Partida Rol por web

Cruzásteis el Río Dane, el río en cuyas orillas se había ganado el título de "héroe" Loghain Mac Tir, el mismo hombre cuya traición había estado a punto de acabar con Ferelden permitiendo que la Ruina lo arrasara casi en su totalidad. Las huellas de destrucción que había dejado la diabólica horda a su paso se extendían durante millas y millas de tierra ennegrecida en todas direcciones; los árboles secos, la hierba marchita, los restos de las batallas que se habían librado por doquier eran omnipresentes.

Tras varias horas de viaje, el sol comenzó su descenso en el horizonte y Nolan anunció que os aproximábais a un punto bastante seguro en el que poder acampar. Se trataba de un pequeño claro en torno a un estanque rodeado de rocas que quedaba a un lado del camino, guarecido por una loma de tal modo que quedaba oculto a éste como si allí no hubiese nada. Sería la primera noche al aire libre en las vidas de algunos de los miembros que componían aquel grupo.

Una vez aparcada la carreta, dejásteis a los caballos atados y pastando los pocos brotes verdes que comenzaban a aparecer en las proximidades del agua, encendísteis una fogata en el centro del claro y os dispusísteis a instalaros.

Estáis en una escena de campamento, podéis aprovechar para hacer lo que queráis. Hablar con los demás jugadores o con los PNJs en estos casos puede traer consigo revelaciones, cambios en la relación con ellos o incluso desbloqueo de miniquest dependiendo de lo que hagáis/digáis.

Si iniciáis una conversación, marcad como destinatario únicamente a los PJs que queráis involucrar en ella (o sólo al director si únicamente son PNJs) Los PX en estas escenas irán en función del roleo.

Gabby se reunió con Lynn una vez hubo terminado de ayudar a las tareas de campamento y, sobre todo, de llenar de caricias y arrumacos a los caballos tal y como les había prometido.

—¿Cómo va lo de las runas? —le preguntó la maga despreocupadamente.

Gabby se reunió con Lynn una vez hubo terminado de ayudar a las tareas de campamento y, sobre todo, de llenar de caricias y arrumacos a los caballos tal y como les había prometido. 

Lynn había desenrrollado su petate para poder sentarse encima. La tierra del suelo estaba algo húmeda por el rocío de la noche y no parecía haberla considerado muy cómoda.

La clériga andaba limpiando con la yema del dedo lo que parecía el Símbolo Sagrado que le pendía del cuello pero al escucharte levantó la vista emitiendo un sonido interrogante y sonrió, volviéndolo a guardar por dentro de la túnica.

—¿Cómo que "cómo va"?—dijo—. ¡Si ni si quiera sé por dónde empezar!

Rió entre dientes y dió unas palmaditas sobre el petate para que te sentaras con ella.

—La verdad es que sólo aprendí lo básico de los grabados que sirven para canalizar mejor la magia o el uso del lirio, pero tengo entendido que los encantamientos de runas son muy variados... hay de muchos tipos—suspiró—. No sé de dónde o de quien podría aprender tantos matices.

Gabby se desanimó.

—¡Vaya! Yo no puedo ayudarte. Sólo los Encantadores Superiores tienen acceso a los libros de Encantamientos. Y los Tranquilos, claro —se rascó la mejilla. Se le ocurrió algo y le guiñó un ojo a Lynn—. Claro que quizá podamos echar mano de mi amigo del Velo.

«¿Astucia? ¡Hola!»

Sentiste aquel cosquilleo familiar de otra conciencia al rozar la tuya, la presencia mental de Astucia siempre era como sentir que alguien te echaba una manta sobre los hombros para que no cogieras frío. Curiosamente, esta vez pareció "asomarse" sin que se lo pidieras porque dicha presencia se tornó más cercana llenándote de aquella agradable calidez que habías sentido antes en el camino.

Puede que estuviera empezando a intuir lo que querías que hiciese sin que se lo pidieras, o puede que simplemente fuera a propósito porque sabía que su aura provocaba aquel efecto en los mortales.

«Hola, Gabrielle» saludó. Y enseguida su voz se tiñó de la pillería habitual «¡Vaya! Que agradable visión»

Lo escuchaste reírse entre dientes.

«La de menos gente alrededor, se entiende... »

«¡Eh! ¡No seas trasto que esto es serio!» le reprochó Gabby, en un tono tan jocoso que le quitaba todo el hierro «¿Te acuerdas que me estuviste hablando de lo habilidosa que había sido Lynn? Bueno, seguí tú consejo y la animé a que empezara a trastear con las runas y los grabados. Pero la pobre no sabe ni por donde empezar. ¿Tú podrías ayudarla, a través de mi?»

—¿Y esa risita, Gabby?—escuchaste preguntar a Lynn—. ¿Te has acordado de algo gracioso?

Te fijaste en que tu amiga mostraba una ligera sonrisa y una expresión más animada debido a la presencia del espíritu, aunque ella no se diera cuenta. Sin embargo, parecía haber sido una pregunta retórica ya que se había puesto a ordenar un poco la mochila mientras aguardaba tranquilamente a que le contases la conclusión tras comunicarte con tus contactos en el Velo.

«¿Trasto yo? No sé de qué me hablas»

Eras perfectamente capaz de imaginarte al espíritu con un arito angelical sobre la cabeza. Aunque al instante se centró en lo que le habías dicho.

«Vaya, la verdad es que nunca pensé que nadie en su sano juicio me hiciera caso... » dijo con estupor. Luego soltó una carcajada «¡Vale, vale! Es broma, ya paro. ¿Qué me habías preguntado? ¿Que si yo podría ayudarla a través de ti?»

Se quedó unos instantes pensativo, aquello de no "poseer" a la gente continuaba siendo por lo visto una máxima de oro entre los espíritus, pero como quería ayudara parecía estar buscando otro modo de poder hacerlo.

«Bueno... técnicamente tú deberías poder ayudarla a ella a través de mí» terminó diciendo, aunque acto seguido se explicó «Es decir, una runa es algo imbuido con lirio, el lirio es magia en estado puro y el Velo es el origen de la magia así que para mi no tiene muchos secretos darle forma»

De un modo que no sabrías explicar, supiste que se había encogido de hombros.

«Yo podría enseñarte a ti el patrón de un tipo de encantamiento y luego tú podrías mostrárselo a ella. Si conoce lo básico que es trazar el lirio, no debería de serle difícil juntar ambas cosas y conseguir una runa»

—¿Hmmm? Oh, no era nada. Un momento.

«¡Estupendo!» se alborozó Gabby, sintiéndose ante los nuevos conocimientos como los caballos frente a las zanahorias «¡Manos a la obra!»

—Sí, creo que podré ayudarte.

—¿De verdad?—el rostro de Lynn se iluminó—. ¡Eres la mejor, Gabby!

La clériga te abrazó y calló de golpe cualquier respuesta que Astucia pudiera haberte dado, aunque sentiste que la presencia del espíritu continuaba allí.

—¿Y cómo?—añadió Lynn separándose y mirándote ilusionada por la perspectiva de poder hacer algo más para ayudar al grupo en la misión que el Círculo os había encomendado.

—Él me enseñara a mi y yo te enseñaré a ti —respondió Gabby con una sonrisa.

«A ti te quiere tanto la gente que sospecho que no voy a tener más remedio que acostumbrarme a esto a velocidad relámpago»

Escuchaste la voz de Astucia un poco aguda, como la de alguien que acaba de tragar saliva cómicamente. No lo notabas disgustado pero sí muy sorprendido, como si la cercanía entre dos personas le resultase un concepto extraño.

—¿Puede hacer eso?—Lynn abrió los ojos con curiosidad, parpadeó y entonces esbozó una sonrisita—. Pues dale las gracias de mi parte.

Se rascó una mejilla con gesto pensativo y miró al cielo.

—Aunque necesito un par de cosas antes... a ver si con suerte puedo encontrarlas en Lothering.

Era el primer descanso tranquilo que disfrutaba. Con una comitiva tan numerosa era poco probable tener problemas con bandidos o salteadores de la carretera. No podía decir lo mismo de los restos de la Ruina, pero incluso un engendro solitario no se lanzaría estúpidamente contra más de media docena de personas, estando varias de ellas bien armadas.

Se había quitado el coleto de cuero y la capa, aunque luego la usaría como manta si apretaba el frío. También había aflojado las botas y los lazos de los brazales, era bueno dejar a la piel transpirar. No recordaba la última vez que había acampado así, aunque conservaba los rostros de los camaradas en la memoria.

Agradecía el buen fuego, no siempre se podía disfrutar de él, resultaba irónico como algo tan mundano podía reconfortar tanto. Como en otras veces decidió aprovecharlo para cocinar, primero colocando algunas piedras para evitar problemas con las chispas, luego sacó de la mochila su gastada olla, la había limpiado fugazmente al pasar cerca del Dane a la par que había llenado de nuevo el odre.

Tocaba un guiso típico de campaña, la cacerola llena de agua, algunas patatas que había comprado en la pasada, verdura, unos pocos pedazos de lacón seco y algunas habichuelas. Algo de sal y luego solo tocaba esperar. Habría agradecido algo de pimienta para darle un toque a la comida, pero igualmente podría irse a dormir con algo caliente en el estómago.

Aun disponía de tiempo mientras se hacía el guiso, estiró un poco los huesos y se acercó a Nolan tranquilamente.

- ¿Extrañó día eh Nolan? Hacedor que está tranquilidad se agradece. -

 Todo arrasado...pero Dreren no piensa en eso. No había visto el mundo de otra forma y si lo había hecho ya no lo recuerda. Todo se muestra hermoso tal y como es, incluso cuando son pastos arrasados por las llamas. No piensa en la labor que les espera en Lothering, no almenos en una labor de reconstrucción, para eso existían personas como Cole. Personas que pueden dedicar su vida renunciando a la libertad.

 No mira atrás por temor a ser descubierto en sus pensamientos. Receloso de que Derek desconfie, y en realidad todos le dan un poco igual mientras mira el cielo estrellado, el agua estancada...el mundo y lo respira, y entra en Dreren por cada uno de sus sentidos. Escucha las pisadas, la conversación lejana, el crepitar del fuego. Alza el mentón confiado, sin temor a parecer soberbio. No sabe si se siente bien...el caos que hay fuera y dentro de él resuenan en una armonía perfecta que le invade el pecho como un vacio que amenaza por tragarselo. Tan rodeado de amigos, de aliados...y tan solo en sus metas, en sus deseos. ¿Qué harán cuando lo sepan? Se pregunta pero sin preocupación.

 ¿es eso hipocresía? ¿Es una infidelidad? ¿Ha de ser castigado?

 Dreren pasa un rato en silencio en paz consigo mismo y después camina hacia donde reposa Balaena, sin dar explicaciones, esta vez con el mentón bajo y la mirada profunda pero perdida en su interioridad.

 Su caminar es como un paseo tranquilo, la serenidad de un mago que aún no es erudito pero sin duda sueña con serlo algún día. La noche le envuelve en su azul túnica como un abrigo más. Siente el viento en el liso y ardiente lirio, y eso sólo le sirve para saberse aún más vivo.

Nolan andaba cerca del fuego, frotándose las manos para devolverles la sensibilidad tras todo el día conduciendo la carreta. Cuando vió que te acercabas, saludó ligeramente con una.

—¿Extraño?—dijo—. Si lo dices porque algo haya salido bien, sí, desde luego que ha sido extraño.

El orlesiano suspiró y se sentó con un gruñido a lo fakir sobre su petate extendido en el suelo.

—Desde que los engendros tenebrosos decidieron hacer ruta turística por Ferelden todo ha salido bastante mal—hizo entonces una pausa y añadió de modo espontáneo:—. Bueno, quitando que alguien logró partirle la cabeza en dos a su Archidemonio. Ese debió ser otro "día extraño".

Rió sin alegría y se fijó en que estabas preparando una olla, entonces enarcó ambas cejas.

—Vaya, tienes más recursos aún de lo que parece, ¿eh?—dijo con tono de grata sorpresa mientras se inclinaba a ver el agua brubujeante—. Yo que me estaba resignando ya a comer conejo chamuscado todos los días...

- Hay que disfrutar los pequeños placeres de la vida, en esta no hay conejo, algo de lacón y un poco de verdura para aderezar con unas pocas patatas. No tengo condimentos para mejorar esto, pero podremos ir a dormir con el estómago lleno.

Algún día tendré que visitar tu tierra a ver que puedo aprender de los maestros, la cocina orlesiana tiene una gran reputación. -

Miró a un lado por unos segundos, Balaena estaba lo bastante lejos para que no escuchará la conversación, algo que en ese momento era preferible. En su caso no era bueno remover la herida.

- ¿Cómo está, y cómo estás? No quiero imaginar el infierno que debe estar pasando. Si hay algo de lo que quieras hablar ya sabes. -

«¡Anda ya, qué exagerado eres! No todo el mundo me quiere» se quedó un momento pensando «¿Tú me quieres, Astucia? ¡Porque yo te quiero un montón!»

Sonrió, a Astucia y a su amiga.

—¡Genial, aprenderemos juntas! Que yo no pueda encantar no quiere decir que no disfrute aprendiendo lo que pueda. ¡El saber nunca ocupa lugar! —subrayó la última frase alzando un dedo y cabeceando.

Sabía que Lynn podría enseñarla a completar el aprendizaje que le hiciera Astucia y encantar por si misma. Pero también sabía que sólo a los Tranquilos y a los Encantadores les estaba permitido, y no quería poner a su amiga en compromiso. No es que Gabby quisiera contradecir las Leyes del Círculo y ponerse a encantar pero... eso de tener el conocimiento tan a mano era superior a sus fuerzas. Y además, si sabía los rudimentos básicos podría comprender y explicar los conocimientos avanzados con más propiedad.