Partida Rol por web

Michael entregó el cilindro a Mr Perl y fue todo un espectáculo ver el alivio en el rostro de un hombre entrenado desde niño en no mostrar sentimientos ni signos de nerviosismo. El rostro de Mr Perl acostumbraba a ser una mascara de puro hielo.

- Bien. Sí señor. Muy bien. Sabía que podía confiar en ti. Eres un hombre de palabra. Recibirás lo acordado más la reposición del material gastado o perdido por tu equipo y sobre eso un 10% extra por la rapidez del trabajo. No olvidaré vuestra eficacia y lealtad.

Mr Perl no consiguió averiguar qué había en el cilindro. Y como buen testaferro, entregó la mercancía a Mr. Li.

Con los meses las operaciones de Mr Li se volvieron más audaces. Si antes se decía que era tan listo como el mismo diablo, ahora corría el rumor de que había le había vendido su alma y que el aprendiz (Mr. Li) había superado al maestro (el diablo) en astucia. El equilibrio de poder comenzó a cambiar mientras Mr Li acumulaba influencia.

A Michael Evans y su equipo se les ofrecieron trabajos para llevar a cabo parte de esa transformación. Pero eso ya es otra historia.

Michael miraba orgulloso a Mr. Perl desde la distancia mientras portaba el cilindro. Habían conseguido el objetivo y habían sido honestos. La verdad es que el arreglador se preguntaba por qué lo había hecho, si Mr. Perl no es que fuera alma de su devoción. El caso es que allí estaban dispuestos a cobrar la recompensa. Michael le entregó a Perl lo que quería y miró orgulloso a sus compañeros.

— Un trato justo, Mr. Perl, pero recuerdo que una de sus condiciones de urgencia era "doble o nada". Por tanto, el pago justo sería el doble de la tarifa acordada, un 20% por rapidez y la reparación del equipo, que incluye la furgoneta de nuestro querido amigo Xu — Michael comenzó a hablar como si no tuviera importancia —. Además, me gustaría comentarle que el motorista quiso hacernos una oferta por el cilindro. Una muy buena oferta. Nosotros, claro está, no somos ese tipo de personas, aunque tampoco me avergüenzo de decir que he hecho muchos negocios turbios. El caso es que tengo que proponerle que el próximo encargo va a tener una tarifa base mayor al de este. Ya sabe de lo que somos capaces y cómo somos capaces. Nosotros estamos contentos por su forma de trabajar y espero que usted, como buen hombre de negocios, valore un trabajo rápido y seguro.

Michael esperó la respuesta de Perl. No era un reto, el arreglador hablaba seguro porque sabía que lo valían, tanto él como su equipo. Habían arriesgado la vida en una persecución mortal y había conseguido el objetivo sano y salvo. Sin duda, el jefe de Quentin estaría dispuesto a pagar lo que se merecían... quizás tendrían que ponerse en contacto con él en un futuro...

Habían terminado el trabajo, no había sido sencillo, pocas veces lo eran, y aun menos si era un doble o nada. Pero lo habían hecho, y allí estaban con lo robado de vuelta. Y eso que les habían tentado para que traicionasen a su agente, pero no habían caído, la reputación era algo muy importante en su negocio. Nadie iba a querer hacer negocios con traidores, una vez que habías traicionado, no había ninguna garantía de que no fueses a traicionar en cualquier momento. Se habían mantenido firmes, a pesar de las ofertas que habían escuchado.

Y ahora Mr Perl parecía que iba a regatear lo que tenían que cobrar, esperaba que no fuese así, que pronto se diese cuenta de que el trabajo había sido bien realizado, rápido y de forma satisfactoria para el. No era cuestión de tratar de ahorrarse unos créditos, sino de pagar bien por cosas bien hechas.

El dinero no le duraría demasiado, tampoco al resto, por eso era tan importante la reputación, para que volviesen a contratarles para nuevos y lucrativos trabajos, aunque estos seguramente entrañarían sus peligros. Si vendían su lealtad, y cambiaban de bando con frecuencia, al final nadie confiaría en ellos para nada serio. Al final terminarían con malos trabajos, mal pagados, y luchando por sobrevivir, sin posibilidades de tener nunca muchos créditos, ni el mejor equipo. Habían hecho bien en no traicionar, en mantener su palabra, en tener una buena reputación. 

—Hey muchachos, ¿no creen que aun estamos a tiempo de robar lo que nos pidió la Reina Roja? Quizá un pequeño retraso no arruine sus locos planes de liberar y esas cosas.

Xu no fumaba, pero sacó una chupeta del bolsillo y se la llevó a la boca.

—Si su mecanismo de seguridad más fuerte eran esos perros, con una bomba PEM estamos... ¿flipados?

A veces le costaba entender la jerga de sus compañeros. El español que habían enseñado en china antes de llegar era muy diferente.

Jason estaba contento con la declaración de Mr.Perl, no era un hombre ducho a los halagos por lo que cuando los ofrecía era porque los creía.
Tampoco le importó el intento de regateo por su parte, después de todo tenía una reputación que mantener. Pero el agente estaba convencido de que al final les pagaría lo acordado. Al igual que a ellos, la reputación del contratante tenía que mantenerse o no conseguiría más trabajadores. Y sus encargos no eran lo que se dice fáciles.

Lo único que no le gustó, aunque no podía hacer nada para evitarlo, era que le dijesen que habían tratado de sobornarles. Eso podía ser una señal roja para un futuro, o una buena. Aquí habían echado las cartas. A saber lo que ganaban más adelante.

-Ya sabe donde localizarnos si vuelve a necesitar de nuestros servicios.-