Partida Rol por web

-Veamos. -Donatello toma la carta y después de revisar el sobre, lo abre y comienza a leer-. ¡Ja! -rie. Al parecer la carta le parece humorística.

-No se si Logan es un imbécil o cree que yo lo soy. -Te dice cuando termina de leer-. Intentando hacer tratos en nombre de su preciada Camarilla sin tener nada que ofrecer a cambio, solo amenazas. Deben estar desesperados si tuvieron que usarte para llegar a mi. Siento que te hayan hecho perder el tiempo, Pietro.

-Dime ¿paso algo digno de mención en el elíseo?

Me encogí de hombros. -En realidad, no.- Le contesté francamente a Donatello. -Llegaron más vástagos antiguos a la ciudad, pretendiendo hacerse con el principado.- Recordé a la mujer que había pedido que se reconstituya el consejo. -Algunos más estúpidos que otros. Sin embargo, Logan me quiso presentar a uno que podría ser interesante. No estoy seguro de su posición aun, pero al parecer, maneja una empresa que se dedica en seguridad sobrenatural. Y creo que hacen avances.- Hice una pausa para ver cómo le caía eso al jefe. -No pude preguntar mucho sin ser indiscreto.- En realidad, tenía más ganas de irme en ese momento. -Pero se su nombre y teléfono, si te intereza.-

Hice una pausa antes de preguntar -¿Qué dice la carta?- Eso si era ser indiscreto, pero quería ver si Donatello estaba dispuesto a contarme, a pesar de que yo ya lo sabía. Además, me aclararía por qué Logan estaba tan peleado con nuestro clan.

-Los Ventrue pretenden conseguir favores y servicios de nosotros; en resumen, que seamos sus perritos falderos. A cambio, nos ofrecen lo que ya es nuestro: legitimar nuestro control y domino de los puertos, el aeropuerto y la mafia. Alegan que de otra forma, cuando algún vástago de la Camarilla pretenda esos dominios, no harán nada para evitarlo. Pero la realidad es que aun si un vástago quisiera esos dominós, no podría tomarlos. Las sectas tienen siglos intentando quitarnos lo que es nuestro en esta ciudad y nunca lo han logrado. No sera diferente ahora.

Sabes que Donatello tiene razón. El clan Giovanni es, justo ahora, el clan mas fuerte de la ciudad, aun con tan pocos miembros. Están perfectamente organizados y son el clan mas influyente en el plano mortal.

-Así que últimamente he ignorado sus “invitaciones” al dialogo. -Continua Donatello-. Y ahora están preocupados. ¡Jajaja!

Hace la carta a un lado y frota su barbilla un momento.

-¿Así que nuevos antiguos eh? Supongo que iba a pasar tarde o temprano. La Camarilla de la ciudad esta llena de neonatos, aun muy verdes e idiotas. Es natural que envíen refuerzos. Tendremos que estar atentos, Pietro.

-Con razón Logan quería presentarme al vástago.- Le dije a Donatello. Ahora las cosas me quedaban más claras. Los Ventrue quieren otro contacto entre los Giovanni. -Por eso no me gusta la política.- Me sentía usado.

Cuando el jefe Giovanni me dijo lo de estar atentos me encogí de hombros. -Generalmente no me junto con otros vástagos. Mucho menos fuera del clan.- Después de todo, no los necesitaba para llevar a cabo mis experimentos. -Pero si me necesitas ya sabés donde encontrarme.-

Luego de esa pequeña charla, me fui levantando del asiento. -Bueno, si no hay nada más, me voy retirando entonces.- Dije finalmente.

Gracias por todo, Pietro. -Te dice Donatello, y se levanta para acompañarte a la puerta-. Ya iré pensando que hacer con esta Camarilla.

Al salir miras tu reloj y te das cuenta que estas a unas horas del amanecer.

Hice una mueca al ver la hora. No había podido avanzar nada en mis asuntos esta noche. -Pero al menos supongo que le hice un servicio al clan.- Pensé, intentando buscar consuelo en eso.

Mientras subía al auto me preguntaba qué habían estado haciendo mis ghouls. Le dije a Octavio que consiga un cadaver fresco, pero después de todo habría que ver qué tan fresco estaría para mañana. Bueno, tendría que servir. -También tengo que ver cuándo me junto con los acólitos, a ver si consigo más sangre.- Necesitaba alimentarme pronto. No se puede trabajar con el estómago vacío.

Al llegar a tu refugio y consultar con Octavio, te cuenta:

-Fue una noche lenta en la morgue, jefe. Al final tuvimos que salir a procurarnos un vagabundo. Su estado físico no es el mejor, pero servirá. ¿Que quiere que hagamos con el?

Sonreí a lo que escuchaba. Un espécimen vivo, por muy insalubre que sea, me serviría para alimentarme por hoy y dejarlo apenas vivo hasta mañana a la noche, para matarlo y que sea un cadaver lo suficientemente fresco. O dejarlo lo suficientemente mal para que muera durante el día y que esté más o menos fresco.

De todas formas, en las alcantarillas de mi refugio nadie lo oiría gritar. Solo quedaba saber si estaba lo suficientemente sano. Pero eso me lo diría con dominación. -Llevalo abajo, a mi habitación en las cloacas.- Le dije a Octavio, mientras me preparaba para bajar, pero antes me fijaba la hora para saber si disponpía de unos minutos para hacer esto rápido.

Octavio te deja al vago tirado en una esquina de tu cuarto. Inconsciente.

Fruncí el seño al acercarme al vagabundo. Olía a meados y sudor, pero eso no era más que una ligera preocupación. Generalmente, los cuerpos con los que trataba olían peor. Agarré la mano del hombre. Generalmente necesitaba contacto visual para dar órdenes con dominación, pero yo era lo suficientemente poderoso como para no tener que hacerlo. -Despiértate.- Le dije. -Y guarda silencio.- Era probable que esta parte no entre en la orden, pero odiaba cuando gritaban.

El vagabundo se despierta solamente por la fuerza de tu orden. Esta bastante alcoholizado. Obedece también tu segunda orden, aunque te queda claro que no la necesitaba, ahora que lo vez; no tiene la menor idea de lo que pasa.

Y ahí un aroma que no había percibido antes, alcohol. Cerré los ojos y le ordené que se vuelva a dormir. No iba a emborracharme, iba en contra de mi pensamiento. -De todas formas, ahora que sentí la penosa fuerza de voluntad del vagabundo, se que no va a poder contrarrestar mi orden en mucho tiempo.- Pensé. De hecho, era muy probable que duerma toda la noche, y estaba seguro que para cuando lo despierte ya no estaría borracho.

Pensando en esto, decidí que era hora de cerrar los ojos por esta noche. El día estaba a pocos minutos y quería acomodarme en mi cama antes de caer dormido.

El dia transcurre sin incidentes y te despiertas una noche mas.

El vagabundo esta tal y como lo dejaste.

Me tomo un momento para despertarme. Había dormido en una posición un poco incómoda, a pesar de que eso obviamente no me despertó en ningún momento, y no había tenido tiempo de ordenar mis cosas antes de acostarme, por lo que lo que llevaba la noche anterior estaba tirado a los pies de la cama.

Una vez que terminé de agarrar esas cosas y de vestirme me acerqué al vagabundo, quien seguía ahí. Ni me molesté en despertarlo. Simplemente le clavé los dientes y procedí a vaciarlo, pensando en cómo me ayudaría con mis rituales su cuerpo.
 

Hora de trabajar. Agarré el cuerpo y lo llevé hasta una habitación que usaba para mis investigaciones. Lo dejé en una mesa bastante ensangrentada donde trabajaba. Por suerte el secar completamente este haría que no manche nada más.

Luego procedí a buscar mis herramientas mientras pensaba. -Es una pena que no tenga vitae de más. Facilmente podría haber usado este espécimen para ser convertido en vástago, alimentarlo y asesinarlo otra vez para usar su sangre sobrenatural.- No es que no lo haya hecho antes. De hecho, eso era lo que impulsaba, todavía no había intentado todo lo que me gustaría hacer con vitae vampírica y esa era la mejor forma de conseguirla.

Pero suficiente de eso, tenía que enfocarme en lo que tenía delante. Hora de empezar a trabajar.

Te pasas horas en tu laboratorio, como es usual cuando estas experimentando. En esta ocasión te concentras en aspectos mas mundanos de la muerte, en particular los cambios en el cuerpo humano después de la muerte. Al terminar, aun quedan muchas partes útiles del cuerpo que seguramente podrás usar en futuros rituales.

Descubres para tu sorpresa que aun no es ni media noche cuando acabas. Últimamente tus experimentos no ocupaban tanto de tu tiempo como antaño, así que en estos últimos meses te encuentras pensando que seria buena idea encontrarte un pasatiempo. ¿Era esto lo que le pasaba a los mas antiguos entre los vástagos? ¿La monotonía de los siglos obligandolos a buscar entretenimientos cada vez mas peligrosos y descabellados?

Pensando en esto te vienen a la mente algunas opciones. Recordabas que tu aliado Nosferatu, Carroña, te había mencionado que podría poner tus habilidades a buen uso para investigar una especie de misterio en las cloacas de la ciudad. Pero parecía renuente a decirte toda la historia.

Por otra parte, Alexander se había pasado los últimos meses buscando la forma de acceder al lugar del trágico incidente del 9-11 con el plan de capturar a los miles de espíritus que seguramente ahí seguían atrapados. Tal vez podrías ayudarlo

Y desde luego, siempre podías ir a con Donatello y ver en que forma podías ayudar al clan.

Después de que mandé a Octavio a guardar el cadaver me senté en uno de los sillones de la casa, preguntándome qué haría ahora. -Así que así se siente llegar a los 200 de no-vida.- Pensé con algo de melancolía, lo que ya de por si era muy raro en mi. Pensaba que había dejado mis emociones en cuanto entré en la Senda de los Huesos. -Tal vez solo los puse en segundo plano.- Eso me preocupaba un poco. Las emociones acarriaban apego, lo cual no podía permitirme. -Tengo que analizar bien cómo sigue esta situación. Mientras tanto buscaré algo para hacer.-

Me levanté y agarré mi celular. Hacía tiempo que no le pegaba un llamado a Carroña, y no podía permitirme perder de un aliado Nosferatu. Especialmente cuando algunos miraban mal el que mi refugio llegue a las cañerias. Marqué el número del vástago. De alguna forma, siempre tenía recepción en las cloacas siempre que lo llame. Una vez que conteste, le preguntaría exactamente qué quería de mi.

-¿Pietro? -escuchas la voz gutural de Carroña-. Joder, pensé que nunca me llamarías.

-Lo que quiero de ti es que me ayudes. ¿podemos vernos en algún lugar en las cloacas? Esto no esta para discutirse por teléfono. ¿Te parece bien debajo de los muelles del Bronx?

Las cloacas de la ciudad no te eran desconocidas y desde tu refugio podías llegar en una media hora a los muelles, ya sea caminando por las calles o por los grandes túneles fluviales que conectaban con tu refugio.

-No se puede decir que no devuelva los favores.- Le dije al Nosferatu. Varias veces le había pegado una llamada para saber rápidamente sobre algo o alguien. Y en el mundo de los vástagos, esas cosas había que pagarlas, mejor temprano que tarde.

Corté la comunicación y me vestí. No me puse mis mejores ropas, sabiendo que iba a las alcantarillas, sino algo un poco menos producido. Decidí que caminaría por Bronx en lugar de tomar la ruta subterranea. No quería encontrarme con nadie del mismo clan de Carroña en el transcurso del viaje. Nunca me olvidaba que no era bien recibido fuera de mis dominios.

Les avisé a mis ghouls que iba a salir antes de abrir y la puerta y por fin me fuí.