Partida Rol por web

Esta vez fue Asthan el que se enfurruñó.

—No voy a hacerme pasar por un Custodio—murmuró sentándose en el suelo con las piernas cruzadas—. Lo que quería decir es que hay magos en los clanes aparte del Custodio. No muchos...  pero si tus amigos no saben ese detalle no debería extrañarles demasiado.

El encontrarse con el corazón de la manzana fue algo extraño pero a los pocos segundos determinó que aquel trozo no era comestible así que continuó comiéndose lo que sí era.

—Pero no pienso ponerme a hacer esto delante de un templario, no te preocupes—prometió. Luego se quedó sosteniendo lo que sobraba de la fruta por el rabito y mirándolo como quien se pregunta "¿y qué hago con esto?"—. Y en cuanto a las galletas y los nevaditos... no he visto que salgan por los árboles así que creo que voy a tener que esperar.

Lo tiró hacia atrás.

—En lo que respecta al vínculo y la magia que uso, la verdad es que no... —torció el gesto como si el hecho de tener dudas sobre algo lo incomodase. No podía hacer nada al respecto ya que no conocía cómo funcionaba tu mundo pero aquello no parecía consolarlo— ...tengo ni idea si funcionarán. ¿Has pensado cómo comprobarlo?

—Si existieran árboles que dieran nevaditos, Lynn habría acabado con toda la población —dijo soltando una risita.

Pero se quedó pensativa cuando el elfo le preguntó sobre su vínculo. 

—No lo sé —admitió—. Antes me hacías inmune al miedo, por ejemplo, pero no sé si ahora lo sigo siendo, si no funciona o si por el contrario extiendes esa protección a todos los que te rodean. Ahora que lo digo, ni siquiera hemos probado el vínculo empático. ¿Puedes "oír" lo que pienso?

Gabby pensó en sus padres, y en lo mucho que los echaba de menos.

—¿Hm? ¿Y quien te dice que no lo ha hecho?—aventuró Asthan pellizcándose la barbilla—. En invierno cualquiera tendría la tapadera perfecta...

Soltó una risita y volvió al tema que os ocupaba.

—Lo de anular el miedo es el aura que desprende cualquier espíritu. Aunque esté... disfrazado por así decirlo, sigo siendo uno. Lo de que tú fueses inmune era precisamente por eso: al mantenerme contigo, te afectaba de forma permanente. Ahora la lógica dicta que ha vuelto a ser un aura que afecta a quien esté a mi alrededor.

Cuando pensaste en tus padres entornó un ojo como quien trata de escuchar algo que le ha parecido oir, luego sonrió.

—Sí—dijo—. El vínculo no se rompe. Puedo "oirlos" porque estoy cerca aunque tenemos que descubrir en algún momento la distancia máxima... que supongo que cuanto más fuerte se haga el vínculo con el tiempo, más amplia será.

Gabby hundió los hombros.

—Eso me hace sentir... triste. Sé que me debería alegrarme porque así puedes proteger a mis amigos pero no puedo evitar sentir que me hace un poco menos especial —se frotó las sienes—. Ah, el orgullo. Qué difícil es vivir con el ejemplo de Andraste.

Resopló.

—Vale. Respecto a esa habilidad tuya de alejar o destruir a los demonios, o a los cadáveres poseídos por uno, es lógico pensar que te pertenecerá sólo a ti. Dudo que, como en el caso del aura, me necesites para nada.

—¿Estás de broma, Gabrielle?—dijo Asthan abriendo los ojos con una mezcla de sorpresa y espanto, como si acabases de decir una blasfemia o algo así—. ¡Te necesito más que nunca!

Él "elfo" se dejó caer sentado con las piernas cruzadas, sujetándose los tobillos, y hundió los hombros.

—Estoy solo en este mundo, literalmente, sólo tú sabes que estoy aquí. Es más, ni si quiera sé si eres el motivo de que aún esté aquí. Y sólo tú me puedes ayudar a encontrar una forma de arreglar esto—torció el gesto con fastidio de tal modo que te dió la impresión de que si pudiese aplanar las orejas como un cachorrillo triste, lo habría hecho—. Para mí sí eres especial.

Gabrielle se puso colorada como un tomate y esbozó una sonrisa tonta. Se colocó los rizos por detrás de las orejas en un gesto azorado.

—Tú sí que sabes hacer que me sienta especial —confesó—. No te preocupes, que yo voy a estar a tu lado pase lo que pase.

»Pero me refería a tu magia, y a la mía. ¿Sabes? Cuando salí de la granja de Nordale, estaba triste porque tenía el don para la magia. Yo no quería ser especial, sólo quería ser una persona normal, y llevar una vida sencilla en la capilla del Hacedor. Y ahora que soy maga, no estoy contenta con eso, y quiero ser también especial dentro de mi magia —suspiró y meneó con la cabeza—. Parece que nunca estamos contentos con lo que tenemos, aunque lo que tengamos sea bueno y hermoso.

Asthan ladeó la cabeza con gesto curioso, no debía de tener claro a santo de qué te había cambiado de color la cara.

—No querías ser especial porque no te creías capaz de nada especial—dijo—. Pero una vez pruebas algo, una vez te das cuenta de que puedes hacer cosas que antes no sabías que podías hacer, quieres hacer las máximas posibles. Y tú no es que no te conformes con lo que tienes, es que no das abasto porque pudiendo hacer felices a dos o tres personas, ¿por qué sólo a una?

Se rascó la mejilla

—En cuanto a la magia... no tengo ni la más remota idea de cómo funcionará el vínculo así. Es decir, no creo que tus compañeros asumieran como algo normal que me pusiese a brillar sin venir a cuento. ¿Crees que podríamos... eh... empezar a a averiguar si podemos solucionar esto después de... mmm... que encontréis a esa maga que andáis buscando?

Astucia era extremadamente optimista como buen espíritu, pero se notaba que aquel mundo nuevo lo ponía nervioso todavía por pura falta de costumbre. En ocasiones como aquella parecía como si de pronto le entraran ganas de saltar tras un arbusto y esconderse porque tenía la sensación de que estaba demasiado a la vista o algo así.

—"Después" de que la encontremos —sonrió Gabby—, veo que compartes mi optimismo, o que se me ha pegado eso de ti. Cualquiera diría hemos fracasado. Sólo quedamos dos de los cuatro que partimos del Círculo en pos de Ayla. Mi hermano tuvo que irse tan precipitadamente... y Dreren, por lo que sabemos podría habernos traicionado. Pero hay algo en mi corazón que me dice que no es así. Y que encontraremos a Ayla, y tal vez, podamos ayudarla. Después de todo lo que ha pasado, creo que puedo ofrecerla una opinión más madura que la que podría haberla dado cuando salimos. Y parece que hace años...

Asthan se rascó la barbilla como si estuviese pensando en algo.

—¿Y cuál es esa opinión?

Gabby abrió la boca para contestar, y se dio cuenta de que, al fin y al cabo, no lo tenía tan claro.

Pensó en Joanna.

—Es sólo que siempre pensé que los apóstatas eran personas ambiciosas, malvadas o simplemente egoístas. Y ahora creo que es mucho más complejo que eso. Creo que más que hablarle, soltarle un sermón o darle mi opinión, escucharía lo que tuviera que decirme.

El "elfo" sonrió.

—Me gustan los humanos que recogen lo que ven y son capaces de usarlo para esculpir sus propias ideas—dijo—. Hay pocos... pero a diferencia de aquellos que pasan por la vida sin mirar alrededor, son los que terminan marcando la diferencia.

Sabías que lo decía de verdad pese a que el gesto alegre no era tan acentuado como siempre. De hecho, hasta los gestos del espíritu parecían más apagados que de costumbre aunque deducías que la experiencia de encontrarse de golpe en un mundo totalmente desconocido tenía bastante que ver.

—¡Ah! Por cierto. Hablando de cosas pendientes por decir. ¿Recuerdas cuando me dijiste que fuese a indagar sobre lo de Fritz? Bueno pues tengo una noticia buena, una regular y una mala...

La sonrisa del elfo que no era un elfo se contagió en el rostro de Gabby, pero se ensombreció en cuanto sacó el tema de Fritz.

—Ay Hacedor. ¿Qué ha pasa con él?

Asthan no debía saber muy bien cómo interpretar tu reacción o al menos a juzgar por cómo se rascó la nuca. Luego pareció decidirse a empezar de peor a mejor.

—Bueno pues... la mala noticia es que lo que le pasó a ese chico fué obra de alguien. Y alguien con bastante poder mágico que no tengo ni la más remota idea de qué pretendía. Pero un acto así dentro del Círculo  no me da buenas vibraciones—contestó—. La regular es que, pese a ser un aprendiz, el chico ha salido de la Torre...

Hizo un lento viaje con los ojos desde arriba hasta el rabillo como si estuviese estimando si la noticia buena iba a compensar aquello. Entonces te volvió a mirar a ti y sonrió con pillería.

— ... en compañía de Wynne—terminó la frase. Y no te quedó claro si la había dejado a medias a posta—. La buena es que no estaba realmente muerto sino que su espíritu estaba perdido en el Velo sin poder volver a su cuerpo porque lo estaba persiguiendo un demonio demasiado fuerte para él.

Se encogió de hombros inocentemente.

—Aunque tuvo un inesperado golpe de suerte que acabó con el demonio. Ha podido volver a su cuerpo. Lástima que desconozca por completo quién le quitó a su perseguidor de encima...

—Algo me dice que la compañía que lleva tiene algo que ver con la derrota de ese demonio —se sonrió Gabby—. ¿Sabes hacia dónde se dirigían?

—A buscarte—contestó Asthan—. No tengo ni idea de por qué. A decir verdad, en principio su intención era salir solo de la Torre... pero digamos que le di el chivatazo a alguien.

Rió entre dientes.

—Y ese alguien se lo dió a Wynne... que lo estaba esperando fuera. Al principio al chico casi le da un infarto creyendo que la había liado pero tu maestra sabe escuchar. Insistió tan desesperadamente en que tenía que encontrarte que accedió a llevarlo al menos hasta Denerim con la excusa de que quería ir a ver a una antigua amistad.

Repentinamente su expresión se tornó algo grave.

—Pero no puedo dejar de pensar en quién le hizo eso, ¿quién, dentro de la Torre podría querer enviar a un aprendiz al Velo para que se lo coman los demonios?

—Vaya, ¿encontrarme a mi? Uno no recorre tanta distancia sólo para decir gracias —pensó en voz alta—. Y respecto a lo de quién... no tengo ni la más remota idea. Cuando un aprendiz no está preparado para enfrentarse a los demonios, es sometido al Ritual de la Tranquilidad.

Se lo pensó.

—¿Cuánto tiempo lleva en ese estado?

Asthan se encogió de hombros.

—No lo sé. Pero supongo que no el suficiente como para que... bueno, el Velo tirase más de su alma que su propio cuerpo—se rascó la cabeza como si el asunto en sí no le terminase de gustar—. Aunque si dan con nosotros siempre le puedes preguntar tú misma por los detalles. ¿Lo dices por algo en concreto?

—Por Uldred. Se hicieron tantas cosas mal cuando lo de Uldred que no me extrañaría descubrir que esto está relacionado de algún modo. Si hay que buscar un gran poder y una gran crueldad es donde yo buscaría. Pero si Frizt hubiera estado tanto tiempo fuera de su cuerpo, le hubiera resultado muy difícil encontrar el camino de vuelta.

Se rascó los rizos en un gesto pensativo.

—Me niego a creer que ninguno de los Encantadores Superiores haya tenido algo que ver. Esto debe ser obra de la magia de sangre, ¿una especie de sacrificio a un demonio del Velo? Pero ¿quién sería tan idiota como para coquetear con las artes oscuras después de vivir de primera mano lo que le ocurrió al Círculo?  —hizo una pausa. No, ni siquiera Cassidy sería tan imbécil aunque cumpliera con creces la parte de cruel—. ¿Piensas que la fuga de Ayla tiene algo que ver en esto?

Asthan suspiró con resignación, como quien ha visto algo repetirse cientos de veces.

—¿Un idiota de los que piensa "bah, eso no va a pasarme a mí"?—dijo—. No te ofendas, Gabrielle, los humanos teneis muchas cosas buenas, pero entre las malas cabe destacar la inquietante capacidad de algunos para cometer actos increíblemente estúpidos. Incluso repetirlos.

Se rascó la cabeza.

—En cuanto a la fuga de esa chica... No lo sé. No conozco los detalles. Ni la conozco a ella como para pensar si es el tipo de persona que reaccionaría así—se encogió de hombros—. ¿Hay alguien del grupo que sí? Podrían ocurrírsete más cosas al contar con más de un punto de vista.

—Hablando de actos estúpidos... —suspiró Gabby—. Dreren es quien más conocía a Ayla, pero decidió que era una idea brillante separarse de nosotros y buscar por su cuenta. Podría preguntar a Lynn, pero no podrá contarme ni la mitad de las cosas que podría habernos contado él.

Se levantó y se alisó la falda.

—Más vale que vaya a hablar con ella. Si necesitas algo, ya sabes dónde estoy —dijo, esbozando una cálida sonrisa.