Partida Rol por web

Kazu se queda mirando como Naif se marcha en ese estado. En cuanto les da la espalda y se aleja un poco, Kazu mira a los demás y mueve los labios a la vez que hace un gesto de interrogación, algo que sin duda entendéis como un "¿Qué le pasa?" o algo por el estilo

(Pero si el ambiente estaba muy bien... ¿hemos hecho algo mal?)

-Menudos humos ¿eh?, no se preocupe, es mucho más amable con gente conocida, ¡bien por ella! y por usted, ¿no cree? Bueno, póngame esas queridas alas de pollo, ¿tiene cambio de oro? espero que sí porque sino nos vamos a ver en un aprieto. El oro da plata, y la plata significa cobre, la cuenta serían unas 4 platas y 4 cobres ¿me equivoco? pues que sean 5 platas por su amabilidad, ¿tiene 95 platas de cambio?

Hodor empieza a agobiarse un poco, no quiere pagar con oro algo que no llega ni a una décima parte de su valor, estará chalado pero conoce la escasez de dinero demasiado bien.

Cuando Naif le besa la mano con delicadeza, Ania se sobresalta y retira la mano rápidamente. Toma el dorso de su mano como si de un tesoro se tratase y ríe nerviosamente.

Al ver como Naif se aleja como alma en pena, Ania suspira.

-Qué persona tan tediosa... Dice mientras ajusta su falda la cuál quedó arrugada al sentarse. No parece que el comentario tenga ninguna intención negativa, más bien parece ser alguien que no se da cuenta de que piensa en voz alta. Ignora el "comentario" de Kazu. Espero que su tristeza no le impida traer las cervezas. Concluye con una despreocupada sonrisa mientras hecha su peso sobre ambos brazos apoyados sobre la mesa de forma horizontal.

-Así que... ¿vais a Ilmora? Pregunta con curiosidad, mirando a Rasul y a Kazu con una sorprendente confianza en la mirada.

La posadera se sorprendió un poco por la actitud desagradable de la joven, pero aún así no mostró enfado. Les sirvió sendas cervezas con diligencia

-La comida os la llevarán a la mesa en un ratito. Mientras toma el dinero que Hodor le da.

-No te preocupes, nuestros servicios merecen la pena. Le sonríe cálidamente mientras le da la vuelta del dinero.

Tras pagar a la posadera, Hodor sigue a su hermana, la cual se dirige a la única mesa con sitios libres. En esta, se encuentran sentados un joven asiático ataviado con un kimono, un muchacho de tez morena quien lleva ropajes medianamente elegantes y una chica castaña de ojos azules con una capa roja. Ante ellos, se encuentra una chica encapuchada dispuesta a tomar asiento. Y en medio del camino, veis a otra muchacha rubia de ojos llorosos.

Hacía escasos minutos que la muchacha había entrado en la taberna con aquel extraño pájaro al hombro que, tras un pequeño intercambio de palabras con la posadera, había abandonado la estancia con premura por uno de los ventanucos.

Ella, en cambio, había permanecido allí dialogando con la mujer probablemente a cerca de las típicas transacciones monetarias dependiente-cliente pues al poco rato se disponía a encaminarse, jarra en mano, hacia el único sitio libre que quedaba en la taberna, la mesa donde aquellos muchachos dedicaban sus presentaciones y fingían su mejor sonrisa sin embargo, a una distancia aproximada de tres metros se detuvo con la duda claramente reflejada en el rostro y la mirada clavada en la sombra del asiento libre que ahora ocupaba la recién llegada.

Parecía haber ocurrido algo entre ellos, pues la muchacha rubia acababa de pasar por su lado con los ojos humedecidos al borde del llanto, poco le importaba en realidad, tan sólo analizaba lo que ocurría entre aquellos desconocidos a los que sentía que debía acercarse.

Y eso hizo, dubitativa, dio un par de pasos y con la mirada clavada en el suelo se aproximó hasta la mesa en silencio, tomándose un último instante para zambullirse en aquella situación lo mejor que pudiera hacerlo. Inspiró hondo, se retiró la capucha mostrando su claro cabello ligeramente despeinado, una piel tan blanca que cuestionaba que la muchacha hubiese visto alguna vez la luz del sol y una sonrisa ligeramente forzada, pero lo mas extraño eran sus ojos, uno púrpura brillante y el otro de un gris mortecino. Despegó los labios con la clara intención de decir algo, pero volvieron a cerrarse mientras el aliento que había tomado se escapaba por su nariz en una sonora exhalación.

La mirada de la muchacha iba y venía de entre el resto de mesas abarrotadas, la chica rubia de ojos llorosos que estaba ahora en la barra y el sitio libre que había dejado. Esperaba que la invitasen a sentarse para no tener que pedir permiso, era algo que realmente la incomodaba así que, antes de que su intención de volver sobre sus pasos a tomar su bebida en la barra tuviera lugar, se le escaparon unas palabras:

-...Vaya, creía que había un sitio libre pero veo que no, disculpadme...- Con media sonrisa dibujada en la comisura, se encogió de hombros y giró sobre sus talones en el sitio.

Mirando a la "camarera" con su habitual sonrisa, Kazu responde amablemente

-Sí, parece que todos somos estudiantes

Cuando iba a seguir hablando, la chica de la que antes hablaban se acercó a la mesa

-Sí hay libres, están justo por aquí

Responde rápidamente Kazu con su habitual sonrisa amable a la vez que mueve una silla del otro lado de la mesa

-Aún quedan varias libres, supongo que desde donde estás las tapa la mesa

Deja la silla un poco retirada, como invitando a la recién llegada a sentarse

(Apostaría mi kimono a que esta también va a la universidad)

Estaba tan sorprendido como Kazu ante la reacción de Naif. ¿Confundir un nombre habiéndolo oído sólo una vez? Era increíble la fragilidad del muchacho. -"Bueno, algo tendré que hacer para arreglarlo"- se dijo, algo triste por cómo se había quedado. Kazu ya había respondido a la confianzuda camarera así que los dejó allí hablando mientras se levantaba torpemente de su silla. Hizo una inclinación de cabeza a la chica nueva a modo de saludo, pero se le cortó a mitad cuando vio su rostro.

-"Vaya... vaya chica más curiosa"- pensó, pero enseguida se dio cuenta de que estaba con la mirada fija en el ojo blanco de la recién llegada. Algo avergonzado murmuró un _{^{-lo siento-}} y siguió caminando para interceptar a Naif.

Durante su aprendizaje había leído sobre la heterocromía, pero no había visto nada como eso, así que llegó a la conclusión de que tenía que ser alguna otra cosa. ¿Una enfermedad? ¿Un accidente? Si tenía oportunidad más adelante le preguntaría; el poder diagnosticar una nueva patología le resultaba interesante, ya que de esa manera es como se mejoraba la ciencia y la medicina.

Esquivó a las personas que se cruzaban por su camino avanzando para llegar al triste muchacho. No le resultaba cómodo, ya que no era demasiado alto ni demasiado robusto; aún así, se las arregló para llegar a la barra lo más rápido que pudo.

-Oye Naif- dijo al llegar, agarrándolo suavemente por el hombro. "Vaya, que piel más suave"- pensó por unos instantes-. Espero que no te haya molestado lo del nombre, ¡pero si es una tontería!- continuó con una sonrisa para ver que no había problema-. Venga, anda, vuelve con nosotros a la mesa. Yo nunca había estado en contacto con gente tan diversa y me resulta muy interesante; estoy seguro de que a ti también. ¿Vamos?- terminó, haciéndole un gesto para que lo siguiese.

Cuando sintió una mano gentil sobre su hombro volteo a abalanzarse sobre la figura a la que le perteneciera, su pecho se pego como si esperara un abrazo y su cabeza se recostó en el hombro de su "salvador"; su frágil figura tembló un poco y termino calmándose un poco al oír palabras tan gentiles y tono tan dulce, de un amigo preocupado. -sí, lo sé... también soy un tonto por irme así... es que me puse muy nervioso. Quería darles una buena impresión a todos pero termine solo poniéndome en vergüenza...- repasa en su mente: como se equivoco en el nombre de Rasul, quien era el que me mostraba más empatía, como la chica lo "repudio" en su saludo y como era su trato en general, tosco. Pero su meta era deshacerse de esos recuerdos, apretó levemente la ropa de Rasul a la altura de su pecho, con una mano ya que  sostenía la bandeja con la otra; y por fin después de eso se calmo del todo.

Levanto el rostro a mirarlo a los ojos, los grandes ojos claros de Naif ya no brillaban de más por las lagrimas acumulándose pero si tenían un pequeño halo rosa alrededor al igual que su nariz, su voz ya no se escuchaba a punto de romperse, solo algo alterada como cuando uno sale de un shock; era de esperarse que tuviera maquillaje por las mejillas, pero aparentemente las pestañas grandes y las mejillas rosadas no eran artificiales o quizá se trataba de un conjuro. De pronto se da cuenta de la cercanía de su rostro con el rostro de Rasul, se sonroja y se aparta.  -ay! lo-lo lo siento Rasul!... aún falta pedir las cervezas.- murmura mientras hacia una reverencias aceleradas, para terminar se asoma de nuevo a la barra.

-perdone señora Nysa, ¿me da 4 cervezas más?- dijo a la suerte, de que Nysa le prestara algo de atención, pues su voz era débil y frágil, como él.

La posadera ha estado observando la curiosa escena, y veis en su rostro algo de incertidumbre mezclada con repugnancia. Queda mirándoos a ambos con la boca semiabierta, como si no se pudiera creer lo que está sucediendo. Al oír las palabras del muchacho, parece despertar pero su expresión de desagrado no se retira de su gesto.

-Sí que puedo... Dice, llenando las cervezas de mala gana mientras mira de reojo a los dos "amigos", como vigilandolos para que no se pasen de la ralla en su taberna.

Ahora veis como el chico moreno se ha acercado hacia la chica rubia que lloraba, como para intentar consolarla. Ambos se encuentran en la barra, y pensais que lo mejor es dirigiros de una vez a los asientos.

La respuesta del muchacho lo había dejado en shock, completamente incapaz de responder o "defenderse" hasta que Naif lo soltó. Cuando miró a Nysa lo hizo con la misma expresión mezclada que ella, incrédulo ante lo que acababa de suceder. Sin decir nada caminó lentamente de vuelta a la mesa, todavía tratando de asimilar el extraño comportamiento del joven. Nunca se había encontrado a nadie tan vulnerable, tan delicado ni tan... "delicado". No tenía un comportamiento que pudiera predecir, así que tendría más tacto la próxima vez que trate con él.

-Bueno Liesel nos sentamos aquí ¿no?, ya sé que prefieres algo más íntimo pero peor será estar de pie, ¿no crees? ¿nos sentamos? Estoy contigo, no te preocupes. (A los demás) ¡Hey compañeros! ¿están ocupadas? ¿no? ¿si?

Hodor espera a que su hermana le conteste para presentarse a los demás.

-Tsk, lo que quieras... Se muestra indiferente y se sienta lo más alejada que puede del grupo, evitando sus miradas.

Kazu mira a los recién llegados con su ya típica sonrisa amable, aunque por dentro estaba un poco cansado de repetir todo el tiempo la misma escena... después de todo, él fue el primero en sentarse (por supuesto, esto no se muestra en su cara).

-¡Claro que os podéis sentar!

Kazu sonríe esta vez para sí mismo y se atreve a hacer el comentario que muchos piensas

-Me apostaría todo lo que tengo a que vosotros también vais a la universidad, ¿verdad?

-¡Claro! ¡Como todos los que estamos aquí! ¿me equivoco? Eh, espera, todos menos la posadera, ella no creo que vaya... (con un tono de voz más bajo y poniendose una mano alrededor de la boca) está gorda, ¿no os parece? pobre...

Después de decir esto le mete dos largos tragos a la cerveza, una rubia de calor bastante transparente con un espuma abundante y de buena consistencia, sin olvidar el sabor amargo y medianamente ácido que otorgan los lúpulos de la zona con unos tonos malteados, aunque de fondo se le nota un tanto aguadilla... no está nada mal para ser la barata.

Aún sin entender el motivo de la cara de la posadera "parecía tan amable antes... quizá le molestan los llorones...a nadie le gustan los llorones...¿por que soy tan débil?..." pensaba mientras intentaba no entristecer un poco más, paga las cervezas y las pone con cuidado sobre la bandeja y con una gracia increíble se mueve entre la gente.

Llega poco después que Rasul mira a los presentes y pide disculpas -perdonen mi comportamiento, solo fui por las cervezas...- no intentaba fingir que nada había pasado, pero sabía que no agradaría a nadie siendo una "niña chillona". Dejo con ágiles movimientos las jarras: frente a Kazu, otra frente a la camarera, a quien le sonríe para que no se preocupe(según él: a ella podía importarle que se se haya alterado así),dejo otra jarra frente a uno de los asientos libres con un plato ya servido(donde asumía que se sentaría Rasul) y deja otra al lado de su plato.

Luego voltea a las 3 nuevas personas en la mesa, intento no fijarse mucho en lo peculiares que eran (especialmente para él que nunca había salido del templo y del pueblo que estaba cerca), así que simplemente les extiende la mano, intentando imitar torpemente el saludo que había visto a Kazu y Rasul, lograr con éxito con la camarera, a contrario de él. -buenas, me llamo Naif...- dijo con su dulce voz femenina y algo aniñada quizás; también parecía algo agitado, pues maniobrar entre la gente con 4 cervezas no le resulto sencillo.

(si eso sale bien, aun que imagino que Liesel lo hará sentir mal u_u)

-el es Rasul- sonrió orgulloso de decirlo bien esta vez, y señalo a Rasul con otro grupo de gráciles movimientos de manos.

(y si nada fuera de lo "normal" sale a colación)

-¿quieren que les traiga algo?, no soy la mesera, pero mi hambre puede aguantar...- le preguntó a los 3, que recién conocía. A lo que los demás se dieron cuenta que el muchacho estaba pagando de su dinero todo. Y si bien tenía ropas lindas bajo de su capa, estaba comprando la misma comida y la misma cerveza.

También alguien atento se podía dar cuenta que intentaba disimular su mirada sobre Liesel, la actitud soberbia y sería le llamaba la atención; como quien no quería verla, miraba a su hermano y luego a kazu (que imagino estaba a su lado).

Kazu sonríe hacia todos y mira a los últimos tres en llegar 

-Yo soy Kazu, y ella es la hijastra de la simpática posadera, Ania

Habla con un tono agradable, intentando ser cortés y simpático. Tras esto, se queda esperando a que los recién llegados se presenten

Observo la mano que Naif le ofrecia y con un gesto arrogante, giro la cabeza y bebio de su cerveza, sin importarle como se pudiera sentir el recien llegado. Que mlestos... solo quiero irme a mi habitacion a descansar, ¿es eso tan complicado? Solto un suspiro y se volvio a centrar en su bebida.