Partida Rol por web

—Nada. Me siento debil—el animal se hizo una pelota—. Me escapé porque no lo aguanto más, me da miedo estar con Cassidy... No sabía dónde ir. ¡P-Por favor ayudadme! No sé qué es lo que está pasando.

—No es exactamente un demonio, es complicado —le explicó Gabrielle a Zeadrel—. No te dejes llevar por las apariencias, para bien o para mal, cuando trates con entidades del Velo.

Gabrielle se pellizcó el puente de la nariz, exhalando largamente cuando el familiar de Cassidy le explicó qué estaba pasando. Zeadrel no podía estar actuando. Ni siquiera aquel gato endemoniado podía ser tan ladino.

—Pierde cuidado, con nosotros estás a salvo —le contestó la maga al familiar—. Y si me está esperando... bueno. Me encontrará.

Sabía que era una trampa, en la que Zeadrel hacía de cebo, tal vez involuntario. Pero saber que era una trampa era el primer paso para utilizarla en contra de su rival.

Se mordió el labio. O eso quería pensar. Lo cierto es que Cassidy siempre había sido más listo y más dotado para la magia que ella. La idea de enfrentarse a él le devolvía a un tiempo en el que era una aprendiza timorata.

—Iré yo a buscarle,con Zeadrel y vosotros os esconderéis. Alexei necesito que no te separes de mi más de treinta metros., ¿vale?

Alexei se detuvo al sentir que le agarraban y se sorprendió al ver que era Ayla. Por primera vez desde que se unió a ellos el joven guerrero veía a la maga como algo más que una bomba de relojería a punto de explotar. Sin embargo Gabby no le dio mucho más tiempo para pensar en ello.

¿Treinta metros? Sin problemas.

El joven guerrero asintió a su amiga con una sonrisa. La maga tenía un plan y él iba a estar preparado para su ejecución. Así que sabiendo que su papel no iba a pasar precisamente por el uso de las palabras, el joven guerrero desenvainó lentamente el alfajón.

—Gabrielle, estoy empezando a pensar que esa nota que encontramos en el templo de Mythal no iba para Ayla.

—¡No, no por favor, no quiero ir!—gimoteó el gato escondiendo la plumosa cola entre los cuartos traseros—. ¡Tengo miedo de que me zurre si me ve con vosotros!

Lynn torció el gesto con disgusto.

—¿Desde cuándo un mago le hace daño a su Familiar?—Zeadrel la miró con ojos aguanosos y la clériga suspiró—. ¿Y... qué tal en la mochila? Quedarte aquí en la mía o ir escondido en la de Gabby?

Miró a la maga con algo de preocupación.

—Sé que Cassidy puede ser un cretino cuando quiere pero no pensarás que pueda intentar hacerte daño, ¿no?—preguntó—. Me parecería un poco excesivo incluso para él...

—En la nota decía que me esperaba en la meta. Si es así, ¿por qué se ha quedado en Ostagar en vez de seguir a su maestro hasta Refugio? ¿Y por qué Adrath se lo ha permitido? Hay mucho más en juego que es una estúpida rencilla académica —replicó Gabrielle.

Acarició al gato para tratar de tranquilizarlo.

—Iré yo sola, pues. Quédate con Lynn —dijo, y abarcó a todos con la mirada—. Pero no os quedéis muy lejos. Os voy a necesitar.

Cogió mucho aire y lanzó dos conjuros protectores. El primero la rodeó con una armadura de luz pura. El segundo no tuvo ningún efecto visual, pero le ofrecería protección adicional, especialmente contra la magia de sangre.

Gabrielle lanza Armadura luminosa y Protección contra el mal. Recibe 1 punto de daño a fuerza.

PC: 19/23

Clase de Armadura (CA): 20 (10 base, +2 Des, +1 mejora de Armadura, +5 Armadura, +2 Desvío)
   CA Desprevenido: 18 (10 base, +1 mejora de Armadura+5 Armadura, +2 Desvío)
   CA de Toque: 14 (10 base, +2 Des, +2 Desvío)
Especial: los ataques cuerpo a cuerpo contra Gabrielle reciben un penalizador de -4

Tiradas de Salvación (TS):
   TS de Fortaleza: +4 (1 base, +1 Con, +2 Resistencia)
   TS de Reflejos: +5 (1 base, +2 Des, +2 Resistencia)
   TS de Voluntad: +6 (4 base, +0 Sab, +2 Resistencia) +1 extra si Lynn esté presente
Especial: Gabrielle es inmune a cualquier intento de control mental. Las criaturas malignas invocadas no pueden tocarla ni atacarla con sus armas naturales.

A Zeadrel le faltaron patas para esconderse dentro de la mochila de Lynn. Ésta torció el gesto con fastidio tras el análisis de Gabrielle.

—Vale—terminó diciendo—. Pero ten cuidado, Gabby...

Ayla suspiró cruzándose de brazos.

—Eres tan inocente que dan ganas de ponerte un lazo, Evelynn.

La clériga le sacó la lengua pero no rebatió.

Te adelantaste entre las desoladas ruinas de lo que en su día fué una gran fortaleza tevinterana, pero cuyos muros en ruinas habían visto mucho más que eso. Entre aquellas piedras silenciosas había tenido lugar la Iniciadción de la Heroina de Ferelden, se había fraguado la traición del teyrn Loghain y había dado su último aliento el rey Cailan... casi podías oir los lejanos ecos de las espadas chocando entre si, las catapultas disparando y los hechizos de los magos rugiendo.

Tu mentora había estado allí, te había contado lo sucedido, pero ver aquel lugar con tus propios ojos de algún modo inspiraba un descorazonador helor en el alma. No sabrías explicar por qué.

Algún que otro solitario copo de nieve caía mientras caminabas, no te habías dado cuenta hasta ahora pero no es que las piedras fuesen blancas, sino que estaban recubiertas de una finísima capa de cellisca. Hasta el clima parecía enfriarse en aquel lugar.

Llegaste a lo que parecía una plaza en cuyo centro debía haber habído alguna vez algo parecido a un soporte de madera, quizá utilizado por las Hermanas de la Capilla para insuflar esperanza a los soldados. Una jaula alargada de esas en la que sólo cabe una persona había caído sobre él haciéndolo pedazos y ahora los restos de ambas cosas yacían silenciosos entre la fina capa de nieve. Sobre ellos, había una persona sentada ociosamente.

Reconociste a Cassidy enseguida. Y él por supuesto te reconoció a ti. Aunque al verte lo primero que le salió fué una carcajada.

—¿Qué es esto? ¿La brillante representación de Andraste en este desolado lugar?—dijo al ver tu armadura brillante—. Cuanto tiempo Gabrielle, ya pensaba que te habías perdido por el camino. ¿Dónde has dejado a tu comitiva? ¿Desertó?

Gabrielle se acercó unos pasos a Cassidy, haciendo que la nieve crujiera bajo sus pies. Tenía el ceño levemente fruncido, pero estaba en calma. Ya no era la aprendiza timorata del Círculo que le sudaban las manos y tartamudeaba cuando él la mortificaba delante de todo el mundo. Ahora ella era una mujer. Una maga del Círculo por derecho propio. Y para algunos, una heroína. No le tenía miedo.

—No blasfemes —dijo con un tono de voz tan firme que se sorprendió a si misma—. Eso no te hace parecer más duro. Sólo te hace quedar como un cretino. Querías verme, ¿no? Pues aquí estoy.

—Bueno, a ti te hace parecer ridícula—respondió el mago—. Pero si quieres llamar la atención de toda criatura viviente en kilómetros a la redonda puedes probar a subirte ahí.

Señaló con un pulgar hacia atras de forma tan casual que te chocó el hecho de que estuviera señalando la torre de Ishal. Podías ver que, a varios cientos de metros atrás, de algún modo incomprensible la famosa almenara seguía en pie.

—Sólo me preocupaba por cómo le iba a mi antigua compañera de estudios. Hace mucho que no nos vemos. Se supone que deberías estar buscando a alguien, ¿no?—suspiró—. ¿O he de suponer que has fracasado estrepitosamente y en lugar de volver al Círculo has venido a esconderte aquí?

—Añadiré tu opinión a la lista de cosas que me importan un ardite —replicó Gabrielle sin alterarse, antes de encogerse de hombros—. Pues sí, estoy siguiendo a Adrath hasta Refugio. Dicen que es tu nuevo maestro, aunque no lo veo... ¿se cansó acaso de aguantar tus delirios de grandeza y te dejó tirado aquí?

—Tomaré tanta evasiva como un sí.

Cuando le hiciste la pregunta sin embargo, hizo rotar los ojos.

—Por favor... —resopló con suavidad—. Yo sé cuidarme solo, no como otras. De hecho, decidí retrasarme un poco para poder estudiar este lugar más de cerca, ¿tú no harías lo mismo? Este sitio es fascinante: Una parte muy amarga de nuestra historia se tejió entre estas paredes y el Velo tiene que ser muy fino; si te paras a escuchar casi se pueden oir ecos de cosas.

Hizo un gesto con el brazo de abarcar los alrededores.

—Aunque también tenía curiosidad por saber qué haces tras los pasos de un Encantador Superior cuando se supone que deberías estar persiguiendo a una apóstata—añadió arqueando una ceja—. Irving se va a sentir muy decepcionado.

—Tanta atención sobre mi persona... me siento halagada. Pero mentiría si dijera que he pensado en ti una sola vez, Cassidy —dijo con media sonrisa—. Al menos hasta que encontré a tu familiar débil y aterrado. Pensaba que al menos había otro ser vivo que te importara, aparte de ti mismo, pero parece que me equivocaba.

Hizo un gesto con el mentón en su dirección.

—¿Cómo crees que se sentirá Irving cuando se entere de lo que Adrath y tú tramáis? Porque yo apostaría porque va estar más furioso que decepcionado. Aeonar será vuestro destino.

—Uhg... ¿En qué lío se ha metido esta vez esa bola de pelo?—resopló el mago con resignación—. No puedo dejarlo solo ni un momento. ¡Le dije que no deambulara por ahí!

Cuando hiciste el gesto en su dirección sin embargo volvió a arquear la ceja.

—¿"Tramamos"?—repitió con extrañeza—. ¿Te refieres a una ruta por Ferelden de enriquecimiento para mi aprendizaje? No veo por qué tendría que enfadarse por eso. Si estás celosa porque a ti nunca te sacan del Círculo no la tomes conmigo.

Hizo un gesto como quien aparta algo de encima con la mano.

—De hecho, si quieres que se lleven una buena opinión de ti y te saquem, deberías estar cumpliendo lo que te ordenaron. Tengo entendido que hasta te asignaron un templario—añadió— Irving realmente ha puesto mucho esfuerzo en que tu primera misión saliera bien ¿Qué rayos le pasó? ¿Lo has perdido por el camino o qué?

—Vaya, pues si nunca salgo del Círculo, debo de haberme perderme de camino a la biblioteca —replicó Gabrielle—. El destino del templario que nos acompañaba no es asunto de tu incumbencia. Pero si lo echas de menos, no te preocupes: pronto verás muchos templarios, muy de cerca. Mi maestra, Wynne, viaja en estos momentos en dirección al Círculo para informar al Primer Encantador Irving y al Caballero-Comandante Greagoir de vuestros planes de enriquecimiento personal.

Cassidy se te quedó mirando unos instantes con extrañeza, como si intentase traducir mentalmente lo que acababas de decir.

—¿Has empezado a beber?—respondió finalmente—. Porque te está sentando francamente mal.

Cruzó las piernas aún sentado sobre los escombros y apoyó la barbilla en una mano con pretendido interés.

—Pero por favor, contnúa, ¿qué absurda fantasía tienes esta vez en la cabeza? ¿Qué "planes" son esos?

—Sé que robasteis una pieza de Glandivalis del Templo de Mythal, y sé qué pretendéis hacer con el bastón cuando esté completo, así que no te andes con tonterías. Entrar en la Ciudad Oscura, ¿es que os habéis vuelto locos? ¡La última vez que los maeses tevinteranos intentaron algo semejante trajeron La Ruina sobre nosotros!