El caballero os presenta ante el enano, que está más pendiente de su libro que de vuestra presencia.
"Estos son los que nos han prestado la ayuda. No son los cazadores que pedimos... pero han resultado ser igual de provechosos. Tu dirás cuanto dinero les debemos." - Comenta Azoriam.
Al escuchar la palabra dinero, el enano contable deja de escribir y os mira.
"Hmmm... vale." - Os contesta con su voz ronca. - "Eran unas 340 monedas de oro... vamos a ello."
Con bastante esfuerzo, el contable abre la cámara del tesoro lo suficiente como para entrar él y no mostraros mucho, cerrando tras su paso. A los cinco minutos sale de nuevo, pero esta vez podéis observar por un breve instante el interior; hay montañas de oro, además de extraños objetos.
Con una gran bolsa en la mano, el enano empieza a contar despacio el dinero moneda a moneda. Drotir, que lleva dos mochilas, se descuelga una y la acerca al enano.
"Juntémoslo todo, es mejor tener todo el dinero en un sitio. Después lo repartiremos, el elfo dejo bastante oro antes de irse." - Os dice Drotir.
Una vez recibís el dinero, os escoltan a la salida. Azoriam se despide mientras los guardias os llevan a las afueras del templo. Ya cruzado el puente, continúais a la ciudad.
"Ahora solo hay que encontrar esa dichosa posada..." - Comenta Drotir, veis que esta haciendo bastante esfuerzo para aguantar el peso de ambas mochilas.
-Entonces no tenemos mucho mas que hacer. Te acompañare entonces Acharl
Te metes en la primera taberna que encuentras. No tiene nada de especial salvo la multitud de razas que pululan por allí.
Pues tu dirás qué quieres hacer, no hace falta que pongamos 3 mensajes para una bebida, ve directo al grano.
El gnomo entró en el local y se dirigió directamente a la barra, escaló el taburete y se sentó en él.
- Buenas tardes - saludó al tabernero - querría una pinta de cerveza bien fría... hoy ha está siendo un día complicado. Por cierto - añadió Specullo - ¿sabe de algún buen mago que pudiera aceptar un aprendiz? Y, por favor, ni me mencione al tendero de la botica mágica de la esquina... ya he tenido suficientes tentáculos y escalofríos por hoy. - concluyó estremeciéndose al recordar la incómoda situación.
- Bueno, salgamos y veamos si hay alguna escolta esperándonos. Si no quieren hablar con nosotros les podemos esperar en alguna taberna.
-A mi me gustaría ir a una tienda de objetos mágicos. Mi báculo no es el que era...-
"¿Seguros que quieren que yo vaya a una taberna?" Pregunto preocupado por mi apariencia "Los tieflings no son muy bienvenidos en ningún lugar"
-Tápate ezoz cuernoz y liztoz -digo sin darle más importancia y, tras despedirme con un gesto de la cabeza tosco pero respetuoso del enano, salgo de la sala.
-Por mí bien, anciano, ssi a Drotir no le importa.- carraspeo un poco antes de dirigirme al enano -Se oss ve fatigado con tanto peso, quizás podría ayudarosss con esas bolsas. - hago una pausa, risueño.- Podéis estar tranquiloss, esta vez no necesssito dinero y no pienso llevarme nada... estoy hasta pensando en darle mi parte al gnomo... quizásss... asssí ...deje de ser tan llorón y pueda centrarse de una puta vezzz en lo que de verdadzz importa. Al fin y al cabo, vamos a morir en esa fortaleza, y los muertosss no necesitan dinero. Al no ser que sean un liche ¿verdad Fausto?- digo acompañando de una ligera palmada en el hombro del anciano, no se vaya a romper algún hueso, y una sincera carcajada.
"No va a hacer falta, no te preocupes. En Yzravil no hay problema con los cuernos, puedes ir libremente."
"Me importa tres kozi que hayas robado el dinero antes. El problema lo formaron ellos... empezar a atacarse en medio de una taberna decía mucho de como eran... y tu, Fausto, olvídate de beber mientras estemos aquí. Eres más peligroso que el ocoltizal al que mi primo Boldogi se enfrentó, si es algo más viejo."
El enano se afianza las dos mochilas.
"De todas formas, está bien qué lo reconozcas, me deja más tranquilo. Y me interesa que te equipes bien, según me han contado te has ocupado de gran parte de los kreros, eres una de las mejores bazas del grupo."
Avanzáis por las calles de Yzravil. Están muy concurridas por todo tipo de criaturas, sobretodo mercaderes ambulantes que proclaman a viva voz sus productos.
Tras un tiempo buscando una tienda de magia, os topáis con una. Entráis.
La tienda rebosa de amuletos, objetos extraños y artefactos mágicos.
"¿Qué puedo hacer por vosotros?" - Dice el humano tras el mostrador.
Sin mucho más que hacer salvo ir a beber, os despedís de Ilstat y vais a la sierpe verde. El lugar se encuentra en un distrito de la ciudad con muchos Gaet'za, aún así el lugar está concurrido con más razas de mala muerte, como goblins, drows o tieflings. Aún así es un sitio con la estética cuidada y cierta tranquilidad.
Nerbar, Crispado y Acharl se van al lugar de siempre, aunque no ven a Quikk ni a Naldrin. Kythos va con ellos.
La sierpe verde estaba regida por un contacto de Orfen llamado Sessar. Es un Gaet'za muy tranquilo en comparación a su gente, aunque igual de fiero cuando alguien crea problemas en su establecimiento.
Os ha proporcionado habitaciones y comida gratis, al igual que bebida ilimitada; Orfen lo paga todo. Se encarga de proporcionar información de Yzravil y de los suburbios de la ciudad a la máscara ocre, es uno de sus agentes.
El tabernero Gaet'za se acerca a vuestra mesa una vez os sentáis.
"Ssssupongo que lo de sssiempre. Veo que teneiss un nuevo amiguito." - El lagarto se acerca y mira a Kythos fijamente. - "¿Qué va a ssserrr?"
-Primero esperaremos a nuestros compañeros... mientras comemos. Asi que si, lo de siempre.
Le digo al tabernero, indicandole que me sirva su especialidad.
-Zírvenoz cuatro jarraz de cerveza para empezar. Mmm... ¿vozotroz queréiz algo? ¿Cerveza también?
Mientras te prepara la cerveza el tabernero se ríe. - "Ya sé de que tienda habláis. Como no os alistéis al ejercito de magos de Yzravil, dudo que encontréis a alguien que os enseñe aquí." - Pagas tu bebida y el tabernero se retira a atender a otros clientes.
Te encuentras absorto en tus pensamientos, cuando ves que Dalan entra por la puerta y la gente de alrededor le pide que cuente las últimas nuevas.
Has gastado 3 monedas de cobre. Tienes 80 monedas de oro, 4 de plata y 7 de cobre.
Cojo mi bebida y me acerco al semielfo para escuchar lo que tenga que decir, apoyándome en una pared cercana tratando de no llamar demasiado la atención.