Partida Rol por web

«¿Ves...?» preguntó reluctantemente «¿Ves rastro de la infección de la Ruina?»

La ira solía ser una reacción muy típica al sufrimiento de un ser querido, solía venir acompañada de la frustración y sentimientos de culpa por lo que no se ha podido hacer. El mismo la conocía muy bien. Solo que a diferencia de Lynn su amigo estaba muerto y no podía ir a descansar en paz.

Entendía los sentimientos mezclados de Gabrielle, pero no tenía nada que reprocharse a si mismo en esa situación. Tenía sus limitaciones.

Suspiró cansado, aunque realmente lo estaba, llevaba un buen rato cargándola en brazos y le parecía que aun quedaba mucho tiempo hasta salir del atolladero, no tenía ganas de dar explicaciones pero no había salida posible,  miró a Gabrielle con sus ojos apagados hace mucho y le contó lo sucedido brevemente.

- Y es cierto, no quedan engendros, pero nos atacaron sus esqueletos carbonizados en un pasillo que hemos dejado atrás. Eran cinco y algunos portaban un arco, pare a los tres que venían a melé pero no soy más rápido que las flechas.

Solo he dicho que es una herida de engendro, yo tengo varias cicatrices de ellos mucho más viejas. Estaban quemados y la Ruina fue hace mucho. La mayoría de los venenos quedan inertes, pero mentir sobre ello es mucho peor que decir la verdad. No entiendo de magia, ni se si podéis desinfectar heridas. -

Astucia estaba un poco agitado pero tenías la impresión de que era por el nerviosismo extremo que le venía de ti. No se le contagiaba pero lo descentraba y tardó unos segundos en contestar a tu pregunta.

«Tócala otra vez»

Cuando lo hiciste notaste que toda la atención del espíritu se centraba en tu amiga como una lupa concentraría la luz del sol. Realmente ESTABA buscando algo... y a la vez estaba preocupado por ti. La respuesta que podía darte iba a hacer mucho. Tanto para bien como para mal.

«No...» dijo tras unos instantes de duda que se te antojaron siglos «No siento nada ominoso»

- Tal vez sea precipitado, pero no es dificil una relación de amistad. Quizás sin dejar a un lado nuestros intereses podamos ser buenos amigos al fin y al cabo. - era parte de la lección de humanidad, parte de esa visión del mundo que Allure deseaba. La amistad, el vínculo afectivo entre personas era algo muy importante...algo poderoso, demasiado, y sería ingenuo pensar que allure no sabía ya que aprovecharlo era una opción interesante.

 En cualquier caso, siempre podría interpretarlo como algo gracioso, una broma sobria de Dreren que, después de todo, había reconocido la naturaleza de Allure como una contraria a esa clase de vínculos o sentimientos, tal vez a todo sentimiento...aún así, eran arenas movedizas. Si, Allure no parecía como se la habían representado, es decir, como le habían representado a los demonios, como aquello que había contemplado en su angustia...no tenía nada de angustioso, o no en aquel sentido. Más bien, Dreren asumía estar adentrandose en una trampa bien modelada...y no le importaba en absoluto.

 Tendió la mano y la estrechó sin miramientos, era firme en su descenso hacia la conversión de su ser en la de un apostata...aunque él, no pensase que lo fuese, jamás sería algo malvado...sólo aceptaba que el Hacedor había dotado a las personas de la capacidad de dudar y de elegir y el hacía servicio de algo parecido a un derecho.

 ¿De qué le servía la libertad si no podía hacer el mal? Una libertad que le impide caer voluntariamente en lo que otros llaman jugar sucio, mancharse las manos, no es libertad, es opresión del dogmatismo del círculo, o peor, de la capilla. En cualquier caso, de entes, de instituciones que se colocan por encima del mago de a pie y tratan de controlarlo, no sólo de educarlo. Temer a lo que habita en el velo es temer al conocimiento y a la verdad. Si quería comprender el mundo, Dreren debía tener las visiones de ambos lados, la del pragmatismo templario y la de alguien como Allure.

 Dreren podría convertirse en una figura que representase una nueva era de liberación para los magos del círculo. Tal vez, pudiese liderarlos hacia el fin de sus cadenas.

 Era, no obstante, una situación dificil, una posición complicada la suya. La libertad acaba donde comienza la de los otros, su poder no podría utilizarse para oprimir...tal vez Andraste fuera, finalmente, su mayor guía...igual, seguramente, que lo fue para los que crearon los círculos, para los templarios y para la capilla. Pero él deseaba tener su propia interpretación de los cantares, de las palabras vivas de Andraste...tal vez la pregrinación no sea tan mala idea. Se dijo, y pensó en mantener una cálida conversación con Lynn sobre el asunto, ella debía saber más que él sobre Andrastre y el Hacedor. fue en el mismo instante en el que pensaba en ella de una forma tan útil, no como medio, pero sí valorando lo útil que era tenerla a su lado (y lo magnífico de su compañía) que oyó su grito. Trató de identificar el motivo por su realización, tal vez distinguir indignación, miedo, o simplemente horror.

 Su rostro se descompuso, mínimamente.

 - ¿También están aquí? - su voz no era tan cauta y natural, salía atropellada como síntoma de su preocupación. Miró inconscientemente a la silla, su justificación de que aquel plano no era la realidad, porque las leyes que conocía sobre el peso y el movimiento de los cuerpos, no se cumplía sin excepción.

 Si alguien lo sabía, sería ella.

 - ¿Y Ferin? ...el...el niño - aclaró, aunque ella no tenía porqué tener aquella información.

 - En cuanto esté solo retomaremos nuestra suerte juntos. - afirmó con una tranquilidad fría, impropia de alguien cuya amiga se encuentra en peligro. Asintió dando por hecho que acataba las propuestas...la soledad le hacía débil ante Allure, pero era un argumento indiscutible...no confiaba en que Derek, Sion o incluso Gabrielle lo entendieran, y prefería mantener a Lynn al margen.

 Busqué con la mirada, insistentemente en la habitación, y un fogonazo de memoria cegó mi mente.

 - Ella, estaba conmigo. - la mujer del grito, estaba justo a su lado antes de que empezase todo aquello.

 ...¿Lynn..?

Allure se limitó a sonreír divertida así que no te quedó muy claro si se lo había tomado en serio o como un chiste sobrio por tu parte. Lo único que más o menos te había quedado claro era que, en cualquiera de los casos, no le había sentado mal.

En cuanto al grito que acababas de escuchar... no te parecía de miedo, sino de algo peor todavía: de dolor.

—Sí, también están aquí—te respondió—. Es decir, en alguna parte, como acabas de comprobar. Y en cuanto a ese niño del que hablas... me temo que no sé quién es. Llevo bastante sin salir de esa gema.

Miró hacia la única puerta de entrada a la casa.

—Por lo que respecta a tu amiguita, sí, estaba contigo. Pero es evidente que ahora no—añadió—. La verdad es que hay sorpresas bastante peligrosas en lugares en los que el Velo presenta desgarrones... que las habitaciones y las direcciones se distorsionen y cambien es la menor de ellas. Por cómo ha sonado apuesto a que esa chica ha encontrado una de las desagradables.

Volvió a mirarte.

—Quizá deberías ir a ver.

Te guiñó un ojo y en ese momento te percataste de que aún no te había soltado la mano que le estrechabas. Y lo hiciste más que nada porque unas pequeñas llamas violáceas brotaron por su brazo, sus hombros, su cuerpo entero en general hasta que ella misma se convirtió en una ondulante voluta de humo y llamas que recorrió tu brazo en espiral y pasó sobre tus hombros hasta llegar a la gema que sostenías en la otra mano, en cuyo interior desapareció.

La parte buena era que no quemaba.

Dreren: 200 PX

Has desbloqueado una entrada de Códice: Los Demonios del Velo.

Has obtenido un objeto: Granate de Allure 

Gabby puso la mano en la herida, y la observó con una intensidad que pareciera que le iba la vida en ello. Tras unos segundos conteniendo la respiración, soltó todo el aire de golpe. Su rostro era la viva expresión del alivio.

—No, la herida no está infectada. No parece haber ponzoña alguna —dijo mientras se enjugaba el sudor de la frente.

Se dio cuenta de que le temblaban las piernas, y no tenía claro si era por la carrera o por la tensión. Le dio un beso a Lynn en la frente.

—Hacedor misericordioso, vale que no sepas nada de magia o de sanación. Pero sabes aún menos de dar noticias —dijo mientras se pellizcaba el puente de la nariz—. Oye... ¿hay algo más que deba saber? Cualquier detalle sobre lo que hayas visto en este sitio podría servirme de gran ayuda.

Parpadeó.

—¿Cuánto tiempo llevas con Lynn en brazos?

«Gracias, ¡gracias, GRACIAS!» le dijo a Astucia en un tono que parecía una plegaria «Jamás me lo perdonaría si le hubiera pasado algo a Lynn.»

Lynn era una parte tan importante de su vida que no se imaginaba no compartirla con ella.

«Bendita Andraste casi se me para el corazón. No quiero imaginar qué podría haber sentido si no estuvieras aquí conmigo.»

No podías ver a Astucia pero, como otras veces, de algún modo tuviste la sensación de saber lo que hacía: el espíritu sonrió.

«Lo dices como si hubieras hecho algo malo» dijo «Has sido tú quien la ha curado, ¿no? El mérito es tuyo»

Entonces agregó soltando una risita entre dientes para quitarle hierro al asunto

«Aunque he de reconocer que sabes cómo hacer que uno se sienta importante. Gracias»

Notabas que estaba contento por haberte quitado el ataque de histeria. Aunque lo que también notaste fue que lo sorprendió mucho el gesto que tuviste con Lynn. ¡Mucho!

«Eh... Eso... » hizo una cómica pausa como si no tuviera muy claro cómo continuaba la frase. Tras unos segundos pensando añadió: «¿Eso está por encima o por debajo de un abrazo?»

A Sion no le gusto nada escuchar esas palabras. Empezaba a tener serias dudas sobre en que clase de mundo extraño esa cría se debía haber criado. O tal vez el concepto de noticias de su tierra era diferentes al del mundo real. ¿Exactamente cómo diablos debía haber dado esa noticia? ¿En la taberna con un una jarra de cerveza? - "Ah Gabrielle creo que la herida es de engendro tenebroso, mira si esta infectada por si Lynn se pone algo pesadita"

Una herida con la más mínima posibilidad de estar infectada por la plaga era algo de absoluta prioridad, detenerse a frivolizar o buscar palabras suaves era totalmente innecesario y no cambiaría de ningún modo los hechos en caso de terminar estos en la peor de las situaciones.

No pensaba molestarse en decir su desacuerdo, prefería guardar las fuerzas para salir de aquel maldito lugar.

- Hay una especie de sombra grande, burlona y maligna jugando con mi mente y escarbando en mis miedos, Lynn comentó haberse cruzado con ella también. No puedo decir más detalles, era como si la oscuridad estuviera viva, además tenía mis nervios muy alterados, era mucho que peor que una pesadilla turbulenta.

Una media hora. -

Era el momento de continuar buscando, ese monstruo no esperaría por ellos y Sion no quería permanecer en ese lugar más tiempo del estrictamente necesario.

- Escucha, el perro te ha encontrado por el olfato en esta maldita trampa de pasillos y engaños. Si fue capaz de seguir tu rastro es probable que pueda seguir el de otro. Pero tu le diste de beber y estuviste cerca así que pudo familiarizarse con tu olor. ¿Tienes algo de tu hermano o Dreren? Nos vendría de maravilla para localizarlos. -

La mejor noticia en esa casa fue encontrar a esa maravilla de perro.

- Amiguito no me olvido de tu jamón ni de tu pelota. -

Como respuesta, el mabari (que se había quedado sentado sobre los cuartos traseros y mirándoos todo el rato) soltó un ladrido y empezó a mover la cola alegeremente. A la pobre criatura se le hacía la boca agua pero no te extrañaba: Llevaba días sin comer.

Como respuesta, Kando soltó un ladrido y empezó a mover la cola alegeremente. A la pobre criatura se le hacía la boca agua con la sola mención del jamón (fuera lo que fuera a lo que Sion se refería) pero no te extrañaba: Llevaba días sin comer.

No le gustaba la idea, pero le daba la razón a aquella falsa mujer. Sin embargo, la mención a lo que sentía por Gabrielle le puso los pelos de punta. Rígido, tragó saliva y se cruzó de brazos todavía con más reserva.

-Eso no es de tu incumbencia. Lo que sienta por Gabby no es cosa tuya, ni de nadie. Es sólo mío, y así va a seguir. Ella no lo aceptaría, mis padres me odiarían... si es que siguen vivos. No puedo arriesgarme a perderlo todo. No tengo mucho, pero me gusta lo que me queda. Prefiero pasarme toda la vida junto a Gabby en silencio que hablar y quedarme solo.

—¿No lo es?—la mujer hizo unos adorables pucheros—. Yo SOY ese deseo tuyo. Soy su encarnación. ¿Tú me has creado y no es de mi incumbencia?

Soltó una risita y levantó un índice.

—Ah... De nuevo estás dando por sentadas cosas, Derek ¿Acaso lo has intentado?—añadió—. No estoy diciendo que te acerques a ella y se lo sueltes, eso sería un desastre. Pero hay otras formas. ¿Cómo puedes estar seguro que con perseverancia... y algún truquito inocente no podrías terminar logrando aquello que quieres, mmm?

Arqueó las dos cejas y sonrió.

—Además... ¿Qué pasaría si ella encuentra a otro? No tendría tiempo para ti, pasarías a ser el segundo plano, relegado al olvido—suspiró—. Y estarías el resto de tus días lamentándote e igualmente solo. ¿Podrías soportar eso?

Ya con Allure en el granate, rodeada por mi puño, mi brazo describió un movimiento ascendente, lento que se correspondía con la reflexión que inspiraba mi rostro sombrio, encapuchado. Aunque debía apresurarse sus movimientos permanecían reducidos al mínimo, el velo le invitaba a permanecer allí durante todo el tiempo que fuera posible, como una fuerza que no podía ignorar en ese momento. Por otro lado, Lynn podía no sólo estar en peligro, podía estar herida y sola. Lynn era su responsabilidad.

- Quizás debería...aunque como ya he dicho, no me gustan las sorpresas. - le contestó en un susurro que no pretendía decirle nada, sino, decirselo a sí mismo.

No había terminado aquella frase cuando dio el primero de sus pasos hacia el lugar del que provenía el grito, si era sensato concretar lugares allí, donde todo cambia y nada es lo que parece. No gritó anunciando su llegada, pero esperaba que por temor Lynn siquiera haciendolo para que pudiese llegar a ella.

Si volvía a gritar de dolor, tal vez fuese la última vez que lo hiciera. No es agradable que acaben contigo allí...¿en algo así consistía la tranquilidad, no? ¿Podría convertirse a cualquiera en un tranquilo?

No pensaba quedarse parado para averiguarlo.

Aguanta. En seguida saldremos de este lugar.

Te introdujiste por la puerta y fuiste a parar a un largo pasillo que se perdía en la oscuridad, se te antojaba inexplicablemente largo para encontrarse dentro de la construcción de la granja pero... teniendo en cuenta lo que había dicho Allure, aquél sitio estaba "distorsionado" por la influencia del Velo así que las distancias lógicas debían ser totalmente relativas.

—¡Lynn! ¡LYNN!

Escuchaste amortiguado por a saber el Hacedor cuántas paredes el chillido de Gabrielle. La maga estaba en alguna parte, cerca... en a saber qué dirección. Pero en tu caso sólo podías caminar hacia adelante así que fue justo lo que hiciste con la esperanza de que aquello no te estuviera alejando en lugar de acercando.

«¿Tienes miedo?»

Una voz sin cuerpo resonó en tu cabeza. Una voz ominosa y oscura, aterciopelada y siniestra... que no habías oído en tu vida. El pasillo era estrecho y no parecía venir de ninguna parte pero un escalofrío te espoleó a acelerar, como si pararse fuera un error.

No volviste a oírla pero te sentías incómodo, como si aquellas simples palabras hubieran dejado un eco frío en tu interior.

Estás siendo afectado pro un aura de miedo. Tira Voluntad CD 16. Si la pasas todo se queda en sudores fríos e incertidumbre. Si no la pasas no es necesario que tu personaje tenga que ponerse a dar chillidos histéricos como una nena pero se sentirá asustado y vulnerable.

—¡Tú!—volviste a escuchar la voz de Gabrielle al borde de las lágrimas como si fuera a darle un ataque de histeria, y a una distancia que no lograbas determinar por culpa de las paredes—. ¡Tú tenías que protegerla! ¿Qué clase de...?

Sacudiste la cabeza. ¿Qué era todo aquello? ¿Qué te estabas imaginando y qué estabas oyendo realmente? Algo raro ocurría. Algo que te tentaba a acelerar el paso. Tras un par de minutos vislumbraste en el fondo una habitación... y una puerta. Ahí se terminaba el camino.

Todavía no habías llegado cuando empezaste a oír arañazos detrás de la madera.

«Por encima» contestó Gabby, divertida «Sólo le das un beso a tu familia, o un amigo muy íntimo como somos Lynn y yo. En la mejilla es lo más normal. Si ves que alguien le da un beso en el dorso de la mano a otra persona, ese no es un beso de amigo sino de cortesía... cortesana. Una abuela le podía dar un beso en la frente a su nieto. Y por último está el beso en los labios, que sólo das a alguien del sexo opuesto cuando estás enamorado de él.»

—Kando —señaló Gabby—. El mabari se llama Kando. ¿Verdad pequeñín?

Gabby le dedicó unas caricias al perro antes de dirigirse a Sion.

—No tengo nada de Dreren ni de mi hermano —respondió. Derek le había regalado una orquídea, pero era imposible que aún siguiera oliendo—, así que no podemos hacer gran cosa a ese respecto.

Se golpeó los labios con un dedo en un gesto pensativo.

—Debemos buscar la salida trasera de la casa. ¡Y la casa del árbol! Seguro que Ferin está ahí, y Schaudaron irá tras él —se agachó junto al mabari—. ¡Kando, guapo! ¿Sabes dónde está Ferin?

¿La salida trasera? Esa cosa alteraba la realidad o al menos había quedado patente. Sion tenía serias dudas de que pudieran salir de aquel laberinto si aquella pesadilla de oscuridad no lo deseaba. Schaudaron... se ahorró el preguntar, por eliminación tenía que ser el monstruo que habían visto, no quería saber como conocía el nombre.

- Esa cosa, sea lo que sea a mi entender puede alterar lo que nos rodea, si estamos en un laberinto dudo mucho que encontremos una vía de escape con tanta facilidad. Si yo no deseara ser molestado encerraría a mis enemigos en un lugar sin salidas, o haría que la única fuera un infierno.

Los demás pueden estar en problemas, es mejor ir todos, dos magos y un templario pueden hacerle frente mucho mejor que una maga en solitario.

De alguna manera tenemos que aprovechar el olfato de nuestro amiguito. -