El augur (sacerdote) ha pronunciado la invocación a los dioses. El ayudante ha descargado un mazazo sobre la cabeza del buey, que ha caído muerto. Esto es un buen presagio. A continuación le han abierto las entrañas y han sacado el hígado. Un hígado con tres lóbulos... ¿Qué significa?
No importa demasiado. El legatus Vespasiano dice que es presagio favorable. Así que empezáis el embarge.
Hay un impresionante número de naves en el puerto de Boloña. Hilera tras hilera de soldados, esclavos y mulas se forman en la costa y van subiendo. Vosotros sois unos de ellos, unas hormigas en esta horda. A lo lejos los de vista más aguda podéis distinguir los blancos acantilados de Britania más allá del mar... Allí os espera la fortuna o la muerte.
El viaje dura un par de días asquerosos, apretujados como ovejas en un redil en la bodega de esa cáscara de nuez que amenaza con hundirse a cada ola. Vomitáis, maldecís y rezáis a partes iguales.
Por si fuera poco, al segundo día os pilla una tormenta... Más mala suerte y no nacéis. Las cuadernas del barco crujen como si fueran de corteza de abedul y la sentina se va llenando de agua.
Pero por lo menos se ve tierra a la vista. Lo malo es que no se ve ningún otro barco de la flota.
El centurión al mando decide desembarcar en una caleta que ofrece alguna protección y anclar la nave allí, a cubierto de los vientos. Se dan las ordenes pertinentes.
- Quintus, coge a tu contubernius y explorad el bosque. Sobretodo quiero que subáis a esa cima y veis si podéis divisar algún otro barco. No deben andar lejos.
¡Un buen presagio dijo! Pensaba para sí Fuscus viendo como las olas balanceaban el barco y lo hacían crujir de manera preocupante.
Una vez en tierra firme y viendo que eran los únicos en desembarcar, sólo esperaba que los britanos no se hubiesen percatado de su llegada, pues no serían suficientes para combatir.
Tras escuchar las órdenes, un vez el centurión hubo acabado, Quintus lanzó una mirada de circunstancia a Petreyus. Viniendo de quien venían la poca calma que poseía no pudo sino desaparecer, sobre todo después de semajante travesía. Finalmente, tras echar un vistazo a su alrededor y observar la cima y el bosque, se dirigió hacia su caput con gesto preocupado.
-Nos ha tocado. Sólo espero que esos árboles no alberguen mas que a Austro agitando sus ramas —le dijo mientras dirigía su rostro al mar.
-Hay que ir ligeros, es posible que nos toque correr Quintus.-mientras dejaba mis cosas en el suelo y agarraba con firmeza la lanza. -Estoy listo, cuando quieras.
El viaje no había sido nada agradable, a si que tener algo que hacer y poder despejar la cabeza, era algo que me vendría bien. Explorar no me gustaba mucho, pero era lo mejor que había que hacer por el momento.
Tras otear de lejos el bosque y la colina, no parecía que hubiera nadie para darnos problemas, pero ser cautelosos no estaría de más.
Petreyus ha dado una buena indicación. La armadura y el escudo os pueden salvar la vida en la batalla, pero el peso que suponen os puede arrastrar hasta el infierno cuando necesitéis velocidad o sigilo.
Así el escudo ovalado tiene las siguientes reglas:
El escudo ovalado, por su tamaño y refuerzos, es pesado y incomodo en terreno difícil. Da un malus de -2 a las tiradas de persecución y reduce el movimiento a 8 m/16 m por turno.
Todos podéis llevar tantos objetos como vuestra Fuerza +8. La armadura cuenta como tantos objetos como su valor de armadura (así un casco pesa 1, una coraza pesa 2). Armas a una mano pesan 1 un objeto y armas a dos manos (incluidos arcos y pila) pesan 2.
Llevar más que Fuerza +8 implica un -1 a todas las tiradas y moverse a la mitad que la velocidad de marcha.
Nadie puede llevar más que su fuerza +14.
Si tenéis la habilidad de Carga doblan la Fuerza para calcular esos límites.
Es posible dejar equipo atrás para recuperarlo luego o cambiar escudos ovalados por escudos más ligeros.
Quintus escuchó el sabio consejo de su compañero imitándolo en el gesto. Así, dejó junto a parte de su equipo el pesado escudo ovalado al que no se terminaba de acostumbrar. Se alzó, y tras hacer el ademán de colocarse el casco, se aseguró su espada al cinto.
-Vamos allá —musitó mientras agarraba con las dos manos el pilum.
Entiendo que si mi fuerza/poder es igual a 4, según mi ficha, debería de llevar casco, pilum, gladius y daga. Si existe la posibilidad de cambiar la daga por un escudo ligero que así sea.
Dejo la armadura segmentada y el escudo ovalado. Si puedo llevar un escudo ligero pues dejo también la daga. En caso afirmativo mi equipamiento sería: casco, pilum, gladius y escudo ligero.
Mientras la centuria va descargando la nave, os adentráis en el bosque britano. Por lo que sabéis, sois los primeros legionarios romanos en 100 años que están en esta isla desde que Julio César estuvo aquí.
Tras una hora de caminata por la espesa vegetación, conseguís llegar hasta la colina en cuestión. Desde su cima no conseguís divisar ningún barco. La maldita tormenta os ha debido desviar bastante de la flota. Estáis oteando aun y maldiciendo a Eolo, dios de los vientos, cuando veis a lo lejos algo que os hace agacharos. Un grupo de bárbaros se dirigen a un monolito en la base de la colina a un centenar de pasos de donde estáis vosotros. Son seis hombres y llevan una mujer pelirroja atada. El más estrafalario de todos, un anciano de barba y tunica blanca, la obliga a tenderse delante de la roca y empieza a entonar un cantico mientras empieza un cantico.
En el siguiente mensaje que pongáis indicadme lo que dejais y lo que lleváis. Si no, entiendo que vais con lo que pone en la ficha.
Los fuertes latidos del corazón, debido al miedo a ser descubiertos, se veían acrecentados por la intensa subida a través de la espesura. Sus presentimientos parecían cumplirse y aquella situación no presagiaba nada bueno. Lo último que necesitaban era ser descubiertos y no era una opción dejar escapar a nadie que pudiera dar la alerta. Ya escondido entre la maleza Quintus intentaba identificar cómo de armados iban aquellos hombres. Acto seguido echo una mirada a la caleta donde se encontraba la embarcación, preguntándose si sería posible que divisaran la misma.
El viaje había sido terriblemente cargante. Odiaba el mar, aunque no fuera a marearse ni a vomitar. Lo odiaba por incertidumbre, inmensidad, por todo ese azul plasmado hacia todos lados, sin una sola piedra que pisar. Por la mierda de comida marítima que podía probar. Por lo fácil que era que todo fuera al cuerno y se murieran ahogados, de la forma más patética posible, como simples bebés en un pozo...
La tormenta que les cayó no ayudó para nada. Sólo empeoró su ánimo, volviéndolo irascible y con pocas ganas de hablar. En alguna ocasión hasta pegó a algún legionario por pisarlo tras perder el equilibrio...
Finalmente llegaron a tierra. Estaba contento, por fin libre de todo ese agua. Nada más pisar el suelo arenoso de la bahía, saltó sólo para volver a hundir sus pies en la tierra. Se agachó y tomó un puñado de arena, sólo para apretarla en el puño y después tirarla. No parecía tener ninguna razón aparente, ni la tenía él. Simplemente tomó suelo y lo acarició como quien ama a una dama... Lo de tirar ya había sido un arrebato de furia por ser una tierra que no fuera suya.
Siguió a sus compañeros, armado con su lanza, su gladius y su daga, listo para cualquier problema.
Al llegar a la colina señalada, observó junto a los demás a los bárbaros y a su aparente presa. Había visto suficiente mundo como para saber que seis hombres podían hacer cosas horribles a una mujer.
-Hay que matarlos. Apresar al viejo, liberar a la presa. Evitaremos así que adviertan a otros, el viejo nos podrá dar información y la mujer servirá de guía por estas tierras. -susurró a sus compañeros, mientras se aferraba a su lanza- Pero si nos ven, echarán a correr. Tenemos que rodearlos. -miró a los demás. No había tiempo de "democratizar" sobre cuál elección era mejor. Veía que Quintus ya se había puesto en marcha, y los demás no tardarían. -Petreyus, tú conmigo por el flanco izquierdo, les rodeamos por detrás para cortar su huida. Los demás trazad un cuarto de círculo, haced que os presten atención a vosotros para que les podamos atacar por detrás. No os separéis demasiado, no les dejéis espacio para que escapen. Suerte.
Los miró expectante por unos momentos y después a Petreyus, clamando su atención. Se agachó y echó a andar siguiendo la trayectoria planeada. Rezaba a que hicieran caso antes de que los bárbaros se pudieran percatar de que había siete soldados en armadura brillante y llamativa sobre la colina...
I'm back!
Veamos, les saltamos encima o lo hacemos más bonito y planeado? ^^
Yo me llevo todo.
Los que sigáis el plan de Antonius tirad Destino (Dif 12). aplicaré modificadores según la armadura que llevéis.
¡Eh, que yo todavía no me he puesto en camino! Ni de broma voy contra seis sin saber a que me enfrento. Encima con una tirada de destino de dificultad 12, jajajaja.
Motivo: Plan
Tirada: 3d10
Dificultad: 12+
Resultado: 1(+4)=5, 2(+4)=6, 10(+4)=14 (Suma: 25)
Exitos: 1
xDD no por eso, por eso! Con esto, al menos los pillamos por sorpresa y tenemos alguna ventajilla:3
Y bien...yo he conseguido colarme (olé esos dos puntitos !!)
Motivo: Plan (el bueno)
Tirada: 3d6
Dificultad: 12+
Resultado: 8(+4)=12 (Exito)
Mecaaaagüen...
Menos mal que lo has dicho xD
Vaya, y me sale justito ...
Creo que son 2d6. Con 3d6 hasta yo que tengo bonificación +2 xD
Motivo: Plan(el bueno buenisimo)
Tirada: 2d6
Dificultad: 12+
Resultado: 10(+4)=14 (Exito)
Bien. Aplaudidme, me lo merezco ._.
Vaya. Si al final da igual, mismo resultado xD