Partida Rol por web

  Mientras todos avanzan hacia el edificio, el sol comienza a bajar en el cielo. Es cerca de las 4 de la tarde. El aroma a pan cacero y el ruido de niños jugando por los alrededores los calma.

Mientras caminamos, tras los caprichos de Altón, asiento a las palabras de La Crique

Estas en lo correcto, nuevamente. Realmente no sé qué le ocurre al mediano, pero si bien su comportamiento SIEMPRE fue caotico, creo que ahora mismo se le ha ido la mano en demasía... Mira que llevarnos de las narices de un lado al otro! Negando con la cabeza Hay tanto que debiera estar documentando... Por no mencionarla miríada de observaciones que debieramos estar haciendo en las inmediaciones! Pero... Quizá debamos tenerle nuevamente paciencia, y luego, sólo quizá, debieramos tener una charla seria con él.  Como bien dijera hace nada Andras, sería muy triste contar con otra muerte a nuestras espaldas a causa de una imprudencia del pìcaro...

Me encojo de hombros y camino, ahora sì, deleitandome con el aroma del pan al hornearse, y de las risitas de los niños al jugar.

Miro al rededor, observando por si algo fuera de lo comùn aparece ante mi vista... Pero sin intranquilizarme.

  Me acerco al pícaro y trato de explicarle la situación. Le cuento la molestia de nuestros compañeros al vagabundear de esta manera y le sugiero iniciar la labor de exploración inmediatamente. No querrás que desarmemos el grupo ahora, porque...¿A qué huele?

  Todos sienten el aroma a comida que llega desde la torre. Al parecer, algunas de sus habitaciones están siendo utilizadas. ¿Quién vivirá allí?

Hum... -olfateo, alerta-. ¿Quién podría vivir en un sitio así? ¿Un hechicero? ¿Un ermitaño?

El maestro constructor quizá?

Digo mirando la obra inacabada.

Será cuestión de averiguarlo.

  Escuchando las voces que vienen desde afuera, Aranda es atraída por su curiosidad. ¿Oh, sois vosotros! - Dice, emocionada, al verlos. ¿Asçi que han decidido hospedarse aquí? ¡Bien! Pasen, pasen. En este momento estaba preparando la cena. Seguro que les agradará probar un poco. Mientras habla les hace señas para que entren a su hogar. Tengan cuidad. Sólo la planta baja de la torre está terminada, y algunos muros son un poco débiles.

Miro a mis compañeros  casi preguntándoles No nos vendría mal. Incluso la señora nos brindará información... Quién mejor que ella? Comento. Y en lo que a mi respecta, la media pinta enana me abrió el apetito! Bromeo. Vamos?

  Claro, no rechazaría por nada la buena comida cacera.. Ni bien termino de hablar sigo a la anciana dueña de casa. No creo que un poco de arcilla y polvo sobre nuestras cabezas nos moleste. Lo cierto era que había estado durmiendo tanto tiempo a la intemperie que una cama bajo un techo y cuatro paredes era una oferta que no podía rechazar.

    AAaaaahhhh, el hambre me sale hasta por los poros!- exclama Alton al tocar su vacío estómago. Si bien no entendía porqué sus compañeros tenían los ánimos tan tensos, él prefería llenarse de comida y luego respondería preguntas -Bien, muchachos. Creo que nos quedaremos aquí a pasar la noche- y esbozó una sonrisa de satisfacción sabiendo que era posible la estadía allí.

Yo dormiré fuera. Kord me ha encomendado una tarea demasiado importante como para relajarme en un los lujos de una cama.

Me dirijo a la anciana con tanta caballerosidad como me es posible.

Aceptaré, no obstante, algo de fruta, un panecillo y media cántara de leche de oveja, si es que tuvierais. También una manta bajo la que pasar noche al raso.

Agradezco la gentileza de la anciana, y acepto gustoso sus atenciones.

Estimo que con la criatura dando vueltas no han podido avanzar en la construcción de la torre... Si Corellon nos guía, pronto será un mal recuerdo todo lo ocurrido.

Carraspeo al tiempo que comienzo a desajustarme el equipo tranquilo.

Dígame Señora Aranda, hay algo que Malwik haya olvidado mencionarnos? Algo... Que considere interesante o pertinente? Disculpe la molestia...

  El rechazo de la invitación por parte del clérigo toma por sorpresa a la anciana, pero no insiste. Entiende sus razones para quedarse fuera. Está bien. Pasa, muchacho, que al menos te daré la comida que pediste. No podría dejarte afuera con hambre.

 Mientras camina los va guiando adentro de la torre. Es entonces cuando escucha al elfo y le responde, algo dudosa. Pues, no lo sé. No sabría decirte algo útil. Como verás, somos un pueblo chico y los rumores aquí vuelan rápido. Me he enterado de cosas. Alguna, demasiado fantásticas como para ser ciertas. Aranda suelta una pequeña risita burlona al pensar en eso. Algunas, un poco absurdas. Pero creo que Malwick les ha dicho todo lo que sabe.

 Al llegar dentro se dan con una enorme mesa de madera. Sobre ella, dos jarras con agua limpia descansan a un lado de unas bandejas con frutas que, si bien no son exquisitas, no se ven nada mal. Espérenme aquí.- Les dice. Traeré las demás cosas. Al decir esto desaparece en la habitación de al lado, que parece ser una despensa sin puerta.

Asiento con educación, y en cuanto la anciana abandona la estancia, me dirijo a mis compañeros con discreción.

No termino de encajar bien la variedad de talantes con que somos recibidos. Esta señora nos tiene en palmitas, mientras que en la taberna se oían ecos de lapidación aún cuando no dije más que verdades, ninguna de ellas ofensiva.

    Alton mira sorprendido al clérigo al escuchar las palabras que emanaban de su boca, siendo que el trato que él había recibido en la taberna era algo completamente distinto a lo que su compañero aclamaba -Y....- empieza en tono burlón -Tal vez hablaste mal de la madre de alguno y se molestaron- Y esbozó una sonrisa que acompañaba el tono de habla. Luego de ello, suelta un enorme bostezo y dice -creo que será hora que me fuese a dormir, la verdad que este viaje cansa y creo que pasaré un buen rato en la taberna, una vez que termine de comer, claro. Aaaaaaahhh- agrega en un profundo suspiro -nada mejor que una cerveza para esta seca boca- 

  Pero ésa no era la manera en que deberías haber hablado con los demás. ¿No pensaste, quizás, que la taberna es el único lugar de descanso que tienen estas personas para relajarse? Trato de calmar a La Crique mientras entramos en la casa.

 Al ver la mesa tan bien nutrida no tardo un segundo en ocupar un lugar. ¡Muchas gracias por su amabilidad! - Le digo a Aranda.

¿Relajarse justo después de un ataque? ¿Y teniendo sobre ellos la sombra de muchos otros? Eso es imprudencia, dejadez y cobardía, bien merecida tendría una tunda quien en momentos como este se diere al ocio.

Doy unos toquecitos en la mesa con los nudillos. Ya lo he hecho antes mientras el mediano, haciendo gala de una dudosa educación, nos agasajaba con un bostezo a plena boca.

Aplicaos la parábola, mediano. Ya basta de alegre pindongueo de un lado al otro. Hemos pasado buena parte de jornada buscándote, debido a tu terca idea de ir por libre. Ya ves lo que sirve a las gentes de esta aldea el ir por libre, y aún más, el pudrirse en la taberna. ¡¡A la cama es adonde debéis ir!! ¡¡Y nada de bebida espirituosa, que empaña la mente y embota el cuerpo!!

Medito un poco ante el nulo caudal de información que nos arroja Aranda.

Supongo que... Es cuestión de recorrer otro poco las inmediaciones

Jerome, Andras... Alton. Debieramos recorrer el poblado otro poco. Poco y nada hemos descubierto sobre fotalezas y debilidades de esta plaza para hacer frente a la criatura... Y se acerca la noche.

Me encojo de hombros

Al menos el incidente en la taberna nos mostro que no contamos con fuerzas entre los aldeanos para nada... La bestia ha quebrado sus voluntades guerreras. Hemos de actuar con astucia, y aprovechar cualquier ventaja que consigamos... Nosotros, y... Malwik quizá.  Pero un ataque frontal es... cuanto menos, mala cosa.

Tomo mi mentón un instante antes de dar atención a una  fruta

Lo dicho. Esta noche veremos si se puede hacer frente a la criatura con algo más que acero... Sino mañana correra sangre.

  Aranda, que escuchaba todo desde la otra habitación, vuelve, algo ofendida. Señor, nosotros tratamos con mucha hospitalidad a los viajeros. Intentamos que les agrade el pueblo y se sientan cómodos, pero su actitud desafía nuestra paciencia y costumbres. yo tolero muchas cosas, pero su comportamiento y comentarios están de más. Se acerca y te da lo que le pediste con algo de brusquedad. Váyase de aquí, por favor. No es bienvenido. Sus..."amigos", por el contrario, pueden quedarse.