Partida Rol por web

La interpelada así lo hizo, alisando las arrugas de la tela y las pieles que envolvían su indumentaria sobre las rodillas. Luego simplemente dejó descansar el bastón en horizontal sobre estas.

—¿Ah, no? ¿Adónde vamos a llegar? ¿Un rey sin su castillo?—respondió sin ápice de ofensa. De hecho, parecía precisamente querer quitarle importancia al asunto recurriendo a la misma pequeña broma que había hecho en las celdas—. Bueno, ¿por qué no dejas que sea yo quien decida si conversar contigo es más interesante que estar con los míos? Me toca preguntar: ¿Qué haces tú aquí arriba?

—Pensar en si debería salir corriendo de aquí ahora—suspiró el elfo, que pareció de hecho aliviado por no haberla ofendido. Incluso se echó un poco hacia atrás para apoyar ambas palmas sobre el suelo—. Y... supongo que también porque no disfruto de las aglomeraciones. Pero de los paisajes sí.

Andraste parpadeó, sorprendida con la absoluta sinceridad con la que había soltado aquello.

—No te he quitado unas cadenas para ponerte otras. Puedes volver con tu pueblo cuando quieras.

—No tengo adonde ir—respondió Shartan lanzando un sonido a medio camino entre el resoplido y la risa sin alegría—. No tengo clan. Ni familia. Nací esclavo, es la primera vez que puedo salir de esa maldita ciudad y aún me cuesta no pellizcarme para cerciorarme de que no estoy soñando.

Las cejas de Andraste se combaron en un gesto tan compasivo que casi te transmitió ganas de llorar por pura emoción inesperada. Viste que estiraba un brazo, como si quisiera depositarle una mano en el hombro... pero no se atrevió. Lo volvió a retirar y bajó la vista.

—Si todo esto sale bien haré todo lo que esté en mi mano para que los dalishanos tengáis un lugar al que llamar hogar—dijo—. Nadie debería pasarse la vida con la casa a cuestas de un lado a otro como un fugitivo sólo porque otros lo quieran. Creo que Los Valles os encantarían... Son unas llanuras verdes y hermosas, llenas de bosques.

Hubo unos cuantos segundos de silencio hasta que volvió levantar la vista.

—Sigues enfadado por lo que te hicieron los magisters, ¿verdad?

—¡Por supuesto que estoy enfadado!—gruñó el elfo sacudiendo la cabeza—. ¡No he podido vivir hasta ahora por su culpa!

Andraste dudó antes de añadir con cuatela:

—¿Te... vengarías de ellos?

Shartan la miró fijamente, sus ojos casi parecían ascuas. Estabas a punto de pensar que quizá le había sentado mal la pregunta cuando repentinamente relajó el gesto y suspiró casi como si estuviera ya harto de estar de mal humor.

—No—dijo—. ¿De qué serviría?

Volvió a mirar la llanura.

—Lo que me han quitado ya no va a volver. Actuar como un salvaje sólo conseguiría darles la razón cuando me lo llaman—añadió—. Prefiero pensar en lo bueno. Y en lo que aún se puede salvar.

»Ahora soy libre y ha sido gracias a ti. Para una she- uuuna humana que me trata como una persona y está intentando hacer algo bueno no voy a abandonarla.

Andraste arqueó las cejas con estupefacción y Shartan se limitó a alzar los hombros y dejarlos caer.

—¿Qué? Tú me diste tu confianza y no rompiste tu promesa, ¿no? Yo te ofrezco a cambio lo mismo.

El gesto en el rostro de la profetisa cambió a uno de sorpresa grata tan explícito que no se podía describir.

—Me alegra que pienses de esa forma—dijo—. Es justo a gente así a quienes quiero conmigo, ¿sabes? Gente con corazón.

—¿Perdón?

Andraste adoptó un gesto más neutro y cogió aire.

—Necesito a mi lado alguien que me diga lo que realmente piensa y no trate de seguirme la corriente sólo por quedar bien, alguien que se deje llevar por la justicia y no por el odio, que quiera hacer de Thedas un lugar mejor y con menos tristeza. Y que me ayude diciéndomelo cuando me equivoque. Alguien a quien pueda confiarle mi espalda sin pensármelo—dijo—. La verdad es que... por eso vine a buscarte. Quería decirte que quiero que seas mi mano derecha pero no sabía como hacerlo. Tenía miedo de lo que pudieras pensar de los humanos... o de que te sintieras atado a algo que no quisieras.

Shartan arqueó una ceja.

—¿Piensas que ese alguien soy yo?

—Claro que lo pienso. Sin tu ayuda no podría haber llegado hasta aquí; de no ser por la revuelta de los esclavos no habríamos salido de la capital. Y ahora le hemos quitado esta fortificación a Tevinter. Pequeñas victorias—dijo antes de añadir con una risita:—. Es más ¡creo que hasta te han puesto un mote! Escuché antes mientras venía hacia aquí que te llamaban "Liberador". ¿No te gusta como suena?

Fué la primera vez en toda la conversación que viste a Shartan sonreir ligeramente.

—Gracias por darme un propósito entonces—dijo—. Creo que me gusta.

Hizo una pausa.

—Y bueno... el cómo suena el mote también.

Volvió a mirar al valle, aunque tras un instante largo se dió cuenta de algo e hizo ademán de volver a mirar a Andraste...

Ademán porque en ese momento la imagen rieló y pareció perder color, ralentizándosede, el sonido de la brisa se atenuó y atisbaste cómo se desprendían lúcilos de ella formando sendos cúmulos.

—¡Ghg!—se quejó Alexei cuando fue alcanzado por la marabunta de sombras. 

Las cosas se ponían peor, sus heridas cobraban gravedad y los enemigos no dejaban de aparecer. Tenían que ayudar a Astucia, pero tal y como estaba la cosa no podían. Ellos mismos se encontraban rodeados de enemigos.

—¡Hay que abrirse camino!—dijo—Lynn ve con Ayla, acabad con esa sombra y ayudad a Astucia. Yo haré lo que pueda.

Acción estándar: Alexei ataca a la sombra de I15 con -1 al ataque por ataque poderoso.
Hendedura: Alexei ataca a la sombra de H14 con -1 al ataque por ataque poderoso. No creo que de el golpe, pero tiro Daño pa por si.

—Fragmentado—masculló Allure apretando los dientes—. ¡Maldita sea! ¿Y... ahora cuál es el bueno? Hay que repararlo rápido antes de que vuelva a romperse.

—¡Vamos! —dijo Gabby cerrando ambos puños, emocionada por la escena tan intensa que acababa de contemplar—. Sabemos cómo hay que hacerlo y lo estamos haciendo bien sólo tenemos que seguir la inercia y la buena racha que llevamos.

La maga alzó las yemas de los dedos en dirección al siguiente enjambre de lúcilos, dispuesta a seguir restañando recuerdos.

Tus dedos alcanzaron los lúcilos y un eco llegó a tu mente.

«¿Egar... ?» escuchaste la voz de Andraste en esta ocasión « ...nan?»

«Elgar'nan» respondió la de Shartan «El dios de la venganza»

Allí se cortó. En principio te extrañaste pero luego recordaste que era un fragmento... y rápidamente tocaste el segundo cúmulo.

«¿De quién es ese?» de nuevo fué la voz de la profetisa la que escuchaste en primer lugar.

«Ghilan'nain...» de nuevo la de Shartan respondió.

Eso fué todo.

Cogiste aire. La parte buena era que tenías sólo dos ecos esta vez, la parte no tan buena... que eran cortos, muy cortos. Tenías que elegir. ¡Y no había tiempo que perder!

Esta vez Gabrielle no dudó. No había tiempo para dudar. Los recuerdos de Allure, y sus propios conocimientos, le habían dado la pista necesaria para resolver esta parte del rompecabezas. 

La maga avanzó los dedos hacia el recuerdo de Ghilan'nain, la Madre de las Hallas, cuando lo más lógico en aquella situación habría sido elegir a Elgar'nan.

Destruiste una sombra y la otra te esquivó de milagro. Dos más de ellas volvieron a atacaros: una a ti y otra acercándose a Lynn por detrás. Por suerte, ambos lográsteis esquivar el golpe... mientras más de aquellas criaturas volvían a salir.

La cosa comenzaba a desbordarse, ¿dónde estaban Gabrielle y Allure? ¿Les habría pasado algo? ¿Estaríais haciendo todo aquello por nada?

Han surgido nuevas sombras.

Alexei mata a la sombra i15
Sombra h14 ataca a Alexei pero falla
Sombra e16 ataca a Lynn pero falla