Partida Rol por web

El agreste valle

Aventura | 6. A la caza de la bestia

Cargando editor
21/04/2015, 10:09
Morgan, alias Shea

La pregunta de Códice sacó a la guerrera de su ensimismamiento, parpadeó repetidamente y se quedó mirando la cara del mestizo mientras exponía sus dudas -A veces me olvido que solo es el clérigo de un pequeño pueblo y que no sabe nada sobre matar- asintió a sus palabras con expresión neutra -Aunque para su tristeza, sí sabe de muertes...-.

-Tú quédate escondido todo el tiempo posible, cuando lleguen al claro les disparas desde lejos. -una sonrisa se formó en sus labios, podría parecer aterradora con los colmillos sobresaliendo pero para Códice, que ya llevaba un tiempo de andanzas con ella, no pasó desapercibida la expresión amable que apareció en sus ojos y la chispa de hilaridad cuando añadió la última frase -Y tranquilo, son orcos, no se acercarán sigilosamente.

******************************************

Rivoel marchó hacia su posición al borde del bosque y Morgan eligió un grueso árbol, casi al final del sendero que conducía al claro, para ocultar su figura. El humo se alzó y la guerrera no tardó en escuchar el ruido proveniente del camino, al sonido de las pisadas y del roce de armaduras se unió algún que otro golpe sordo seguido de varios gemidos. Entonces las figuras de tres humanoides se hicieron visibles para la mestiza que atisbaba por un costado de su escondite, para su alegría las mantas cayeron sobre dos de ellos y salió como alma que lleva Shóndakul blandiendo su espadón y acabando con la vida de los infelices. Cuando éstos quisieron darse cuenta de lo que había pasado, ya estaban en otro plano rindiendo cuentas a Gruumsh por su ineptitud. Sin perder tiempo Morgan se dirigió hacia el claro siguiendo al único orco que había sobrevivido, la gran espada aún goteando sangre y dejando un claro rastro a su paso.

La mirada que apareció en los ojos del superviviente dejó claro que sabía que lo tenía todo perdido y cuando dejó caer el arma lo confirmó. La guerrera aceleró el paso y alejó el arma del sujeto con un puntapié, al mismo tiempo que esgrimía su espada goteante hacia la garganta del orco y ladeaba la cabeza con una sonrisa dentada, como si estuviese pensando qué era mejor si dejarlo con vida o acabar ya con él*.

Notas de juego

*Esto forma parte del plan de persuasión, en ningún momento piensa en matarlo al menos todavía: Morgan hace de poli malo   n_n

Cargando editor
23/04/2015, 11:55
Dorn Palabrasagrada

Todo estaba listo, mientras sus compañeros se escondían, algo en lo que Dorn no destacaba especialmente él se dedicó a preparar el fuego, las primeras ramas, secas, de madera muerta, lo aconsejable para una buena y duradera fogata, pero la idea era llamar la atención, una vez encendido el fuego puso hojas, madera mojada y tierna, el vapor gris de la primera y el humo negro de la segunda no tardaron en elevarse por encima de los arboles, en apenas unos minutos una columna de humo bastante uniforme subía hacia las nubes, a Dorn le preocupaba no haber preparado adecuadamente las trampas, hacía años que no las ponía en practica y nunca con objetivos tan grandes e inteligentes, un solo error podía suponer la muerte de alguno de los miembros del grupo, ya estaba todo echo, pero se encontraba intranquilo, solo quedaba esperar y rezar, eso hizo.

No sabría decir cuanto tiempo estuvo rezando, al parecer los dioses jugaban con el tiempo cuando les dedicaba sus agradecimientos, en ocasiones lo que a el le parecían escasos minutos eran largas horas y cuando pasaba largas horas juraría que apenas eran unos miseros minutos, esta era una de esas ocasiones, tras recitar salmos, plegarias y solicitar el favor de los escudo para sus compañeros empezó a preguntarse  si algo había fallado, hizo una cuenta mental de los diversos rezos y oraciones que había recitado, casi tres horas, entonces miro el fuego y sonrió, sencillamente los dioses le habían dado el tiempo suficiente para hablar, las hojas de la fogata todavía estaban casi intactas, tres horas de rezos, apenas unos minutos de tiempo real, agradeció a los dioses que le hubieran dado lo único que necesitaba en ese momento, tiempo para calmarse.

Más tranquilo se quedo observando como el fuego devoraba la hoja, primero volviéndola negra luego, poco a poco, consumiéndola en  una espiral de chispas, el nerviosismo de Dorn desapareció con la hoja, dejo descansar el  martillo en el suelo mientras observaba el hipnótico baile de las llamas, no tardó en relajarse apoyándose en el  martillo mientras el tiempo se desvanecía, un ruido de hojas lo saco de su trance, miro al origen del mismo, un orco se encontraba en el linde del claro, sus amarillos dientes asomaron en lo que seguramente era una sonrisa, dijo algo, no lo entendió, la realidad volvió a la mente de Dorn mientras las llamas y su soporifero movimiento quedaban atrás, de alguna manera no se sentía con ganas de hablar, el crepitar de las llamas le gustaba en su lugar levanto la mano señalando a algún punto detrás del orco, cuando se giro la sonrisa se desvaneció de su cara, en lugar de sus compañeros vio llegar a Lirian y Rivoel, la sangre goteaba fresca de las espadas una tercera figura apareció por el claro al tiempo que la sorpresa y el reconocimiento entraban en la mente del orco, como guinda sintió mas que vio a Códice a su lado, dos cosas cayeron al mismo tiempo, la espada del orco rindiéndose y Rivoel sobre sus rodillas, su cara lo decía todo, necesitaría mas apoyo que el que le proporcionaba su espada. 

Notas de juego

Como no sé donde para Kraum no lo he incluido

Cargando editor
27/04/2015, 00:06
Códice [PNJ]

En cuanto Lirian y Rivoel aparecieron en el claro, muestra de que el combate había llegado a su fin, Códice se irguió entre los arbustos. Lo que había esperado que fuera un encarnizado combate había terminado antes de que se diera cuenta y sin que tuviera que levantar ni una sola vez el arma, ni siquiera para defenderse. “Tal vez la Diosa no quiera que inicie el camino de la espada”, pensó para sus adentros, no sabiendo cómo valorar aquella idea.

Con la maza entre sus manos, y sin dejar de mirar fijamente al orco, Códice hizo avanzar su orondo cuerpo hasta colocarse detrás de Dorn. “Aquí empieza mi trabajo”, se dijo. Al momento, bajó el arma, avanzó colocando una mano en el hombro del enano, sacó de entre sus ropas el símbolo de Chauntea y lo plantó frente al rostro del orco.

Oрк —clamó Códice en el idioma de su sangre—, глядя предусматривает это медальон, потому что это жизнь. —Luego, pasando rápidamente a la lengua común y cerrando los ojos, añadió:— Oh, Madre de Todas las Criaturas, calma el corazón de este individuo salvaje y haz que confíe en tu fiel servidor...

Nada más decirlo, la rosa de madera comenzó a columpiarse de un lado a otro, levemente, muy levemente... Tan levemente que cualquiera habría percibido que aquel movimiento no podía ser natural. Cuando Códice consideró que el orco ya debía estar bajo el influjo del conjuro, abrió de nuevo los ojos y sonrió con amabilidad.

¿Ваше имя, двоюродный брат? —preguntó con cierta cortesía, tanteando, y esperó a que el orco respondiese. Cuando lo hizo, prosiguió:— Вы видите: эти мои хорошие друзья и я хочу знать некоторые вещи о вашем племени ... Мы поможем, ¿верно? —Dudó un instante, tras el cual dijo:— ¿Sabes hablar común?

Poco a poco, fue sacando adelante el interrogatorio, recordando las preguntas que Rivoel y los demás le había propuesto, e incluso pidiéndoles que se las recordaran y le sugirieran algunas más. Primero comenzó con las que a todas luces eran más importantes: ¿existe otro acceso a las minas (a la fortaleza enana, a las cuevas) desde el exterior, uno diferente a la entrada principal por la que había salido? Si es así, ¿dónde está? ¿Cómo de defendido está? ¿Qué hace falta para usarlo? El siguiente paso fueron las demás cuestiones estratégicas: ¿cuántos orcos eran allí dentro? ¿Cuántos hacían guardia en la puerta principal durante el día? ¿Cómo estaban armados? ¿Cómo era la antigua fortaleza enana y las minas por dentro? ¿Existía algún sistema de alarma? ¿Hay muchas trampas en la fortaleza y las minas? ¿Dónde está Ulfe, su jefe? ¿Cómo es él? ¿Tiene algún arma o poder mágico especial? ¿Qué es lo que más quiere, lo que más le gusta? ¿Quiere algo del exterior? ¿Cuáles? ¿Los orcos tienen algún enemigo bajo tierra, allí dentro? ¿Saben de la bestia negra que habita en las profundidades? Si es así, ¿qué relación tienen con ella: son aliados, se toleran, uno tiene sometido al otro, son enemigos...? ¿Dónde vive o se esconde? ¿Cómo es su guarida? Finalmente, vinieron las preguntas meramente informativas, porque nunca se podía saber demasiado. Rivoel quería saber, por ejemplo, de qué vivían esos orcos, es decir, cómo conseguían su sustento.

Códice sólo necesitaba hablar sin hostilidad para no comprometer el conjuro, pero por puro instinto acabó cayendo en la verdadera amabilidad. Como el orco también respondía amablemente, Códice no pudo evitar comenzar a verlo como un ser vivo merecedor de su amor y el de la Diosa, pese a saber que aquel comportamiento era fruto de la manipulación mental. En consecuencia, sus viejos conflictos internos volvieron a emerger: ¿eran los orcos malos por naturaleza, como le habían dicho sus maestros, como decía todo el mundo? ¿O eran libres de elegir, crueles por cultura, enemigos de la civilización por política y tradición? Y si eran malos, ¿lo había sido su madre? ¿Lo era él mismo, de alguna forma? ¿Y Morgan? ¿Lo habían sido Abrahel y Fewynh...?

Con todo, no se sintió culpable de lo que estaba haciendo: en un sentido amplio, porque creía en su misión, y en un sentido más concreto porque, al fin y al cabo, no estaban traicionando la confianza de aquel pielverde ni faltando a ninguna palabra: la confianza era forzada, mágica, y no había habido promesas de ningún tipo. Aquello era mucho más sencillo y deshonesto que eso: simple y llanamente, le estaban robando sin que se diera cuenta.

Notas de juego

En orco, para quien lo sepa, he dicho primero "Orco, contempla fijamente este medallón, pues en ello te va la vida". Luego, "¿Cuál es tu nombre, primo?" y "Verás: estos buenos amigos míos y yo queremos saber algunas cosas sobre tu tribu... Nos ayudarás, ¿verdad?".

El interrogatorio es, si conoce el común, en una mezcla de ambas lenguas, para asegurar que él me entiende y que yo le entiendo. En todo caso, creo que al menos Morgan sabe hablar orco, así que entre todos los que sepamos podemos ir traduciendo las respuestas.

Cargando editor
27/04/2015, 09:20
Lirian Ventormenta

El norteño observó en silencio los primeros minutos del interrogatorio del Padre Códice a aquel orco nauseabundo. Mientras escuchaba la voz conciliadora del primero, Lirian, que conocía también el idioma de tales criaturas, se entretuvo rascando la sangre reseca de los brazos y de la nuca para comprobar con satisfacción que no era suya; los pocos cortes que había recibido habían sido provocados por la maleza al correr a través de ella para echarse encima de los merodeadores orcos. Sus ojos azules buscaron los del semielfo para agradecerle con una mirada de aprobación lo que había hecho por él pero, al encontrar a este seriamente afectado por aquella visión, decidió acercarse en última instancia y apoyar la mano sobre su hombro. Gra...gracias amigo. - Susurró para no interrumpir el interrogatorio. De no haber sido por su oportuna llegada el combate había sido muy distinto para el antiguo guardián de caravanas. Había conseguido acabar con dos de aquellos malignos seres con relativa facilidad; sus golpes, lentos y descoordinados, eran fácilmente predecibles pero, si estos llegaban a alcanzar la carne, podían llegar a ser fatales dispusiese uno de armadura o no. Realizó un barrido visual por el claro y no pudo evitar sonreír con sinceridad. No había había heridos y aquello era algo por lo que había que dar gracias a la Diosa.

¿Puedes a a ayudarme? - Preguntó en voz baja a Morgan para que le echase una mano con lo que tenía en mente. Como el clérigo iba a tardar un rato en sonsacar las respuestas a todas aquellas preguntas al orco, el norteño quería volver al claro donde había asaltado a sus dos primeras víctimas y las transportarlas hacia la parte trasera del improvisado campamento.

Uno tras otro los cuerpos inertes de sus enemigos fueron despojados de los elementos de valor que poseían, que eran realmente pocos, y una vez desnudos los apiló bajo uno de los árboles. Pensó que así estarían ocultos al menos parcialmente de la vista de los carroñeros aéreos como buitres o cuervos que podrían delatar a los habitantes de la mina que algo raro pasaba allí. ¿Debe...deberíamos enterrarlos? - Preguntó aquellos que le ayudaron con la tarea.

No pudo evitar fijarse en las armaduras de los orcos, en un momento dado podrían utilizarlas para hacerse pasar por ellos al menos hasta encontrarse a una distancia prudencial de la entrada. Sin embargo no tardó en descartar al mirarse a si mismo en el reflejo de la nueva cimitarra: era tan pálido como como la leche y su larga caballera se veía a un centenar de varas de distancia. Además,- se dijo,- no creo que el señor enano vaya a querer utilizar tales artimañas. Aunque podrían llevarnos como prisioneros el resto...

Cuando Códice se incorporó dando así por terminado el interrogatorio, Lirian abandonó por un instante sus cavilaciones. Es el momento de ver cómo asaltar este lugar dejado de la mano de los Dioses...bueno,  al menos hasta ahora. - Se al reparar en el clérigo de Khauntea y el paladín de Moradín. 

 

Cargando editor
27/04/2015, 10:01
Morgan, alias Shea

Cuando comenzó el interrogatorio por parte de Códice la guerrera bajó su arma, auunque no la enfundó, y se alejó del campo de visión del prisionero. Concretamente se puso a su espalda, aunque lo hizo muy lentamente y dando un pequeño rodeo para no alertarlo, no pensaba dejar a su amigo tan cerca de alguien peligroso sin su protección -Amigo... sí, por mi parte eso es lo que es. -saboreó la palabra en su mente y se acordó de la única amistad que había tenido en toda su vida. Sintió un pinchazo en el pecho fruto de la culpa, qué sería de ella -Pero no quiso mi ayuda, estaba conforme con el papel que le tocó- se dijo para autoconvencerse, aunque en el fondo sabía que nadie querría una vida así. Salió de entre sus recuerdos la imagen de la joven, madíbula apretada y ojos temorosos pero resueltos -Cuando todo esto acabe volveré- pensó con determinación, y no era una promesa vacía, ella no hacía esas cosas.

Cargando editor
14/08/2015, 16:52

Los sonidos guturales del idioma orco se desprendían de la boca del sacerdote y del interrogado, el orco solo quería vivir y así lo expresó en múltiples ocasiones.

Lirian tuvo razón en cuanto al tiempo que tomaría el interrogatorio, apiló los cuerpos como se dispuso y no sacó más que unas cuantas monedas de plata y una perla de agua de río que no valdría más de 5 oros.

Luego de un par de horas de negociación, hablar, contar historias, acusarse mutuamente, pelear verbalmente, insultos y maldiciones, Códice llamó a su grupo para contarle lo que el orco había dicho a cambio de dejarlo ir con armas y armaduras, juró irse de aquel lugar y no volver jamás, pero necesitaría de su equipo para sobrevivir. Códice aceptó.

Morgan había estado escuchando el interrogatorio y ayudó a su compañero a contar los detalles que se le escapaban:

En efecto existía otra entrada al complejo de cavernas, la chimenea. El orco señaló que correspondía a la cocina y era de donde salía una columna de humo, la que observaron la primera vez que visualizaron el colmillo de piedra. Informó que en la cocina había un prisionero amordazado y encerrado, tenían planeado comérselo para conmemorar un banquete en los próximos días. En la cocina generalmente se encontraba el cocinero, sin armaduras ni armas más que un cuchillo, pero ocasionalmente orcos hambrientos sin nada que hacer la frecuentaban en busca de algo para llenar sus tripas

El orco no sabía contar y desconocía de números por lo que no supo dar respuesta a las solicitudes del clérigo en cuanto a la cantidad de enemigos, solo se limitaba a dar la misma respuesta "Muchos pelean por Ulfe", descubrió además que los orcos que salieron eran los que vigilaban la entrada principal, pero habían unos orcos más vigilaban a través de pequeños agujeros desde donde sacaban sus ballestas para disparar al exterior, es decir que la entrada principal había quedado debilitada pero no del todo desprotegida.

No había un sistema de alarma como tal, pero los sonidos podían escucharse a través de los pasillos que no tenían puertas. Los orcos estaban armados con hachas, mazos y espadas de mala calidad, algunos con escudo y otros con ballestas. Las cavernas eran de mampostería y el suelo excavado en la roca, el techo era alto y códice dedujo la inexistencia de fuentes de luz.

"Nosotros no somos cobardes, nosotros no hacemos trampas. Nada mata mejor que un buen brazo sosteniendo un hacha" dijo ante la insistencia del sacerdote por saber de las trampas.

Con respecto a Ulfe, él se refería como el gran Ulfe, portaba un mazo casi tan grande como él y todos le temían porque si no cumplian las órdenes "los daba de comer a sus "perros". Ulfe tenía dos perros y se encontraba en la habitación de puerta de hierro "En la estatua del enano feroz vestido de mallas, encontrarán la llave que abre la puerta de Ulfe" sentenció.

Al nombrar a escama negra, el orco no pudo ocultar su miedo, códice averiguó que no sostienen ningún tipo de relación con esa criatura, hay un pasaje que lleva al laberinto y luego al lago subterráneo donde habita el lagartijo, esa entrada fue sellada completamente desde un día que el dragón encontró camino y casi exterminó al clan, Ulfe salió malherido y junto a otros guerreros lograron hacerlo retirar de nuevo a las profundidades. La entrada está sellada pero se puede abrir fácilmente desde el complejo orco. De vez en cuando mandan a un orco con algún ciervo o cabra de montaña para llevárselo a escamanegra con el ánimo de lograr su favor. No lo han conseguido hasta el momento.

Los orcos viven en condiciones precarias, de vez en cuando un grupo de cazadores logra traer presas con éxito, pero la mayoría de la comida va para la barriga de Ulfe y sus perros. La hambruna y las enfermedades son comunes dentro del complejo, pero por lo menos tienen un techo donde resguardarse y no tienen que preocuparse por depredadores terribles que habitan en las montañas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Y así empezamos.....

Cargando editor
21/08/2015, 00:33
Rivoel Docanto

Rivoel tardó en incorporarse. el bardo entendía también la lengua de los orcos, pero se sentía tan indispuesto que a penas escuchaba palabras sueltas de la conversación sin prestar mucha atención al interrogatorio, hasta que poco a poco su corazón empezó a latir con normalidad.  Ya prácticamente había recobrado la compostura cuando observó como Lirian despojaba a los orcos de sus pertenencias, dejando al descubierto y moviendo sus sangrantes heridas. Carne sucia y muerta supurando lentamente  el escaso líquido rojo que aún poseían, bañando el suelo y convirtiendo el polvo en una masa sanguinolenta y oscura. El rostro de Rivoel se tornó tan blanco como el del norteño y sin remedio alguno terminó vomitando,  impresionado por las heridas abiertas en los cuerpos de los orcos. 

Un buen rato después, cuando los orcos caídos estaban ya fuera de su vista, la tez del semielfo tomó su color sonrosado habitual. Para entonces el interrogatorio ya había terminado y el bardo prestó atención a Códice mientras les contaba todo lo que había descubierto.

Todo parecía indicar que entrarían a la fortaleza a través de la chimenea de la cocina. Localizarla sería sencillo , pues aún era visible el humo que despedía. Solo había que dirigirse hacia allí evitando pasar por la entrada y defendida entrada principal. Seguramente tendrían que escalar y valerse de cuerdas para lograr bajar por allí, pero él no tenía ninguna y no recordaba si alguien poseía alguna.

¿ Alguien tiene una cuerda con la que poder bajar por la chimenea? Preguntó con miedo a que nadie pudiera responder....

¿ Y de raciones cómo vais? Por lo que cuenta de allí nos pueden servir para ofrecerla a cambio de alguna información o sacarnos de algún apuro.

 

Notas de juego

Por mí vamos a la chimenea. Habrá que esperar al momento en el que no estén cocinando para bajar y a ser posible sabiendo que está solo el cocinero, para poder deshacernos rápidamente de él sin dar la alarma dentro.

Poseso!!!!

Cargando editor
21/08/2015, 19:53
Lirian Ventormenta

Lanzó un soplido de alivio cuando terminó su tarea de apilar cuerpos y esconderlos de los carroñeros; al haber transcurrido el interrogatorio en idioma orco, el cual desconocía, Lirian había optado por hacer algo en lo que él pudiese ser más útil. La recompensa por su trabajo fue doble: la primera, espiritual, por saber que estaban en el buen camino al haber salido a la perfección el plan trazado con aterioridad; la segunda, económica. - Al... algo es al... algo. - Comentó sonriente a los miembros del grupo que se hallaban ajenos al interrogatorio, o al menos apartados de éste, mientras soltaba las pocas monedas sobre un trozo de cuero de una de las vestimentas de aquellos seres. Por...por lo menos vald.. vald... valdrá para una cena. - Añadió con evidente esfuerzo.

Cuando Códice los puso al día de lo descubierto el norteño asintió con firmeza por el gran trabajo realizado por el clérigo. Lirian era de la misma opinión que Rivoel, puesto que consideraba el descenso por la chimenea el mejor recurso para acceder al interior de la mina. Yo te... tengo una. - Dijo sacando de su mochila un largo rollo de cuerda. Confiaba en que con aquellos cincuenta pies pudiesen alcanzar las cocinas y si no, esperaba que al menos ésta fuese lo suficientemente estrecha como para poder descender apoyando pies y manos en las paredes. Desde luego él se creía capaz de ello pero, al echar una ojeada al enano, con aquella armadura, no las tuvo todas consigo.

No me agradaría descender teniendo a un peso como ese por encima de la cabeza. - Se dijo examinándolo de pies a cabeza mientras el enano no le observaba. 

Sobre el tema de que el orco escapase libre de aquello el norteño prefirió no comentar nada pero le incomodaba enormemente tener a una sucia rata como aquella libre y ajena a su control una vez hubiesen descendido por la chimenea.

Cargando editor
22/08/2015, 21:34
Códice [PNJ]

Si fuera necesario —añadió servicialmente Códice—, yo también tengo bastante cuerda.

Su interior era un remolino: un segundo acceso, y uno indefenso además, era una oportunidad única, pero al mismo tiempo hacía que el momento de despedirse de la luz del sol, quizás por última vez, estuviera más cerca. También temía la reacción de sus compañeros por dejar huir al orco, pero no se arrepentía de haberlo hecho: el poder de la Diosa impediría que les delatara y le haría alejarse de allí, al menos durante unas horas, después de las cuales estaría muy lejos. Miró pensativo hacia el lugar por donde había desaparecido: le habría gustado hablar más con aquel ser de la sangre de su madre...

Entre la preparación de la trampa y el interrogatorio, el mediodía estaba muy cerca. Para responder a la pregunta de Rivoel y meter algo en el estómago, sacó su comida: tenía bastante, como para unos cuatro días*.

La chimenea parece nuestra mejor opción —dijo masticando media manzana y volviendo a guardar sus cosas—, pero hay que apresurarse: los otros guardias deben de estar inquietándose por sus compañeros. Además, si vamos ahora, será como infiltrarnos en la noche: el día es su tiempo de...

Se detuvo: una idea salvaje había aparecido entre la hierba alta de su mente.

—A lo mejor estoy diciendo una locura, pero... ¿Y si parlamentamos con Ulfe? —No esperó a las protestas.— ¡Sí! Si los orcos y el dragón son enemigos, el Puma y Ulfe tienen un interés en común: ¡eliminarlo! —Su rostro se iluminó.— Enfrentarnos a los «muchos» orcos que hay ahí puede ser un suicidio: hagámosle ver a Ulfe su beneficio, enfrentémonos descansados al dragón y, a partir de ahí... ¡Que la Diosa nos guíe!

Una duda empañó el rostro de Códice. Un segundo después, miró al otro semiorco presente.

Kraum: ¿qué dice usted? —preguntó, claramente disgustado por tener que contar con la opinión del alguacil—. ¿Aceptaría su... patrón... una solución semejante? Puede que la alternativa a esto no sea vaciar la mina, sino morir en el intento y no conseguir nada. ¿Qué cree que preferirá el Puma: que muera sólo un dragón o que lo hagan cinco aventureros... y uno de sus hombres —añadió el clérigo, nada inocentemente—... a cambio de nada?

Notas de juego

* Raciones diarias: tengo anotadas 4, pero no recuerdo como llegué a ese punto, así que asumiré que "hoy", al acabar el día, habré consumido una de las cuatro y me quedarán tres.

Editado: En vez de pensar que puede engañar al Puma o que el Puma realmente no les exige que limpien la mina, Códice trata de ver la reacción de Kraum y ponerle de parte de su plan.

Cargando editor
24/08/2015, 08:43
Dorn Palabrasagrada

Dorn se sentó en el tronco a escuchar la conversación de Códice y el orco, no entendía ni una palabra por supuesto pero se aseguro de estar bien a la vista, dispuesto a intervenir si el orco pensaba que estaban con la guardia baja.

Apoyo la cabeza de cráneoroto en el suelo y dejo la mano encima, sin coger el mango, fijo su vista en la escena y si alguien lo observara ni pestañeo en las dos horas que duró la discusión.

Códice explico la situación estuvo deacuerdo en dejar ir al orco (no somos unos asesinos) y observo de nuevo la ladera de la montaña pensando en las condiciones de los orcos ¿sería siempre así? obligados a pelear por miedo, pasando hambre y enfermedades a manos de un tirano.

Miró a Rivoel, moverse lo había animado un poco, solo faltaba que tocase algo de musica si tan solo pudiera tocar una nana para dormirse a si mismo... de repente algo hizo conexión en su cabeza ¿como de bien se escuchan los sonidos en esos pasillos?

Notas de juego

el sol, a estas horas ¿da a la puerta de la fortaleza?

Cargando editor
25/08/2015, 11:03
Morgan, alias Shea

Morgan se mantuvo en su posición durante todo el interrogatorio y no perdió detalle de lo que se dijo. Al acabar no le gustó que el clérigo dejase al sujeto en libertad y con sus armas, pero había aprendido a confiar en el sentido común del sacerdote por lo que elevó en silencio una plegaria a Shóndakul para que el viaje del orco fuese lejano.

Mientras Códice ponía al corriente a todos de la información obtenida ella se mantuvo alerta por si tenía que puntualizar algún detalle, cosa que no fue prácticamente necesaria pues el clérigo poseía una muy buena memoria. El primero en hablar fue el bardo.

-Yo también cuento con una cuerda -añadió a las palabras de Códice y Lirian -pero no creo que tengamos suficientes raciones para comprar a ningún orco.

La guerrera escuchó al clérigo, al principio asintió a sus palabras pero cuando comenzó a decir que podían hablar con Ulfe negó con la cabeza y no esperó a la posible respuesta por parte de Kraum.

-Eso ya lo deben haber intentado -con el oro que tiene El Puma...-creo que lo mejor es ir a la chimenea y probar por ahí. Yo puedo intentar deshacerme del cocinero sin armas ni ruidos. Lo que sí puede jugar a nuestro favor son las condiciones de vida de esos orcos, igual ven con buenos ojos un cambio de líder, uno que se ocupe de que no pasen hambre.

Cargando editor
25/08/2015, 12:47
Códice [PNJ]

No hizo falta mucho más que la oposición de Morgan y la falta de apoyos del resto de sus compañeros para que Códice desestimara la idea de negociar con Ulfe, al menos como primera opción: al fin y al cabo, había sido sóloo una ocurrencia. No parecía mucho más factible que una incursión controlada en los túneles, si se pensaba seriamente. Sin embargo, aún deseaba oir lo que Kraum tenía que decir: si se veían obligados finalmente a proponer tal trato, el consentimiento de Kraum al menos les serviría como excusa ante el Puma.

El plan parecía tomar forma rápidamente: Rivoel, que era el más sigiloso de ellos, descendería primero para investigar; luego, si no hubiera nadie en las cocinas, descenderían todos detrás; si sólo se hallara allí el cocinero, alguien bajaría a encargarse de él tan rápida y silenciosamente como fuera posible; y si hubiera varios orcos...

Un momento —interrumpió Códice—. ¿Cómo vas a poder ver allá abajo? —preguntó al bardo—. Los orcos no necesitam... necesitan luz para ver: si el fuego no está prendido, no habrá luz; y si hay fuego... ¡No podrás bajar!

El mismo problema se aplicaba a Lirian. Era un problema sólo para empezar: una vez abajo, podrían iluminar la cocina e ir atrayendo a los orcos allí, pero, para un asalto sorpresa como el que planeaban, era necesario alguien que pudiera ver en la oscuridad, como Morgan o Dorn. El cerebro de Códice se puso en marcha al momento y propuso nuevas alternativas.

¿Y si atraemos de nuevo a los orcos al exterior? —preguntó tímidamente, fresca aún la decepción porque su anterior idea no hubiera sido mejor recibida—. Si el fuego está ardiendo, podríamos derramar agua y apagarlo, mientras que, si está apagado, podemos hablar alto y claro, como si no fuéramos conscientes de que nos oyen...

Cargando editor
25/08/2015, 23:04

Amedida que el interrogatorio avanzó, se le hacía más difícil a sacerdote mantener la compostura ante las respuestas ambiguas y vacilantes y el poco entendimiento del orco, finalmente acudió a su Diosa e invocando el poder empezó a hechizar al orco.

De un momento a otro el orco se tornó más cooperativo, soltó la información con mucha más fluidez y Códice pudo terminar el interrogatorio mucho mejor.

Al final el orco añadió en sulengua gutural: -Ah, las llaves están en la estatua, detrás del escudo, pero la razón de que estén allí es debido a que los enanos que construyeron esa fortaleza hicieron algo para que pisar cerca a la estatua, esta escupiera gas venenoso.

El orco se veía sincero y códice estaba seguro que no mentía, si lo dejaba ir, algo en su interior le decía que ese orco no lo traicionaría, pero si por el contrario insistían en que el orco debería acompañarlos, su temor arraigado contra Ulfe podría terminar con el conjuro.


Voluntariamente se ofreció a llevarlos hasta la chimenea por un sendero que él conocía, pero se negó a bajar.

Durante el ascenso hasta uno de los flancos del pico, Kraum meditó la propuesta del sacerdote, se limitó a gruñir pero no protestó, con lo poco que lo conocían eso parecía un indicio de aceptación.

El hueco de a chimenea no era muy grande, cualquiera podría bajar apoyando pues y manos con paredes opuestas (CD 10), pero ciertamente una cuerda facilitaría mucho el trabajo (CD 5). El agujero se veía negro hasta el fondo, donde unos pequeños destellos de fuego casi extinto titilaban al fondo, no había un fuego que los perjudicara durante el descenso y al ver la profundidad, una cuerda bastaba para descender. 

Una pequeña columna de humo salía de la chimenea, pero no era suficientemente espeso como para hacer más daño que una ligera irritación de ojos mientras descendían.

Durante unos instantes se quedaron en silencio, solamente escuchando lo que había en el fondo..... Un silencio sepulcral era lo único que se escuchaba.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Codice gasta un conjuro de hechizar persona.

Respecto al conjuro, cambio lo que dije más arriba: lo uso. Sé que puede sernos útil y que el hecho de que el máster me esté dejando recuperarlo quizás sea una señal de lo chungo que ve nuestra incipiente incursión, pero, si dejo huir al orco -y me parece una idea genial, un Códice más Códice que el que a mí me habría salido-, quiero hacerlo con la seguridad de que no nos traicionará, por improbable que parezca.

Cargando editor
26/08/2015, 00:08
Códice [PNJ]

Habiendo decidido que entrarían por las cocinas, pero sabiendo que no podían decidir nada más en firme hasta ver el lugar, se dirigieron hacia la chimenea. Códice guió a los demás por el camino que el orco le había indicado, que resultó bastante sencillo de seguir*. El gruñido de Kraum fue una señal clara de que el alguacil no se opondría a hablar con Ulfe, aunque Códice habría deseado más rotundidad.

Al comprobar la situación en la chimenea, Códice dio gracias a la Gran Diosa y a todos los dioses buenos por hacer que apena hubiera un poco de humo y unas brasas mortecinas. Podrían entrar sin problemas. Pero... ¿Quién iría primero a inspeccionar el terreno? Códice lanzó una elocuente mirada a Morgan: no quería pedirle que se pusiera en peligro, pero, de los que verían bien sin luz, ella parecía la más ágil.

Notas de juego

* He roleado como que el orco se ha ido antes para que esto encaje con lo que hemos roleado ya: me parece que queda mejor y confío en que el cambio no te moleste, máster. Si me he sobrepasado, pido perdón y lo cambio.

Cargando editor
26/08/2015, 16:16

Lentamente se prepararon para atar a la semiorca un nudo alrededor de sus caderas. El buen códice precavido que era (o quizá por algún otro sentimiento) revisó el nudo en más de dos ocasiones, no quería que nada raro le ocurriera.

El descenso fue lento pero seguro, Morgan llevaba sus armas desenfundadas a la espera de un enfrentamiento apenas llegara a las cocinas, un temblor recorrió su espina dorsal por las ansias que le provocaba un combate real.

Lirian y Dorn lideraban la bajada, ayudados por códice y Kraum. Rivoel se encontraba al borde de la chimenea con la vista puesta en sucompañera y a la espera de algún ruido..... Morgan no tardó en perderse de su vista.

****************************

Tras unos instantes, Rivoel sintió un tirón en la cuerda. Esperaba otro más, pero nunca llegó: Era seguro allá abajo!

Cargando editor
26/08/2015, 16:22

Una semiorca descendía desde la chimenea de la cocina en la que se encontraba Abrahel, con una cuerda atada a su cadera y sus armas desenfundadas, estaba dispuesta para el combate, pero la cocina se encontraba vacía.

Solo había una prisionera mujer, envuelta en harapos sucios, casi desnuda, pero no era humana, era una Tiefling, aquella raza que poseía sangre de demonios recorriendo sus venas. Morgan sintió cierta simpatía por la pobre prisionera atada, no podía imaginar lo que pudo haber sufrido como prisionera de aquellos orcos.

Morgan haló la cuerda una sola vez, señal de que no había peligro ahí abajo.

Notas de juego

Ojo con los destinatarios,  por el momento están solas.

Cargando editor
26/08/2015, 16:45
Abrahel Isthar [PNJ]

No sabía cuánto tiempo llevaba allí encerrada... ¿Días? ¿Dekhanas? El hedor del cadáver putrefacto del elfo le revolvía el estómago. Lo peor, era no haberle dado una sepultura digna... Malnacidos -pensó.

Pero no era cierto, lo peor para Abrahel era saber que todos sus amigos y compañeros habían perecido, que aquel malnacido hechicero la había utilizado a su merced y que ella, paladina de Torm, no había podido evitar aquellas tragedias.

-Códice...- murmuró, mas hacia un siglo que nadie le contestaba.

De pronto, escuchó un ruido de rozamiento proveniente de la chimenea. Se volvió con el ceño fruncido y vio, en la oscuridad, lo que parecía ser una semiorca. Sus músculos se tensaron, aunque la carne cada vez estaba más pegada a los huesos, seguía manteniendo su estatura y complexión. 

La intrusa la miró, pero no dijo nada. Abrahel se relajó un poco. Si fuera uno de sus captores, no habría entrado por la chimenea.

Evitando ser escuchada por los orcos del exterior, la tiflin habló en susurros: -¿Quién eres?

Cargando editor
26/08/2015, 22:48
Morgan, alias Shea

El ofrecimiento de Morgan fue bien acogido y no tardó en encontrarse con Códice delante suyo, revisando los nudos y mirándola con una frase detrás de los ojos. La mestiza elevó ligeramente las comisuras de sus labios y posó una de sus grandes manos en el hombro de su congénere.

-Sólo un par de cosas. -dijo mientras sacaba de una de las bolsas de su cinturón un pequeño trozo de madera negra y se la llevaba a la boca.

Miró hacia las distintas armas que poseía, desenfundó la daga de su cinturón y entregó la lanza a Rivoel mientras mascaba la raíz.

-Luego me la bajas. Un tirón todo despejado, dos que baje Don y tres tirar con fuerza. Nos vemos abajo.

Y sin más se puso al borde de la chimenea y esperó a que la cuerda estuviera tensada para comenzar a bajar, con los pies y la mano libre se mantendría lejos de las paredes.

- Tiradas (1)
Cargando editor
26/08/2015, 23:18
Morgan, alias Shea

Mientras la guerrera se deslizaba por la chimenea con todos los sentidos alerta le pareció escuchar un murmullo, se preparó para lo peor tensando el cuerpo y dispuesta a una actuación rápida, pero una mirada recorriendo la estancia le dijo que solo estaba "el prisionero", que resultó ser una mujer. Su estado hablaba de una mujer fuerte que había pasado por demasiado. Le vino a la mente otra mujer y otro lugar, su mandíbula se tensó -Animales...- aseguró la sala y dió un tirón de la cuerda mientras la desataba de su cintura.

-Amigos.

Susurró en respuesta echando una mirada hacia el conducto por el que había entrado, esperaba que el resto no tardase pues eso de hacer amistades no era lo suyo. Aún con la daga en la mano se acercó a la prisionera intentando no parecer una amenaza y cortó las cuerdas que la sujetaban. Al acabar echó una mirada alrededor buscando algo que sirviese para taparla mejor que el saco que ella tenía.

-¿Bebida, comida? -le preguntó llevando una mano hacia donde guardaba los alimentos.

Cargando editor
26/08/2015, 23:53
Rivoel Docanto

Llegados a la chimenea el plan parecía claro. Habían llegado en el mejor momento posible para ellos y el peor para los orcos. En pleno día y entrando por la chimenea el factor sorpresa estaba asegurado, siempre y cuando el primero que bajara lograra quitarse de encima al cocinero sin montar mucho escándalo. Y Rivoel no sería el elegido. Por suerte para el semielfo Códice cayó en la cuenta de que allí dentro todo estaría oscuro y que por tanto tendría que bajar primero alguien capaz de ver en la oscuridad. Morgan se ofreció y nadie la contradijo, pues sin duda parecía la mejor para realizar esa tarea. Antes de bajar la guerrera le tendió su lanza al bardo que apenas supo como cogerla.A punto estuvo de arruinar el plan cuando casi se le escurre el arma chimenea abajo, pues las manos de Rivoel empezaron a sudar a la vez que el corazón le palpitaba con fuerza. Podía notar el peligro y el riesgo que corría Morgan en sus propias carnes y eso empezó a atenazarle todo el cuerpo. Solo la lanza supo lo nervioso que estaba Rivoel cuando sus manos se aferraron al arma apretando hasta casi dejar sus huellas en la madera del mango. El descenso de Morgan se hizo eterno hasta que finalmente, un único tirón de la cuerda tranquilizó al semielfo, quien respiró hondo de alivio,  tratando  de calmarse. Esa era la señal de que no había peligro y podían bajar con tranquilidad. 

El bardo entregó la lanza al siguiente que bajó para que se la devolviera a su dueña. El aún nervioso Rivoel esperaba su turno mientras veía como sus compañeros bajaban fácilmente por el hueco. Sin embargo él no lo suponía tan fácil vistiendo esa armadura tan pesada que llevaba y se dirigió a Lirian con cierta preocupación - ¿Podrás bajarme como a Morgan? Nunca he escalado por una pared...

Notas de juego

Supongo que los cegatos humanos seremos los últimos, pero a mí me da igual el orden.