Partida Rol por web

Thorsteinn era un enano duro, con muchas vivencias detrás pero apenas un adulto entre los de su raza, lo que lo hacía sentirse poco experimentado y poco conocedor. Le faltaba aún mucho camino por recorrer. Y por eso se encontraba allí aquel día en aquella tienda de campaña rodeado de personas tan disparas que prácticamente no conocía pero que tenía un objetivo en común, hacer lo correcto. Aunque realmente esto último era falso y él lo sabía, pocos estaban allí por eso, mientras que muchos otros buscaban una buena recompensa, la gloria o bien simplemente la aventura.

Fue entonces cuando sumido en sus pensamientos escucho la voz del enano que, si no recordaba mal, se hacía llamar Brufir, un guerrero de melena roja algo parlanchín. El cual saludaba y recriminaba por llegar tarde y llegar corriendo, a lo cual el enano se encogió de hombros al no entenderle y simplemente le dijo en voz baja -tome un amplio desayuno antes de incorporarme- y sin más continuó avanzando como muchos otros que buscaban estar en primera fila para cuando el sargento empezase a hablar.

Los primeros rayos de sol me despertaron. Aún no había actividad en el campamento aparte de la generada por los guardias en sus rondas, así que no me iba a levantar tan pronto, y menos con esa resaca que me había dejado ese maldito licor de no se que tierras del sur. Ultima vez que mezclo algo con hidromiel. Pensé para mi mismo. Me dí la vuelta, y en lo que a mi me pareció un suspiro, el sol ya empezaba a elevarse. Tenía la boca seca y áspera, y mi cabeza..... joder con mi cabeza. Pero como un clavo sacaba a otro, miré el fondo de mi odre, lo moví, y notando que aún quedaba un poco del liquido elemento, apuré hasta el final lo poco que me quedaba de hidromiel. Parecía meada de gato, pero era lo único que tenía. Levante mis huesos del suelo, e hice el patate. Tras esto, busqué un lugar donde lavarme un poco, y cambiarme de muda. Joder, huelo peor que una guarida de trolls Pero algo rondaba mi mente. Algo había que se me escapaba y que no lograba acertar. Pero qué diantres tenía que hacer hoy. Algo había hablado con alguien..... Barruntaba para mi mismo mientras me aseaba la ofensiva, se me había olvidado por completo. Rápidamente me cambié la muda, me ajusté el gambesón, y tras equiparme fuí volando hacia el lugar que Knox me había indicado la noche anterior. Joder que vergüenza, soy el último en llegar. Espero que falte alguien más. Quizás pase desapercibido, Knox no parece haber llegado todavía.

Buenos días a todos. Me llamo Mournblade. Es aquí donde se va a celebrar la reunión para la ofensiva? Dije en general sin saber muy bien lo que decía ni de que trataba el tema, ya que solamente recordaba alguna que otra cosa de la noche anterior, y por supuesto, no eran los pormenores de la misión a empeñar. Esperaba que alguien me dijera algo más o yo ir enterándome poco a poco.

Me giro rascándome el muslo al notar un contacto - ¿Uh? – Pensaría que son cosas mías de no escuchar una vocecita chillona proveniente de suelo.

Al bajar la mirada veo la causa; uno de esos mini elfos tan cuquis. La primera vez que vi un gnomo quise quedármelo como mascota, hasta que descubrí que sabían hablar y que se enfadan y muerden si tratas de ponerles una correa.

Cuando me llama señorita sonrío halagada, normalmente la gente me llama “eh tú” o “semiorca”. - No ha sido nada- Respondo amablemente -  ¿Estás bien?  - Le pregunto agachándome de cuclillas para ponerme a su altura, mirándolo con visible interés–  Soy Glavra – Le digo tendiéndole un dedo para ayudarle a levantarse.  

El sonido metálico inconfundible llama al orden, cuando el sargento se levanta desde detrás de la mesa. Alto como los que mas y fornido cual un enano, amen de ataviado con la mejor armadura completa que han visto, es una pared de acero móvil, cuyos pasos resuenan sobre el suelo de roca lisa de la tienda. Se abre paso para ir a ver el pizarrón.

Su único ojo repasa los nombres nuevos, comparándola en silencio con los de la lista que tiene a mano, hecha con aquellos que se anotaron debidamente la jornada previa. Aventureros… Regresa a su lugar con lentitud, toma asiento, esgrime la pluma y los agrega debajo. Ante cada nombre mira los rostros, haciéndose una idea de quienes fueron los retrasados. Asimismo, con Glavra apunta una mera X, al ser la única que resta y por que dada su apariencia, seguramente una barbará. Falta alguien de los anotados, pero esto lo omite; siempre esta el que recula ante el peligro.

-Comencemos de una vez. +dice finalmente al terminar, apoyando la pluma a un lado. Su voz es fuerte y áspera, agresiva + Debo asumir que ninguno de ustedes vino por curiosidad, sino que realmente desean participar en la lucha, a pesar de ciertas irresponsabilidades... Pues bien, eso harán.

Pasea la mirada por cada uno. Estos ciertamente son demasiados para que el plan funcione.

-Son muchos para ir todos juntos. Los dividiré en grupos. +declara secamente+ La semiorca con aquel enano +indicando a Thorstein+, a la izquierda. El otro enano pelirrojo,+mirando a Brufir+ con el soldado, a la derecha. Ustedes serán los de avanzada.

Luego repasa los demás. Hay dos fases en el plan, y una requiere combatir al exterior, mientras la otra es al interior... Tras estudiarlos unos momentos, continua.

- Veamos… la elfa y el gnomo pelirrojo, izquierda. También el mago y… el anciano, si. Todos los demás del lado derecho, incluido el lobo. Así se formaran.

La verdad es que no me había quedado del todo claro donde me tenía que posicionar. No sabía si yo era el soldado al que se refería, pero lo que si tenía claro era que no había dicho mi nombre en el grupo de la izquierda, así que iría a la derecha. Me junté con el resto de mi grupo, y nuevamente esperé instrucciones. Mi padre solía decirme que no perdiera oportunidades de estar callado, así que aguardé en silencio las explicaciones.

- Oh, bueno, parece que quedará la charla para más adelante, srta. Dailena. Llega la hora de la acción, el sargento está llamando. Que tenga buena suerte en su grupo! Vamos, Gulp! tú también estás en esto. - Digo, mientras me incorporo de un salto, limpiándome las migas del desayuno. Prontamente, nos movemos hacia la derecha y nos ubicamos con el resto del grupo. En el trayecto, saludo con una reverencia y una sonrisa al gnomo de pelo rojo que cruza para el grupo izquierdo. Es bueno ver a otro de mi raza por aquí. Lamentablemente, no hice a tiempo de cruzar palabras con él.  

Tras colocarme en silencio donde se me había asignado, a la cabeza me vienen infinidad de dudas sobre como realizaríamos la incursión, pero todas mis preguntas seguramente serian respondidas por knox. Así que simplemente espere al resto de instrucciones mientras el resto de compañeros se iban posicionando.

-Que así sea señor- exclamó Thorsteinn dando un paso al frente y saludando con cortesía. -¿Cuál será nuestra misión concretamente?- preguntó en busca de detalles al respecto, aunque con su mente evaluando al grupo que le había tocado, una guerrera semiorca en la que no podría confiar mucho, un clérigo enano en quien podría apoyarse de sobre manera. Estaba el mago de quien no sabía nada al igual que del gnomo; y por ultimo estaba la elfa quien claramente no le parecía nada confiable.

Poco a poco el resto de aventureros fue llegando, algunos se habían apuntado la jornada anterior, otros habíamos tenido que hacerlo ese mismo día. Fuere como fuere por fin la rueda comenzaba a girar. A la izquierda. Miro al cielo buscando a mi compañero, pero no lo veo. Quizá este degustando algún manjar en forma de ratón o de serpiente, quizá este dormitando todavía.

Ando los escasos pasos que me separaban del lugar designado por Knox y coloco mi bastón frente a mi guardando silencio. Cuando el maestro habla, el alumno calla y escucha. Cuando el comandante ordena, el soldado obedece en silencio.

Atendiendo a la distribución del Sargento, me coloco a la derecha. Al cruzarme con Thorstein le digo.-Una pena enano, me hubiese gustado combatir al lado de un hermano.

Me coloco en primera fila para evitar que ningún alto me tape la vista. Miro a mis compañeros. El soldado parece un guerrero competente. Los demás, bueno ya los iré conociendo. Seguro que tienen sus habilidades.

La joven asintió a la orden pensando donde le tocaba acomodarse antes de moverse, siguiendo a Phara que, aparentemente, les toca juntas.- Cuidemonos las espaldas ¿de acuerdo?- Le dice a la cleriga con la que sentía cierta empatía.

La chica se detuvo a mirar un minuto a los que serían sus compañeros y les ofreció una sonrisa cortes. Parecían todos fuertes, mucho mas que ella y eso le dió un aire de comfort y seguridad.

Tras las palabras de la compañera se atisbo una ligera sonrisa: por increíble que pareciera esa joven semielfa parecía no temer los horrores que nos encontraríamos más adelante. Sin duda, su actitud y esa extraña aura de superación que desprendían sus palabras podían conseguir más que cien ejércitos.

Pero la verdad era que tenía razón Todos juntos podremos lograrlo. Y con energías renovadas esperaba con ansias empezar la misión y vengar a todos los que habían caído.

La verdad es que no entendía el porque de la división del grupo. Quizás él nos lo explicaría más adelante en la naturaleza de la misión. El cuerpo nuevamente empezaba a pesarme. La verdad es que el licor sureño había hecho un buen trabajo la noche anterior, y como no veía a los dos que se habían empeñado en emborracharme con ese matarratas casero, presuponía que ellos habían acabado peor que yo. Así que cogí una silla, y me....... recosté en ella tranquilamente, tratando de prestar la máxima atención a lo que iba a decir Knox. Espero que nos de una charla larga o los ronquidos los oirán hasta los enemigos

- Tsk, tsk. - El anciano chasqueó la lengua dos veces para que su burro le siguiera y ambos se dirigieron al flanco izquierdo, donde el sargento Knox les había mandado. El burro pareció relajarse al notar que el lobo estaba en el lado contrario, por lo que decidió dejar caer sus cuartos traseros y sentarse en el suelo. Melrone sonrió y le acarició la cabeza mientras observaba a su grupo.

De todos ellos, ninguno le había causado una gran impresión. No desconfiaba de ellos, pero tampoco podía decirse que confiara en esas personas. ¿Cuáles eran los motivos por los que estaban allí?, ¿acaso eran buenas personas?
Aquellos 5 aventureros serían las personas con las que iba a pasar las próximas semanas (o quizás sus últimos días, pues sabía que para una persona de su edad la muerte acechaba en cada esquina), y además a él se le había requerido la tarea de cuidarlos. Por lo que independientemente de fueran quienes fueran, él debía prestarles su ayuda.

Asimismo, esperaba que su impresión sobre sus compañeros cambiara con el tiempo. Seguramente Hela le había sacado de aquella cueva en las Montañas de la Espada, no solo para cumplir su misión divina de derrotar al mal, sino también para relacionarse con el resto de personas y convertirse en un ser social. Quizás conocer mejor a aquellos individuos era una misión oculta que también debía cumplir.
Pero por el momento, Melrone se dedicó a esperar las instrucciones de Knox sin dirigir una palabra a sus futuros compañeros.

- Ah, gracias. - respondió Fivo en un tono de voz normal cuando la mujer le ayudó a levantarse. Después de todo, no era tan sanguinaria como se había temido; incluso le pareció simpática. Sin poder evitarlo los ojos del gnomo terminaban siempre mirando hacia sus colmillos, aunque afortunadamente solo parecía que le estaba mirando a la cara sin reparo. - Me llamo Fivo, encant... - le interrumpió el sonido de la armadura de Knox y se quedó callado de inmediato con expresión seria. Fivo una vez había interrumpido al sargento sin pretenderlo y este le envió a limpiar las letrinas (y se aseguró de que terminase el trabajo). Desde entonces el sargento Knox era de las pocas personas con las que el gnomo se cuidaba de no molestarlo.

Cuando el sargento terminó de nombrar la lista Fivo dejó de contener la respiración (tuvo que coger aire un par de veces) y continuó su conversación con la semiorca donde la había dejado, exhibiendo una sonrisa de oreja a oreja - Encantado. Eh mira, parece que ahora somos compañeros. Vamos con los demás. - Agarró uno de los dedos de Glavra y tiró de ella hacia el grupo apresuradamente, aunque lo cierto es que solo avanzaba cuando la semiorca decidía dar un paso. Mientras tanto, continuaba hablando como si tal cosa.

- Tengo que conoceros a todos. Así, cuando Knox acabe con Valindra seré el primero en verlo y podré componer una nueva canción sobre héroes; y cantaré sobre cómo le ayudamos a hacerlo. ¿Crees que Valindra tendrá dragones? Los dragones siempre quedan bien en una canción. Nadie quiere escuchar sobre cadáveres feos y putrefactos, no tienen nada de estilo. -

-Muy bien. +declaro cuando todos mas o menos encontraron su sitio. Cruzo los brazos sobre el acorazado pecho, estudiándolos un momento antes de continuar. Luego asintió con un leve cabeceo a Thorstein+ Enseguida pasaremos al asunto de sus misiones.

- Como todos saben, no vamos a darle tregua al enemigo. Debemos continuar machacando mientras tenemos la iniciativa. Para este fin, la generala Sabine y los altos mandos planificamos una ofensiva múltiple. Utilizaremos lo que tenemos para ir ganando posiciones en el Dread Ring, al tiempo que reducimos la fuerza defensora.

-El principal peligro son los magos rojos; ellos se encargan de la estrategia y comandan a las demás tropas en el campo, a lo cual hay que añadir su magia ofensiva. Acabar con ellos es prioritario. Nuestros exploradores detectaron a varios fuera de la fortaleza, los cuales serán sus blancos.

En hacia el grupo de la izquierda. Su mirada se centra sobre todo en el mago y el anciano Melrone, pero los mira a todos lentamente.

-Vuestro grupo se dirigirá hacia la hondonada llamada el Paso del Tormento. En ella se encuentran varios círculos de sacrificio y las ruinas de un altar antiguo, restos de la creación del valle. Varios es esos magos y su escolta se están reuniendo diariamente en esas aras; su misión principal será enfrentarlos. Si además logran descubrir que hacían en las mismas, tanto mejor, puesto que los espías no lograron figurárselo.

Luego vira hacia los de la derecha. Esta vez es a Pharah y al druida a quienes observa primero, antes que al resto del grupo, incluido el compañero animal.

-En cuanto a ustedes, atacaran lo que llamamos la Mina de los Muertos. Es una hondonada en el lado Este, donde los thayanos están usando esqueletos para cavar una veta de ónice. Tal vez no lo sepan, pero esas gemas negras son el componente clave en la creación de no muertos. Es una desgracia que tengan de donde proveerse tan cerca, lo cual hace imperativo cerrarla cuanto antes, y derrotar a los nigromantes que la dirigen.

Explicado lo principal, descansa las manos sobre la mesa.

-Dos cosas más. La primera, es que al retirarse de aquí el grupo del Paso ira con Windle para instrucciones adicionales, mientras que los que marchen a la Mina deben ir a ver a Celeste. +indica, mencionando a otras dos de las oficiales del campamento; la líder de los exploradores, y la jefa de sanadores, respectivamente. Luego mueve la diestra levemente sobre su mesa+ Segundo,… si bien es prioritario acabar con ellos, en caso de capturar con vida a uno o más de los magos rojos, su recompensa será mayor. La información que pueden poseer es valiosa, y a diferencia de los soldados o los no muertos, son lo bastante inteligentes para cooperar.

-¿Alguna pregunta?+añade, tras exponer este ultimo punto.

Me dejo guiar por Fivo hacia el grupo de la izquierda escuchando interesada su charla sobre Valindra, los dragones y los no-muertos. La verdad es que me encanta la idea de que se hablara de mi en una canción cantada por un bardo, igual que lo hacen de Arilyn Hojaluna, Danilo Thann y tantos otros héroes de los reinos.  Mmmmm -Digo frotándome el mentón mientras pienso- Dragones… no, no creo. Pero a lo mejor tiene algunos de esos dragones de esqueleto. Dracolich creo que se llaman, son como un dragón y un lich. Dicen que son incluso más poderosos que los dragones vivos ¿Podrían valer para la canción?

Mis dudas son interrumpidas cuando el sargento Knoz empieza a explicarnos la misión, de modo que me callo para escuchar la explicación sobre el trabajo que deberemos realizar.

Me alegra que me haya tocado en el mismo grupo que el gnomo, y de que nos haya tocado ir a el Paso del Tormento, no conozco el lugar, pero lo prefiero mil veces a meterme en una oscura mina. Detesto tener que caminar por claustrofóbicos túneles bajo tierra, lo que tenga que ser, al aire libre mejor.

Cuando pregunta si tenemos alguna duda levanto una mano. -Emm… en lo de traer un mago con vida…  ¿Es preciso que esté entero? -Le pregunto. – Quiero decir, si le faltan las manos o la lengua ¿Cobramos la extra igualmente? -Los magos son muy peligrosos y los de Thay más aún, pero suelen requerir sus manos o pronunciar alguna palabra para lanzar sus hechizos. Tomando algunas precauciones, el trabajo sería mucho menos peligroso. No quiere decir que vayamos a hacerlo, pero siempre es bueno saber a qué atenerse y que en un momento dado, cortarle algún trocito no alterará el contrato.

Ahora  todo estaba Más claro y cobraba un poco de sentido la formación de los grupos.  Sin duda podía ser de gran ayuda contra los muertos, aunque llevaba un poco mal lo de destruir una mina. Aunque ese era el menor de sus problemas, en aquella oscura mina cualquier peligro podría complicarles seriamente la misión, y esta vez no pensaba fallar.

El anciano clérigo se mantuvo en pie, escuchando las instrucciones del sargento Knox. Esos magos rojos parecen peligrosos, no será tarea fácil matarlos y aún menos capturarlos vivos, pero Hela y Moradín guiarán mi camino. Por otra parte, el Paso del Tormento era un lugar que conocía. Aunque nunca había llegado a estar allí, sí que había leído diversos manuscritos sobre él, lo cual era un hecho que podría serle útil en el futuro.

Cuando llegó el turno de preguntas, a Melrone no se le ocurrió nada que necesitara saber. No obstante, la semiorca preguntó una cuestión que aunque al principio podría parecer una salvajez, era realmente interesante de conocer. Me alegro de que mi compañera no sea puro músculo, su cabeza también parece estar bien desarrollada. Aunque eso no quiere decir que sea buena persona. Supongo que el tiempo lo dirá.

El clérigo decidió esperar en silencio a que acabara el turno de preguntas, antes de que les dieran permiso para dirigirse junto con su grupo a ver a Windle. A Celeste ya la conocía puesto que ella le había dado todas las indicaciones en cuanto a los heridos que necesitaban asistencia, pero con la líder de los scouts todavía no había cruzado palabras.

Me incorporo con los dedos pulgares metidos en mi cinturón.

-Perfecto. Conquistar una mina. Me siento como en casa. -Miro a la clérigo que parece preocupada.-Para meternos en una mina, ¿que mejor que llevar un enano barrigón con vosotros?-Siendo evidente que lo que el enano tenía eran todo músculos, la pregunta tenía cierta gracia. O no.

"Para combatir en una mina

mejor un par de enanos

que una horda de humanos (...)"

Tarareo una antigua canción enana, malamente traducida al común mientras me dirijo a la salida. Antes de llegar, se me enciende esa bombilla enana que tengo en la cabeza me giro y grito a Knox:

-¡Sgto! ¿Los nigromantes no valen nada vivos? Y en cuanto a la mina, ¿la destruimos o nos la quedamos?.

Espero sus respuestas antes de ir en pos de Celeste. Tengo algunas cosas que averiguar también de ella.