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Dragonlance - Reconquistando Silvanesti

La Reconquista de Silvanesti

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25/01/2020, 20:48
Ashe

—¿Crees que yo no lo he pensado también? —te confiesa tu amante en una de vuestras escapadas amorosas, dedicándote una sonrisa triste y una caricia dulce— Escaparnos tú y yo, construir una choza en lo alto de un árbol, evadirnos del mundo... Pero ni Silvanesti es un lugar idílico en el que formar una familia, ni tú y yo somos asi. No soportaríamos una vida ociosa, enloqueciendo lentamente ante la visión de nuestra desolada patria y preguntándonos qué podríamos haber hecho nosotros para revertir esta situación.

»Me conoces bien y tienes razón, no confío en ninguno de nuestros compañeros. ¿Cómo podríamos hacerlo? Aquí solo nos tenemos el uno al otro, pero si ayudándoles conseguimos de algún modo que las cosas sean mejores, ¿no merece la pena intentarlo?

»Estoy tan cansada de no ser nadie... A lo mejor te parece una locura, pero llevo toda mi vida soñando con ser reconocida. ¿Te he contado que mi madre me abandonó al nacer? Tuvo una relación secreta con mi padre hace veinticuatro años y sintió tanta vergüenza de lo que sus amigos y familia pensarían de ella al enterarse de que estaba embarazada de un humuno, se deshizo de ambos tan pronto como me dio a luz. Mi padre no encontró aquí una sola alma caritativa que quisiera acogernos. ¿Te lo puedes creer? No hubo piedad para nosotros entre el pueblo escogido por los dioses de la Luz. Mi sola existencia era motivo de oprobio.

»Me llevó a Qualinesti y me crié allí, con los elfos occidentales, pero tampoco puede decirse que me reconocieran nunca como una de los suyos. Ni los humanos tampoco; demasiado elfa. Demasiado humana para vosotros, demasiado alta, demasiado joven, demasiado impulsiva... Siempre había algo que criticar en mí, aunque no fuera más que mi origen mestizo.

»Los draconianos mataron a mi padre cuando atacaron Qualinesti y me quedé sola en el mundo. Tú eres el único que me ha tratado con genuino cariño, el único que ha sabido ver más allá del tamaño de mis orejas. Pero sueño con el día en que los elfos no escupan en el suelo al verme pasar, sino que arrojen flores a mis pies y me aclamen por las calles. Sueño con que algún día entremos tú y yo juntos en Silvanost a lomos de un grifo, sobrevolando el desfile triunfal con que toda la nación de Silvanesti nos recibirá a sus salvadores para que seamos condecorados por la reina Alhana. Sueño con el día en que mi madre no se avergüence de haberme engendrado, si no que enorgullezca de mí y de lo que he hecho por una nación a la que no le debo nada. ¿Soy una tonta, verdad?

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26/01/2020, 07:06
Tareth el Tuerto

Tareth agradecía la paz que reinaba en las últimas jornadas. Odiaba los gritos y las discusiones y lo cierto era que desde que la druida se había marchado había mejorado el ambiente y en parte era por esa simple razón. La otra parte de culpa la tenía Gwyndrahir que había permanecido más callado de lo habitual y eso había contribuido a la paz, pues cada vez que abría su bocaza destaba una tormenta de cuchillos.

Lo cierto fue que el tuerto apreció aquellos buenos tiempos. Como hombre de pocas palabras como era Tareth, el silencio era un bien muy escaso que disfrutar. Además el trabajo físico engrandecía el alma, más cuando se realizaba en comunión con otros semejantes y además ayudaba a estrechar lazos. Y en realidad parecían más unidos que días atrás, lo que eran buenas noticias, pues si realmente querían atravesar la pesadilla, se iban a necesitar los unos a los otros.

Para cuando la balsa estuvo terminada, Tareth sabía muy bien que era lo que debía hacer para mantener la armonía en el grupo, lograr que Gwyn mantuviera la boca cerrada, aunque eso era algo que dese luego se escapaba a sus competencias. Sólo podía rezar para que aquel rechoncho kiriath se mantuviera el mayor tiempo en silencio. Hablar con Ashe y Zeverúth a solas sobre aquello, quizás también fuera a contribuir a que la paz actual, fuera lo más duradera posible.

Fuera como fuera, estaban listos para zarpar y volver a cruza aquel sinuoso río camino de un destino incierto en el que lo más probable era que tan solo consiguieran la muerte. Pues a un lugar plagado de muerte era a donde se dirigían. Pero si por alguna razón sobrevivían, serían considerados realmente héroes y de ellos hablarían las canciones populares que se cantaran en adelante. Aunque eso a Tareth poco le importaba realmente. Si estaba llevando a cabo aquella misión, era porque creía que era lo correcto.

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26/01/2020, 11:40
Tareth el Tuerto

Fue durante una de las guardias nocturnas, cuando Tareth se acercó a Ashe y a Zeverúth. No les quitaría demasiado tiempo de poco que tenían a solas, pero quería hablar con ellos sobre Gwyndrahir. No había empezado con buen pie con ellos, pero creía que se había ganado su respeto, así como ellos se habían ganado el suyo y no quería hablar también de amistad, pues realmente no sabía muy bien en que consistía ese tipo de relación. Fuera como fuera, se acercó sinuoso una noche mientras Gwyn dormía y ellos trataban de retoza.

- ¡Pssst! - Llamó su atención. - ¡Pssst! - Volvió a reclamarles unos momentos. - ¿Podemos hablar? ¿Eh, podemos? - Les preguntó cuando, fastidiados, finalmente le respondieron. - Igual es mal momento, pero quería daros las gracias por como os habéis portado. Si, últimamente bien. Muy bien. No hay discusiones. No hay amenazas. No hay insultos. Si... muy bien así... - Se quedó callado unos momentos sonriente. Como si hubiera acabado, pero era evidente que algo más tenía que decir. - Pensad en Gwyndrahir como un niño... - Les dijo de pronto. - Un niño idiota y caprichoso. Es lo que es. Pero le necesitamos, si. Necesitamos hasta el último elfo para enfrentarnos a la amenaza. ¿Si? No le tengáis en cuenta sus mamarrachadas y tened paciencia. Yo la tengo, si. Mucha... ¿eh? - Tomó aire y lo expulsó lentamente. - ¿Podréis hacerlo, si? ¡Yo creo que si! - Exclamó finalmente.

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26/01/2020, 12:31
Ashe

No puedo evitar sonrojarme cuando el indecoroso Tareth se suma a nuestro encuentro privado. ¿Cuánto habrá escuchado de lo que hemos dicho, de lo que acabo de confesarle a Zeverúth?

Sin embargo, el tuerto no hace ninguna mención al respecto y no parece que sus intenciones fueran importunarnos, sino agradecernos la extraordinaria paciencia que seguimos demostrando con cada una de las patochadas de Gwyndaewar.

—Créeme que no es fácil —le respondo con más brusquedad de la que pretendía—. Que es infantil e idiota es algo que ambos hemos asumido desde hace tiempo pero en ocasiones me pregunto si detrás de sus discursos incendiarios hay solo estupidez o genuina malignidad.

»Me difama continuamente acusándome de ladrona porque me he tomado la molestia de gestionar adecuadamente los fondos que nos dieron para esta misión en lugar de dejar que él los dilapidara neciamente. Si no fuera por mí, estaríamos comiendo barro y durmiendo a la intemperie.

»A Zeverúth le llama asesino por defender a nuestro grupo de los ataques de los no-muertos de Tirintaal. Y todo porque esa bola de grasa creó en su cabeza la fantasía de que una muerta viviente estaba enamorada de él.

»Dice que abandonamos a nuestros amigos, pero la prueba más fehaciente de que no es así es que continuamente hemos arriesgado nuestras vidas por salvar las de otros, incluida la suya en más ocasiones de las que puedo recordar.

»¿Pero qué sabéis de eso los que no lo habéis presenciado? Es su palabra contra la nuestra y aun cuando no acabéis de creerle, la duda está ahí y el daño a nuestra integridad está hecho. Porque me resulta muy sencillo ignorar los disparates que me dice a mí, pero no los que les cuenta a otros. Lo que se dijo de nosotros en el juicio, lo que te haya contado a ti, lo que les cuenta a Nalvius y Elspeth...

»Y ya no es solo lo que dice de nosotros, es el modo en que denigra a toda la institución de los kirath comenzando por cualquiera de nosotros y terminando por su oficialía. Cada día desde hace meses, hay docenas de elfos honrados y valientes que se juegan la vida hora tras hora en estos bosques sin más aspiración que la de servir a su patria. Todos ellos son indecentemente vilipendiados por ese excremento sin oficio ni beneficio que duerme a pierna suelta después de haber comido como un jabalí y bebido hasta la embriaguez. ¿Cómo puede ser él también un kirath? ¿Cómo puedes soportarlo tú?

»Nos pides que seamos pacientes y yo te juro por la memoria de mi padre que hago cuanto puedo. Pero te confieso también que me enveneno cada vez que me muerdo la lengua para no contestar; o para no clavarle hasta las plumas una de mis flechas en un ojo y poner fin para siempre a sus infamias. Y cualquier día... cualquier día... no sé si podré contener mi mano siempre.

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26/01/2020, 13:50
Tareth el Tuerto

Tareth asentía a todas y cada una de las palabras que Ashe decía. No le estaba contando nada nuevo. Sabía como era Gwyndrahir. Llevaba tiempo sufriéndolo. Realmente poco aportaba al grupo. En el combate contra el elemental, sin ir más lejos, se había quedado al margen lanzando sus dardos desde un lugar seguro. Dardos que por otra parte no sirvieron absolutamente para nada. Pero eso no importaba, pues alguna razón estaba con ellos.

No creo lo que oigo y pocas veces creo lo que veo. - Le respondió a Ashe. - Pero si creo que lo que me dice mi instinto, si, a él si le creo.  Sobre ti y Zeverúth, me dice que no sois seres malintencionados, no, no lo sois. Orgullosos si, pero no malintencionados. Y de él... - Dijo refiriéndose evidentemente a Gwyn. - Es un pobre infeliz. ¡Vaya si lo es! Un infeliz con suerte, con mucha suerte, si, pues su comportamiento en otro ser sin ella, ya le habría costado la vida. Muerto y bien muerto... - Se encogió de hombros. - Puede que el destino le tenga preparado un papel importante en nuestra misión. ¿Podría ser? O puede que muera hoy mismo ahogado en el río al caerse de la balsa... - Negó con la cabeza. - No lo sabemos, pero no somos quien debemos juzgarle. O eso creo... Si, eso creo...

Aquella había sido con creces una de las argumentaciones más largas que le habían escuchado a Tareth el Tuerto desde que le habían conocido. Esperaba que los dos kiriath entendieran lo que trataba de decirles, aunque no estaba seguro de que se hubiera expresado con claridad. Quizás hubiera sido más fácil decirles que simplemente confiaba en ellos y que no tanto en Gwyndrahir, aunque de momento esperaba que pudiera llegar a ser útil en algún momento, aunque lo dudaba.

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27/01/2020, 14:18
Gwyndrahir

El tenebroso bosque de Silvanesti le pareció pacífico y saludable al rechoncho elfo, no sólo porque no había monstruos de fuego acechándolos, sino porque había un silencio de fondo que no había experimentado por mucho tiempo. Él no extrañaba ni los insultos, ni las quejas, ni las órdenes, ni las amenazas, ni la ingratitud de la arbitraria druida. No le deseaba la muerte, porque muerta era aún más insoportable que viva, pero su ausencia era algo inesperado que él agradecía. Gwyn lo había probado todo con Lithiniel, hablarle, callarse, elogiarla, insultarla, disculparse, culparla, oponerse, apoyarla, perjudicarla, ayudarla, revelarse, seguirla, amenazarla, defenderla, regalarle cosas, quitarle cosas, salvarle la vida y tratar de matarla,  pero siempre daba igual, el resultado era el mismo, él de algún modo tenía la culpa de todo lo que ocurría a los ojos de su compañera.

La paz venía también porque la pareja de insensatos se dedicaba más a besarse entre ellos que a molestar a los demás. Tal vez la tregua que habían pactado estaba funcionando, eso podía ser otro motivo. Él respetaba lo que había prometido, como si se tratase de dos enamorados que recién había conocido, y se preocupaba más por seguir de cerca al líder Tareth que por lo que los demás estuviesen haciendo. Tan agradecido a los dioses estaba por el silencio reinante que cerró su boca para no perturbar el sagrado momento que se extendió por casi tres días.

Al tercer día se aburrió, había que reconocer que Lithiniel se encargaba de que todo fuese un problema siempre, y ahora hasta Silvanesti parecía un lugar calmo y tranquilo. Afortunadamente tenían que cruzar el ancho río y se entretuvo armando con los demás un bote. Aprovechó las herramientas de sus compañeros, porque las suyas se las había prestado a la druida tras su insistencia en llevarlas consigo a Rocío Matinal, y practicó en la madera lo que había aprendido. Tal vez porque extrañaba la compañía de la mula mientras andaba o porque no quería recordarla con las tripas esparcidas sobre el agua podrida del pantano, decidió tallar una imagen perfecta del animal, y colocarla en la punta del bote.

Gwyn se sintió satisfecho con el resultado obtenido, era un gran progreso respecto a lo que había estado haciendo en árbol de Lithiniel, pero no estaba muy seguro que a los demás le gustase su obra.

- Tiradas (1)

Motivo: Artesanía (con herramientas comunes)

Tirada: 1d20

Resultado: 10(-1)=9 [10]

Notas de juego

 

Lo que Gwyn quiso hacer Lo que Gwyn pudo hacer

 

 

 

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28/01/2020, 22:58
Director

Soldai, 10 Sirrimont del 353 A.C.

Los días pasan mientras continuáis avanzando penosamente hacia el este. Hacia Silvanost. Hacia el corazón de la corrupción de vuestra patria.

Deambulando por el bosque no podéis dejar de estremeceros mientras sentís cómo la paranoia crece en vuestro interior. Lo peor no son los encuentros fortuitos que con mayor o menor fortuna dejáis atrás, sino la voz de alguien que os llama en la oscuridad, un niño llorando, el toque de unos dedos fríos detrás de vuestro cuello, o la sensación de algo arrastrándose debajo de vuestra armadura y por vuestra piel.

Los árboles del legendario Silvanesti han cambiado horriblemente. El alma de cada árbol parece estar atrapada en un tormento, aprisionada dentro de su propio tronco. Las nudosas ramas parecen apéndices de su espíritu, retorcido en su agonía. Las raíces arañan el suelo en un desesperado intento de huir. La savia de cada árbol vivo fluye de enormes cortes en el tronco. El susurro de sus hojas es un lamento de sufrimiento y terror. Los árboles de Silvanesti lloran sangre.

A lo lejos se escuchan gritos de dolor y angustia. El olor a muerte y sangre está en el aire. Una niebla verde flota a través de las copas de los árboles y se arrastra lentamente por el suelo. Aquí y allá, formas oscuras se mueven a través de la niebla haciendo que ésta se agite de manera siniestra.

Deberíais estar acostumbrados a estas alturas del viaje, pero no es así. Cada nuevo horror os sobrecoge como si fuera el primero.

De repente, una enorme sombra se cierne sobre vosotros. Luego otra y otra más. Al alzar la vista al cielo podéis ver tres monstruosos buitres, grandes como caballos. Por las heridas supurantes a lo largo de sus cuerpos desplumados está claro que los animales han sido torturados y corrompidos por la magia que ha desfigurado todo Silvanesti. Y por su forma de lanzarse en picado sobre vosotros, está claro también que no van a esperar a que hayáis muerto para alimentarse de vuestros cadáveres.

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29/01/2020, 17:19
Tareth el Tuerto

Tareth se sobresaltó al ver a aquellas tres enormes criaturas caer sobre sis cabezas. Sin embargo, reaccionó con presteza preparándose para lo que se les venía encima. No tenía demasiado tiempo, pero en pocos segundos podía estar listo para el combate. Movió las manos de una forma predeterminada, mientras esparcía algo de estiércol sobre si mismo. 

¡Donu al mi la forton de la taûro! - Alzó la voy mientras un fulgor rojizo iluminaba ténuemente su cuerpo.

Entonces Tareth se echó a un lado tratando de evitar la embestida de aquellas bestias voladoras. El combate estaba servido.

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 19(+3)=22 [19]

Notas de juego

Lanzo Fuerza de Toro.

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29/01/2020, 18:45
Gwyndrahir

Los días eran tan tenebrosos como las noches al otro lado del río, estaban entrando al reino de la Pesadilla, al corazón mismo de la maldición que acechaba a ese bosque, y cada paso era peor que el anterior. Gwyn parecía más curioso que temeroso, tal vez por su inconsciencia, y cada tanto trataba de tocar alguno de los árboles y sentir la textura de la sangre vegetal. Juntando ramas para tallar ya había notado que la savia era espesa y roja, pero ahora era diferente, parecía manar de esas heridas. Pero esa aparente comodidad no era continua, se sobresaltaba de tanto en tanto por presencias invisibles que parecían acecharlo al igual que al resto del grupo. Todo eso contribuía a que el rechoncho elfo continuase la travesía en silencio.

Todo cambió de repente cuando unos buitres enormes se abalanzaron hacia ellos. Estaban heridos, putrefactos al parecer y tal vez muertos, pero aún así se los notaba hambrientos y Gwyn podía imaginarse lo que almorzarían ese día. El líder comenzó a hablar en un idioma que no comprendía y a embadurnarse con heces, aunque no tanto como lo había hecho el monje en Tirintaal. El kirath dedujo rápidamente que el tuerto lo hacía para repeler a esas criaturas por el olor, no iban a atacarlo así, todo manchado. Él en cambio, de modo instintivo, tomó su ballesta, aunque tras lo vivido días atrás comprendió que tal vez el arma, aunque formidable, resultase ineficaz. Pensó en embeber de cerveza los virotes pero esos buitres querían comer, no beber, así que optó por pedir ayuda a sus principales aliados - Que los dioses nos den fuerza! - dijo convencido de que las palabras del Venerable eran realmente ciertas. Se alejó un paso hacia atrás dispuesto a cargar el arma en cuanto tuviese oportunidad.

 

- Tiradas (1)

Motivo: Iniciativa

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+4)=14 [10]

Notas de juego

Iniciativa: 14

Acción Movimiento: sacar ballesta

Acción Standard: Favor divino (1 minuto, +1 ataque, +1 daño). 

Acción Gratuita: grito de fe ;)

No Acción: retroceder 5'

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29/01/2020, 23:25
Lithiniel

La alta elfa escuchó atentamente las declaraciones del kirath, y le respondió diciendo:

-Gustosa aceptaré vuestro ofrecimiento para reposar aquí, y creo que si es posible comparé aquí algo de equipo que he perdido por el viaje -expuso agradecida por la estancia- en cuanto a lo de enviar a otro kirath, creo que por muy efectivo que sea, yo llegaré mucho antes, ya habéis visto una de mis habilidades, así que gracias, pero no, no hace falta que enviéis a nadie; en cuanto a mi misión, me temo que no puedo decir nada sin autorización, por cierto ¿quién es el superior aquí? -preguntó finalmente por si cabía la posibilidad de visitarlo.

Notas de juego

Bien, pretendo comprar un saco de dormir y raciones para 1 semana (en caso de que no sobreviviera ninguna del árbol), un mapa de silvanesti y creo que ya está.

Mi intención en este tiempo libre, es hacer las pociones que pueda y reunirme con el superior, no sé si será lo suficientemente importante como para haber estado en nuestro juicio, pero si es así, le doy la descripción del oficial que nos dio la misión de los diplomáticos para ver si me puede dar su nombre.

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29/01/2020, 23:58
Director

Al frente del campamento Astarin se encuentra el capitán Lëmelor Daldarendal. Ha regresado recientemente de Rocío Matinal y ha escuchado hablar de ti, como muchos de los presentes.

Te pregunta por los motivos de tu viaje pero no hay mucho que quieras decirle al respecto. Tampoco sabe darte el nombre del oficial que estás buscando, pues él no estuvo presente en tu juicio; sin embargo, sí sabe que ninguno causasteis una impresión muy favorable a varios de los presentes, incluido el propio comandante Lareth Thlörendil.

Lëmelor no tiene nada en tu contra y piensa que, a vuestra manera, habéis prestado un importante servicio a Silvanesti con las hazañas que ha oído contar de vosotros. Te ofrece la hospitalidad de su campamento tanto tiempo como la desees y también la posibilidad de adquirir lo que necesites para proseguir con tu viaje.

Tienes raciones más que suficientes para un mes, así que no te molestas en adquirir más de las que puedes cargar. Lo que sí consigues agenciarte es un petate y un mapa de Silvanesti no tan preciso como el que perdiste durante el incendio.

Decir que eres tratada como una más tal vez sea exagerado, pero al menos no te molestan y esa es una mejora sustancial respecto al trato que has recibido de la mayoría de tus compañeros. En tan agradable compañía, pasas los siguientes dos días enfrascada en la elaboración de un par de pociones curativas con las hierbas que compraste.

Pasado ese tiempo, te despides de tus compañeros kirath del campamento Astarin y, en forma de águila, te alejas de allí en dirección a Rocío Matinal.


Gileadai, 7 Sirrimont del 353 A.C.

Los kilómetros quedan atrás a toda velocidad bajo tus alas y para cuando debes regresar a tu auténtica apariencia ya has recorrido la mayor parte del camino hasta tu destino. No obstante, vas cargada casi hasta el límite del peso que puedes llevar y a pie no consigues recorrer más que unos pocos kilómetros más antes de buscar un lugar en el que pasar la noche aunque todavía quedan varias horas de luz.

Las Praderas de la Arena son una inmensa llanura semidesértica y apenas cuentan con algo de vegetación baja y escasa. No hay en los alrededores ningún refugio para ti y estás demasiado cansada para desandar tus pasos de regreso al campamento Astarin, así que acampas en medio de ninguna parte.

Hace calor y tu cuerpo está sudado. Apuras el contenido de tu odre y usas tu magia para reabastecerlo en un par de ocasiones y para asearte superficialmente. Después mordisqueas apáticamente una de las raciones de viaje que traes contigo y te dispones a pasar las horas que te separan del amanecer.

Incluso Renan tiene que dormir en algún momento después del largo vuelo que os ha traído hasta aquí y no puede montar guardia por ti. Por primera vez en mucho tiempo estás sola, aunque tienes la sensación de haberlo estado desde que Tërevan murió. No hay árboles a tu alrededor y en el cielo brilla media luna plateada y otra roja casi llena y no tardas en sumirte en un inquieto duermevela.


Luindai, 8 Sirrimont del 353 A.C.

Tras un sueño plagado de pesadillas, despiertas con los primeros rayos del sol algo entumecida a causa de dormir con tu armadura puesta. Claro que, sin compañeros que monten guardia por ti, ¿quién se atrevería a acostarse desprotegida? Al menos has tenido la buena fortuna de no ser importunada por ninguna amenaza.

Desayunas algo y adoptas nuevamente la forma de un águila para afrontar la etapa final de tu viaje. Y pensar que, en compañía de Gwyn y Tareth, el viaje en sentido contrario duró muchísimo más...

Localizar Rocío Matinal te lleva más tiempo de lo que originalmente habías previsto en esta última jornada, pues Renan y tú os extraviáis y debéis dar varias vueltas sobrevolando la región hasta que finalmente lográis dar con la ciudad. Aterrizas en sus inmediaciones poco antes de la puesta de sol, cansada pero satisfecha de haber alcanzado finalmente tu destino sin percances reseñables y en un tiempo récord.

Notas de juego

Añadido a tu inventario: petate, mapa de Silvanesti, 1 poción de "curar heridas leves" NL 5 y 1 poción de "curar heridas leves" NL 1. Todavía te queda material para fabricar otras 9 pociones con NL 1.

Lithiniel → 26/26 (fatigada: -2 FUE, -2 DES, no puede cargar ni correr)

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01/02/2020, 01:18
Director

La exploradora semielfa es la primera en reaccionar ante la aparición de los gigantescos buitres desplumados. Echa mano a su arco y extrae de su carcaj un puñado de flechas de hueso y sílex que había estado confeccionando estos días atrás. Pero no dispara, poco deseosa de atacar a unos animales que únicamente estaban respondiendo a su propia naturaleza. A sus pies, su mapache muestra sus dientes con ferocidad.

—¡Quieto, Coon!

No muy lejos, el acorazado tuerto apela a su magia para acrecentar sus fuerzas, intuyendo que todas las que pueda reunir serán pocas para hacer frente a la nueva amenaza que se cierne sobre vosotros.

Ghïlmeril, el más beligerante de los escoltas de la Protectoría, desenvaina su espada y corre para situarse junto al clérigo de Astarin en un intento de protegerle mientras imparte indicaciones a voz en grito a su compañero para que haga otro tanto con Elspeth.

Sin embargo, antes de que Ghïlmeril tenga ocasión de llegar hasta su protegido, la primera de las monstruosas aves desciende en picado sobre él, encontrando un hueco en su armadura por el que arañar su blanca carne.

Mientras Gwyn prepara su encantada ballesta y se encomienda a la bondad de los dioses para salir con vida del repugnante encuentro, el segundo soldado acude en auxilio de su compañero espada en mano. El olor que emana de la criatura es vomitivo pero Lormaen consigue llegar hasta él con los ojos llorosos y asestarle una estocada que la bestia parece no acusar en demasía.

—Perubahan mayat, keajukan bentuk —pronuncia la Túnica Blanca en ese momento, adoptando la apariencia de un monstruo reptiliano de otro mundo, inexistente en Ansalon y salido de las pesadillas de algún hechicero demente.

Una segunda rapaz desciende del cielo para caer sobre la nueva e inquietante Elspeth. Afortunadamente, sus afiladas garras no parecen capaces de atravesar las duras escamas que recubren el cuerpo de la maga.

La última de las bestias aladas se abate entonces contra la retaguardia del esforzado Lormaen, desgarrando su espalda y haciéndole aullar de dolor.

El hedor que desprenden las criaturas es nauseabundo y os obligan a aquellos de vosotros que podéis combatir desde la distancia a alejaros tanto como os es posible.

Retrocediendo unos pasos y cubriéndose la nariz y la boca con la manga de su túnica amarilla, podéis escuchar las palabras de ánimo de Nalvius:

—Si fuisteis capaces de derrotar al elemental de fuego, ¿qué no podréis hacer con estos pajarracos miserables? Ellos se alimentan de la carroña y la putrefacción pero no encontrarán en vosotros mácula alguna, campeones de los dioses, solo su ruina.

Atrapada en el interior de su monstruoso aspecto, Elspeth comienza a vomitar de forma grotesca, inclinándose hacia adelante y apoyando sus manos garrudas sobre sus rodillas para no perder el equilibrio.

Y otro tanto les sucede a Ghïlmeril y al monje, incapaces de retener su almuerzo en el interior de sus estómagos ante semejante pestilencia.

Notas de juego

Ashe (24) → 26/26 [conjuros gastados: "mente de flecha"; combate con el arco en c/c sin provocar ataques de oportunidad (3 min)]
Tareth (22) → 43/43 [conjuros gastados: "fuerza de toro"; +4 FUE (5 min)]
Ghïlmeril (19) → 36/40 [mareado2 4 asaltos]
Zeverúth (18) → 27/27 [maerado2 6 asaltos]
Buitre3 (15) → ileso
Gwyn (14) → 24/24 [conjuros gastados: "favor divino"; +1 atq y +1 daño (1 min)]
Lormaen (14) → 19/30
Elspeth (13) → 16/16 [conjuros gastados: "alterar el propio aspecto"1; +1 NL y CD para resistir sus conjuros; maerada2 6 asaltos]
Buitre1 (10) → ileso
Buitre2 (7) → ileso
Nalvius (4) → 19/19 [infundir valor (mientras os siga animando, todos os beneficiais de un +1 de moral a las tiradas de ataque, daño y TS vs hechizos y miedo)]

1 +6 armadura natural; +4 a esconderse; Ataque Múltiple como dote racial adicional; 3 ataques naturales: 2 garras (1d4) y 1 mordisco (1d4).
2 No puede atacar, ni lanzar conjuros, solo una acción de movimiento por turno.

Si Tareth o Gwyn desean atacar c/c deberán tener éxito en un TS Fort (CD 20) o quedarán mareados durante 1d6 asaltos igual que los compañeros anteriormente citados.

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01/02/2020, 07:06
Tareth el Tuerto

Tareth vio como aquellas bestias se abalanzaban sobre Nalvius y como sus guardaespaldas trataban de protegerle sin demasiado éxito. Era el momento de hacer lo que mejor se le daba, combatir al mal con fuerza bruta y con magia.

- Electrum... - Dijo en tono bajo y su espadón refulgió nuevamente con luz eléctrica. 

El tuerto inició una carga entonces, contra uno de aquellos seres retornados de la muerte. El golpe que lanzó, impactó de forma brutal contra el buitre putrefacto, trasmitiéndole la energía eléctrica y lo cierto es que empezó a oler a chamuscado.

¡Ponte a cubierto, Nalvius! - Le aconsejó el filo del ocaso.

- Tiradas (5)

Motivo: Carga

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+13)=28 [15]

Motivo: Daño

Tirada: 2d6

Resultado: 12(+8)=20 [6, 6]

Motivo: Contacto electrizante

Tirada: 5d6

Resultado: 15 [1, 5, 1, 3, 5]

Motivo: TS Fort

Tirada: 1d20

Dificultad: 20+

Resultado: 7(+6)=13 (Fracaso) [7]

Motivo: Asaltos mareado

Tirada: 1d6

Resultado: 1 [1]

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01/02/2020, 16:55
Lithiniel
Sólo para el director

La druida se acercó finalmente al campamento, en un principio y habiendo pasado tantas penurias en el camino lo primero que deseaba era asearse y descansar un poco, necesitaba tener la mente despejada para todo lo que venía por delante. Así pues, se dirigió a la posada en la que aquel oficial les entregó la misión de los diplomáticos, fue a hablar con el tabernero para pedirle cama para una noche y algún lugar donde lavarse. Tras pagar dicha compra se dispuso a hacer lo propio.

Una vez se sintió preparada física y mentalmente empezó a recabar información; en primer lugar le preguntó al posadero, para que le diera el nombre de su contratista en base a una descripción lo más fiel posible, y si era posible, saber si frecuentaba aquel lugar, deslizando alguna "propina" si fuese necesario.

Si no había forma de encontrar a aquel tipo no le quedaría más remedio que entrevistarse con Alhana...

Notas de juego

Esa es mi intención en principio, ya me vas diciendo qué puedo hacer; ahora por el off te pongo los hechizos para hoy y algunas dudas. Por cierto, me puse el hechizo de forma arbórea para convertirme en árbol a la hora de dormir, y de esta forma domir 5 horas en relativa seguridad (y renan puede dormir en una rama). El hechizo no sé si es que tomo forma de árbol o que me camuflo en un árbol existente, si este es el caso entiendo pues que no era posible en el desierto.

Ah, el hechizo de conocer la dirección me lo puse para evitar perderme y el de zancada prodigiosa para correr algo más XD.

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01/02/2020, 17:24
Zeverúth

Si había algo que no no hubiera adivinado jamás, era que la imponente elfa rubia se podía convertir en semejante monstruo. El primer instinto del monje fue atacar a Elspeth, pero al escucharla dar órdenes y ánimos se paró en seco, asociando las extrañas palabras que había antes pronunciado a su extraña transformación. Estaba claro que la diplomática estaba llena de sorpresas.

Pero ese combate iba a estar lleno de curiosidades, ya que esos inmensos pajarracos emanaban un olor nauseabundo que ni siquiera toneladas de carroña putrefacta podrían oler así. Ese olor rancio se metía por la nariz haciendo que los ojos se llenasen de lágrimas, y que irremediablemente el estómago comenzase a contraerse para expulsar todo hacia fuera. Por más que intentó el monje no vomitar, arcadas y arcadas le sorprendían, haciendo incluso imposible la mera tarea de desenvainar el soris. Con las piernas temblando como un flan, se arrodilló para terminar de vomitar y desear estar en cualquier otro lugar menos allí. ¿Cómo era posible que nada pudiese oler de esa forma? 

A su lado, el otro guardia escolta también expelía todo lo que había comido, entre incómodos ruidos de regurgitamiento. Al menos no estaba solo en ese suplicio.

Intentó echar mano de la espada, pero cada vez que movía un solo ápice de su cuerpo una nueva arcada le sobrevenía, obligándolo a vomitar la escasa saliva que había podido tragar después de quedar vacío por dentro. Quizás por el esfuerzo, o tal vez por el olor, las imágenes se le volvían borrosas, apenas pudiendo fijar su vista en su amante o sus compañeros, a los que veía entre las lágrimas que aquel olor le habían provocado. 

Con el pensamiento, ya que con la lengua era imposible, imploró la ayuda de Matheri para poder salir de esa situación tan horriblemente angustiosa, y con la mano que le quedaba libre, ya que la otra la tenía apoyada para no dar de bruces contra el suelo y su propio vómito, intentó desenfundar el soris.

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01/02/2020, 17:36
Zeverúth

Escuchar por todo lo que había pasado la exploradora de su propia boca fue demasiado para la templanza del monje. Con un profundo suspiro, agarró a su amante y la abrazó contra su pecho, sintiendo el calor de su cuerpo y su respiración, algo con lo que había podido alcanzar la paz más absoluta, o toda la paz que esperaba encontrar en ese mundo. 

No eres tonta, y te juro que te ayudaré a conseguir tu sueño. - habló poco, las palabras sobraban, pero el corazón del monje latía fuerte, algo que Ashe podría notar por ella misma. Acarició su pelo, intentándole dar calor y consuelo, y con la joven entre sus brazos Zeveruth se dio cuenta de lo cruel e injusto que podía ser el mundo.

Aquella imagen de paz sanaba el alma del monje, y hubiese dado la mitad de su vida para que ese momento durase mucho más tiempo, pero un inesperado ruido los interrumpió...

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01/02/2020, 17:43
Zeverúth

Con una mirada suspicaz recibió la inesperada entrada del tuerto, aunque tras escuchar su conversación se relajó, dando paso a una mirada más distendida. 

Gwyn se ha mostrado como un elfo de lo más contradictorio desde que lo conozco, aunque últimamente con su lengua se está volviendo muy peligroso - la animadversión que sentía hacia el elfo era notoria, aunque intentaba morderse la lengua - puede que tras esta tregua se comporte mejor, aunque no pienso quitarle el ojo de encima.

Lo de que el futuro le tenía un papel reservado hizo reir a Zeveruth, aunque paró y lo pensó mejor, ¿quien sabe?, cosas más raras se habían visto. 

La conversación con Tareth no se alargó demasiado, intercambiando algunas palabras tanto uno como otros sobre los pareceres sobre Gwyn y su incierto destino, y tras ello el monje se quedó pensando sobre esa teoría. Ciertamente era impensable que Gwyn haya sobrevivido tanto tiempo con esa forma de actuar, y menos en un mundo cruel y corrompido como el que vivían y contra el que luchaban. Los ánimos de todos no estaban para aguantar a idiotas, y él se había ganado ese apelativo a pulso. Sería curioso que al final fuese un héroe, tal en EL HÉROE. Pero por el momento, eso no parecía que fuese a llegar, por lo que no le dio más vueltas y se fue a dormir con su amante, despidiendo al tuerto con cortesía para poder seguir un rato más de intimidad con Ashe.

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01/02/2020, 18:09
Director

El Descanso de la Espada continúa siendo un lugar tan bullicioso como lo era la última vez que estuviste aquí, hace semanas. Un grupo de músicos tocan en un lado mientras las camareras van de acá para allá con bandejas rebosantes de jarras de cerveza espumosa y platos de aspecto suculento.

Aquí los precios no son para todos los bolsillos pero la calidad es buena y el lugar está concurrido. Te cuesta un rato abrirte paso hasta la barra y conseguir que el ocupado propietario te dedique su atención para alquilarte uno de los dormitorios del piso de arriba.

En Rocío Matinal, mires donde mires siempre te parece ver soldados de la Protectoría por todas partes y la posada no es una excepción. En una mesa cercana, una patrulla de militares de servicio bromean y beben animadamente. Te acercas a ellos y les preguntas si puedes sentarte; te miran con suspicacia pero sus recelos desaparecen en cuanto prometes invitarles a unos tragos. Después de algunas rondas, no te resulta difícil obtener de ellos la información que estabas buscando.

Por lo visto, el oficial al que buscas es el capitán Alirion Laravander, un engreído mujeriego que siempre presume de sus conquistas amorosas y de ser uno de los hombres de confianza del general Konnal. No se encuentra en la posada en estos momentos pero la frecuenta cada noche y si lo que quieres es coincidir con él no tienes más que esperar aquí mismo hasta la caída del sol.

Como todavía tienes unas horas por delante, aprovechas para disfrutar de un relajante baño caliente y una larga siesta que te permitan recuperarte de tu fatigoso viaje.

Cuando regresas al comedor, peinada y aseada aunque ataviada con tu atuendo bélico, puedes sentir como algunos de los presentes dirigen sus miradas hacia ti con deseo. Puede que seas viuda pero todavía eres joven y hermosa según los cánones de los silvanestis. Los borrachos que se acercan a preguntarte quién eres y a presentarse hacen que tardes un poco en localizar al tipo que has venido a buscar, pero tú te deshaces con cajas destempladas de todos tus pretendientes y caminas con paso firme hacia el capitán.

Éste se encuentra mirando en tu dirección, rodeado de camaradas del ejército, pero parece costarle unos segundos reconocerte. No lo hace hasta que te encuentras ya muy cerca de él y puede sentir tus penetrantes ojos clavados en él.

—¿Lithiniel de los kirath? —pregunta, evidentemente sorprendido pero recomponiéndose rápidamente para dedicarte una sonrisa que parece sincera— No me imaginaba que regresarías a la ciudad tan pronto. Señores, dejadme que os presente a la auténtica heroina de Sithelnost, Lithiniel la Matadragones. ¡Que alguien le traiga una copa de vino!

»Si te alojas aquí, tal vez podamos conversar esta noche en tu habitación en privado sobre qué te ha traído a Rocío Matinal —comenta, guiñándote un ojo de forma atrevida y haciendo que varios de sus camaradas se rían ante la insinuación picante—. Estoy seguro de que las noches en el bosque deben ser muy solitarias para una kirath sin otra compañía que la de los animales.

- Tiradas (3)

Tirada oculta

Motivo: Reunir información

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 12(+1)=13 (Fracaso) [12]

Tirada oculta

Motivo: Avistar

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 6(+7)=13 (Fracaso) [6]

Tirada oculta

Motivo: Averigual intenciones

Tirada: 1d20

Dificultad: 13+

Resultado: 5(+4)=9 (Fracaso) [5]

Notas de juego

Lithiniel → 26/26

Conjuros preparados:
-0: Conocer la dirección, crear agua, orientación divina x3
-1: flamear, curar heridas leves, zancada prodigiosa, niebla de oscurecimiento
-2: gracia felina, piel robliza, sabiduría de búho
-3: veneno y neutralizar veneno

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01/02/2020, 19:31
Lithiniel
Sólo para el director

La druida aprovechó la fama de mujeriego de aquel hombre de la mejor forma que se le ocurrió, mientras estaba en su habitación le costó bastante rato concienciarse para lo que iba a hacer, ella nunca se había dedicado a nada similar, y aunque así fuese, el recuerdo de su marido aún era demasiado fresco como para pensar en ello sin morirse de la vergüenza y sentirse sucia por ello. No obstante, conforme el momento del encuentro se acercaba fue intentando sacar fuerzas y se recordó a sí misma que lo hacía por algo más importante que ella, por todos los compañeros que enviaban a muertes seguras aquellos generales de sillón que disponían las vidas de los auténticos héroes como si de hormigas se tratasen; así pues, aprovechando el sentimiento de odio que surgía en ella, sacó las fuerzas suficientes y se preparó lo más bellamente que pudo para impresionar a aquel oficial...

Así pues, una vez bajó a la taberna comprobó con demasiada insistencia que su plan iba bien encaminado, y aunque agradeció quitarse a esos babosos de encima, lo que vino después no fue más agradable... No obstante, aunque las lisonjas de aquel hombre no le agradaron lo más mínimo, tenía que interpretar bien su papel, por lo que aceptó gustosa el vino que se le ofrecía, y tras escucharle le dijo con el tono más picante del que pudo hacer acopio:

-Tú sí que sabes lo que quiere una elfa... -dijo relamiéndose los labios con erotismo tras saborear el vino- con gusto "conversaré" contigo -dijo riendo picaramente y pronunciando la palabra conversar con un tono travieso- te espero en treinta minutos, mientras voy "calentando" la estancia, no tardes -concluyó guiándole un ojo y girándose para acto seguido darse la vuelta e irse meneando las caderas y el trasero con un contoneo nada desdeñable.

Una vez en su estancia, tras cerrar la puerta se desmoronó por completo cayendo al suelo abatida y agarrándose las rodillas y sollozando muerta de miedo, empezó a resoplar para intentar serenarse. No podía creer lo que había hecho, ni lo que estaba a punto de hacer, sentía un repulsa casi infinita, por lo que tuvo que esforzarse nuevamente en tranquilizarse y recordar porqué estaba allí, sin duda sus compañeros estarían en un entorno menos agradable, pero se cambiaría por ellos sin dudar; no obstante, por eso mismo debía sobreponerse, ella había elegido el camino más difícil, aquel que nadie sensato eligiría, aquel del que no se espera sacar nada a parte de mayores problemas, pero por eso ella era diferente, intentaba ser alguien mejor, alguien que haría lo correcto fuera cual fuese el precio, y en este caso, iba a ser muy alto...

Tras unos instantes de dudas internas, miró a su fiel águila, que permanecía al otro lado del alféizar de la ventana abierta, y sintiendo su mirada comprensiva decidió seguir adelante. En primer lugar guardó su capa en el armario, sería mejor que Tërevan no viese esto. Acto seguido, convocó a un gato al cual le indicó que se quedase en la mesa tranquilo; y finalmente se potenció todo cuánto pudo para acometer de la mejor forma posible la que sería la situación más nociva que había vivido. Después se desnudó y cubrió su cuerpo con las sábanas de la cama, dejando sus ropas tiradas para que quedara constancia de su "disposición", no obstante, se tomó un pequeño detalle antes, se recogió el pelo con su aguja de coser, y guardó su estoque debajo del colchón por si lo necesitaba...

Los minutos se sucedían de forma agónica para la druida y cuando al final aquel ser se personó en su estancia tuvo que respirar muy hondo para luego decir:

-Ya creí que no vendrías... -decía con su pose sugerente y dejando ver el inicio de su cuerpo desnudo- sé que tendrás muchas preguntas pero qué te parece si dejamos las palabras para el final y ahora nos dedicamos a disfrutar un poco... -concluyó con una sonrisa lasciva a la vez que palmeaba el otro lado de la cama invitándolo a desnudarse y a entrar.

Una vez dentro y antes de que el elfo tomase la iniciativa, lo hizo ella deslizándose bajo las sábanas y diciendo:

-Permíteme que empiece yo animando a tu pequeño amiguito... -decía relamiéndose como ansiosa por ello.

Así pues cubriéndose con las sábanas fue bajando hasta la zona genital del tipo, agarró su miembro y empezó a masajearlo, a la vez que con la otra mano sacaba la aguja que guardaba en su pelo y rápidamente puso la afilada y fría punta bajo sus partes, asegurándose que el oficial sintiese lo que se le venía encima, por lo que tras echar hacia atrás la sábana de golpe y dejando ver su cuerpo desnudo le dijo con una fiereza temible:

-Ni se te ocurra gritar o puedes despedirte para siempre de tu virilidad -apostilló clavando ligeramente la aguja- ahora vas a responderme a todo lo que te diga, y más te vale no mentirme, porque lo sabré y lo lamentarás, la primera pregunta es ¿por qué nos enviaste a una misión con la excusa de los presupuestos si estos habían sido aprobados ya? -preguntaba impaciente y algo nerviosa porque no se creía lo que estaba haciendo.

Notas de juego

Bueno dire, antes que nada pedir disculpas si he avanzado demasiado la historia, sé que debía haberlo dejado en la espera del oficial, pero dado que no podré responder hasta un par de días y que ahora tengo tiempo (y aprovechando que el oficial parecía muy dispuesto xD) he avanzado más de la cuenta pero en virtud de ahorrar tiempo.

Procedo a detallar un poco las cosas, no sé si la habitación tiene ventana o armario (baúl también me vale) pero he roleado que sí. El gato está en alguna mesa o en el alféizar también si no es posible. En la preparación me echo dos orientación divina en mi, la agilidad felina, piel robliza y el saber de búho (para aumentar sabiduría que he visto que averiguar intenciones va con ella) y así tener también mejor bono para los hechizos. El tiempo sé que es un poco impreciso, pero intento ajustarlo en la medida de lo posible para que tenga los hechizos activos el mayor tiempo posible, si no, pues que tenga al menos los de orientación divina y el de búho activos (serían los primeros, sobretodo el del búho).

Y creo que ya está, es un post largo pero me he reído bastante con la escena XDDD.

PD: en el equipo he visto que mi estoque no tiene el "dgc" y creo que lo compré así (igual que el arco que sí lo tiene), y a juzgar por el precio que tiene creo que debería tenerlo. Además, en la ficha no está contabilizado el dgc para el ataque (creo) por lo que si lo ves correcto lo edito, de momento no he tocado nada.

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01/02/2020, 21:36
Director

Ni eres una gran actriz, ni mentir se te da tan bien como a Gwyn, así que te surgen serias dudas sobre que el oficial de la Protectoría vaya a secundar tus insinuaciones.

Afortunadamente, todas tus preocupaciones se desvanecen cuando le escuchas llamar a la puerta con insistencia y le invitas a pasar tras convocar a un gato pardo de aspecto vulgar. Parece evidente que la fama de mujeriego del capitán Alirion estaba bien justificada y también que el vino se le ha subido un poco a la cabeza a juzgar por el modo en que se apresura a acudir a tu lecho cuando le invitas a hacerlo.

Se quita la capa y se desabrocha con prisas el cinturón de su espada haciendo que ésta, en el interior de su vaina, golpee el alfombrado suelo de tu dormitorio con un ruido apagado. A continuación, se desnuda de cintura para arriba mostrando su admirable constitución física y se desprende de sus botas de caña y de sus ajustados pantalones de cuero.

Alirion se mete entonces entre las sábanas con una sonrisa estúpida en la cara. Cualquier duda que pudiera tener sobre lo extraño de este encuentro parece haberse disipado ahora que su sangre ha dejado de regar su cabeza para bombear en otras partes de su anatomía.

A pesar de ser un soldado entrenado, nada puede hacer para evitar ser tomado por sorpresa por tu rapidísimo y preciso movimiento sobrehumanamente potenciado por tu magia. Y así, antes de que el infeliz sepa muy bien qué está pasando, se encuentra con tu afilada aguja de costura bajo sus genitales.

—¿Pero qué...? —farfulla totalmente desconcertado antes de que la presión en sus partes pudendas le obligue a guardar silencio para escucharte mientras la comprensión y la ira se abren paso en su aturdida mente—. Estás loca, soy un oficial de la Protectoría y haré que te destierren por esto. No, haré que te ejecuten por alta tr... ¡AY! Está bien, está bien, para, te diré lo que quieras...

»Me lo ordenaron, ¿vale? Me dijeron que había que parar esa locura de Silvanost y que encontrase a alguien para hacerlo. Vosotros me parecisteis ideales; Thlörendil no os quería en ninguno de sus campamentos y estaba dispuestos a encerraros los próximos diez años para que dejaseis de causarle problemas. Yo intercedí por vosotros en el juicio para que os indultaran y todos contentos. La tarea era fácil hasta para vosotros pero si estás aquí, entiendo que habéis fracasado. ¡Putos guardabosques! No se os puede confiar ni una mierda, ¿verdad?

Tienes la sensación de que no te está mintiendo, aunque bien podría no estar diciéndote toda la verdad.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Prueba de engañar

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+1)=11 [10]

Tirada oculta

Motivo: Prueba Averiguar intenciones

Tirada: 1d20

Resultado: 18(+3)=21 [18]

Notas de juego

Lithiniel → 26/26 [desnuda; +4 DES; +4 SAB; +2 armadura natural]

Conjuros preparados:
-0: Conocer la dirección, crear agua, orientación divina, orientación divina, orientación divina
-1: flamear, curar heridas leves, zancada prodigiosa, niebla de oscurecimiento
-2: gracia felina, piel robliza, sabiduría de búho
-3: veneno y neutralizar veneno