Partida Rol por web

Dragones, Dioses y Dígitos

Capítulo 3 - Dioses en Desacuerdo

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04/09/2020, 17:24
Mo'ôhtavo'nehe

Una vez el carruaje llegó a la altura del barco, la portezuela del mismo se abrió. Con gran dificultad, una figura encapuchada bajó del carruaje. Recibió un par de objetos envueltos, que incluían un gran escudo y un espadón a dos manos a juzgar por los bultos. Finalmente, una gran bolsa cayó sobre el escudo, en brazos del hombre, con un sonido metálico.

La figura se dirigió al barco, y subió al mismo por la rampa de madera. La misma crujió sensiblemente a cada paso, pero no se partió.

¿Galand?— preguntó sin más, situado a la altura del Sylvain disfrazado de humano.

Su voz era tosca, pero respetuosa. Y allí, de pie, aún encapuchado, se adivinaba una poblada barba y algo bajo la capucha. Su cuerpo era considerablemente ancho, y aunque la figura andaba sensiblemente encorvada, quizá a propósito, no era difícil sospechar que, erguida, quizá midiese más de dos metros y medio.

— Un honor conocerle, Galand Ul del Verdantis. Y a usted, Eldar Ul del Verdantis— añadió mirando al pequeño una vez el Artesano respondió, sin miramientos a la ausencia de Galand en el hogar durante todos estos años y su posible implicación en el apellido familiar—. Mi nombre es Mo'ôhtavo'nehe, Ángel Caído de Samael y Señor de todos los Jayán.

Sin más, la figura bajó bajo cubierta. Un pequeño estrépito de metal cayendo al suelo se escuchó bajo la misma.

Otra figura más, ligeramente más pequeña pero aún así, probablemente mayor de dos metros y medio, y encorvada, salió del carruaje. Con un par de armas pesadas envueltas, y otro saco de metal en la espalda sobre un hombro, subió la rampa y se detuvo a la altura de Galand.

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04/09/2020, 17:36
Tasunya'nothe

— Es un honor, Galand Ul del Verdantis— comentó la segunda figura, inclinando ligeramente la cabeza ante el Sylvain—. Y un placer conocer a su heredero— añadió mirando a Eldar con su tercer ojo, en la frente—. Mi nombre es Tasunya'nothe, Gran Jefe Jayán de la Tribu Namketan, y el varón de Nahimana'nehe.

Por varón, probablemente, quería decir prometido, marido, acompañante o simplemente el hombre de Nahimana. Galand sabía, sin embargo, que Nahimana era la hija de Mo'ôhtavo, aunque sólo tenía dicho conocimiento de oídas por su implicación con Samael. Mo'ôhtavo'nehe era, al fin y al cabo, uno de los 12 Ángeles Caídos, como lo era Morrigan.

Galand había tenido poco contacto con ningún Jayán en todo este tiempo. Sabía que los más pequeños no solían medir menos de dos metros. Sabía que eran fuertes, y corpulentos, y generalmente algo estúpidos. También sabía que había menos de ellos con el Don que humanos... porcentualmente hablando. Probablemente, al menos esa era la "cultura popular" en Samael.

Pero vistos Mo'ôhtavo'nehe y Tasunya'nothe en persona, era difícil no sentirse intimidado en su presencia. Si bien probablemente fueran fáciles de derrotar con magia, y las espadas voladoras de Galand podían ser una auténtica pesadilla para ellos, era fácil plantearse un escenario en el que, con un poco de mala suerte o desventaja al inicio de un conflicto... acabar decapitado a manos de una sola de sus manos era enteramente posible.

Galand, como experto en forja, sabía de la sobrenatural fuerza de los Jayán. Bien podían blandir dos hachas de guerra en cada mano. Y era imaginable que Nahimana'nehe pudiera blandir una tercera con los dientes. Un par de puntapiés mal calculados en el suelo de la zona de carga, y cualquiera de aquellos dos Jayanes podían hundir el barco en el fondo del océano en cuestión de segundos. Razón de más para ir encapuchados y encorvados bajo la noche, y reunirse directamente en el barco. Aquellas criaturas no podían viajar a la luz del día, entre los humanos, sin descubrirse como dos gigantes con cornamenta.

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04/09/2020, 17:51
Mo'ôhtavo'nehe

Mo'ôhtavo'nehe se sentó de forma enjuta en la silla del capitán, en el despacho del mismo. Aquel no era su despacho, por supuesto, pero poco importaba cuando eras Mo'ôhtavo'nehe. Sus caderas apenas cabían en la silla, y sus manos apenas podían encontrar balance en los reposabrazos para acomodarse, pero lo hicieron. Era algo perturbador ver a aquel gigante tratar a la silla con tanto cuidado, sabiendo que un poco de fuerza de más haría pedazos la silla del capitán.

Sin su manto, aquel Jayán era particularmente imponente. Parecía mayor, entrado en años, con cierta calva en la frente, cornamenta grisácea, y la piel ligeramente arrugada. Sin embargo, sus músculos eran propios de un titán. Galand sólo había oído de dicha posibilidad en leyendas, pero si alguien podía replicar un terremoto a puñetazos, ese era él. Las venas marcadas, la piel estirada, los abdominales como planchas de metal y unos pectorales, brazos y hombros que amenazaban en todo momento con abalanzarse sobre el frágil Sylvain, incluso reposando en aquella enjuta silla.

Por estúpido que pudiera parecer, Galand incluso se planteaba si aquella criatura sería capaz de, con el punto de apoyo correcto, levantar el propio barco y lanzarlo contra el muelle. Sin ninguna duda podría levantar el carruaje, quizá con una mano. Era difícil valorar la fuerza de alguien cuando los músculos sobrepasaban la magnitud de lo humano, pero aún más cuando por dentro tenían la densidad propia de un Jayán.

— ¿Whisky o vino?— preguntó Mo'ôhtavo'nehe, mientras se servía a si mismo una generosa copa de vino amargo.

No ofreció alcohol. Preguntó qué alcohol tomaría Galand, sentado frente a él. No era lo mismo.

Galand Ul del Verdantis— repitió como introducción, arrastrando sobre la mesa , con un dedo, la copa de alcohol que le sirvió—. Es un orgullo para mí que hayais decidido compartir este viaje conmigo. He escuchado mucho sobre usted, Artesano. Mucho bueno, y mucho malo— bebió su copa de vino de un solo trago—. Pero lo mismo puede decirse de cualquier individuo de renombre, ¿cierto?— esbozó una amplia sonrisa, algo tosca y simple—. Y ahora estás aquí, con tu retoño, camino a los Durak.

Al lado de Mo'ôhtavo'nehe descansaba, envuelta en una sábana blanca, un espadón, tendido en el suelo. Era difícil, incluso para Galand, estar completamente seguro. El motivo de ello era que aquella arma parecía ser más alta que el propio Galand, con unos dos metros de altura tendidos a lo largo en el suelo. Parecía ampliamente ornamentada, a juzgar por el relieve bajo la sábana, y debía ser increíblemente pesada salvo que estuviera hecha de algún material especial. Aquel barco era robusto, pero era fácil plantearse cuantos elefantes podía llevar a bordo sin hundirse...

— La adquirí hace muy poco. Para la guerra— comentó Mo'ôhtavo'nehe, sin dejar de mirar a Galand, cuando este observó el arma tendida en el suelo. Debía de ser, claramente, mágica—. Muy pocos pueden blandirla. Podéis intentarlo, si queréis— añadió, abriendo la mano boca arriba sobre la mesa en señal de paz—. Pero estoy seguro de que no más de cinco Jayanes hoy vivos poseemos la fuerza para empuñarla. He conocido a algunos Sylvaines como Ángel Caído de Samael. No me cabe duda de que sois un Sylvain muy especial, Galand Ul del Verdantis, pero prefiero la información de primera mano. ¿Qué creéis que os hace destacar tanto entre los suyos?— esbozó una pequeña sonrisa—. Entre los nuestros.

Aquella criatura sonreía. A veces. No de forma diferente a como lo haría un humano o un Sylvain, pero entre su tamaño, su rango dentro de su Samael, su edad, más joven que Galand pero a la vez más viejo, su fuerza, y la agresividad y dominancia que transpiraba... era difícil no estar en tensión en su presencia.

Mo'ôhtavo'nehe parecía afable, pero Galand no podía dejar de pensar en qué pasaría si le agarraba por sorpresa y lo estampaba contra la mesa. Mo'ôhtavo'nehe parecía perfectamente capaz de, con una mano, romperle las costillas, o el cráneo, simplemente golpeándolo contra aquel trozo de madera sobre el que descansaban dos vasos de alcohol y un par de botellas.

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12/09/2020, 00:54
Galand Ul Del Verdantis

 

La muerte del Inquisidor fue rápida. Un mal necesario. Galand se sentía un poco estúpido por haberse visto acorralado de aquella forma y haber tenido que recurrir al asesinato.

Aquello no detendría a los inquisidores. Seguramente vendrían más después de este. Con suerte, sería después de que Galand y su hijo se hubiesen ido de allí.

****

Los Jayán, incluso encorvados, resultaban verdaderamente imponentes. Galand los recibió, cordial. Tenía muy presente su objetivo con aquel encuentro. Tender puentes. Reforzar relaciones entre especies. Afianzar la alianza. Forjar vínculos.

Por eso intentó apartar de su cabeza los constantes pensamientos que le instaban a mantener una distancia prudencial. El vello de su nuca erizado. Una aceleración de su pulso y de su respiración…

Galand era un poderoso guerrero y mago, pero en presencia del Ángel Caído de Samael no podía evitar sentirse… como una frágil presa.

- El honor es nuestro, Mo’ôhtavo’nehe y Tasunya’nothe – respondió Galand, pronunciado los nombres recién memorizados como una letanía -. Imagino que ya saben mucho de nosotros, somos representantes de Los Perdidos. Lo que queda del antiguo reino de los Sylvain – explicó Galand con cierta melancolía.

El elfo permitió que Eldar se retirase, si así lo deseaba, y acompañó al Jayán al despacho del capitán, donde fue testigo del extraño espectáculo que era ver a alguien de la complexión de Mo’ôhtavo’nehe sentándose en una silla minúscula.

- Vino, yo soy más de vino – admitió Galand. Por alguna razón, tardó unos segundos en darse cuenta de que el Jayán no le había ofrecido alcohol. Simplemente había preguntado qué tomaría.

Galand se sirvió a sí mismo una copa, y acompañó las palabras del Jayán con leves asentimientos de cabeza.

- Podéis llamarme Galand, a secas – respondió -. Imagino que es natural cuando se tiene una vida especialmente larga. Uno tiene tiempo para hacer muchas cosas, tanto buenas como malas – reflexionó, con la mirada algo perdida entre los tablones de madera de la pared -. Mi historia ha dado bastantes tumbos, y hay partes de las que no me enorgullezco.

El elfo se encogió de hombros, y dejó que el Jayán llevase el timón de la conversación. Se dirigió primero hacia su espada.

- No creo que sea capaz de empuñarla – intercedió en cierto momento de la conversación, con humor en la voz -. Pero sí que apreciaría poder echarle un vistazo de cerca, si os parece apropiado – pidió, con una sonrisa.

Mientras el elfo se acercaba con cautela al arma, siguió escuchando al Jayán.

- Oh, deseáis saber más de mí, por mi propio testimonio o demostración – comentó Galand, divertido, mientras acercaba una mano al paño que cubría el arma -. Sería interesante cruzar espadas, hablar el idioma del metal – Galand se giró hacia Mo’ôhtavo’nehe -. De forma amistosa, claro – añadió -. Aunque temo que esta embarcación hecha por humanos no duraría más que unos pocos segundos.

Galand se alejó de la espada del Jayán, y paseó por la estancia con la copa de vino en la mano.

- Os tendrá que bastar, de momento, con poco más que mi palabra.

> Imagino que lo habéis oído por las historias que corren sobre mí. Soy herrero, forjador de espadas. Es el oficio que heredé de mis padres, y me enorgullezco de la calidad de las espadas que soy capaz de crear.

Galand alzó una mano, y una de las diez notas de metal resonó por la estancia con su melódico tañido. Pétalo de Acero, su espada bastarda, se materializó en el aire.

La espada flotó unos escasos segundos antes de posarse en la mano del elfo.

- Esta es una de mis creaciones. Diría que soy capaz de alcanzar este nivel con bastante consistencia -. Galand tomó la espada por el filo, y se la ofreció al Jayán -. Dudo que esté a la altura del arma que portáis, pero quizá os interese probar “de primera mano” su tacto y equilibrio.

Galand prosiguió.

- Durante mi vida he aprendido no sólo a forjar espadas, si no a blandirlas. Mis espadas son mis compañeras. Y he derrotado a incontables enemigos gracias a ellas.

Una a una con su tañido harmónico, las diez espadas se materializaron a su alrededor, danzando apaciblemente antes de desaparecer entre virutas de energía dorada.

- No sé si existe la forma de describir con palabras mi habilidad, pero me atrevería a decir que me encuentro entre los Sylvain más poderosos de entre Los Perdidos.

> También puedo usar magia, pero, ¿qué Sylvain no dispone de esa habilidad?

Galand se quedó de pie en el centro de la estancia, mirando al Jayán.

- ¿Era lo que esperabais?

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16/09/2020, 22:00
Mo'ôhtavo'nehe

— Galand, entonces— dijo el mastodonte con voz queda—. No hay gran historia sin pasaje de vergüenza. Recuerdo aún el día en que mi padre me arrastró por un cuerno al perder mi primer combate.

Rio por lo bajo de forma oronda y grave.

— He oído sobre sus talentos— comentó refiriéndose a Galand, cogiendo a Pétalo de Acero, la Espada Bastarda de Galand, con una gruesa mano, como si estuviera hecha de papel—. Es bella. Un gran filo, veo— añadió mirándola con curiosidad. Conforme las espadas de Galand aparecieron, una amplia sonrisa y una carjada iluminaron al Jayán—. Impresionante, Galand. Había oído de esto, pero verlo es magnífico. Ardo en deseos de medir mis fuerzas con usted. Amistosamente, claro. Nunca lo conocí, obviamente, pero creo que su padre estaría muy orgulloso— añadió en referencia al comentario del propio Galand sobre el negocio familiar—. Mi colección no es tan amplia, pero puedo enseñarle mi última adquisición.

Con relativa facilidad, el Jayán subió la espada envuelta sobre la mesa, a lo largo. La madera crujió ligeramente, pero no se venció. Desenvolvió la misma, revelando ante Galand lo que sin lugar a duda era un Legislador de leyenda.

Aldebaran era el Legislador conocido más grande que existía. Casi dos metros de altura extendidos sobre la mesa, y según la leyenda y el crujir de la madera, cientos de kilos de peso. Tenía un acabado plateado, con un doble filo curvo que convertía a la espada en un abrupto pero sinuoso toque letal. Galand sabía de sobra con un vistazo que aquel arma no podría estar más afilada por semanas que le dedicase.

Galand había oído que un miembro de la Cofradía de Rah derrotó al Rey Santo que la portaba, pasando el arma a estar en poder de ellos. Pero en los tiempos actuales de Gaia, aquel arma se suponía en paradero desconocido, al menos públicamente. Galand había escuchado que la espada era de una calidad inmejorable, mejor incluso que el filo del Legado de Verdantis, pero ahora podía comprobarlo con sus propios ojos. Además, Galand podía apreciar, por sus conocimientos de forja, que aquel arma tenía, pese a su peso descomunal, un mango sólido y difícil de desarmar, además de una calibración excepcional, por lo que aunque lenta, con la fuerza suficiente, podía dirigir un ataque a cualquier zona con especial precisión y facilidad. Su saber en la magia y su historia con la Inquisición también le permitieron apreciar ciertos grabados distintivos de aquella arma era una Quebradora de Magia.

Sin embargo, Galand bien sospechaba que aquel arma tenía otras cualidades, relacionadas directamente con la fuerza bruta, pero no era capaz de discernirlas claramente en aquel arma de leyenda. Un arma muy apropiada para un Jayán con la fuerza suficiente, y una auténtica lástima que Galand fuese seguramente incapaz de moverla del sitio. Sospechaba que intentar bloquear ataques de esa arma iba a ser increíblemente difícil, y posiblemente sus espadas perderían el balance golpeadas por semejante masa. Si alguien como Galand intentase parar un ataque de aquella monstruosidad, seguramente acabaría, sino cortado en dos, estampado en la pared del impacto.

— Para la guerra— repitió—. No fue fácil adquirirla, pero merecerá la pena. ¿Qué opináis?

- Tiradas (1)
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24/09/2020, 16:35
Galand Ul Del Verdantis

Que el Jayán aceptase tan alegremente la propuesta de Galand le provocó cierta alegría. Siempre era agradable disfrutar del arte del combate sin tener que poner la vida en peligro. Para el elfo la esgrima no era simplemente una herramienta para destruir, si no para conectar.

El comentario sobre su padre le resultó… extrañamente agradable. Galand no estaba acostumbrado a oír aquel tipo de cosas. Sintió una agridulce nostalgia, y tuvo que callar unos segundos, la garganta hecha un nudo.

Cuando Mo'ôhtavo'nehe le mostró su pesado mandoble, Galand casi dejó caer la copa.

- E-es… - musitó mientras se acercaba a la mesa, acarició la hoja con las yemas de los dedos. Casi podía notar una ligera estática recorriéndole los dedos -. Aldebaran – pronunció el nombre en voz baja y solemne.

> Este filo se creía perdido. Es… uno de los Legisladores Originales.

Galand no trató de disimular su sorpresa ni su… respeto por el arma. Miró a los ojos al Jayán.

- Mo'ôhtavo'nehe, tenéis en vuestra posesión un arma muy poderosa. Debo admitir que me alegra, o más bien me alivia, que estéis en nuestro bando. No desearía enfrentarme a alguien capaz de blandir este filo en un combate por mi vida…

Los pensamientos de Galand se ensombrecieron al comenzar a girar entorno a la guerra que se avecinaba.

- ¿Cómo la conseguisteis? ¿Cuál es su historia? – preguntó, interesado, intentando alejar los fantasmas de la matanza de su mente.

“Cargaré con los pecados de todos los Sylvain”

Podía permitirse ser un buscador de espadas y de historias durante un tiempo más. Le ofreció una sonrisa sincera al Jayán, y una mirada cargada de interés.

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25/09/2020, 22:45
Mo'ôhtavo'nehe

Mo'ôhtavo'nehe sonrió, satisfecho.

- No, no desearía enfrentarse a muerte contra alguien capaz de blandir este filo- reiteró el líder Jayán-. Como yo tampoco desearía hacerle frente a las diez armas del mejor herrero del lado de Samael-. añadió, intentando no menospreciar a Galand-. Especialmente con magia tras ellas.

Se sentó de nuevo en la silla, con el cuidado habitual. Relativamente cómico, considerando su tamaño y burdo aspecto.

- Aldebaran fue usada contra Baal, La Puerta del Infierno.

Galand había oído hablar de Baal. Una entidad que se remontaba a los tiempos de la historia conocida de Gaia, como lo era Morrigan. Pero a diferencia de la dama del tiempo, Baal era uno de los 21 mensajeros. Entidades con un poder igual o superior al de la propia Morrigan, pero sin afiliación a ninguna facción política, racial o ideológica. La mayoría de los Mensajeros eran simplemente fenómenos de la propia Gaia, como podían serlo los Elementales o los Demonios, pero únicos y muchos más poderosos.

Baal se creía uno de los Mensajeros más poderosos. De hecho, una de las criaturas más poderosas. Nacido en el Nexo de Almas, decían las leyendas que surgió de la tensión el núcleo de tantas almas humanas intentando dar respuesta a su sufrimiento antes de ser "recicladas". Se remontaba a los tiempos de Zhrome Giovanni, cuando el emperador humano intentó conquistar toda Gaia bajo su bandera, o a la Máquina de Rah, otro humano que hizo frente a las diversas razas de Gaia, pero especialmente a los Duk'Zarist, y seguidos por los Sylvain.

- Baal, tras ser derrotado hace más de 300 años, desde el Flujo de Almas, ha ido corrompiendo las líneas del Dragón, y varios puntos de poder- o dicho de otro modo, ríos y estanques de Zeon, respectivamente, dispersos por toda Gaia como parte del propio Flujo de Almas-. Tengo entendido que también ha estado devorando demonios- añadió arqueando una ceja-. Hace poco Romeo- el Sumo Inquisidor-, y la Dama Roja- de la Orden de Nathaniel, un puñado de Santos e Inquisidores importantes para la Iglesia, entre los que Romeo también se contaba- intentaron "liberarlo" para servirse de su poder.

El torno de Mo'ôhtavo'nehe se mostró serio y crispado, revelando su personal desagrado para con la figura de Romeo Exxet.

- Una idea tan peligrosa como repugnante- aclaró, cerrando ligeramente un puño, y llevando a Galand a preocuparse-. Por suerte, para intentar aprovecharse un poder así necesitaban la ayuda de otra entidad similar sobre Gaia. En este caso, Ergo Mundus. Mundus era capaz de entrar en contacto con Baal en el Nexo de Almas, y podía alimentarse de él, recuperando su fuerza original. Una vez hecho, Romeo podría mostrarle a Gaia la figura de Ergo Mundus- otro Mensajero, y también de los más poderosos que se conocían. El Jayán agarró su vaso, ya vacío, y apretó ligeramente, haciéndolo añicos con el sonido de la cerámica haciéndose pedazos-. Revelar a Mundus, en todo su esplendor, frente a la humanidad, en aquel estado, hubiera sido increíblemente peligroso, pero unificaría a los humanos, gracias al miedo, bajo el abrigo y criterio de la Iglesia. No es ninguna novedad que la Iglesia quiere controlar el mundo, con las tensiones que eso provoca con las demás regiones, especialmente las de Lucanor Giovanni y la niña emperatriz humana.

Galand aprenas sabía sobre Ergo Mundus, porque casi nadie sabía de él. Pero sabía que era, o había llegado a ser, increíblemente poderoso, y encarnaba "poder puro" como parte de la Vigilia y el Zeon de Gaia. Muchos lo consideraban un Demonio, pero Galand sólo tenía referencias al respecto por la magnitud de su poder, lo "crudo" que el mismo se consideraba, y el hecho de que Mundus se convirtiera, con el paso de los siglos, en un icono para las criaturas de la Vigilia, relegadas a ese plano de Zeon y perseguidas cuando cruzaban al plano físico de los humanos y la superficie fría de la tierra.

Los humanos, en especial la Iglesia, combatieron a Mundus hasta destruir su forma física sobre el plano terrenal. Mundus, desde entonces, se escondió en artefactos, para no quedar atrapado en la Vigilia y seguir en el plano terrenal, hasta que capturado por la Inquisición.

- Por supuesto, un imbécil egocéntrico como Romeo no sabía la incontrolable magnitud de aquello que intentaba usar. La "Portadora", la última cría humana que la Iglesia usó como recipiente para contener a lo que quedaba de Ergo Mundus, expuso a Mundus al Flujo de Almas, y por lo tanto, a Baal.- sonrió ampliamente-. Ninguna cría humana podría jamás contener a Ergo Mundus en todo su esplendor. Conforme este tuvo ocasión de alimentarse del Flujo de Almas, y del propio Baal, Samael atacó la ciudad "sagrada" de Albidión, donde tomaba parte el ritual, y las criaturas de los ejércitos de Ophiel- el poderoso Duk'Zarist miembro de Samael, capaz de controlar las sombras a su antojo- frustraron los planes de la Inquisición. Mundus consiguió liberarse de sus ataduras, y, hambriento y aún débil, se desplazó del cuerpo de la humana al Flujo de Almas. La Iglesia consiguió separar a "La Portadora", encerrando a Mundus y a Baal en el flujo de almas- rio por lo bajo-. Idiotas. Su único objetivo era fortalecer a Mundus para enseñarle a la humanidad un verdadero monstruo, pero sólo les salió bien la parte de fortalecerlo, y ahora hacen bien en volver a preocuparse por él.

Tocó con los nudillos el enorme legislador frente a él.

- Este arma se usó para derrotar la última forma terrenal de Baal- una enorme puerta de carne, sangre y metal, con caras desencajadas de dolor. Y aquel Legislador era un auténtico arma de asedio-. Ergo Mundus nos dijo su paradero, perdido sobre la superficie de Gaia, y lo hemos recuperado. Para la guerra- repitió-. Pero algo así no viene sin coste. Parte de nuestro plan requiere que Baal siga débil, y que Mundus se fortalezca. Si debemos derramar numerosas vidas humanas, ello fortalecerá a Baal, y no podemos dejar que esta guerra le desate de nuevo. Mundus, en cambio, es mucho más afín a Samael que a los humanos, o la Iglesia, y está dispuesto a trabajar con nosotros mientras las criaturas de la Vigilia no estén confinadas a ese plano.

Las criaturas de la Vigilia incluían Demonios y todo tipo de monstruos, pero también Elementales, Ninfas y Grifos, entre otros. El propio Galand había luchado contra muchas de ellas, pero también había visto a la pacífica y juguetona pero señorial Esfinge de Paris, el Convocador Artesano con quien Galand viajó para reencontrarse con el Príncipe. Los Dragones también eran, en realidad, criaturas de la Vigilia, aunque vivieran en el plano terrenal.

Galand, entonces, se daba cuenta de la verdadera magnitud de aquel proyecto. El Príncipe habló de devolver Gaia a las Razas no humanas, pero también de devolver a los Dragones, y la magia y el Zeon, a su antigua gloria. El Artesano y Espadachín Sylvain se daba cuenta ahora de que, criaturas como Ergo Mundus y múltiples seres de la Vigilia, serían esenciales para "regenerar" Gaia a semejante estado. Un estado más salvaje que el actual, pero también donde el aire fuera, quizá, más rico en Zeon, y el Don más abundante.

- El plan ideal sigue siendo usar el Ojo de Dios para borrar una capital del mapa, y mostrar a los humanos que no tienen opción a combatirnos. Que se sometan, y nos cedan el control de Gaia y la mitad del terreno- continuó el Jayán-. Pero sabéis tan bien como yo, que es poco probable que obedezcan. Y ante ello, no sólo tener Dragones sería bueno, sino también a Ergo Mundus, y a las criaturas de la Vigilia, en nuestro bando.

Con su vaso roto, el varón bebió directamente de la botella, intentando no tocarla con los labios. El alcohol fluyó por el aire, por gravedad, hasta su boca. Dejó en la botella suficiente para un vaso más, pero tras aquel discurso, se bebió lo que quedaba.

- Galand- dijo con seriedad, dejando la botella en la mesa-. Confío en usted. Confío en usted porque he estudiado su historia. Usted perdió a un hijo a manos de la Iglesia, por lo que le doy mi más profundo pésame. Ningún padre debiera enterrar a su hijo. Y tengo entendido que usted es un hombre de familia, y un buen hombre- el hombre se estiró sobre la mesa, poniendo su amplia mano sobre la mano derecha de Galand, afectuosamente. Miró, con sus tres ojos abiertos, directamente al Sylvain-. No debería saber nada de lo que le acabo de decir, pero se lo digo porque quiero que sepa las implicaciones de lo que forma parte. En primer lugar, porque en esta guerra, aunque nadie es imprescindible, usted no es un peón, y su posición en esta guerra tiene valor. No quiero que esté usted ciego en esta guerra- hizo parpadear a su tercer ojo-. Y en segundo lugar porque, si su posición terminase en el bando equivocado, tendría que matarle- Galand no pudo evitar sentir un escalofrío, y cierto miedo ante las duras palabras del líder Jayán-. Odiaría tener que matarle. Le respeto, y confío en que la pérdida de sus padres, y su primer hijo, unidas a la oportunidad que su joven Eldar le brinda, sean lo bastante fuertes como para no hacerle flaquear. Pero me temo que es muy posible que esta guerra no sea bella para usted, y espero que no sea así, pero si debemos devolver a la mitad de los humanos al Flujo de Almas, o está usted con nosotros, o está contra nosotros.

El varón retiró la mano, recostándose en la silla.

- No me malinterprete. Sé que usted no es ajeno a la muerte, o la violencia, pero entiendo que usted no es un genocida. Yo tampoco lo soy, pero si debo elegir entre la supervivencia de las tierras de Gaia, del Flujo de Almas- su tercer ojo volvió a parpadear- y la de nuestras especies, o la mitad de las actuales vidas humanas, elijo las primeras. Las almas humanas tardarían el doble en volver a encarnarse, pero es mejor eso que no quede nada en lo que reencarnarse. Y todas nuestras Razas están en peligro de extinción, pero de entre todas, la mía corre el mayor riesgo, Galand.

Los Jayanes eran, ciertamente, la Raza más difícil de mantener oculta en un mundo infestado de humanos.

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03/10/2020, 23:18
Galand Ul Del Verdantis

La historia que le contó Mo'ôhtavo'nehe fue… Cielos, increíble. Galand atendió, toda su atención puesta en el relato. Sin duda, el plan de los humanos era… Terrible. En todos bandos había monstruos. No debería sentirse aliviado, pero lo hacía.

En un mar de pecados, los suyos podían al menos diluirse un poco.

Cuando el Jayán terminó, Galand dejó su copa encima de la mesa, y se paseó por el camarote con las manos cruzadas a la espalda.

- Sin duda tenemos una tarea muy difícil por delante – admitió el elfo, solemne -. La idea de tomar tantas vidas… - miró a Mo'ôhtavo'nehe.

Asco. Le daba asco. Pero Galand ya había hecho acopio de la determinación necesaria. Cuando se arrodilló ante su Príncipe, y le hizo un juramento.

Su mirada reflejaba ambos sentimientos. El horror del genocidio, y la determinación de uno de los últimos elfos de Gaia.

- Admito que estamos en un punto en que, por bien o mal que nos parezca, debemos elegir un bando. Gracias por contarme todo esto, Mo'ôhtavo'nehe.

Galand calló unos instantes. Aunque no conociese los detalles, ya sabía que debería enfrentarse a decisiones muy duras.

La Princesa… era demasiado idealista. ¿Cómo podían prescindir de aquellas medidas drásticas? Después de lo que habían intentado los humanos a la sombra del mundo…

- Sé que hay que cometer grandes pecados para ganar en esta guerra, y estoy dispuesto a cometerlos. Lo juré ante el Príncipe, que ayudaría a cambiar el mundo. A traer una Gaia nueva para que todos los elfos y el resto de razas podamos convivir en paz.

Galand respiró hondo. Se acercó al Jayán y le tendió una mano, solemne.

- Le propuse al Príncipe de dirigirme a mi destino en este barco porque quería aprovechar la oportunidad de tender puentes y estrechar lazos entre las distintas familias que formamos este bando. Esta noche le estoy profundamente agradecido por su honestidad, Mo'ôhtavo'nehe. Espero que podamos seguir trabajando juntos, y estoy convencido de que el nuestro será un viaje la mar de interesante – puntualizó con una sonrisa.

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06/10/2020, 20:20
Mo'ôhtavo'nehe

El Jayán asintió cuando Galand le agradeció por contarle la verdad. Pero no dijo “de nada”. Pareció complacido por la respuesta de Galand, y finalmente estrechó la mano del mismo. Si bien fue firme sin apretarle demasiado, el mero tamaño de su mano hacia  que la delicada mano de Galand quedase prácticamente envuelta.

Durante noches, Galad y el líder Jayán bebieron, rieron, y se contaron historias. Las ansias de un combate entre ambos, tras contar batallas, aventuras y discutir estilos de peleas, no hicieron sino crecer entre los dos. El líder Jayán era un hombre tosco, bruto y bastante primitivo y violento en su cultura, pero a su vez era respetuoso con sus semejantes, astuto en sus palabras, y bastante risueño. Nunca, sin embargo, perdió la presencia intimidante que le prácticamente manaba de él.

También tenía un aire místico bastante peculiar. Pese a su agresividad y la violencia que le rodeaba, era una persona que apreciaba lo espiritual, algo sin duda concedido por su tercer ojo, capaz de ver almas. La muerte honorable en combate adquiría un significado muy diferente cuando uno pensaba en el Flujo de Almas como el siguiente destino.

 

* * * *

 

El puerto estaba cubierto de soldados. Los escudos del Imperio conformaban la mayoría de los símbolos en aquella tropa, pero también se veían cruces de la Iglesia. Galand sabía perfectamente que Iglesia e Imperio no acostumbraban a combatir juntos.

Era una noche cerrada, casi sin luna, y la esquina de puerto en que estaba el barco de Galand estaba completamente a oscuras, abrigada por la noche. Sin embargo, eso no detuvo a algunos soldados de encender antorchas y portarlas en la mano. Como un enjambre, comenzaron a expandirse en dirección a los navíos, gritando a la posible tripulación dormida dentro de los mismos, demandando entrar para realizar una inspección.

Galand sabía perfectamente a qué se debía aquello. Seguían esperando al emisario de la tribu Tuan Dalyr, pero en aquel momento estaban arrinconados. Galand veía un batallón, pero el mismo abarcaba hasta el comienzo de las calles de la ciudad. No sabía si había más dentro de la misma, ni cuántos.

- Galand, odio tener que pedirle esto- comenzó el líder Jayán, escondido bajo la cubierta del barco, cuando el Sylvain dejo de ojear el panorama en cubierta-.  Si salimos nosotros, no solo nos descubriremos abiertamente frente a las gentes del puerto y este batallón. Es posible que, si no hay demasiados guerreros de renombre entre sus filas, junto podamos acabar con todos ellos. Pero ello atraería mucha más atención a nuestro rastro.

Era perfectamente posible, y de hecho, probable, que una unión temporal entre la Iglesia y el Imperio indicase que sabían a lo que se enfrentaban. Quizá incluso tenía que ver con el rastro de Galand y Eldar. Pero si no tenía que ver con Samael, sino solamente con Galand, seguramente quizá incluso el propio Galand fuera capaz de acabar con todos ellos.

- A nosotros en particular nos sería difícil cruzar las aguas si no acabamos con todos- continuó el Jayán-. Quiero pedirle, Galand, que nos hagas ganar algo de tiempo para zarpar. Podemos reencontrarnos en mitad de las aguas, o una vez lleguemos al nuevo continente.

Si zarpaban ahora, en plena noche cerrada, y con un ejército a las puertas, aquel blanco se pintaba una clara diana en el casco. Si acababan con todos, el poder de destrucción revelado llamaría notoriamente la atención de la Iglesia. Y si no lo hacían, los Jayanes tendrían que encontrar otra embarcación dispuesta a transportar a “monstruos”, y ocultarse mientras tanto en una ciudad bajo sospecha.

- Si aceptáis, lógicamente haced lo que consideréis más adecuado con vuestra cría- siguió el hombre-. Pero no tendríamos problema en que viajara con nosotros. Cuidaría de él como si fuera mi hijo- no pudo evitar sonreír a medias, ladeando la cabeza-. Bueno, pensándolo mejor, no. Como el hijo de un compañero.

Los métodos didácticos del Jayán seguramente no fueran los mismos que los de Galand…

- ¿Puedo contar con usted, Galand?- preguntó finalmente.

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13/10/2020, 17:34
Galand Ul Del Verdantis

Galand observó como la tropa de humanos se acercaba a los navíos con una mezcla de angustia y rabia. Los habían descubierto. ¿Cómo?

Se había preparado para aquella eventualidad. Cada vez que atracaban en un puerto humano, Galand adoptaba la forma de uno de los mismos. Por si hacía falta bajar, interaccionar con algún mercader o estibador.

Pero aquello… ¿era un reto que pudiese superarse simplemente con palabras?

Al encontrarse de nuevo con su compañero de viaje, Galand tuvo la certeza de que no había otra solución. Había que luchar. Desenvainar sus filos de nuevo, bañarlos en sangre. Más una difícil decisión se le presentaba.

Más que decidir enfrentarse a aquellos humanos. Más que separarse del navío e interrumpir su viaje.

Separarse o no de Eldar.

Incluirlo en aquella batalla podía ser tanto útil como desastroso. Eldar era hábil, valía por más de uno de aquellos torpes humanos. Pero en medio del caos de la batalla contra tantos oponentes, Galand no podía permitirse distracciones. Arriesgar la vida de su hijo… no valía la pena.

- Eldar viajará con vosotros – respondió con decisión -. Su ayuda me vendría bien, pero no quiero ponerlo en peligro. Son muchos humanos y… si voy a desatarme ahí fuera, preferiría no tener que contenerme.

Su declaración sonó severa, si bien algo cargada de tristeza.

- Mo'ôhtavo'nehe – dijo Galand, pronunciando aquel nombre como una súplica. Posó su mano sobre el hombro del Jayán, aunque bien tuvo que alzar bastante el brazo. Galand cruzó miradas con el Jayán, sus ojos verde esmeralda reluciendo con determinación -. Te lo confío.

Mientras el elfo se dirigía de nuevo hacia la cubierta se dio cuenta de que ni siquiera le había confirmado al Jayán que iba a distraer a los humanos, simplemente lo había dado por supuesto. Antes de salir, se giró un último instante hacia su nuevo compañero.

- No hay tiempo para despedidas. Zarpad cuanto antes. Y… dile a Eldar que nos reencontraremos.

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27/10/2020, 22:30
Narrador

Mo'ôhtavo'nehe aceptó con un cabeceo, y tras proferir un quedo agradecimiento y dejar a Galand abandonar la estancia, hizo lo propio, intentando dirigirse a la tripulación para prepararse para zarpar. El Espadachín Sylvain, por su parte, se abrigó con una manta de color gris oscuro, intentando ocultarse por la noche, y volteó la madura de una de las escasas ventanas del navío.

Usando sus poderes de Ki, se aferró con los pies a la superficie del casco y saltó al muelle, apoyando los pies sobre uno de los postes verticales de madera que se elevaban desde el agua hasta los tablones de madera que, en horizontal, hacían de camino. De un de zancadas y un breve salto se colocó, boca abajo, bajo los mismos, y echó a correr en dirección a la entrada del muelle, oculto bajo aquel manto gris y los tablones de madera.

Al cabo de unos breves pero importantes segundos, y haciendo uso de parte de sus reservas de Ki, alcanzó la punta de la masa de soldados, que comenzaba a extenderse sobre el muelle como un enjambre sin fin. Lo hizo alcanzando un cruce de cuatro caminos, aunque los soldados, segundos antes, ya habían alertado de un ruido extraño que se aproximaba en su dirección. Era Galand, corriendo, pero a efectos prácticos invisible hasta que, con una explosión de luz, hizo acto de presencia y empezó a repartir espadazos.

Galand podía acabar con los soldados a su alrededor, pero había avistado en las azoteas cercanas, justo al terminar el muelle, a un puñado de arqueros. Era difícil adivinar su equipamiento en la noche, y quizá con arcos cortos fueran incapaz de llegar tan lejos, pero sin duda estaban ahí como parte de aquella tropa. Además, aquella tropa se perdía entre los primeros edificios de la ciudad, siendo incapaz de saber cuántos soldados había ahí.

Y Galand sabía que, hasta su barco, había un segundo camino. Si bien no había soldados aún en dicha ruta, era posible que en algún momento intentasen rodear a Galand una vez hubiese acabado con todos en aquel flanco. Y quizá, si eran suficientes, podían seguir inspeccionando los barcos.

Galand podía limitarse a acabar con aquellos a su alrededor, e intentar llamar la mayor atención posible sobre mi mismo, pero debía plantearse cómo iba a hacerlo, cuánta atención sobrenatural o "de renombre" quería atraer sobre sus actos, y qué pensaba hacer para comprar más tiempo.


Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Soldados - Soldados - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Soldados - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Muelle - Muelle - Soldados - Soldados - GALAND - Soldados - Soldados - Soldados - Soldados - Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Soldados - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle

Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle

BARCO ILEGAL - Agua - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Agua - Agua -

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua

* Soldados y Galand tienen muelle debajo.

* Barco Ilegal es el navío de Eldar y los Jayán.

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02/11/2020, 17:05
Galand Ul Del Verdantis

Tras aterrizar en el muelle, envuelto en su manta gris, Galand dejó entrever uno de sus filos. Pétalo de Acero, la espada bastarda de metal rosado. El arma resultaba lo bastante llamativa como para llamar la atención de los soldados.

- Lamento este acto, perdonadme, pero no tengo elección – se disculpó el elfo mientras blandía su espada con ambas manos.

Galand trazó dos amplios tajos a su alrededor, hendiendo metal y carne. Era demasiado pronto para revelar sus cartas, y aun no sabía si aquella tropa contaba con individuos excepcionales. Debía apurar al máximo, al menos por el momento.


Hago dos ataques en área con Espada bastarda (arma grande, alcanza hasta 5 objetivos).

1 ataque adicional (-40 HA con arma grande) y ataque en área (-50 HA).

Daño base 110, TA -2.

Este primer "turno" estaría simplemente abatiendo soldados con mi bastarda, a ver también cómo reacciona el grupo, si comienzan a centrarse en mí o si siguen investigando los barcos.

- Tiradas (4)
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02/11/2020, 19:39
Narrador

Conforme Galand hizo algo de presencia, por supuesto escuchó varias advertencias en un tono tan autoritario y agresivo como sorprendido. "No te muevas", "Quieto ahí", "Cuidado". Sin embargo, consiguió repeler los primeros espadazos en su dirección sin dificultad ninguna. Sorprendidos, y a mayores, meros soldados de a pie frente a una leyenda, uno incluso vio su filo desviado completamente, quedando completamente expuesto. Instantes más tardes, un semblante vacío en su rostro daba pie a su torso, partido en dos, justo entre las justas de la armadura tachonada, cayendo al suelo.

El tajo alcanzó a todos a su alrededor, que cayeron, sin excepción, muertos en un bello pero macabro abanico. La sangre formó un círculo alrededor de Galand, goteando del filo rosado, y conforme una segunda oleada se abalanzaba, casi inmediatamente, sobre Galand, el espadachín siguió girando, acabando con tres personas más y frenando en seco el ataque de otras cuatro. Sin embargo, esto no les detuvo, y como un enjambre siguieron abalanzándose sobre Galand.

El espadachín observó, no obstante, cómo un par de soldados, al observar con total claridad la matanza hacía tan solo unos instantes, comenzaron a moverse en dirección contraria, alejándose de Galand. El Sylvain suponía, claramente, que huían de él, atemorizados. Era una situación confusa, y sorprendente, por lo que el enjambre cirniéndose sobre él no era de extrañar, pero tampoco lo eran aquel par de hombres corriendo por su vida.

Por el momento, Galand no observó nada más, inusual, salvo un círculo creciente de soldados que se abalanzaba sobre él. Si bien esto parecía haber frenado el avance de aquellos soldados inmediatamente a su alrededor, y por unos segundos pareció paralizar a todos mientras intentaban atisbar qué pasaba, en seguida Galand observó cómo la marea de humanos seguía extendiéndose a través del muelle, amenazando con flanquearle en algún momento, o mejor dicho, servir como reemplazo sin fin a aquellos que actualmente le rodeaban.

Galand siguió blandiendo la espada, parando con éxito todos los golpes, y derribando a algún soldado como respuesta casi involuntaria, pero si seguía en esa posición eternamente, absolutamente rodeado, era mera cuestión de tiempo que acabase recibiendo algún corte. No eran soldados de élite, y aquellos atacándole de forma diagonal apenas tenían espacio para moverse, limitando su capacidad en la esgrima, especialmente si no querían herir por accidente a sus compañeros, pero era una cuestión de tiempo que Galand no pudiera frenar por completo a ocho espadas a la vez.


Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - SoldadosSoldados - Soldados - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - ESPERA - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - PELEANDO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Muelle - Muelle - ESPERA - PELEANDO - GALAND - PELEANDO - ESPERA - ESPERA - ESPERA - Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - PELEANDO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle

Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle

BARCO ILEGAL Agua - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Agua - Agua -

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua

* Los Soldados se extienden un "espacio" hacia la izquierda por la parte de arriba, y un espacio hacia abajo por la parte de la derecha, tras observar la escena inicial. Has matado a los que estaban en tu espacio, en este turno matarías a uno, varios, o todos los que están justo a tu alrdedor.

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05/11/2020, 19:26
Galand Ul Del Verdantis

Mientras repelía acero y partía carne y hueso, Galand no pudo evitar sentir cierto remordimiento.

No, debía concentrarse. Por Mo'ôhtavo'nehe. Por su hijo.

Partir soldados en dos no iba a hacerle ganar demasiado tiempo. Eran muchos, y la mayoría aún no habían aprendido a temerle. No, aquello requería maniobras más desesperadas.

Debía mostrar una de sus cartas.

Con una letanía susurrada entre el sonido de gritos, pasos y entrechocar de espadas, Galand extendió una mano hacia un lado, con la palma en alto.

Arremolinándose con furia, varias motas de fuego aparecieron de la nada, concentrándose en una diminuta esfera de apenas mayor tamaño que una canica.

Devora madera, carne y hueso. Consúmelo todo en tu canción de flama.

Un rápido gesto y la canica voló rauda por el aire, dirigiéndose algo más allá, hacia el muelle central por el que se precipitaba la masa de soldados. Un leve sonido de succión anticipó una gran deflagración.


Voy a lanzar el conjuro Bola de Fuego contra el muelle central, más o menos a la mitad. (En el ESPERA central)

50 Zeon - Grado Base, pero modificado por mi Metamagia: Daño base 100, Área circular de 7.5m de radio (15m diámetro)

Como no llevo "desenvainada" Legado de Verdantis tiro con mi Proyección Ofensiva base.

No sé si es relevante pero muchos de ellos no creo que puedan "parar fuego" o el área (pág. 99 del Core). Mi intención es también, si puedo, destruir parte del muelle para cortar ese camino.

- Tiradas (1)
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06/11/2020, 23:29
Narrador

Una explosión, a metros de Galand, hizo saltar pedazos de madera por el aire, antes de que se hundieran de nuevo en el agua. Las llamas envolvieron por unos instantes a los soldados frente al espadachín, calcinándolos casi al instante dentro de sus armaduras. Cayeron al suelo como marionetas, mientras el fuego se disipaba en el aire pero bañaba la madera a ambos lados de la zona destruída. Poco a poco, inevitable por naturaleza, el fuego comenzó a extenderse por la madera en ambas direcciones, amenazando con acercarse a Galand, pero también a los cruces de caminos.

Algunos soldados alrededor de Galand parecieron haberlo visto, profiriendo frases como "Brujería", "Hechicero", o "Demonio". Estos mismos comenzaron a girar, intentando huir en dirección contraria a Galand. Sin embargo, algunos sólo tenían a sus espaldas las llamas, por lo que comenzaron a luchar con mayor desespero.

Varios hombres, demasiado centrados en la espada del Sylvain o en buscar un punto flaco, no vieron el pequeño orbe de fuego. A mayores, distraídos por la explosión, parecían particularmente vulnerables. Sus ataques fueron débiles y dubitativos, y su defensa había quedado baja. Intentaban, sin quedar completamente desprotegidos, entender si aquello fue un simple explosivo, si había alguien más allí, o quizás Galand era un hechicero después de todo. Ni que decir tiene, su moral estaba baja, en parte por el despliegue de Galand con la espalda, luchando contra puñados de hombres a la vez, pero en parte también por el desconcierto frente al comienzo del combate y cómo parecía seguir.

Aún así, aún con sus vidas y sin ningún nuevo muerto salvo aquellos que habían sucumbido ante las llamas, siguieron peleando contra Galand, intentando herirle. Eran múltiples espadas, y Galand, a sus ojos, ya no contaba con la sorpresa inicial que había provocado los cuerpos a sus pies, si bien su defensa seguía siendo férrea y propia de una, casi, leyenda.

Algunos soldados, aquellos que aún corrían como hormigas para extenderse por el muelle, dejaron de avanzar, asumiendo que las llamas acabarían por bloquearles el paso. Se pararon y comenzaron a dar la vuelta, intentando tomar otro camino para cubrir el puerto.


Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Soldados - Soldados - Soldados - Soldados - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - ESPERA - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - *PELEANDO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **Soldados

Muelle - Muelle - ESPERA - PELEANDO - GALAND - *PELEANDO - LLAMAS - ROTO - LLAMAS - Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - *PELEANDO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle

BARCO ILEGAL Agua - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Agua - Agua -

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua

Los Soldados se extienden un "espacio" hacia la izquierda por la parte de arriba, y un espacio hacia abajo por la parte de la derecha, otra vez, tras una leve duda ante la explosión de fuego. Has matado a los que estaban justo dentro de la explosión de fuego, y a ambos lados. El fuego se extiende una casilla por el muelle, en ambas direcciones. La casilla "roto" es un salto imposible para soldados normales con armadura, pero un atlela, o con Eliminación de Peso (Ki), se podría llegar al otro lado.

* Sólo te han visto hacer magia algunos soldados, justo a tu alrededor, al haber hecho la magia de forma tan discreta. Siguen en sus casillas, bajando la habilidad de defensa final de los grupito de soldados este próximo turno. Si los matas, no hay más efectos. Si no los matas, huirán alejándose de ti.

** Estos soldados dejan de avanzar, y comienzan a intentar unirse a la fila del muelle superior, "retrocediendo".

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15/11/2020, 12:35
Galand Ul Del Verdantis

La maniobra del elfo había surtido efecto. Con parte del muelle cayéndose a pedazos, esperaba no sólo retrasar a los humanos, si no hacerles temer aquella situación. ¿Y si estallaban más pasarelas? Galand esperaba que aquello fuese suficiente para hacerle ganar algo de tiempo.

Mientras tanto, seguiría segando vidas allí, con Pétalo de Acero.

Blandiendo el arma con dos grandes arcos, barrió a aquellos soldados como si no fuesen más que muñecos. El hedor de sangre y ceniza comenzó a inundarle las fosas nasales. La batalla podía ser bella, pero aquella no lo era.

Algunos lo llamaban “Brujo”, “Hechicero” y “Demonio”. El elfo no respondió a las acusaciones. Se centró en ellos, tratando de aumentar la confusión entre los humanos.

Mientras batallaba, intentó mirar de reojo hacia el barco donde viajaban sus compañeros y su hijo.


Este turno voy a hacer dos nuevos ataques en área, como en la primera ronda. Quiero esperar a ver cómo se siguen moviendo los soldados antes de intentar otro truco.

Voy a intentar centrarme en los que se han dado cuenta de mi conjuro.

- Tiradas (3)
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23/11/2020, 00:23
Narrador

La Espada Bastarda del helfo se hundió en la carne de los humanos. Demasiado rápido para muchos de ellos, que dejaban de intentar defenderse o atacar, inmóviles como estátuas, rostro desencajado, una fracción de segundo antes de caer al suelo en seco. Otros, sin embargo, proferían un alarido de dolor antes de caer.

Galand acabó con todos a su alrededor.

En otro tipo de combate, completamente abierto, quizá Galand no fuera capaz de acabar con todos sus flancos a la vez, despachándolos en un par de segundos. Dependía en mayor medida de la pericia de sus oponentes. Pero en aquel muelle, con soldados que parecían rasos aunque bien armados y protegidos, con la confusión de las llamas y poco espacio para maniobrar, eran presas fáciles para alguien con más de dos siglos de experiencia en la guerra.

Quizá fue mejor así, pues las llamas siguieron creciendo, acercándose hacia Galand, y sisearon sobre las armaduras de los caídos que miraban a Galand, dando la espalda a la ciudad mientras yacían tendidos en el suelo. Si Galand no se movía, las llamas terminarían por alcanzarlo. Sin embargo, solo quedaban unos pocos por un flanco, y otro, el más cercano a su barco, ahora estaba despejado. Podía huir por ahí, si quería, pero ahora pelear era si cabía más fácil.

El problema principal era que las llamas seguirían extendiéndose, y los soldados seguían acudiendo al muelle como un enjambre. Unos se envalentonaron, por ver los números de refuerzos a sus espaldas, y a Galand, en apariencia, siendo forzado a retirarse por las llamas. Pero los pocos que que quedaban en un flanco, ahora peleaban a la desesperada, intentando forzar a Galand a retirarse.

Galand había peleado mucho, y sabía bien que estos humanos, ahora, no estaban blandiendo sus espadas buscando cortar la carte de Galand para matarlo. Estaban peleando de forma defensiva, intentando mantener su terreno, para que Galand no huyera de las llamas a través de ellos. Era un acto quizá de piedad, o quizá de miedo, o quizá de ambos, pero difícil de saber con tan pocos segundos para pensar en qué hacer.


Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - SoldadosSoldados - Soldados - Soldados - Soldados - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **Soldados

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Soldados - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **Soldados

Muelle - Muelle - Muelle - **PELEANDO - GALAND - LLAMAS - LLAMAS - ROTO - LLAMAS - LLAMAS

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - *Soldados*

BARCO ILEGAL Agua - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Agua - Agua -

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua

* A la derecha de estos Soldados hay una casilla de Agua, y después más soldados. De nuevo, es difícil que crucen sin más, y necesitarían acrobacías o hacer algún tipo de puente o magia.

** Estos Soldados están peleando "A la Defensiva".

Las llamas se extienden una casilla en ambas direcciones. Los soldados también, con los soldados que ocupaban el espacio de Galand ahora siendo cadáveres.

A efectos prácticos, mientras Galand siga pudiendo defenderse físicamente, está garantizado que no va a recibir daño (salvo que Pifie una tirada), incluso aunque se retire generando un ataque de oportunidad. La fuerza ofensiva este turno es de menos del 50% de los turnos anteriores, al haber 2 flancos en lugar de 4, y 1 de ellos peleando a la defensiva.

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23/11/2020, 19:09
Galand Ul Del Verdantis

Mientras Pétalo de Acero mordía la carne de los humanos, las llamas corrían rápidamente por el muelle. Galand debía comenzar a apartarse.

Los humanos habían comenzado a adelantarse por otro de los muelles laterales. Un gran número de ellos avanzaba con ritmo militar, sus botas repicando contra el suelo de madera. Apurando hasta el último instante, Galand imitó su última maniobra mística.

Esta vez sin dejar de combatir, extendió una mano mientras la otra blandía a Pétalo de Acero. Con unas pocas palabras que resonaron a su alrededor con un eco metálico, una diminuta mota de fuego se materializó en su palma.

La mota voló rauda hacia el puente que conectaba su muelle con el que estaba atestado de soldados. Tras un leve sonido de succión, estalló en una nueva deflagración.

Tras lanzar su hechizo, Galand lanzó un poderoso tajo hacia los pocos soldados que todavía entablaban combate con él, tratando de quitarse oponentes de en medio.

Si sus oponentes se lo permitían, comenzaría a ceder terreno, retrocediendo por el puente que conectaba con el muelle donde estaba atracado su barco.Si los soldados venían por un único muelle, estaría perfectamente capacitado para aguantar lo que hiciese falta. O eso esperaba…


Declaro dos acciones: Magia y Ataque.

Magia: Bola de Fuego en Grado Base. Daño base 100, área circular de 7.5m de radio (15m diámetro). Viendo lo que ha hecho la anterior, dirigida a la segunda casilla de soldados encima de mí, contando desde arriba. Lanzo con mi Proyección Ofensiva Base -25 por Acción adicional.

Ataque: Ataque en Área. -50 por Área, -25 por Acción adicional. Sobre todo a los soldados que tengo a la izquierda.

Con mi movimiento pasivo comenzaría a retroceder hacia el muelle de abajo.

Dejo también una tirada de defensa.

- Tiradas (4)
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23/11/2020, 21:07
Narrador

La bola de fuego estalló frente a Galand, en plena fila de refuerzos que se unían al combate. El estallido rojo, el calor en el rostro, y el olor a carne y madera quemada acompañó el grito de los hombres y el chasquido de la madera al romperse. Si bien ante las llamas y los hombres muertos la madera no colapsó completamente, múltiples cayones se partieron o cayeron al suelo, y uno de los cimientos se desplomó, hundiendo parte del camino.

Aún era, técnicamente, cruzable, pero una cortina de fuego que se extendía en ambas direcciones impedía a ninguna persona corriente cruzar. Los cadáveres, en el suelo, seguían calcinándose poco a poco.

Galand, con poco tiempo, acabó con un golpe, tan concentrado como afortunado, con aquellos a su alrededor. Pese a estar luchando a la defensiva, la carne brotó sin problema y sin piedad de gargantas, y los pliegues de armadura servían como hoja de ruta para el extremo del filo mientras bloqueaba con la guardia. Un baile de espada con tan velocidad, precisión y gracia, que desafiaba a la realidad de los humanos y lo que para ellos era posible.

Lamentablemente, no quedaba nadie alrededor para verlo. Mientras Galand retrocedía, las llamas se cernían sobre él por el flanco derecho, engullendo el cruce de caminos y mezclándose con las llamas del segundo hechizo, en frente.

Ahora Galand se encontraba sin nadie a quien combatir, con una gran y pesada espada rosa de la que caía sangre carmesí, los ropajes teñidos de sangre, y llamas a sus espaldas. Su único, camino salvo que desafiara al fuego, era hacia el barco, huyendo de las llamas que él mismo había creado. Ahora podía con mejor claridad lo que antes no atinó a ver. Encapuchadas, unas figuras de tamaño humano intentaban a toda prisa librar al barco de todas sus sogas  y amarres. El ancla parecía moverse torpemente, pero las velas seguían cerradas. Era difícil saber si Eldar estaba ahí o eran sólo los humanos, pero los Jayanes no parecían presentes.

Sin embargo, alrededor de Galand, Galand escuchó ruido y movimiento en el banco junto al cual estaba. Voces humanas hablando a gritos ante el fuego que amenazaba con alcanzarles. Alguna flecha se hundió en el agua, cerca de Galand, pero el Sylvain aún no tuvo tiempo de donde venían, más allá del puerto plagado de soldados. No parecían poder alcanzarle a tanta distancia, fuera la que fuese, pero se habían percatado de su presencia.

Al fondo, sin embargo, mientras unos pocos soldados seguían avanzando, otros recibían rápidamente unos largos tablones de madera, el cual serviría como puente para los soldados al otro lado. Un canal estrecho, que forzaba a los soldados a pasar por único sitio como un cuello de botella, pero un canal al fin y al cabo. Galand distinguió una voz altiva, la cual parecía dar órdenes, pero entre las llamas, el agua, las personas en el barco y el replicar metálico de las armaduras de los soldados fue imposible distinguir lo que decía. Simplemente parecía venir del otro lado de los tablones.


Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - FUEGO - **Soldados - **Soldados - **Soldados - **Soldados - **Soldados

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - ROTO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **Soldados**

Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - FUEGO - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - **FUEGO

Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - FUEGO - FUEGO - FUEGOROTO - FUEGO - FUEGO - FUEGO - FUEGO

Barco - Agua - Barco - Agua - BARCO - GALAND - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - FUEGO

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Muelle - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Soldados

FIGURA - FIGURA - Muelle - Muelle - Muelle Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Muelle - Soldados - *Soldados*

BARCO ILEGAL Agua - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Barco - Agua - Agua - Agua -

Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua - Agua

 

** Retroceden.

* Ayudan a montar un puente con el sector de la derecha, plagado de soldados, usando tablones.

- Tiradas (3)
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01/12/2020, 17:33
Galand Ul Del Verdantis

Galand había conseguido tiempo. Cortando el acceso de los soldados con sus llamas, ahora estos se veían obligados a pasar por un cuello de botella.

Más allá, en el barco, unas figuras apenas distinguibles en la oscuridad de la noche comenzaban a desatar los cabos. El barco se preparaba para zarpar, pero todavía necesitaba tiempo.

El elfo anduvo rápidamente por el muelle de madera, evitando las llamas que él mismo había provocado. Mientras se alejaba del fuego, advirtió unas cuantas flechas atravesando el agua. No alcanzaba a ver bien su origen, pero los humanos ya parecían ser plenamente conscientes de cuál era su enemigo.

A pesar de sentir remordimientos por las vidas que estaba tomando con tanta facilidad, Galand tuvo que priorizar la seguridad de sus compañeros y de su hijo. Ya se había comprometido con el Príncipe y con la causa. Bien podía irse acostumbrando a cargar con el peso de incontables almas.

Galand arrancó a correr por el muelle de madera, en dirección a los soldados que quedaban al frente. Sin embargo, no cargó de frente sin más. Enarbolando a Pétalo de Acero, se dejó caer al agua, deslizándose grácilmente hacia la zona inferior del muelle.

Aun corriendo por el agua, Galand proyectó dos poderosos mandobles hacia lado y lado, con intención de destruir los pilares que sostenían el muelle. Las anteriores bolas de fuego podrían haberse confundido con explosivos, Galand pretendía seguir confundiendo a sus enemigos, si es que podía.


Voy a situarme en el tramo inferior del muelle y voy a intentar deslizarme hacia abajo y, mientras me sostengo en el agua este turno con la eliminación de peso, destruir dos de los pilares.

Hago dos ataques con mi espada bastarda (-40 HA por Arma Grande).

- Tiradas (2)