Partida Rol por web

El Doctor guarda lentamente su destornillador, sumido en sus pensamientos. Como en cámara lenta se vuelve a acomodar bien en su asiento, resignado a tener que hacer el recorrido del tren hasta el final ya que no se encuentran caminos alternativos. Sin dejar de mirar hacia adelante le habló a Rory. No sabía hasta dónde llegaba su memoria.

_Dime, Rory. ¿Qué recuerdas de la Conciencia Nestene y los Autons?

No se de que estas hablando, no tengo ni idea de que es ninguna de las cosas que me has dicho.
Y ahora me ha entrado la curiosidad. ¿Que son esas cosas?

Rory en realidad esta convencido que el Doctor lo unico que pretende es distraerle mientras trata de averiguar que esta pasando, evitar que entre en panico o algo asi...

Quizás eso fuera lo mejor, que Rory no recordara nada de lo ocurrido. No es bueno saber que moriste, que fuiste un robot que no podía controlar su propia voluntad, etc.. Ahora había que intentar explicar lo básico, como para que Rory tenga una idea de aquello a lo que nos enfrentamos.

_Bueno, digamos que si mis sospechas son ciertas (y estoy bastante seguro de que lo son porque soy brillante), estos muñecos son en realidad robots animados, comunicados por una inmensa red telepática dirigida por un ser de energía psíquica llamado Conciencia Nestene.

Miro entonces a Rory, al menos para sentir el placer de ver su cara al procesar esta información.

Y esa consciencia Nestene...es buena o mala, es decir, ¿estamos en peligro?, ¿querra hacernos daño?.
¿Que interes puede tener en nosotros?, y ¿por que hemos recibido el mensaje para acudir aqui junto con los dos que se han quedado fuera de la atraccion?.

_Muchas preguntas, Rory. Concéntrate solo en una: ¿Alguna vez la TARDIS nos llevó a algún lugar donde no estuviéramos en peligro? Estate atento y ten cuidado.

Rory haciendo caso del doctor no pierde mano sobre su espada romana en vista de lo que pueda acontecer mientras siguen avanzando en el tren del terror.

La puerta se abre suavemente, sin ningún ruido, y el tenue olor a comida que llegaba al exterior allí dentro es mucho más intenso. Suena un antigua hilo muscia, de esas viejas máquinas de discos de varios años atras.

Por dentro, el edificio está tan cuidado como por fuera, con marcos de fotos de la ciudad en diferentes épocas de año en blanco y negro sobre la pared y sobre las escaleras que conducen a los pisos superiores.

Tras la barra se asoma de pronto una mujer cercana a los cuarenta, sorprendida de ver visitantes, con un baso a medio limpiar en la mano. En cuanto te ve entrar se apresura a terminar lo que tiene entre manos, te sonríe nerviosamente por unos momentos, antes de que la mueca desaparezca, y se apresura a cumplir con sus deberes de anfitriona.

¡Hola, hola! ¡Buenas tardes! No esperaba a nadie a estas horas. ¡Bienvenido a Arrowdown y al restaruante de Monroe.

Tras todo aquel ambiente de misterio y vacío, la afable y algo acelerada mujer sienta como una jarra de agua fría en un día sofocante. Todo ella rebosa energía y amabilidad, con una sonrisa contagiosa en su rostro y ademanes amistosos.

Soy Teresa Monroe, ¿quiere comer? ¡Somos famosos por nuestras hamburguesas!

Con la puerta aún abierta la conversación se hace perfectamente audible desde fuera.

El tren continua su trayecto sin detenerse y, si las figuras a vuestro alrededor han escuchado o entendido vuestras palabras, os ignoran del mismo modo que llevan haciéndolo desde que se puso en marcha la atracción. Se giran, fluídamente, pero sin inmediatos gestos de peligro.

Empieza a pareceros un viaje un tanto largo, y también aburrido. Y, como si la atracción leyese vuestra mente, de pronto todas las figuras, absolutamente todas, abandonan de golpe los lugares que ocuparan y comienzan a aproximarse a vosotros. Quizá sean las muecas esculpidas en sus caras, pero parecen muy, muy enfadadas.

Observa a la mujer y le extraña encontrársela tan familiar dado la situación del lugar y decide seguirle un poco la corriente para conseguir información del lugar.

-Buenos días/tardes (tachar el que no corresponda) Teresa, no tengo hambre ahora, gracias.

La verdad es que me gustaría si es posible que me hable de este lugar y de la feria ¿Como es que están todas las atracciones en funcionamiento?

Rory se dispone a no dejar que ninguna de las criatures les agarren a el o al Doctor, de modo que actuara con su espada contra lo primero que se acerque a distancia de golpear.

¡Pero que dices tarado! Yo quiero una de esas hamburguesas señora Monroe. Huelen deliciosas. Tú pagas claro -digo a WH golpeandole en el brazo.

Una con todos los extras señora Monroe. Estoy hambrienta y... ¿una limonada?

No entendía nada de lo que estaba pasando... pero al menos podría llenarse el estomago de algo caliente.

Además, sabía perfectamente por su condición de mujer, que no había nada mejor como adular a una para que soltase la lengua.

Afortunadamente las figuras no se mueven demasiado rápido. Eso le da tiempo al Doctor para volver a sacar su destornillador sónico y aplicarlo a distintos puntos del coche que los transporta, aunque sin demasiada convicción.

_Rory, veré si puedo hacer que esto se mueva un poco más rápido. Si no funciona deberemos poner en marcha tu plan, sea cual sea.

¿Las atracciones?- la mujer se encoje los hombros, restándole importancia- Siempre están en funcionamiento. Parece que no quieren arriesgarse a perder clientes y las mantienen en marcha durante todo el día hasta bien entrada la noche. Los feriantes son gente... peculiar- añade con una curiosa mirada a la lejanía, como si recordara algo no del todo grato.- Asi que, una con todos los extras, ¿no, señorita? ¡Marchando junto con la limonada! Por favor, siéntensen donde quieran, no tardaré mucho.

Con un guiño alegre se adentra en las cocinas alegremente. Segundos después se escuchan los sonidos de sartenes y el chisporrotear de la carne sobre el fuego.

¡Funciona! Algo dentro de los circuitos del vagón suelta chispas con un brusco sonido y comienza a ganar velocidad a través de las vías, dejando atrás los autons que, a pesar de su apariencia, no son especialmente veloces.

Sin embargo... Sin embargo las atracciones no suelen poseer varias rutas alternativas. De pronto, el tunel a vuestro alrededor se abre y el brusco cambio de luz os hace pestañear. Pero lo peor de todo viene después, cuando el vagón se detiene súbitamente en el mismo lugar donde os subísteis.

El trayecto a acabado.

Majo -digo con un gesto de la cabeza a WH -esta tipa oculta algo.

De que les sirve a los feriantes tener las atracciones en marcha si nadie cobra por subir en ellas. ¿Y dónde están los feriante?

Las tripas me rugen. Es indudable que el aroma de la cocina excita mis sentidos.

-Ciertamente es curioso, si se marchan no pueden atender los puestos aunque estén encendidos y la electricidad no es algo barato para dejarlo todo prendido... ¿Seguro que quieres comerte eso? Yo esperaría hasta la noche a ver si realmente viene gente y feriantes.

_Bueno, eso ha sido divertido, Rory. Pero estoy confundido. Estos sujetos siempre traen problemas, pero nunca habían podido modificar el tiempo. Esto es algo que no me ocurre habitualmente -dijo el Dr. mientras se rascaba la cabeza-.

Pidete una guapo -le regalo un guiño -si no la quieres tu puedo comermela yo.

No entiendo la relación existente entre la hamburguesa y los feriantes. ¿Insinuas que me va a cocinar carne de feriante?

-No, pero quizá desaparezcas como el resto de los habitantes del lugar. ¿Conoces El viaje de Chihiro? Es una historia contemporánea que me llamo la atención