Partida Rol por web

Escuchaba, paciente, las palabras de mis compañeros mientras observaba como el clima se iva tornando en uno menos violento, Angainor envainaba sus armas y Eadar, casi repentinamente, cesaba en sus amenazas contra el ladrón y pasa a ¿Compadecerse? No lo comprendía muy bien, pero me alegraba que ya no hubiera, aparentemente, peligro de que mataran a sangre fría a aquel hombre.

Angainor se mostraba muy ingenioso y atento, sin duda no se me hubieran ocurrido todas esas preguntas e ideas para el "ataque"...aunque supuse que mi intento por evadir la parte del cuestionario tendría que ver en mi ausencia de sugerencias.

Esperé a escuchar que tenía que decir Gabbon al respecto mientras me imaginaba la incursión de noche y en la neblina hacia la guarida de los bandidos y me recorría un incómodo escalofrío la espalda.

Hador no se había planteado las cuestiones presentadas por Angainor. Asintió levemente, esperando a la respuesta del ladrón, cuando recibió los susurros del enano.

-Llevas razón. Si podemos infiltrarnos y atacar desde adentro, nuestras posibilidades de salir airados son mucho mayores. Ni hablar de que reduciríamos el peligro de perder a un integrante del grupo-

El rohir estaba encantado con la idea. Esbozó una sonrisa efímera e imperceptible, vaticinando lo que sería una noble misión llevada a cabo con el mejor de los planes. Por lo demás, aguardó las respuestas del bribón.

El ladrón respondió a las preguntas del enano haciendo memoria – pues íbamos a saquear bien el lugar y partir al alba, y de aquí volver con los objetos de valor a la base, nos esperan dentro de un par de días, bueno, pasado mañana al anochecer o al siguiente día a lo sumo si vamos muy cargados

El ladrón asiente con la cabeza – Tenemos un silbato, cada uno de nosotros lo tiene – lleva su mano al pecho y saca un silbato que lleva colgado del pecho – aunque sirve para todo lo contrario, para dar la alarma, para llegar a la base…  lo que no s identifica son nuestras ropas, indican nuestro rango y las llevamos siempre, si alguien no va con las ropas sabemos que no es de los nuestros, por lo demás no tenemos ninguna contraseña… y bueno, todos somos humanos, llamaría la atención ver a un enano… el elfo pasaría desapercibido con la capucha puesta, claro.

Gabbon también hace lo mismo y al ver que la situación se relaja guarda su martillo de guerra en el cinto y también comentó las palabras de la sombra – A mi no me importa como ataquemos, lo mío es aplastar cabezas…  - soltó una risotada – eso si, el jefe ese para mí… - dijo con una sonrisa un poco malvada

- No, que va, no hay problema, la mansión es grande, olerá un poco a humo, pero tengo buenas camas que os harán sentir bien descansados mañana al amanecer

Se rasca la cabeza y señala al ladrón - Y con este que hacemos ¿Lo atamos?

Miro para el cautivo y le digo al dueño de la mansión:

-  Podríamos atarlo...aunque opino que mejor será encerrarlo en alguna habitación de la que no pueda escapar...así podrá moverse y dormir mejor...estando atado no creo que consiga hacer ninguna de las dos cosas...

Miro para el ladrón, ya que nos ha dado esa información mejor será que duerma algo cómodo. Nos tiene que guiar hasta su guarida y mejor que esté descansado.

- Además deberíamos darle algo de comer...no me gustaría que se sintiese débil en el viaje que nos espera...lo necesitamos a él en plenas facultades...

Asiento ante las palabras de Ted. En verdad que el hecho de ver al ladrón a punto de llorar me hace pensar que un trato humano sería lo correcto. Seguramente si hubiese sabido alguna vez lo que le venía, se lo hubiese pensado mucho.

Me parece muy buena idea maestro enano. Como casi siempre que abrís la boca,jaja. Digo para relajar el ambiente. Recojamos sus ropajes y vayamos a descansar. Seguramente estaremos todos cansados y tras el día de hoy no vendría mal poder dormir en blando.

La expectativa de poder disfrutar de una noche de digno descanso no le distraía de la conversación con el ladrón.

-¿Ustedes nunca toman prisioneros? ¿Qué diría tu jefe si llevaran a un importante mercader enano de la ciudad que viajaba por el camino con su carreta discreta pero a la vez mal cuidada, ignorante de los peligros que acechaban en las afueras de Dol Amroth? Podrían cobrar un buen rescate-

Inverosímil, ¿pero que le importará a ese bandido si lo que desea es dinero?

-Aunque es obvio que nuestros disfraces engañarían a la banda hasta el momento en el que nos vean las caras, pues apenas son media docena de hombres los que nos esperan. Seguro que nos reconocerán como intrusos-

"- ¡Ja! ¿Piensan llevarme a mi como un simple saco de harina?- exclamé con un deje de indignación-. Malditos humanos... siempre... bleee... muy bien, que así sea por el plan... brf brf brf- susurré a regañadientes".

Miré al joven que finalmente se convertiría en nuestro guía. No sabía si confiar realmente en él o no. Era la única posibilidad que nos quedaba... ¿Y si había mentido?... Tendríamos que correr el riesgo y lanzarnos de bruces a la boca del lobo.

"- Muy bien, si lo único necesario para identificarse son las ropas, no hay más que decir de mi parte por ahora- expresé-. Ten en cuenta que no llevarás el silbato... has sido amable y bien dado frente a nuestras preguntas, pero has de comprender mi actitud hacia vos- le dije al ladrón-. Mi garganta se seca y mi tripas crujen... sería mejor continuar esta plática adentro, más cómodos, ¿no?- mencioné tendenciosamente".

Escucho las palabras del enano y asiento con la cabeza.

- Entremos ya y si hay suerte comamos y bebamos tranquilamente. Creo que nos hemos ganado un descanso...por lo menos por esta noche...

Miro al dueño de la mansión y por lo tanto nuestro anfitrión y le pregunto:

- ¿Podemos entrar milord?...Creo que va siendo hora de que descansemos un poco y pongamos a buen recaudo a nuestro particular aliado... - digo señalando al ladrón - ...él también necesita descansar...

Recogéis las ropas de los ladrones que os podrá ser de utilidad en el futuro, que son en total 7 de sombras novicias y 1 de sombra iniciada incluyendo el ropaje de vuestro prisionero.

El ladrón responde a Hador que aunque raro lo de llevar un prisionero podría servir al menos hasta estar bien cerca del vigilante, pero que habría que eliminarlo pronto.

Gabbon os invita a pasar a su casa, os facilita una cena, fría por ser la hora que es pero energética, y por supuesto cerveza.

Gabbon aleja los cadáveres y les prende fuego para que no se corrompan al aire libre.

Optáis por hacer guardia por si acaso pero la noche sucede tranquila, por la mañana reemprendéis el viaje sin olvidaros del dócil poney salvaje, ahora sois siete, los cinco más Gabbon y el prisionero. Tras otra noche más por el camino al amanecer llegó la hora de decidir que hacer, ir directos a la colina de las sombras y llegar al anochecer o ir a Dol Amroth primero para pasar la noche allí.

El camino se hace más tranquilo en este último tramo y no hay complicaciones. A excepción de la presencia de los nuevos integrantes del grupo, todo transcurre cómo en días anteriores. Camino confuso e intentando dilucidar el motivo por el que aquel hombre podría haber terminado dónde estaba.

En mis pensamientos me hallaba cuando llegamos a la intersección que nos indicaría el camino a nuestro destino y objetivo. Freno el ritmo y pregunto: ¿Y bien, Ted, preferís pasar la noche con vuestro padre o terminar con la banda hoy mismo? Creo que es decisión de Ted decidir dónde pasar la noche. Así que le miro esperando una respuesta. Yo estaré presto a ir dónde él diga.

Hador retomó el camino con las fuerzas renovadas por un plácido descanso. Aún así, su actitud se mantenía seria y taciturna. Sabía que el mismísimo destino dictaba que su cuerpo y alma debían estar dedicados a la justicia, pero las vidas de los hombres no eran fáciles de quitar, y menos de olvidar. El rohir había aprendido a concentrarse en su noble empresa, pues era eso lo que lo definía al final.

Observando la bifurcación frente a ellos, el jinete acarició la crin de su montura con cariño, aprovechando ese pequeño momento de deliberación. -Si se me permite la palabra, creo que todo depende de cuanto tiempo nos tomaría ir y volver desde Dol Amroth. No creo que logremos alcanzar la guarida de los ladrones sin levantar sospechas si nos dirigimos a la ciudad, aunque, dado que no podré ingresar al reducto con mi corcel, me gustaría dejarlo a resguardo en algún establo. De un modo u otro, tomaré el camino que dicte la mayoría-

Me levante más animado que el día anterior, un descanso bajo las estrellas era reconfortante, pero no cabía duda de que uno bajo techo era para agradecer.

Partimos temprano y sin contratiempos, el tener como acompañante a Gabbon me agradaba, pero no me sentía cómodo con llevar a un prisionero, me daba la sensación de tener que estar siempre más alerta...bueno, más de lo habitual.

Pasó otra noche y llegó la hora de decidir qué camino tomar. Respetaba lo dicho por Hador, sin duda le tenía aprecio a su montura y no sería seguro dejarla cerca de la guarida, además de que era posible que no volvieramos a encontrárla...

Coincido con Hador - dije tras pasar unos instantes dubitativo, mirando cada uno de los caminos por separado - Creo que lo más prudente sería ir en busca de ayuda a Dol Amroth, aunque tampoco estoy seguro del tiempo que nos tomaría esto - me guardé para mis adentros el asunto del caballo -

 Escucho las palabras de mis compañeros:

- Ir a Dol Amroth me permitiría ver a mi padre...y fijo que se suma a esta aventura...aunque vosotros ya lo sabéis me da a mí...

Espero en silencio a que se decidan, en el fondo no me importaría que mi padre viniese con nosotros pero también sería un peligro que entrase en combate. Aunque pedir ayuda me gusta creo que podría ser peligroso.

- Si vamos a Dol Amroth seguramente algún buen hombre se nos uniría pero también puede que los ladrones tengan allí espías o contactos en las tabernas...hay que tener cuidado con esas posibilidad...

Ir a Dol Amroth podía resultar beneficioso puesto que encontraríamos personas dispuestas a ayudarnos en la misión que intentábamos realizar. Pero lo que decía Ted era verdad... podían haber espías. Incluso el muchacho que nos acompañaba tal vez no supiese de ellos... o no nos lo había dicho.

"- Como bien has dicho, Ted, dirigirnos a la ciudad podría significar ser descubiertos, si hay espías. Sin embargo, no podemos coartarte el derecho a ver a tu padre- le dije a mi compañero-. Coincido con Eadar... es tu decisión".

Miré al ladrón de arriba a abajo. No serían necesarios espías para saber que pertenecía a la banda.

"- Si nos dirigimos a la ciudad, sería inteligente que el muchacho se cambie de ropa. Ayer nos dijo que los bandidos suelen venir a comprar a Dol Amroth... con ver el atuendo que lleva, nuestros planes quedarían totalmente acabados. Por otra parte... disfrazarnos ahora también sería peligroso... cruzarnos con cualquiera de los bandidos nos delataría de igual modo- comenté".

Yo siempre he sido un cobarde, así que elijo que lo decida Ted. XD