Partida Rol por web

Los dos tipos con pinta de ganadero que habían estado hacía no mucho en la oficina del Sheriff se presentaban ahora en la taberna con gesto satisfecho, como el hombre que acaba de cumplir con su deber.

- Ya se están armado todos - confirmó uno de ellos, orgulloso

Faraday se encogió de hombros. Ya sabía qué era lo que pasaba pero tampoco era cuestión de reconocerlo, por si acaso.

-Problemas tenemos todos sheriff.-Sonrió.- El caso es que...¿Qué ganamos nosotros en todo esto? Que no digo que no me interese, pero ayudaría a decidirme.

No veía a ninguno de los allí reunidos en el bando de los angeles, desde luego. Pero podría ser divertido. Además, así sabrían cuál era la oposición que se iban a encontrar si luego ellos querían asaltar el banco y la diligencia. Por no hablar de que seguro que la mayoría serían unos paletos que palmarían enseguida. Menos gente, menos problemas luego.

—Ya os dije que lo de hacerme matar sin dineros por medio no me sienta bien —agregó ante las palabras de Josh— Y parece que no estoy sólo en eso.

Sorbió el humo del puro y lo exhaló sin ayudarse con sus manos, más incómodo pero quería tenerlas libres por si -tal y como venía intuyendo- el negocio estaba entre las balas y la horca.

Cosecha Roja no era cobarde, pero tampoco era idiota, al menos en cuanto a lo de detectar las trampas y peligros de la vida. SU ingenuidad no era tanta como para que fuese ciego por la vida. Al ver a aquellos dos vaqueros, que por su parecido debían ser primos o hermanos y oír su comentario, no pudo sino responder.

—Solo ser doce y vosotros conocer pueblo, además de tener gente —señaló a los hermanos y se concentró en intentar ser claro con el idioma. Aunque hablaba bastante bien el inglés, de hecho, bastante mejor de lo que hablaban su idioma cualquier blanquito con ínfulas, había cosas que le costaban — Si más gente se está armando, ¿por qué necesitar forasteros? Los mejores guerreros luchan bien porque algo les importa, ¿qué tener que importarnos a nosotros?

-¿Y nos dará una estrella que colgar del chaleco, sheriff? Ah, mi mamita si me viese con ella, se podría morir satisfecha y contenta.

Preguntar por estrella era preguntar por dinero. A ver si el negrito lo pillaba. Y por defender la ley, por supuesto. Sus compañeros no lo veían nada claro. Pero la verdad era que después de un tironeo y con medio pueblo armado, enfervorecido, sobreexcitado y animado, ¿quién iba a poder robar la diligencia? El negocio se les aguaba y la cosa era verlas venir y actuar conforme sucediesen los acontecimientos. 

Los planes a chingarla.

Goody sonrió cínicamente. Aquel negro le estaba puenteando, le estaba dando el mando a Horne, aunque, no es que el asunto del mando fuera algo muy formal en aquella banda de malparidos. Aun así siempre le disgustaron los listillos, y aquel sheriff, de botas limpias y espuelas relucientes era de lo peor. La irrupción de los hermanos anunciando que todos estaban armados fue motivo para que Goody brindara en su dirección y le dijera al sheriff.

- ¿Lo ve, Sheriff? Están ya todos armados, todo un pueblo contra doce hombres. Mientras puedan acertar una de cada 10 balas que disparan los masacrarán como patos en una bañera. Mis hombres son gente razonable, podrían exponer su vida a cambio de algo. Solo los que defienden su casa o los estúpidos se juegan el pellejo por nada, y nosotros no somos estúpidos, y que recuerde no vivo aquí. Y bien sheriff, ¿que estamos hablando?

Aquello no encajaba. Tenía que salir fuera, ver de cuantos hombres contaba el pueblo, cuantos rifles, que posiciones ocupaban. Si el sheriff era capaz de movilizar al pueblo las posibilidades de robar la diligencia allí eran 0. Bastaba con que solo 50 de esos pobres diablos alzaran las armas para que los cosieran a todos a tiros.

El negro se fijó en el mexicano, como si de alguna forma le estuviera tomando las medidas.

- 100$ por cabeza... - empezaba fuerte, a lo grande - salvo que queráis hacer el reparto de otra forma - volviendo la mirada a Goody - estoy seguro que los que vienen no se van a preguntar si vivís aquí o no - deja caer, presionando un poco mas

Podíais contar otro par de hombres armados en la calle, acercándose al salón y con esos ya eran 5 además del Sheriff. 

Faraday enarcó una ceja cuando escuchó la cantidad que le ofrecía el sheriff, y de haber tenido un cigarro en la boca se le habría caido ya que la había abierto durante un instante. Aunque la cerró enseguida.

-Vaya. Sí que debe de estar desesperado.-Pensó el jugador de poker.

-No se vende nada mal sheriff. ¿Podemos incluir un suministro adecuado de whisky al trate? Si es así a mí me ha convencido.-

Estaba claro que si ofrecía aquella suma es que esperaba que alguno palmase y ahorrarse algo de dinero. Pero bueno, él tenía pensado sobrevivir.

Faraday se adelantó. Yo mantuve esa mirada al sheriff. El truco en ocasiones era como si mirases a una pared, si no querías demostrar tus emociones. Eso fue lo que hice en esta ocasión. 

-Si que tiene pasta, Sheriff. Imagino que el banco sufraga los gastos.

Cien pavos era una buena oferta. Muy buena. Sobre todo si se trataba del tiro al ganso. Cinco nosotros, más el negrito, los del pueblo. Me olía a chamusquina que no fuesen más de una docena los que venían. No iba a preguntar quién venía ni para qué. El trabajo estaba claro.

-De acuerdo. ¿Qué tal un adelanto? Eso me incentivaría. Para mi mujer y mis hijos, por si no regreso -Si Faraday se apuntaba, no me quedaría atrás. Miré a los demás, la pregunta en los ojos. ¿Qué decisión tomaban?

—Me place y me sumo a todo lo dicho —contestó Horne con una sonrisa, 100 dólares eran muchos dólares que bien podía compensar recibir si al final no podían hacerse con el botín.

Por primera vez alejó una de sus manazas de la cintura y se la llevó al puro, y sorbió con fruición para acabar inundando toda la estancia de humo.

—En tal caso propongo que nos repartamos por todo el pueblo y no abramos fuego hasta que estén dentro y bien rodeados, que les llegue el fuego por todas partes a esos hideputas que no sepan ni quién les dispara.

Goodnight sonrió cínicamente a lo que estaba escuchando. Los mismos hombres que decían que no vendían sus revólveres para cobrar cabezas eran los mismos que aceptaban 100 dólares por hacerlo. Era curioso como los hombres cambiaban de idea cuando se ponía dinero sobre la mesa, aunque, aquel tipo decía ser capaz de sacar 500 dólares de la nada, con demasiada alegría y facilidad. Los sheriffs no ganaban ese dinero, no tenían ese dinero para contratar forajidos porque con ese mismo dinero podrían contratar ayudantes, mucho más de fiar y más baratos.

Se rascó la barbilla, pensativo. Vásquez pensaba lo mismo que él, demasiada pasta y demasiado fácil, Faraday, había pedido también whisky, que podía ser una petición o la forma que tenía el sabidillo tahúr de decir que no creía en su farol. Goody sencillamente miró al sheriff y le dijo

- Vaya, 500 dólares, pues sí que está bien pagada la profesión de sheriff. No es que no me fie, señor, bueno, creo que no se ha presentado, así que le seguiré llamando sheriff, pero es muy fácil ofrecer un dinero que no se tiene y ver como se solucionan las cosas después. No parece el tipo de persona que tiene 500 dólares en las botas, así que, todo esto huele a mentira. ¿Tal vez nos quiere pagar con las recompensas de los bandidos que matemos?. Sea como sea, si tenemos cierta garantía de pago le ayudaremos, somos buenos cristianos, y ya lo dijo nuestro señor, ayudaos como hermanos, pero no dijo que la ayuda sea gratuita.

Miró a sus hombres. Ellos parecían dispuestos a hacer el trabajo por esa cantidad así que nada tenía que decir salvo

- Si garantiza el pago de alguna manera le ayudaremos contra esos malnacidos. Sería una lástima que un pueblo tan bonito fuera destruido por una panda de salvajes. - Miró a Vásquez con una sonrisa y le dijo - Aunque sea por Claudia.

No le hacía demasiada gracia el trato. Puede que no fuese muy hábil con los números, pero cien dólares eran menos que miles de dólares. Claro, que por otra parte eran más que cero dólares. Aunque bien pensado, siempre podían dividirse y aprovechar el tiroteo para robar la diligencia...

Demasiado arriesgado

Viendo que la decisión parecía estar tomada, a falta de resolver unas dudas de Goody, el indio se encogió de hombros. Era poco dado a hacer planes, más allá de unas leves ideas de lo que le gustaría hacer en el futuro con ese dinero y lo mismo le valía unos y otros. 

—¿Mitad ahora?— preguntó finalmente al sheriff, que por algún motivo no le había mirado ni respondido desde que entró, quizás por la falta de arma de fuego. Había conocido a muchos idiotas que no tomaban en serio el arco. Idiotas que habían vivido poco.

No parece sentir ninguna necesidad de presentarse formalmente

- El trago ya ha sido el primer y el único adelanto - mirando a Faraday y Vásquez, claramente en respuesta a sus peticiones y a las de sus compañeros - ¿Acaso mi palabra no es suficiente garantía? Lo toman o lo dejan caballeros, que quede entre sus conciencias y sus bolsillos... 

Dicho eso, finalmente se da media vuelta y se dirige a la salida

- Estaré organizando la bienvenida... - se despide, instando a que le acompañe quien considere

–Conmigo puedes contar –agregó Horne con una sonrisa enigmática que parecía ocultar más de lo que revelaba. Entonces miró a sus compañeros como si esperase algo.

—No—respondió tranquilamente el shoshoni ante la pregunta de la garantía— Hablar fácil. Probar que hay dinero al menos. 

Conciencia... ni que fuesen a matar a mujeres y niños como hacen ellos en las tierras del río 

Cosecha Roja miró a Horne. Intuía que acabarían trabajando para el sheriff, pero también intuía que había algún tipo de engaño detrás. Ya fuese la inexistencia del dinero en el mejor de los casos o un soplo de que ellos eran los ladrones. En cualquier caso, el joven desconfiaba. Matar blancos podía estar bien, pero ser engañado y utilizado por ellos no le gustaba tanto.

Goodnight chasqueó la lengua y sonrió con cinismo. No había dinero, estaba seguro, pero si que podía ver al sheriff en acción, y con suerte, administrarle una dosis de plomo en medio del pecho en medio de la escaramuza. Era su oportunidad, aprovechar la confusión para eliminar a los cuatreros y al sheriff, disparar a unos y a otros hasta que no quedara ninguno.

- Es un hombre muy convincente Sheriff, cuente con nosotros. Supongo que además de esos 100 dólares nos podremos quedar con los caballos y las armas de los bandidos que matemos como es habitual. ¿verdad?.

Asintió en dirección a Horne. Él había tenido su misma visión, casi seguro, y veía la oportunidad de pescar en río revuelto. Aunque el indio no parecía muy convencido. Malditos indios, siempre poniendo pegas, por honor, por los espíritus, por cualquier superchería de la suyas. Por eso habían perdido, por no ser prácticos, por no ver la vida como era. Cosecha Roja no era mejor que ellos, pero necesitaban su arco, y cuando lo dejaran de necesitar, bueno, aquello ya sería cosa de Horne. Con paciencia Goody le trató de explicar

- Nos pagará, es un representante de la ley y ha prometido dinero delante de un testigo - dijo señalando al barman - así que está obligado a hacerlo, y no es tonto, nadie daría dinero por adelantado cuando podríamos escapar a caballo con él. - dijo tocándose en sombrero en dirección al sheriff -  Además, solo con la venta de las armas y los caballos de esos infelices podemos sacar un buen pellizco. ¿Sí?. Las armas de un guerrero ya no le son útiles al morir....

Sin adelanto o garantías no era asunto mío. Ya podía Goody contar un cuento al indio, hablar de ventas ficticias y optimistas de caballos, de armas, y de la honorabilidad de los representantes de la ley.

-¿Así que ahora un negro sí es de fiar, "jefe"? -apunté, con socarronería. No, la palabra del negrito no era suficiente para mis dos revólveres. Pensaba como el indio. Tal vez porque yo era mejicano. 

Cuando se maten todos lo mismo era el momento de moverse. 

Faraday entendía la reticencia del sheriff de pagarles por adelantado. Podrían marcharse de allí con el dinero dejandoles colgados. Y por la misma razón luego él podía no pagarles.
No obstante ellos tenían una ventaja de aceptar ahora y fiarse. Si luego no les pagaban les serviría al menos para saber cómo actuaban y luego robar ellos la diligencia y el banco. Que siempre se puede escapar un tiro aquí o allá y nadie se enteraría.
Aunque lo cierto es que el sheriff le había caido bien, por lo que esperaba que cumpliese.

-Yo no tengo problema. Seguro que usted es de fiar sheriff-

—Representante de la ley no significar "tener palabra"

Cosecha Roja no parecía convencido; hasta aquel momento había pensado que lo mejor era seguir al grupo aunque tomasen una decisión que no le gustase.

—Y si uno cae, cien dólares repartirlos entre supervivientes o quedarse en bolsillo de sheriff— preguntó al sheriff, que si bien era cierto que había hablado de dinero por cabeza, no había dicho nada de si esa cabeza tenía que estar o no viva. Estaba acostumbrado a que le estafasen con los tratos y no estaba dispuesto a ponerlo fácil. La desconfianza era tanta como la de Vásques, a quien lanzó una mirada como preguntándose por qué demonios sus compañeros estaban aceptando un trato así.

La última pregunta que llegó a responder antes de abandonar el Salón fue la de Cosecha Roja

- Pues supongo que si os matan a todos me ahorro el pago, pero en cualquier otro caso el reparto no es asunto mío - y es que no en vano ya le había referido a Goody que "100$ por cabeza" solo era una propuesta de reparto y que podíais decidir cualquier otro a vuestra elección. Así que si: 500$ era un precio cerrado, quedara quien quedara para cobrarlo.