tenía bien pensado en que iba a invertir el dinero que ganase.

El indio se encogió de hombros y se dirigió a por algo de tabaco para mascar antes de volver a la mesa y ofrecer a sus compañeros. Al pasar no pudo evitar lanzar una mirada a la diana de dardos que había en el Saloon. Se le daba bastante bien ese juego, pero normalmente nadie quería apostarse nada contra él a aquel juego. Suponía que la fama de puntería perfecta que tenía su tribu le precedía.

Parecían granjeros, se movían como granjeros, pero podían ser pistoleros. El acercamiento de Faraday estaba bien, nadie mataría a un tipo que está en la calle fumando delante del sheriff, a no ser que el sheriff hubiera sido untado con el dinero suficiente. Aquello le irritaba, no conocía al sheriff, pero seguro que el barman sí. El consejo de Vásquez le venía de perlas, se tocó el sombrero y le dijo con una sonrisa cínica

- Un trago, tienes razón, algo fuerte antes de que me quede dormido con este bourbon.

Se acercó al barman, puso una moneda de cuarto de dólar en la barra y la deslizó en dirección al barman mientras le decía

- Jefe,un whisky agua de fuego. - En cuanto se lo puso le preguntó -  ¿Que tal el sheriff del pueblo?, ¿Es un tipo de fiar?

Entonces vio al indio mirando la diana de dardos y sonrió. Los indios eran famosos por su puntería, pero si no era difícil no era divertido, y aquello era un pequeño chute de adrenalina previo al golpe, para desestresarse. Un pequeño reto amistoso.

- Cosecha roja, ¿una competición amistosa a los dardos?, algo entre amigos, no sé, ¿10 dólares por ronda?

Diez dólares eran muchos. Desde luego más de lo que llevaba encima; no solo es que fuese una cantidad enorme de dinero, sino que además, el bueno de Cosecha Roja no solía llevar más de tres o cuatro dólares. Una cifra como aquella era desorbitada para él. 

—Mi gente no apostar lo que no tiene— respondió muy serio antes de, por primera vez en los tres días esbozar algo parecido a una sonrisa— Pero tener idea... En vez de dinero apostar favor. O si ser demasiado... apostar primer disparo. 

Aunque bien es cierto que decidir a los dardos quien disparaba primero podía ser también interesante, el indio prefería un favor, favor que sin duda sería compensado en cualquiera de las vidas que tenían por delante. Claro, que intuía que deber algo no era del agrado de mucha gente, especialmente cuando era algo tan brumoso como un favor. 

El barman sirvió el whisky con desgana, siempre parecía fatigado desde primera hora de la mañana a última hora de la noche y eso cuando estaba a la vista.

- ¿El Sheriff? ¿Cómo quieres que te hable mal de él? ¿Cuándo ha sido de fiar un negro? - desentendiéndose, pero dejando algunas cosas claras 

La voz del Sheriff resultaba algo irritante, mientras llamaba a la calma en un tono de voz relativamente moderado. 

- Vamos, caballeros, más despacio... más despacio... - invitándoles quizá a volver a contar la historia de forma más pausada.

- Hay forajidos de camino de Bannak - aclara uno de los hombres

- Eso es, forajidos, forajidos... - insiste el otro

- Vendrán a asaltar la diligencia, a dejarnos sin blanca... - propone el primero

- O a por el dinero del mercado de los últimos terneros - asegura el que parece tener menos luces

Josh logró por poco no atragantarse al escuchar lo que decían los dos tipos que habían venido. Aquello eran problemas fijo.

-Joder. Se han enterado de que vamos a robar la pasta. Alguien ha hablado, como pille al chivato. Seguro que ha sido el piojoso de Horne. Se habrá emborrachado al irse a por las ovejas y habrá hablado en alto. Fijo que sí.-

Después le dio otra calada para calmarse y se quedó pensando en lo que habían dicho realmente.

-Mmmm. ¿Que van a llegar? Entonces no somos nosotros, ya estamos aquí. Joder. No me fastidies que van a venir otros hijos de puta a quitarnos nuestro dinero. Serán cabrones.-

Volvió a escuchar por si decían algo más que les ayudase a acabar de entenderlo todo.