Partida Rol por web

Vuestro vehículo, que os han cedido para esta misión, se encuentra a escasos 50 metros de la embajada. Desde el vechículo habéis podido ver como vuestro objetivo acaba de acceder al interior del edificio. 

Desde la parte de detrás de la furgoneta Andrew Mayan, agente de comunicaciones, no podía ver exactamente a su objetivo.

Pero tenia mucha información disponible. Un mapa de la ciudad, y sabia que era mejor aparcarlo en la siguiente calle a la derecha, fuera de la vista de las cámaras de seguridad del perímetro de la embajada.

Según constaba en una ventana emergente que había saltado al acercarse. La embajada había dado ordenes de llevarse con la grupa 9 coches en el ultimo año y medio. Era mejor que ningún vigilante aburrido decidiera que no le gustaba el vehículo e hiciera que lo sacaran de allí.

- Señor - hizo una pausa quería usar el nombre en código del agente de campo, pero no tenia tiempo para pensar. Debian aparcar de manera fluida, sino seria sospechoso. - Le sugiero que aparque en la calle a diez metros delante a la derecha, suelen revisar los coches de esta calle principal. -

Como siempre, procuraba no dar ordenes directas a los agentes de campo, y mucho menos en sus competencias. Seguro que aquel hombre era un gran profesional, a fin de cuentas estaba trabajando con Miss Evans, con la que ya había coincidido en un par de ocasiones. Seguro que este “nuevo” fichaje era perfectamente capaz. 

Irvin siguió las instrucciones de Mayan y aparcó donde el pantallitas le dijo. Estuvo apunto de echar el freno de mano pero no lo hizo. Si había que salir de ahí corriendo más les valía tener posibilidades. Así que Irvin echó un vistazo a las vías de escape y maniobró para tener una mejor salida. Una vez aparcaron cogió las llaves y se las metió al bolsillo. 

No quiso salir del coche hasta que no lo hicieran sus nuevos compañeros y se giró para mirarles pues iban en la parte de atrás. Se habían conocido poco tiempo atrás y debían confiar unos en otros para poder llevar a cabo la misión. 

- Entiendo que tenemos que ser discretos - comentó Irvin - Os adelanto que no es mi especialidad.

-Para eso estoy yo aquí- añade Evans. Estaba poniendo apunto su pistola y el lugar donde guardarla para que no sea descubierta.

-¿Estamos listos? - pregunta muy seria con la mano ya puesta en el tirador de la puerta del vehículo.

Andrew Mayan, también conocido como el “freaky” asintió vehementemente y cerro la pantalla del portátil, era el momento de pasar usar la tablet y el móvil.

- Listo. Vamos -

Se escurrió moviendo el culo por el suelo de la furgoneta, donde había estado sentado todo el trayecto. Pues él mareaba un poco si estaba más elevado y dejo que la mujer abriera la puerta lateral para salir. 

El hombretón que guardaba la puerta ganaba mucho con un buen traje, aunque seguía pareciendo un tipo con malas pulgas el porte elegante le daba la dignidad que estar en calzoncillos le quitaba a cualquiera.

Tal y como confirmaban los datos que Mayan había extraído de su empresa era precisamente él quien estaba a cargo del edificio, el Jefe de Seguridad. No le había ido mal después de salir de la cárcel, no querría perder su trabajo seguramente. 

Otros dos guardas custodiaban un arco de detección de metales a la entrada, mientras Alberto estaba frente al mismo revisando las credenciales de cada uno de los invitados. 

- Bien, recapitulo. Entráis, tenéis unas identidades que no serán revisadas con lupa gracias a nuestro “contacto”.

Una vez dentro, si hay oportunidad, vulneras la seguridad electrónica, y yo os sigo desde aquí, gracias a este aparato, que hay de ir colocado cerca de un ordenador conectado a la red interna.

Si no fuera posible, seguiremos simplemente con la comunicación, yo estaré pendiente de los planos y controlando las comunicaciones de la embajada.

Localizad al objetivo, y abordarlo, en ese momento soltare la bomba de información a los padres de las jóvenes, y os servirá de pantalla de humo para salir con el objetivo.-

Esas habían sido las palabras del Freaky de camino a la puerta de la embajada. Luego se había separado del resto, y empezaba a deambular por los alrededores del edificio.

Él no iba a entrar, solo a dar apoyo. En cuanto cargaran al objetivo en la furgoneta, el se marcharía en un taxi dirección al hotel. 

Desarmada se sentía algo desnuda pero no siempre las cosas iban a ser como ella quería. Evans se ajusta el traje de chaqueta elegante y cómodo que lleva y se dirige a la puerta del edificio, con su identificación pinzada en la solapa de la chaqueta.

Se dirige a paso ligero pero elegante junto a Vinro, y ve a Alberto guardando la puerta. Tal y como había pactado, habían llegado razonablemente tarde para coincidir con la llegada del gran grueso de personas.

Irvin sigue el paso de Evans. Se había enfundado un traje de su talla y estaba algo sorprendido de que Evans hubiera acertado. Le quedaba muy bien. No llevas armas le hacía sentirse algo inseguro pero confiaba en que el plan diera su resultado.

Irvin había aparcado la furgoneta en el punto exacto que el friki le había dicho. Tendrían que salir cargando con aquel narco. Llevaba un frasquito de cloroformo camuflado en una botella de perfume. Confiaba en que pudieran sacarlo haciéndolo pasar por un borracho. O tal vez por una puerta del servicio. 
 

- Usted primero, señora - le dijo a Evans cuando se acercaron a la puerta. Miro a Alberto.

El encargado de la seguridad os mira con cierta hostilidad, una mirada de advertencia. Consulta en el listado vuestras credenciales y tacha un par de nombres en su lista. 

- Todo en orden - dice, lo suficientemente alto como para que sus compañeros escuchen

De momento, había cumplido con su parte. Se aparta y os deja libre paso a los arcos y tras ellos a la recepción de la embajada. 

Debian de estar dentro, solo escucha cuchicheos de conversaciones apagadas. Si no había saltado ninguna alarma, ni escuchaba disparos es que la cosa no podía ir mal.

Reviso los planos en la tablet mientras giraba por una calle continua y calmado asintió para si mismo. Debian de estar llegando al Hall.

El mismo ocupaba un tercio de la planta baja del edificio, era donde nacían y morían las dos escaleras que llevaban a la segunda planta.  A su derecha debían estar la zona de la exposición de arte, y seguramente donde discurría la mayor parte de la velada.

Tras las escaleras de la izquierda la zona de seguridad. Los baños de mujeres, estaban en la primera planta, en ala derecha. Justo al lado de los despachos de los trabajadores. Lugar de que según dictaba el sentido común, debería estar vacío a aquellas horas. 

Evans camina suavemente entre la gente sonriedo elegantemente, completamente mimetizada con el ambiente del lugar. Va procurando quedarse con las caras y, sutilmente se dirige al baño de señoras, esperando que hubiera el suficiente jaleo allí dentro como para evitar que la oyeran hablar por el intercomunicador.

Irvin esperó fuera del aseo de señoras. Como si su acompañante hubiera tenido un apretón y él estuviera ahí esperando a que terminara. Miró el reloj un par de veces y disimuló como pudo. Si se acercaba alguien, avisaría a Evans.

Echó un vistazo alrededor para intentar encontrar tanto el cuarto de conexiones como cualquier punto que les diera ventaja. También intentó fijarse en la gente, sin llamar demasiado la atención, por si veían al narco.

No escuchaba nada en la radio. Esperaba que todo fuera bien. Reviso si alguien le seguía, no parecía  que así fuera.

Habría aparecido ya el objetivo. Francisco Salazar, Narcotraficante. Un obre mórbido y falto de pelo  ya entrado en años. Pero qué seguramente tendría poder e influencia.

Vendría acompañado por su maletín, o por un grupo de seguridad privado para él solo. Eran preguntas que no habían podido responder, porque aquel hombre era una sombra, y ninguna de sus basqueabas habían dado resultado.
 

Evans se mete en el baño para revisar que las armas estuvieran en su sitio. Luego se sube a la taza y fuerza el doble techo hacia arriba. La bolsa de la ropa debía estar ahí también.

-Friki, ¿Tenemos visual del objetivo?

El trato se había respetado, todo el equipo estaba en orden. 

Mientras Irvin esperaba frente al baño de mujeres el objetivo pasó frente a él y entró en el baño de hombres. El traje era bastante ajustado, habría delatado cualquier arma oculta. Llevaba un maletín de piel oscura con él.

- Tengo al objetivo. Acaba de entrar a cambiar el agua al canario. 
 

Irvin se dirigió hacia el baño como si quisiera mear también observando alrededor a ver cuánta gente de seguridad tenía el narcotraficante a su alrededor.

- Analizo el entorno.

No lo duda, se pone en marcha. Lleva una larga gabardina para la ocasión y le permite esconder las dos pistolas en la parte final de la espalda sin que se noten. Antes de salir del cubículo, tira de la cadena y se lava las manos en el lavabo como como haria todo el mundo. Sonríe a alguna mujer que se cruza y sale del baño para situarse en la puerta del baño de hombres, donde se apoya en la pared con gesto distraído mientras finge consultar sus redes sociales.

- No tengo visión de lo que pasa dentro. De momento, nada parece indicar que haya saltado ninguna alarma. Sin acceso al servidor de la sala de seguridad, solo soy apoyo tecnico al teléfono.-

Dijo sin mucha alegría, cuando se le pregunto por el objetivo. Pero Vinro lo había localizado.

- Si tenéis el objetivo a tiro, proceded, y avisadme para liarla y que el embajador este mas pendiente de su hija y su personal de seguridad que de vosotros y el narco.- 

Además del objetivo en el baño solo hay otro hombre para cuando Irvin entra. Nada parece fuera de lugar, no hay escolta a la vista... al menos no le han acompañado al baño.